Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tigre de Bengala por RyuStark

[Reviews - 200]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola bebés <3

Me da mucho gusto que a varios de ustedes les esté gustando el Fic, gracias por el cariño en serio. :’3 <3 Y ya hablando de ello, les traigo romance esponjoso, ¡AkaKuro!, drama leve y smut. Oh sí, por fin está pasando TAT

Nos leemos en las notas finales con información importante :D ¡Disfrútenlo!

--Kagami T.--

—¡Ah! ¡La encontré!Levanto la agenda telefónica que por fin he encontrado entre las cosas de Daiki y se la muestro a Kuroko que está en el comedor para dársela. —Sería raro hablarle a Murasakibara o a Kise que ya me conocen y ni hablar del Dr. Midorima. Pero este tal Akashi Seijuuro podría ser la opción.

—Kagami-kun ¿Estás seguro de esto? Aomine-kun te dijo claramente que no quería verlos. No creo que deberías insistir.

Suspiro y me siento junto a él pensándomelo todo. —Kuroko mira a tu alrededor ¿Qué ves? —Mi mejor amigo mira en todas direcciones como no comprendiendo.

—No veo nada.

—Exacto, nada, no hay absolutamente nada. Este es el hogar de Aomine y sin embargo está vacío, como si recién hubiera llegado cuando en realidad lleva años enteros viviendo aquí. ¿Comprendes? No hay fotos familiares, sé que no tiene hermanos, pero dios, ni siquiera una foto de su madre tiene. Aquel álbum que me mostró se ve que lo tenía sepultado entre polvo y olvido.

Es obvio que este lugar lo ha ocupado sólo para dormir y no debería ser así. Porque es como si no existiera, como si no tuviera presencia ni en su propio hogar y no me gusta. Me pone triste pensar lo solo que ha estado todo este tiempo. Pero en esas fotos que me mostró, carajo, la forma en que sonreía. Las sonrisas que me da ahora son porque está enamorado de mí, pero esas otras sonrisas sinceras son para sus amigos. Quiero que vuelva a sentir que tiene a alguien aparte de mí.

Kuroko, Aomine me ha ayudado tanto, esto es lo mínimo que puedo hacer por él.

—Kagami-kun has madurado tanto en tan poco tiempo, estoy orgulloso de ti.

Le sonrío a Kuroko que se aclara la voz y me extiende su mano, haciéndome sonreír y pasarle el teléfono y la agenda. —Recuerda, hazlo como lo ensayamos.

—Sí, sí, pero si sale mal lo dejaremos ¿Está claro?

—Bien. Finalmente Kuroko marca el número y pone el alta voz. Suena en espera un par de ocasiones pero finalmente contestan.

—Buenas tardes, habla al despacho de Akashi Seijuuro ¿En qué le puedo servir?

—Buenas tardes señorita, quisiera que le dejara un mensaje importante a Akashi-san de parte de su amigo Aomine Daiki. Dígale que lo necesito ver urgentemente, de ser posible hoy a las seis de la tarde en el café frente al cruce de Shibuya. Gracias.

De inmediato Kuroko cuelga para no dejar replicar a la mujer. —Ya está, ¡Seguro que irá!

—Esperemos que sí Kagami-kun, sino estaremos como tontos esperando al hombre de negocios.

—Irá, Daiki me contó que ese tal Akashi era el capitán de su equipo y el que siempre estaba tras todos para ponerlos en orden. Así que cuando escuche que es “urgente” aun de un antiguo amigo irá sin pensarlo. Kuroko me hace una mueca de ‘Ojalá’ y sin más me acompaña por el resto del día a hacer un par de encomiendas y a comer fuera, hasta que se llega la hora del encuentro.

Una vez en el café Kuroko se sienta a mi lado y mira su reloj.

—Ya pasan de las seis Kagami-kun, creí que los hombres de negocios eran puntales.

—Ya no debe de tardar. Tal vez tenía una junta y viene retrasado.

—¿Si quiera sabes cómo luce el tal Akashi?

—Uh…es pelirrojo y sus ojos son de diferente color, es lo que recuerdo de la foto. Ah, y es un enano. —Kuroko me da un codazo como no queriendo por lo último. —Ugh lo era. Quizás ya creció…como tú. —Me rio ante eso, recibiendo de nuevo un codazo que me hace gruñir.

—¿Ese no es Akashi-kun?

Kuroko me señala a un tipo pelirrojo que ha entrado al local, y que de enano ya no tienen nada, ahora buscando con la mirada hacia las mesas. Oh mierda, es él. De inmediato levanto la mano y le hago señas. Akashi me mira con un toque de curiosidad y desconfianza pero no duda en acercarse.

—¿Ustedes son?

—Él es mi amigo Kuroko Tetsuya y yo soy Kagami Taiga, el novio de Aomine Daiki. —Apenas menciono a Aomine el hombre se sienta frente a nosotros. A simple vista tiene apariencia de magnate hombre de negocios, si llegué a creer que Aomine lucia refinado, este tipo supera todo.

—Ya veo, ¿Tú me llamaste ‘Taiga’?

—A decir verdad fue él. Le señalo a Kuroko que nos ignora viendo por la ventana.

—El mensaje decía que era urgente, ¿Daiki está bien?

—Oh sí, bien, está bien. El hombre me mira como no comprendiendo mientras yo intento formular algo coherente. Mierda, en mi mente todo salía de maravilla y ahora no sé qué decir. De verdad que hablar con extraños no es lo mío.

—Buenas tardes, ¿Les puedo tomar su orden? —Pregunta la mesera.

—Para mí na…

—Tres batidos de vainilla extra grandes por favor. —Kuroko interrumpe la orden de Akashi, sorprendiéndolo y haciéndolo enfocar su mirada en él. Kuroko por su lado ni se inmuta mejor pegándose más a mí.

—Vaya estoy confundido Taiga, me da gusto conocerte y saber que hay alguien cuidando de Daiki, pero si él está bien, entonces ¿Para qué me llamaste?

—Bueno él…cómo decirlo, será su cumpleaños en un par de meses.

—Lo sé, y le enviaré un regalo como cada año sin falta.

—Eso es muy detallista pero me preguntaba si tú…uh, carajo. Sé que aparte de ti solía ser amigo de Kise, Murasakibara y Midorima. Y…ya ha pasado tiempo desde que se vieron, pero si están muy ocupados yo entenderé. Pero bueno…eh.

—Akashi-kun, lo que Kagami-kun quiere es hacer una reunión de todos los amigos de Aomine-kun como una sorpresa de cumpleaños. Y quiere que seas tú quien los reúna a todos ¿Puedes ayudarlo?

—¡Kuroko! Le grito a mi amigo el delicado que ha dejado impactado a Akashi, mientras que él jala a prisa una de las malteadas que han llegado a la mesa para bebérsela como si nada.

—Akashi lo siento, eso fue muy directo, pero sí, en pocas palabras me gustaría que me ayudaras a reunirlos. Sé que no te doy opción, pero quiero ver a Aomine feliz. Y aunque no sé porque se hayan distanciado tanto, me gustaría que estuvieran con él ese día. ¿Podrías ayudarme por favor?

Akashi me mira con intensidad, quizás analizándome y tomándose su tiempo, inclusive recargándose en su asiento y cruzándose de brazos. Tiene un aura densa, poderosa e intensa que logra intimidarme. Ya veo porque le dicen el emperador.

—¿Akashi-kun, vas a tomarte eso? ¿No? Yo lo haré por ti.

Kuroko rompe la tensión quitándole su malteada a Akashi, que de nuevo lo ve sorprendido mientras mi amigo se la bebe sin remordimiento. —¿Y bien? ¿Me ayudarás? —Akashi que se encontraba enfocado en Kuroko ahora me mira algo más relajado.

—Claro, ¿Por qué no? Daiki siempre fue rebelde y un tanto egocéntrico, pero un buen y leal chico aparte de un excelente amigo. Así que te ayudaré, no te preocupes por nada Taiga que yo me encargaré de reunir a todos para el día de su cumpleaños.

—¡¿En serio?! ¡Gracias! Ya vengo. Akashi asiente mientras yo me levanto para ir al baño y casi gritar de la emoción. Oh dios, lo hice, sobreviví a haber emboscado a Akashi Seijuuro sin morir en el intento.

Así que apenas me lavo las manos y el rostro regreso encontrándome con un Akashi riéndose y con un Kuroko sonriendo, pero apenas mi amigo me ve, regresa a su misma expresión nula. No sé qué pasa aquí, pero me dieron escalofríos.

—Bien, ahora debo irme Taiga. Llámame al final de la semana y te diré si conseguí contactar a todos.

Akashi se levanta y yo igual para estrechar su mano.—Gracias por todo, en serio. Daiki estará feliz de verlos.

—Lo mismo pienso Taiga.

Esta vez Akashi mira a Kuroko que sigue sentado; Akashi le tiende su mano, pero mi amigo más que su mano le da un sobre de azúcar.

—Adiós Akashi-kun.

Akashi sonríe y se aclara la voz. —Espero verte muy pronto Tetsuya.

—Quisiera poder decir lo mismo, pero preferiría que no.

Akashi se va sonriente mientras yo me siento junto a Kuroko. —Oye, oye ¿Qué fue eso? ¿Estabas coqueteando con Akashi?

—Corrección Kagami-kun, él me coqueteaba, yo simplemente le di azúcar para que se quite lo amargado y de paso no se cruce más en mi camino.

—Oh vamos no es feo, algo grande sí, como Aomine, pero tiene…uh ¿Encanto, dinero y poder?

—No Kagami-kun, no saldré con el amigo de tu novio. Así que seguirás siendo el único al que le gusten “grandes, con encanto, dinero y poder”.

—¡Kuroko! Mi amigo me sonríe divertido mientras yo sorbo mi bebida notando que está vacía. —¿Cuándo te lo tomaste? Ugh, olvídalo. Ahora vámonos, te acompañaré a que tomes el tren y luego me iré a recoger a Aomine.

—Kagami-kun cuan atrevido estás estos últimos días. Así que hoy llegarás a la estación de policía y preguntarás por tu novio el detective.

—¿Ya te dije que te odio? —Kuroko como el diablillo que es asiente y sonríe mientras salimos del lugar; notando que la cuenta ya está pagada. —Vaya, alguien quiere quedar bien contigo. Le gustas a Akashi, lo sé.

—Para quedar bien conmigo, Akashi-kun tendría que comprarme una fábrica entera de batidos de vainilla. Pero ni así estaría feliz, porque si llegará a hacerlo lo rechazaría.

—Ya entendí, el punto es rechazar a Akashi.

—Así es. Por cierto Kagami-kun, recuerda que tu padre volverá de nuevo en unas semanas. Se quedó tranquilo cuando le dije que estabas conmigo. Pero tarde que temprano tendrás que enfrentarlo junto a Aomine-kun.

—Lo sé carajo.

—Solo digo, y algo más. Kagami-kun, no olvides tus medicinas.

—Sí madre. Me despido de mi amigo, prometiendo vernos casi de inmediato y alejándome de la estación de tren. Me quedaría bien tomar uno que me deje en la estación de Too, pero quiero caminar un poco.

Será que hoy me siento de maravilla, mi mente está despejada, el medicamento de la mañana no ha tenido efectos que mencionar y además la vista en esta área de la ciudad es de lo más bonita. Montones de edificios, más anuncios y escaparates se han iluminado dándole ese halo neón a la noche. Y ya que es viernes, los bares y restaurantes se encuentran hasta el tope.

Sonrío conforme avanzo mirando los lugares y las aceras llenas, finalmente sintiéndome un chico normal que va a recoger a su novio para disfrutar el fin de semana.

Normalmente estaría encerrado en casa, solo, viendo partidos o tonteando en internet hasta que el sueño me ganará con la esperanza de que mi mente no explotara. Pero ya no más, porque ahora sé que hay vida a fuera de esa prisión llamada cama.

La temperatura ha bajado por lo que me abrigo un poco más con la chaqueta que tome prestada de la ropa de Aomine, sé que no le molestará. O eso pienso mientras veo que a un par de metros ya se ve el enorme cuartel de policía; cuando de repente algo, no, alguien llama mi atención.

Mi corazón se estruja y una fea angustia se propaga por mi garganta creando un cruel nudo que me deja catatónico. Aquí, frente a mí a unos veinte metros, viene caminando Aomine con una chica de cabello rosado y un vestido obsceno colgada de su brazo. Aomine viene riéndose y me sorprendo al ver que la chica no duda en besarle una mejilla para luego abrazarse más a él.

¿Quién…quién es ella? ¿Y por qué Aomine no la despega?

De inmediato corro a ocultarme tras un árbol para estrujarme el pecho. No debí haber salido, no debí haber visto eso. Sé que seguramente tiene una explicación, pero no puedo evitar sentirme mal. Creo que…jugar al chico normal no me gusta tanto después de todo. Tal vez si debería permanecer en casa.

---Aomine D.---

—¿Puedes soltarme ya? Me preocupa que me vean contigo Satsuki.

—¿Por qué? ¿Temes que digan que sales con una belleza y nadie te lo crea Dai-chan?

—¿Bromeas? Sería la burla, eres horrible. Fea como el trasero de un mono. De inmediato mi amiga de la infancia no duda en jalarme la perilla haciéndome gruñir. —Mierda, ¿Qué tienen tú y Kagami con jalonearme siempre de ahí?

—Dai-chan es un grosero. Y ah, hablando de Kagamin, sigo enojada contigo.

—¿Kagamin? Ni siquiera lo conoces.

—¡Eso es lo que más me molesta! Dai-chan, somos mejores amigos, casi hermanos. Y tú…¡Tú tonto! Tuviste el descaro de ocultarme que estabas saliendo con alguien ¡Y por más de un año! ¡Y no solo eso, sino que ahora viven juntos y estás enamorado de él como nunca! ¡Exijo conocerlo inmediatamente!

—Ya te dije que no. Tienes que darle tiempo. Kagami es fuerte y determinado, pero a la vez algo…sensible ¿Sí? Te prometo que pronto te lo presentaré. Pero ahora dame un descanso, no quiero asustarlo cuando vea que mi mejor amiga escapó de un zoológico de animales salvajes.

—¡Dai-chan!

Ambos nos reímos mientras ella me jalonea la cara y finalmente se pega más a mí abrazándome porque tiene frío. Porque claro, prefiere morir congelada luciendo su ropa cara. Juro que no entiendo a las mujeres a veces.

—¿Tienes un cigarrillo?

—Nah, ya lo deje. —Lo digo como si nada sorprendiendo a Satsuki.

—¿Qué? ¿Quién eres y qué le hiciste a mi Dai-chan?

Ruedo los malditos ojos mientras Satsuki me esculca cada bolsillo posible. —Ya lo deje ¿Sí? A Kagami no le gusta que fume.

—Cuando yo te dije que dejarás de fumar me mandaste muy lejos, pero cuando Kagamin te lo pide, dices que sí ¿Y ya? ¿Así de fácil?

—Cierra la boca, me gusta tenerlo feliz. Porque Kagami feliz, es igual a Daiki viendo su lindo rostro y enorme trasero cada mañana.

—Dai-chan…estás tan enamorado.

—Muchísimo más que tú de tu último marido sí.

—¡Moo! Creí que este sería el indicado sabes.

—Yo también, dicen que el tercero es la vencida, pero tú ya vas en el cuarto. Pobre del siguiente.

—No quiero hablar de ello. Aunque ¿Ya olvidaste lo que prometimos a los veinte? Dijimos que si para los treinta y cinco ninguno estaba casado o encontraba el amor verdadero, tú y yo nos casaríamos ¿Recuerdas? Empiezo a pensar que tú serás el número cinco Dai-chan.

—Carajo, ¿Aun recuerdas eso? ¿Qué no estábamos ebrios? Bueno pues no gracias. Aún quedan poco más de dos años para los terribles treinta y cinco, y en ese plazo pienso hacer que Kagami se case conmigo.

—Estás bromeando. ¡¿Te le vas a proponer?!

—Pronto… mañana, el próximo mes, no lo sé. Pero lo que sí sé, es que él es el indicado. Y quiero que se case conmigo. Carajo, y eso que todavía ni siquiera hemos follado.Al instante Satsuki se detiene de golpe y me ve con la boca abierta. Aquí va la loca y sus dramas.

—¡Eres un impostor! ¡El Dai-chan que conozco comprueba cuerpos antes que sentimientos!

—Bueno pues ese Dai-chan debe ser un verdadero estúpido e imbécil.

—Oh Dai-chan, jamás creí que este momento llegaría. Tú bien sabes que nadie más que yo ha creído tanto en el amor verdadero. De hecho, hablas como yo cuando conocí a mi primer marido. Y amigo, déjame decirte que…estás tan jodido.

Pongo los malditos ojos en blanco, pero como siempre terminamos riéndonos torpemente hasta que veo la hora en mi reloj. —Oh mierda, ya es muy tarde. Kagami debe estar esperándome. Lo siento Satsuki no puedo llevarte a tu casa, pero ¿Llámeme luego sí? ¡Y nada de enamorarte o casarte con el primer idiota que se te cruce en el camino! Mi amiga refunfuña, pero termina sonriéndome y despidiéndose de mí que corro a toda prisa.

Me meto a mi auto y salgo volando. Sé que no debería hacerlo, pero encender la sirena en momentos así siempre es de ayuda.

Ya en el elevador del edificio jamás se me habían hecho tan eternos quince pisos. Pero apenas entro a mi departamento sonrío porque lo veré. —¡Hey Kagami, tu candente novio ha llegado!— Nadie me responde, pero oigo ruido en la habitación.

En el trayecto miro que en el comedor y la cocina todo está apagado. Quizás hoy no le apeteció cocinar, bueno pues lo llevaré a cenar. Ya en mi habitación entro encontrándomelo en la cama sepultado bajo mil cobijas entre la oscuridad. Y sé que es él porque es un bulto enorme.

—¿Kagami? Hey, ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?Se lo digo preocupado mientras me siento a su lado, destapándolo un poco y encendiendo la lamparita de la mesita de noche.

—No tengo na…nada. Déjame solo.Se vuelve a cubrir totalmente.

—¿Por qué?

—Solo quiero estar solo. — Su voz no suena muy bien, algo pesada y hasta llorosa. ¿De qué carajos me perdí?

—Vamos háblame, ¿Qué te pasa? Es viernes hay que ir a cenar, también podemos ir al cine. O yo que sé, a bailar, lo que quieras. Pero si quieres que nos quedemos también está bien. Mañana te llevaré al Maji Burger y podríamos jugar un poco en las canchas del parque. ¿Te gustaría eso? —Se lo digo nervioso, porque no me ha contestado y se rehúsa a darme la cara. —Tigre de bengala, sino me dices que mierda pasa no adivino las cosas.

—¡Mentiroso! ¡Eres un mentiroso! ¡Eso es lo que pasa!

 

---Kagami T.---

—¡¿De qué hablas?!

—¡Ugh, te lo ganaste! —Me destapo y salgo de la cama poniéndome de pie, al igual que él para encararnos. —Escúchame bien idiota, puedo ser joven, estar loco y muchos defectos más, pero no soy estúpido como para no saber cuándo me mienten.

—¡¿A qué jodidos te refieres?!

—¡Bastardo infiel, no te hagas el desentendido ahora que te vi! —Apenas lo grito los ojos de Aomine se salen de órbita mientras su boca se abre. Y aunque ponga su cara de incrédulo, ahora estoy muy enojado.

—¿Infiel? ¿Y con quién se supone que te soy infiel genio?

—¿Qué con quién? ¿En serio Aomine? ¿Me dirás qué no sabes quién es la resbalosa de pelo rosa y vestido fácil que se te estaba colgando afuera de la estación?  Daiki abre los ojos aún más, pero casi al instante comienza a carcajearse terminando de molestarme.

—¡¿Qué es tan gracioso imbécil?! ¡¿Te da risa jugar conmigo?! ¡Voy a matarte! —Lo tomo del cuello de la camisa, pero él rápido se suelta y seca las lágrimas que habían empezado a brotar de sus ojos de la risa.

—Mierda, lo siento pero fue muy gracioso. Oh carajo, ya muero por decirle a Satsuki lo que dijiste de ella y su vestido.

—¿Satsuki? ¿Así se llama esa?

—Sí Kagami, así se llama “esa”, mi amiga de la infancia por no decir hermana.

—¿Eh? ¿Hermana? Parpadeo un par de segundos intentando comprender, pero quizás es la medicina o algo más, pero no me calibra bien el pensamiento. —¿Ella es… tu hermana?

—Nos criamos juntos y somos como hermanos. Y antes de que te desmayes, no Kagami, ella no me gusta, ni me gustará, ni la veo de esa manera. Después de todo yo solo tengo ojos para ese enorme y precioso trasero tuyo.

Abro la boca listo para insultarlo, pero Aomine es más rápido sujetándome y besándome. Intento despegarlo y resistirme, pero entre beso y beso termino aferrándome a él hasta abrazarlo.

Nos separamos apenas segundos, para respirar y que yo oculte mi rostro en su cuello por la maldita vergüenza. Oh mierda, genial, ha visto que he reaccionado como un mocoso impulsivo por celos. —Daiki… ¿En serio ella…?

—Lo juro. De hecho quiere conocerte. Ya hasta te llama “Kagamin”. Es rara y buena. Come hombres, pero buena al fin.

Y justo eso termina de matarme. Joder, carajo, maldición. —Daiki lo siento. Lo abrazo con más fuerza, sintiendo que él hace lo mismo conmigo. Mierda, estoy demasiado apenado.

—Hey, está bien sabes. Aunque me sorprende que nos hayas visto y no te hayas acercado a armármela en grande. Yo lo habría hecho en tu lugar.

—No, no lo hubieras hecho. —Encuentro mi mirada con la suya, topándome con azul perdición, picardía, pero sobre todo comprensión.—Lo siento. Solo…me enoje  y no pensé. Aomineme sonríe de lado, con ferocidad y erotismo robándome el aliento al igual que un beso más, que me da al capturar mi rostro con sus manos uniendo nuestras frentes.

—Maldición Kagami, sólo cásate conmigo y ya. Al demonio con los demás.

—Si quiero. Aomine abre los ojos de la impresión mientras sonríe igual que yo. Porque aunque mi mente e ideas están volando por lo alto, la respuesta me ha salido de lo más profundo de la garganta y sobre todo del corazón.

—¿Cuándo Taiga?

—¿Qué tal ya? Aomine me muerde la barbilla leve y coqueto, sacándome un ronco gemido que no logro ocultar.

—Eso me gusta bebé, pero primero quiero algo más. Porque te mentí Kagami, en este momento tengo mucha prisa.

Mi respiración se atasca en mi garganta, mi pecho taladra intenso y un turbio escalofrío me recorre hasta la espina dorsal en cuanto Aomine me susurra al oído, un directo y provocativo “Quiero cogerte”. Sus palabras resuenan en mi cabeza, como veneno ardiente que me asfixia y hace arder.

Intento hablar, pero apenas si puedo asentir y aferrarme a sus hombros, viéndolo sonreír y sintiendo mis mejillas quemar de la maldita vergüenza y calor.

Por fin, por fin, por fin está pasando. Por fin lo haré con Aomine.

Porque si algo tengo es una mente más allá del cielo, y carajo que me he imaginado tanto y tan mal el revolcarme en placer con el hombre que amo. Por lo que en cuanto Aomine comienza a besarme con mayor agresividad no dudo en seguirle el peligroso juego.

Su lengua suave y mojada entra morbosa en mi boca, para tallarse contra la mía y de paso tocar mis puntos más sensibles, haciéndome salivar y temblar en exceso. Me quiebro entre sus brazos dejando que me saque la camiseta mientras yo intento abrirle los pantalones torpemente.

Los dedos me tiemblan, pero ni así me detengo, porque lo quiero, lo he querido desde el día en que lo conocí y seguramente siempre lo haré.

Aomine parece notar mis torpes movimientos, sonriendo entre besos y empujándome para despegarme tirándome a la cama. Trago saliva al verlo desabotonarse la camiseta a prisa, por fin dejándome ver ese pecho fornido, brazos musculosos y abdomen esculpido y duro al descubierto robándome el aliento.

Al terminar Daiki se arrodilla frente a mí, sacándome los pantalones y la ropa interior sin problema. Y me veo obligado a cerrar los ojos por un momento, debido al calor y a un mar de sensaciones consumiéndome hasta hacerme jadear entre cortado.

Y a pesar de ello me atrevo a encontrar mi mirada con la suya, topándome de lleno con lujuria incandescente y lasciva reflejada en el azul intenso de sus irises sobre mí. Vibro con Aomine entre mis piernas, matándome al depositar pequeños besos húmedos y un tanto de su cálido aliento sobre mi muslos, cada vez más arriba y al centro. —Daiki…hah.

—Eso es bebé…di mi nombre.Me lo susurra con esa voz gruesa y ronca que me eriza cada vello del cuerpo y que me derrite por él.

—Dai…Daiki. —Aomine sonríe perverso disfrutando su nombre saliendo de mis labios. Tanto que me hace gritar y echar la cabeza para atrás al sentir su lengua recorrer mi piel hasta llegar a mi erección ya dura, rojiza y goteante.

Vibro, maldigo por lo alto y aprieto las colchas entre mis dedos por su lengua pulposa, suave y empapada en saliva recorriendo mi piel caliente y dura, sorbiendo cada gotita de pre-seminal tibio y traslucido que escurre desde mi glande. El cual chupa y succiona muy lento, tal y como me gusta, hasta hacerme tiritar y agitar la cabeza mientras jalo las colchas y gimoteo entre cortado con la voz rota de la desesperación.

Cada una de mis expresiones pareciera no solo elevar la erección de Aomine, sino también su gran ego. Porque le encanta verme ahogado en gozo rico y satisfacción. Así que se anima a bajar un poco más, para juguetear con su lengua mis testículos sensibles y aterciopelados, esta vez escuchándome maldecir y meter mis manos entre su cabello para sujetarlo con rudeza.

—Hah…sí, tu lengua, más…Daiki tu lengua, quiero tu lengua.

Mis palabras perversas hacen que su boca se llene de saliva por la prohibida y picante petición. Que no me niega, al bajar tan sólo un poco, por fin topándose con mí rosado, incitante e hinchado agujero. Y maldita sea, porque tanto Aomine como yo tocamos el cielo prohibido en cuanto decide introducir su lengua dentro de mí. —Hah…carajo sí, sí…Dai…sí.

Me retuerzo, temblando y gimiendo totalmente caliente, suplicando por más mientras él saca y mueve su lengua dentro de mí. —Más…más, Daiki más. — Aomine no vacila en follarme con su lengua con mayor profundidad y de paso rozar su nariz contra mis testículos matándome al instante, porque es más de lo que puedo soportar.

Tanto calor y presión recorriéndome explotan en mí, dejándome aniquilado al correrme sobre mi abdomen entre espasmos y jadeos. Y Daiki tan perverso como tentador se separa para lamer lento el semen sobre mi piel, asegurándose de que lo mire.

Para ahora si separarse, regalándome una mueca obscena y dejándome ver esos hilos gruesos, pesados y burbujeantes de saliva y semen ahora escurriendo por su boca y barbilla. Se los limpia sin problema con la mano, relamiéndose los dedos y labios haciéndome sentir la vergüenza quemarme.

—Uhm…tan rico como lo esperaba tigre. Pero ahora hay algo más que necesito probar. 

Comprendo en cuanto Aomine se levanta para desabrocharse el cinturón anticipándome lo que sigue. No me resisto, acomodándome más al interior de la cama y dejando que venga contra mí.

—Voy a cogerte tan bien Taiga.

—Lo sé…¿Qué esperas? Hazlo. Lo incito sabiendo que Aomine tentado es señal de peligro. Pero no me retracto ni siquiera cuando ya lo tengo encima desnudo y tallándose contra mí, dejándome sentir de lleno no sólo esa erección monstruosamente gruesa, palpitante y dura contra la mía, sino también su preciosa piel morena, tersa y empapada con una seductora capa de sudor ardiente.

Aomine se siente pesado contra mí, pero lejos de alejarlo me aferro a él, rasguñándole la espalda y palpando despacio cada centímetro de su cuerpo esculpido y erótico. A la vez que abro mis piernas más para él, invitándolo a pecar conmigo.

Daiki lo comprende besándome, mordiéndome los labios y mirándome con una locura desmedida que no es como la mía, pero que si me dice cuanto maldita sea me ama. —Vamos carajo, sé que te mueres de ganas de hacerlo pervertido.

—Huh…mírate nada más, ofreciéndoteme como un chico sucio.

Mi novio me lo susurra ardiente contra los labios sacándome una cruel mueca de necesidad. Lo quiero maldición. —Cógeme ya.

—Ya que me lo pides tan bien, tendré que dártelo.

Aomine se incorpora, para arrodillarse y meterse bien entre mis piernas, mostrándome que no conoce de decencia alguna, al acumular en su boca y dejar caer desde su lengua un grueso chorro de saliva espesa sobre mi erección, que rápidamente desciende hasta mí tierno agujero lubricándolo.

Logro tragar en seco y sentir que los ojos se me van para atrás en cuanto Aomine talla su gruesa punta de lleno contra mí entrada; por fin empujando lo suficiente y con mucha rudeza, para forzarse a entrar en mí hasta el fondo. De inmediato jadeo y me retuerzo por la brusca intrusión, sin poder creerlo. Aomine está dentro de mí.

—Hah…Taiga estás tan caliente y apretado. Se siente increíble.

Me lo dice con esa voz que grita sexo puro, más mucha pasión desbordándole de los poros mientras estruja mis muslos entre sus dedos ásperos, haciéndome sonreír y temblar. Ya que bajo las capas de dolor y ardor, hay mucho placer latente que me tiene rasguñándole el pecho y abdomen. —Muévete ya.

—¿No te duele?

—Mucho, pero me encanta.Daiki sonríe justo como si le hubiera dado maldita droga, colocando sus manos a mis costados, para inclinarse, besarme y por fin comenzar a moverse.

Grito ahogándome entre besos con cada brutal penetración, sintiendo como Aomine sale casi por completo de mí, sólo para volver a enterrarse de lleno matándome despacio. Haciéndome gozar en grande de su erección gruesa e hinchada llenándome rico y profundo; y también de su cuerpo friccionándose delicioso contra el mío debido al sudor plúmbeo y caliente.

Aomine me coge duro y fuerte por largos, eternos y maravillosos minutos, quizás horas o días; haciendo de mi cuerpo un desastre y de mi interior un caos húmedo. Pero aun cuando me lo hace brutal y al límite no deja de susurrarme al oído cuánto le gusto y lo mucho más que me quiere, no solo brindándome placer inimaginable, sino millones de emociones que me embargan como un cielo sin fin.

Y en cuanto miro al azul incandescente de sus ojos de verdad lo sé, lo amo. Amo a este hombre. Lo amo carajo.

 —Hah…mierda, me corro. Taiga me corro.

Me lo avisa mientras me besa el cuello y acaricia y rasguña los muslos y costados. Asiento torpe y tembloroso disfrutando de lo duro y vigorosamente punzante que está dentro de mí. También sabiendo que mi final está cerca, en cuanto montones de espasmos se acumulan en mi vientre bajo, agobiándome y derritiéndome como un mar de lava ardiente.

Y lo termino de sentir en cuanto Aomine se entierra profundo en mí, para terminar abundante y provocarme lo mismo. El placer desborda inefable en mí, como flashes de luz y electrizantes escalofríos fulminantes que me tienen gritando, temblando y sonriendo ampliamente al disfrutar en exceso el increíble orgasmo que me ahoga.

Aomine se siente aún más pesado sobre mí, pero una vez más lo abrazo aun con la respiración abatida, el corazón desbocado y las sensaciones al límite. —Estás tan o más loco que yo al haberte enamorado de mí, ¿Lo sabes cierto?

-Lo sé Taiga… quizás fui yo él que te ha ocultado cuan verdaderamente loco estoy. Por ti.

Notas finales:

Ya inició el AkaKuro, con Akashi siendo flechado por Kuroko. Serán mencionados bastante, pero no tendrán una escena como tal al menos por ahora.

Por otro lado el buen Kagami y su corazón de bombón ya inició los preparativos para la fiesta de cumpleaños de Daiki, que aunque aún falta, nunca está de más tenerlo en mente. Eso y que empieza a descubrir varias cosas sobre su guapo novio.

Y finalmente Aomine y Taiga lo hicieron porque se aman como el par de tontos adorables que son. Kagami reaccionó bastante explosivo porque no solo es su primera relación afectiva con otra persona -a la cual ama- sino que también es su primera vez sintiendo celos. Por ello su pequeña angustia y no saber que decir ni hacer. Pero miren que bien terminó su noche ¬w¬

En fin, muchísimas gracias por leer. Debo decir que no estoy segura si actualizaré la semana que viene porque saldré de vacaciones y no sé si tendré tiempo. Puede que sí, pero también que no y de ser así, nos veremos hasta el Miércoles 19. ¡Abrazos y amor para todos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).