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Duelo no Autorizado por Polaris

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CAP 3: Decadencia

 

-Apaga esa mierda – Gruño Logan. Moviéndose entre las sábanas que le cubrían apenas la entrepierna. Sus extremidades inferiores seguían enredadas entre las de Remi. Dormían muy juntos y despertaban juntos. Así eran las cosas – Remi.

 

                Gambito tanteo el terreno de la mesita de noche sin abrir sus bonitos ojos, los mismos que Logan amaba ver en la faena del sexo, en las mañanas pese a que estuvieran cubiertos por lagañas… Logan adoraba esos ojos satíricos, casi infernales. Negros como las noches de asalto y rojos, como la sangre que derramaba. Obscuros, como las pozas que visitaba antes de tener corazón y carmines, igual al corazón que le devolvió la vida. 

                La mano siguió golpeando sin éxito la superficie. El celular seguía sonando. Una y otra vez, insistente. E insistente, su mano continuaba intentando dar con el asqueroso aparatito.

 

-Logan, Remi… Los necesito – Ambos hombres gimieron al sentir a Xavier invadiéndolos, con cierta cortesía pero presionando para levantarles. Charles estaba ahí, pero, no se movía… era como si respetara su privacidad, pese a que los asaltaba en la mañana como una prostituta lista para cobrar. El celular seguía sonando – Hay una misión que requiere ciertos talentos.

 

-¿Si puedes hacer esto porque chingas con el puto teléfono, Charles? – Logan volvió a gemir, distraído en intentar encontrar una manera de asesinar al culpable directo de su mala mañana. Y él que deseaba los labios de Gambito rodeándole y provocándole hasta derramarse en los prados más calientes del paraíso. El culo de Remi era tan bueno como la ambrosía– Para con la mierda esa.

 

-Es Bestia quien está al teléfono – Xavier indico a su amigo que detuviera el infernal sonido del timbre. Quería a sus X-men de buenas. Logan era difícil en sus mejores días, irritable en los peores. Era un animal salvaje por decirlo decente. Remi no era muy diferente – Los espero presentables. Pasaran por ustedes en unas horas.

 

                Charles les dejo enseguida, conservando el recato de siempre, sin husmear de más. Sin saber que sus muchachos estaban encamados y felices. Viviendo juntos como pareja y no como camaradas heridos que intentaban salvarse de la deseada muerte y se alejaban de todos para no agobiarse de los intransigentes humanos.

                Logan bufo y uso sus brazos como almohada. Remi se acurruco un poco más. A ambos les costaba deshacerse de la cama.  

                En otro tiempo, Logan hubiese encontrado trabajo, despertado a los primero rayos de sol y quizá con resaca para ir a cumplir una jornada por una miseria de dinero y Remi por las mismas en lo de la resaca, buscaría como gastar todo el dinero que gano en la noche de cartas… lo bueno de estar juntos, era que nada del otro les incomodaba.

                La desnudes.

                El olor a vicios.

                La incesante hora de gemidos y gritos, con los siguientes embistes de adamantium.

La explosión de las camas.

                No era molesto andar de vagos.

                No era raro ser ellos mismos.

 

-¿Crees que el profesor se enterara? – Remi murmuro, poco interesado en realidad. Era una plática para des modorrarse. Su pastosa lengua pidió a gritos algo de Ron. A lo mejor Logan guardara una botella de Wisky bajo la cama.

 

-No. Se sentía cómodo – Le contesto con las mismas ganas – Charles no puede esconder su turbación cuando descubre secretos y te esta “viendo” a la cara – Logan sonrió apenas vio el trasero al aire. Remi colgaba de la cama, rebuscando debajo. Sacando calcetines sucios y pantuflas… hasta que dio con la botella de vidrio y se le iluminaron los ojos – Se sonroja, tartamudea… Intenta no quedarse como bobo. Pero falla. Hasta parece tierno.

 

-Me pondré celoso – Se irguió, sentándose sobre su trasero y cruzando las piernas. Frente a frente, Logan no disimulo ver ese mástil flácido y coronado por el frondoso bello  – No sabía que tendrías esto por aquí – El Ron lamio las paredes verdes de su contenedor al ser sacudidas con cuidado  - Mi favorito. Si estas tan seguro con lo de charles, bien.

 

-Charles me encontró – Remi lo sabía – Sé cómo piensa. En cuanto al Ron, lo guardaba para emborracharte. Esta noche te ataría al techo, dejándote abierto y suspendido de cabeza, con tu agujero abierto y metería la botella, más allá de la boquilla, hasta donde se engrosa – Remi se lamio los labios – Vertería algo en tus entrañas, la sacaría  y te bañaría con el resto. Tenía pensado esperar hasta que suplicaras por mi polla. Ebrio, sudoroso, suplicante… como una virgen violada.

 

                Remi jadeo.

                Los juegos de Logan eran excitantes. Rozando la sumisión y quizá un poco del sadismo pero él mismo no era diferente. Masoquista y frustrado.

                Recordar el roce de las sogas estrangulándole las muñecas, adormeciéndole las piernas y asfixiándole, le pusieron a tono en segundos. Su pene pujo contra el aire fresco, a la vista codiciosa de Logan.

                Un poco de eso no estaba nada mal.

                Lenguaje burdo.

                Muescas depredadoras.

                Promesas de placer infinito.

 

-¿Y sabes lo que estoy pensando, señor? – Pregunto, juguetón. Soñando con la escena. De seguro que Logan le hacía andar sobre sus rodillas si lo ponía en el suelo para usar su lengua sobre su ano. Logan adoraba los besos oscuros.

 

-Quieres mi peludo trasero en la ducha, moviéndose sobre ti, a cuatro… succionándome con tu apretado y jugosos agujero – Contesto. Remi se lamio el labio y le devoro la boca. Despacito. Con afecto. Las mañanas eran para estar tranquilos. Y más si debían de ir a una misión.

 

                Ellos no querían que los demás supieran de ellos.

                No porque no confiaran en su familia. No se trataba de eso.

                Pero querían sus secretos. Su vida.

                Querían pertenecerse y ser sólo de ellos mismos.

                Nada de cenas familiares con los niños de Charles llamándolos marido y marido, o siendo los tíos buena onda que rompían cráneos. Nada de eso.

                Ellos eran de ellos. De sí mismos.

                Ellos eran su paraíso.

                Y los paraísos no se compartían.

 

.

.

.

 

-Una droga sintética está siendo procesada en estos momentos en los laboratorios de Straker, claro, que sin él. El profesor ha visto en las mentes de algunos mutantes que han logrado salir de ese horrible lugar gracias a Mystic y la rebelión, lo que diseñan – Logan y Remi fingieron no ofenderse por la falta de educación del muchacho para soltarles la misión antes que un cordial saludo – Lo que tienen es una especie de “algo” que desintegra la mutación y convierte la cadena ribonucleica en una masa gelatinosa que no puede contener la mutación natural y el recipiente, el mutante, muere en unos meses. Se supone que está diseñado para que el objetivo en cuestión consiga adaptar sus células a una cadena menos evolucionada y conserve el rasgo homo sapiens intacto… en pocas palabras, esta medicina, este antimutageno está diseñado para asesinar a nuestra especie desde la sutileza de la adaptación – Ciclope apenas había respirado.

 

                El profesor Xavier había demostrado su preocupación. La suficiente y era angustiante para Scott. Usualmente Charles Xavier esperaba en la mansión a que les agredieran y golpeaba con todo lo que tenía, moderándose ocasionalmente si la situación lo ameritaba pero, ahora, antes de un ataque opto por hacer el primer movimiento defensivo/agresivo.

                Excesivo para muchos.

                Aún para él.

 

-Y el profesor nos comentó que el mejor para esto eres tú – Ciclope le dijo, sin tacto alguno. Logan consiguió que el asco no se reflejara en la cara. La situación no le gustaba. Podría decirse que se sentía sucio de nuevo. Como cuando era un mercenario. Era requerido, presumido, bien pagado pero muerto en vida – Que porque saben trabajar juntos – Y no quería que Remi supiera de eso.

 

                Apenas el equipo les recogiera en su pueblo, con el camuflaje a tope y sin poder ser detectados, los miembros más jóvenes mantuvieron a raya sus preguntas sobre ellos viviendo juntos. Ya que en la escuela no eran precisamente muy tolerantes entre ellos. Verlos tan cercanos era una experiencia que a Jean o Tormenta les sabia extraña, aun.

                Remi empezó con el juego de cartas, barajeando cada tantos segundos. Distrayendo sus propias reacciones que evidenciaban a los jóvenes ansiosos por acercárseles y averiguar.

                El mutante azul no pariente de Bestia como lo llamaba Logan, le llamo a una de las esquinas de la nave sin tacto alguno. Sin importarle levantar más curiosidad sobre los adultos.

                Logan hizo callar a Kurt, pues el azul iba a darle el reporte de su hijo en las filas de Magneto. Kurt se quedó estático, a pedido de Logan, esperando  a que le dejara irse. Wolverine le escudriñaba directo a los ojos. Kurt se dijo que a lo mejor Logan no estaba interesado en Akihiro.

                Las apariencias engañan, se dijo Remi, quien noto a Logan olfatear discretamente a Nightcrawler para encontrar indicios de su hijo.

                Logan confiaba más en su nariz que en las palabras.

                Remi descubrió que Logan podía tener parte de Sabueso en sus genes mutados. Era capaz de oler el estado anímico de las personas por la huella hormonal que dejaban en otros en el tacto. Deken debió de haber tocado a Kurt, ya fuera una palmada o un abrazo… Remi veía más posible un puñetazo. Lo que fuera. El chiste era que bastaba para tranquilizar a Logan.

                Se veía  contento por su hijo.

                Una cándida pero casi desapercibida mueca que le arrugaba los labios en la zona superior izquierda que se borró cuando Ciclope le comenzó a explicar los pormenores de ser escogidos.

 

-En primera: no trabajamos juntos – Remi mejor se concentró en su juego de solitario. Llegar a las montañas canadienses seria largo. Además, Logan estaba en lo correcto, ellos no trabajaban juntos… se encargaban de hacer de niñera del otro, eran el guardaespaldas del otro en las misiones. No compañeros. No amigos. No esas mierdas – Segunda: Estoy al mando. Nada de bebés estorbando – Señalo a Ciclope. Desde que su hermano falleciera, Scott Summers se creía el líder e igual lo sería, llegado el momento, se recordó Logan…  Logan era uno de los pocos que tenía recuerdos de sus saltos en la línea del tiempo. Pero los episodios se intercalaban y no eran simples de comprender. Y tampoco estaban en orden  - Tercero: obedezcan a Gambito. El francés está a cargo después de mí. Cuarta: Es de entrada por salida. Nada de peleas. Sólo reconocimiento.

 

-¿Y Deken? – Pregunto Remi a Kurt. Logan seguiría diciendo las muchas reglas que se debían de acatar bajo su sombra. Logan odiaba perder. Y más detestaba que alguno de esos mocosos a los que tanto amaba se murieran, así que no lo permitiría. Lo dicho, Logan detestaba perder - ¿Cómo va? Él dice que todo está en orden – Señalo a Logan. Kurt de nueva cuenta se preguntó cómo es que esos dos se entendían si apenas cruzaban palabra -  Pero, vamos, Petit debe de estar pateando traseros. Magneto debió de hacerlo volar más de una vez.

 

-El señor Erick se lleva bien con Deken – Fue todo lo que dijo. Aún era extraño que Mercurio aceptara a Deken. Y que Magneto leyera en compañía de la bestia esa que parecía que únicamente entendía de golpes. Deken había pasado las murallas de Mercurio y Magneto con facilidad.  

 

                Kurt no les dijo sobre los mutantes que perdieron las peleas contra Deken.

                Suponía que de alguna manera, lo sabían.

               

 

.

.

.

 

                El resto del viaje fue tranquilo.

                Aburrido.

                Al aterrizar, Remi, cuidando que nadie les pillara, tomo las nalgas de Logan en sus manos, amasándolas con gusto. Restregándose y soplándole en el cuello.

                El viento frio de esos pulmones terrestres no eran mejor que el aliento que Logan soltaba sobre su cuello y al que extrañaba tanto.

 

-Bien hecho, amore – Logan ronroneo – Nadie noto lo nervioso y asustado que el viaje te puso. Nadie pensaría que odias los vuelos – Se burló. 

 

-Quiero una buena recompensa, después.

 

-A cuatro puntos, Cherry – Prometió – A cuatro y hablando sucio.

 

                Logan ya quería terminar con el encargo.

 

-¡Yuhuuuuuuu! – Logan chirrió los dientes - ¿Me extrañaron? – Logan atravesó a Deadpool con sus tres garras, justo en el hombro. ¡Nadie le dijo que el maldito bocazas se uniría! Pensó con ira y cierta sorna. Charles sabia de su animadversión por el inmortal - ¡Auch! También te eche de menos, Wolvy – Logan atravesó el otro hombro y lo levanto en vilo, sosteniéndolo por encima suyo, preparado para arrojarlo. Los estallidos de los cañones hicieron un sonido sordo, ahogado y silenciado… sólo la sangre de Wolverine explicó los disparos que Deadpool realizo en un segundo. Las balas escupiéndose del cuerpo duro y mutado de Logan, dieron arcadas a Tormenta  – Hagamos esto en un lugar más privado. Los niños no deben de ver esta violencia.

 

-Deadpool – Saludo Remi, evitando que Logan siguiera - ¿Qué no eres independiente?

 

-Pues – Alzo los hombros… todo lo que podía  - Coloso me convenció. Es difícil decirle “no” a esos huevos -  Viniendo de Deadpool, no sabían si decantarse por el significante “valor” o por la variable “sexo”. Deadpool era versátil y Coloso insistente, correcto pero insistente. Como un mal perdedor que no acepta el rechazo de la linda Wendy. Casi capaz de hacer lo que fuera por tener a Wilson jugando en su bando - ¿A quién asesinaremos hoy?

 

                Logan contrajo sus garras y Wilson se estampo en el piso.

                La cara reboto pero a nadie le importo.

                Debajo de esa mascara expresiva estaba alguien que no moría.

                Y puede que sólo Remi y Logan comprendieran lo que significaba en realidad.

 

-Y en caso de que Gambito y yo, no estemos… obedezcan al chiflado– Explico chirriando los dientes – En último caso. 

 

-¡Si! – La irritante voz, alta y aguda penetro el humor de Logan. Remi le paso el comunicador a Wilson.  Tener a un inmortal en el juego era mejor – ¡Tres hurras para mí! ¡Hip hip!

 

-Hurra – Respondió Remi. Logan le lanzo una mala mirada y se fue. Deadpool le sacaba de quicio y con Remi uniéndose a su juego, nada le quedaba – Bienvenido al equipo. 

 

                Tres. Eran tres equipos al inicio. Los chiquillos estaban muy pegados a sus traseros, casi olfateándolos como si fueran perros recién sacados del nicho de la manada. Remi freno a su equipo con el puño en alto, verificando que la esquina por la que doblaban era segura. Las cámaras en lo alto, no se movían. Enfocaban a un punto en específico y titilaban rojas pero no les seguían.

                Por el ruido de arriba, el equipo de Logan se había topado con algo malo. Estallidos y explosivos eran suficientes para que buscaran más intrusos, no que se concentraran en un solo equipo. Eso inquietaba a Remi. Aun no comprendía como es que las cámaras no les seguían pese a que los grababa.

               

-¡Cuidado! – Grito Ciclope, cayéndole encima. Empujándole y sacándole del camino de un ataque. Gambito aprovecho para tocar la ropa del tipo que les derrumbo el techo encima y le dio una carga kinésica – Yoooooo – Ciclope lanzo su rayo láser y Gambito no pudo detenerlo.

 

                El haz de fuego penetro el chaleco de combate del tipo y le perforo la carne, le hizo un hoyo que salía por la espalda y seguía su rumbo hasta una de las habitaciones que se resguardaba bajo máxima seguridad. Las letras amarillas y negras se derritieron en su placa con el rojo vestigio destructor. El impacto aterrizo sobre los tubos de ensaye y la computadora que hacia todo en los laboratorios.

                Las centrifugadoras se pusieron a trabajar. Separando los compuestos de las muestras en su interior, las que descuidadamente se habían quedado olvidadas por el asistente de turno.

                La cuenta regresiva comenzó sin que nadie lo notara.

 

-¡Jamás! – Gambito se puso de pie. Sacudiendo el polvo de los hombros. Soportando la postura autosuficiente del adolescente – Jamás hagas eso en un sitio cerrado. Por si no los has notado, no conocemos que hay aquí. No sabes si vas a darle a una bomba detrás de la puerta. Explosiones pequeñas, Ciclope. Uso pequeño. Esto no es la guerra. Delimita los ataques de acuerdo al campo de acción. ¡Es un puto cuarto!

 

-Te salve el trasero – Reclamo.

 

-Mi sexy trasero estaba bien, Ciclope – Afirmo -  Alex pensaba mejor las cosas – Scott se quedó callado, mordiéndose los labios para no hacer queso suizo a Remi. Odiaba que metieran a su hermano en todas partes. Ya sabía que no era suficiente. No tenían que recordárselo – Andando.

 

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                Por su parte, Logan olfateaba un hedor nauseabundo desde que se separara de Remi y de Wilson, el aroma le atrajo a los pisos superiores de los laboratorios. La joven Tormenta, con los ojos blancos, apuntaba nerviosamente a cualquier cosa que se moviera. Casi le daba ternura su nerviosismo. Era tan diferente de la Tormenta que conoció hacia tantos años, antes de saltar en el tiempo y quedarse en el pasado en un cuerpo que pese a ser suyo no lo era realmente.

                Viendo las notas en los libros y las formulas en pintarrones, uno a uno, jóvenes hombres les hicieron frente. No tenían del todo una masa muscular crecida, Logan juraba que eran novatos. Nueva carne de cañon eclipsada por una suma de efectivo al final de la quincena mayor a la que el gobierno daba o la que la guerra en las fronteras dejaba.

                Había pocos soldados.

                Eso no le gustaba a Logan.

                Los grandes laboratorios siempre contrataban seguridad que avergonzaba a los gobiernos.

                Las cámaras hiperbáricas. Las camas de sueño. Los tubos de alimentación. El plástico quirúrgico. Los metales varios. Las muestras etiquetadas y los respiradores, eran una prueba concisa de que lo que fuera que hicieran ahí, debía de ser importante… pero ¿Y la seguridad? Si  era así de importante, normal que la seguridad fuera equivalente.

                Todo era simple.

                Javier les dijo que entraran.

                Lo hicieron.

                Debían de ver… vieron.

                Vieron con demasiada facilidad… como si el científico detrás supiera que no saldrían.

                Y todo tuvo sentido.

 

-Nos vamos – Ordeno.

 

                Tormenta y Júbilo se miraron.

 

-¿¡Que no oyeron!? – Afilo sus garras. El adamantium quebró su carne, la sangro un mínimo que apenas alguien podría oler y retrocedió, cuidando a esas mocosas que seguían sus órdenes con el miedo tatuado en sus bonitos rostros – Esto apesta.

 

                Logan siguió las conexiones eléctricas. Si estaba en lo correcto no podrían salir por donde entraron, a estas alturas debieron de sellar su ruta. Se sentía en la rueda de hámster. Corriendo para el deleite de su observador. 

                Trotaron y terminaron con los siguientes hombres que intentaron frenarlos.

                Una explosión de más y de menos. Las armas escupiendo sus balas. El metal chocando contra metal.

               

-Logan – Dijo Remi, tan sorprendido por encontrarlos. Apenas se alegró porque en el choque Logan no le insertara sus afiladas amiguitas.  

 

-Frantoche – Respondió, aun viendo los cables – Charles tiene razón. Soltaran su bomba.

 

                El estallido los cobijo.

                Las palabras se consumieron en la burbuja de escombro y gas. Una gruesa capa gris que les pico la nariz y a la orden de Logan, dejaron de respirar.

                Mantener el oxígeno era prioridad. Moverse sólo conseguiría que se murieran rápido.

               

-Cuida a los mocosos – Remi le miro espantado, tapando la nariz y boca de las chicas. A las que tenía al alcance. Su enorme mano cubría perfectamente. Y temía ahogarlas antes de conseguir salir -  No tardo.

 

                Logan inspiro, hondo, profundo… llenando sus pulmones hasta conseguir pillar el olor del azulito. Los comunicadores no servían. Las gruesas paredes absorbían las ondas electromagnéticas. Cero teléfonos. Cero comunicadores. Cero radios. Sólo existía una forma de salir.

 

-¡Logan! – Wolverine ignoro la orden velada. La voz de Remi se apagaba. Tenía que darse prisa - ¡Logan!

 

                Tres pisos arriba Nightcrawler, atrapado, golpeaba los cristales de la cámara hiperbárica en la que le encerraron. Deadpool peleaba con los miembros de seguridad.

                El brillo de las espadas de Wade destazaban y atravesaban la carne rompiendo los huesos. Saltando sobre una pierna pues le volaron la derecha con un arma pesada. Nightcrawler admitía que en desventaja Deadpool era impresionante, un gran jugador que se valía de todo a su mano para mantener su cabeza sobre el cuello.

                Arrancaba los ojos y rompía cuellos.  Metía sus manos enguantadas en la boca de los enemigos y jalaba hacia abajo, dislocando o arrancando la mandíbula.  Así fue como Logan les encontró.

                Logan salto, corrió y aterrizo sobre el hombre que estaba por atacar a Deadpool por la espalda. Le hizo brocheta y le asesino, como hacia tanto tiempo no hacía. Como cuando Deadpool y él habían estado en los mismos escuadrones de asalto.

 

-Podía solo – Chillo – Wolverine travieso, no puedes tener toda la diversión para ti solito – Logan sacó a Kurt. Esos tubos que suprimían las habilidades mutantes le traían malos recuerdos. Apostaba que Wade pensaba lo mismo – Bueno… ahora sólo deberé de comprar un zapato… ¿Qué hare con el otro?

 

-Para mañana estarás como nuevo – Le contesto de mala gana – Soltaron el gas – Kurt trago duro. El amanecer del final estaba ahí, con ellos.  – Mejor no respires. Deberás de sacarnos de aquí.

 

                Kurt presto atención y se movió justo a donde Logan le ordenaba. Las coordenadas dictadas fueron precisas, en un puff estaban cargando a Tormenta, Ciclope y Júbilo.

                La masa molecular era mucha. Kurt seguía teniendo miedo al mover a tantas personas. No había problema con tres…hasta con cuatro. Pero eran muchos. Distintas formas, diferentes dimensiones, asimilarlas todas le costaba.

 

-Váyanse – Logan volvió a ordenar.

 

                Remi soltó la cadena humana y trato de pasar a la casi desmayada Jubilo a Wilson, él debía de quedarse con Logan. No lo abandonaría. Logan cuidaba de su espalda y él cuidaba a Logan. Así funcionaban.

                Logan parpadeo, apretando los puños. Una vieja señal de dolor por saber que Remi estaba con él.  Que curarle las heridas hacia años y hoy era lo mismo.

                Wilson golpeo a Gambito. Le desmayo. No tenían tiempo para discutir quien era un héroe y quien no, los premios al mejor mártir se daban el próximo mes; hoy estaban para salir con vida y aclamar al egoísta. Diez segundos más de asfixia y los daños serian irreversibles. Con dos menos, Kurt consiguió desaparecerse. Llegar a una zona libre del humo maligno. De la sede enemiga. Lejos de todo y con aire fresco los pulmones ardieron. Se incendiaron apenas los expandieron en la primera bocanada.

                Aun medio idos por la sinapsis entorpecida.

 

-Ustedes sí que son todo un caso – Ronroneo Wilson, limpiando sus espadas. Reflejándose en ellas - ¿Quién lo diría? Romeo y Julieta les queda corto – Logan se tronó el cuello – Animo, hombre, si regresamos te recibirá como un héroe.

 

-No conoces al Francés – Se burló – Remi me gritara un buen rato.

 

-Mi pito de cromo es un tanto cargante pero… - Logan comprendía – No lo cambiaria.

 

-Gracias – Wade  se sonrojo bajo la máscara – Gracias.

 

                La cosa era simple. Ellos entraban, volaban las instalaciones. Quemaban las huellas en cada disquete de computadora. Se aseguraban que la formula no fuera replicable, se guardaban la formula en la cabeza y asesinaban al maniaco doctor que juraba y perjuraba que hacia lo correcto al evaporar  a los mutantes de la faz del planeta.

                Sin bajas.

                Como debió de ser desde el inicio…

                Con los dos más rudos del equipo X-men.

 

-Ehhhh, creo que nos toca de cincuenta y cincuenta – Repartió Deadpool.

 

-Tus matemáticas apestan – Logan contaba a veinticinco hombres más el científico que corría con su portafolio a las zonas seguras para su extracción. Recién bajado de la nube imaginaria de poderío. Tal y como le gustaban esas ratas. Temblando por el inminente final.

 

                El bélico grito de Wolverine fue la señal para que la lluvia de plomo les cayera encima, rompiéndoles de a poco. Mermándoles pero no deteniéndoles.

                Armas de guerra.

                Con el alma partida.

                Así eran esos dos.

                Uno por arriba, saltando y girando sobre su eje y por debajo, el otro que rompía piernas y mutilaba a quien se acercara.

                Para cuando Wilson y Logan llegaron a donde el sujeto sin rostro y bata blanca estaba, todo había sido fuego y dolor.

 

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                Remi estaba inconsciente para cuando el laboratorio exploto. 

 

Notas finales:

gracias por leer


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