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Lo siento, Naruto. por OnlyYou

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Tres meses bastaron para organizar la boda entre ambos, pues Naruto había insistido en algo tranquilo para no llamar demasiado la atención de la prensa, de quien sabía no podía escapar de cualquier manera. A pesar de que al principio Mikoto había tratado de convencer al Namikaze para organizar una gran fiesta en celebración, este se había negado en cada uno de sus intentos, disculpándose avergonzado. Sasuke lo había convencido de que no debía sentirse incómodo por la insistencia de su madre, después de todo se suponía que era para celebrar su amor, no tenía sentido que no se sintiera bien. Podrían festejar ellos con una simple cena y con sus verdaderos amigos.

Contra los deseos de los progenitores del novio quienes se negaron a asistir, efectuaron una pequeña ceremonia luego de haber pasado por el registro civil, donde intercambiaron votos y Naruto pasó de ser un Namikaze a formar parte de la familia Uchiha oficialmente. Pese a que le dolía que la familia de su novio lo rechazara, éste lo convencía de que lo aceptarían tarde o temprano y que si no, tampoco le quitaba el sueño. Nada podía suplir la tranquilidad que le proveía el rubio, era como su bálsamo, la única persona que estaba seguro, lo quería por quién era y no por el dinero de su familia. 

Era tanta la felicidad y tranquilidad que casi parecía irreal, durante medio año todo fue perfecto para todos… Pero como se dice, lo bueno no dura para siempre. Cansado de ocultarse bajo la fachada de mejor amigo y ver cómo Itachi salía con diferentes mujeres para que sus padres no sospecharan, Deidara exigió que eligiera qué era lo que verdaderamente quería para su vida. Y como todos los que conocían a la pareja sabían, Itachi no dudó en elegir al rubio por encima de todo aquello que sus padres le habían dado. El escándalo del que fueron partícipes fue sin dudas enorme, toda la familia Uchiha no podía concebir que el perfecto Itachi fuera homosexual como su hermano menor y que aceptara dejar todo por estar junto a él.

Nadie pudo culpar a Deidara pues realmente había soportado durante mucho tiempo y nadie había dudado del amor que sentía por el Uchiha mayor. Ninguno se merecía estar escondidos.

Hubo grandes discusiones entre los tres hombres Uchiha, quienes habían comenzado a rechazar las decisiones de Fugaku y tratar de imponer las suyas propias. Luego de varias peleas entre ellos, se decidió una especie de tregua entre ellos; Fugaku aceptaría la relación de Itachi y Deidara con la condición de que este accediera a trasladarse por unos meses a la nueva sucursal de Sapporo. Si bien el aludido aceptó casi de inmediato, fue Sasuke quien por una vez se negó con todas sus fuerzas al deseo de ambos.

—Yo iré, hermano. — Les había dicho con total seguridad, después de todo era algo que le debía a su hermano mayor. Después todos sus esfuerzos cuando eran niños porque él fuera feliz, sus sacrificios, el aceptar mantener su relación en secreto con todo lo que eso implicaba para que él pudiera estar tranquilo junto a Naruto… No podía dejar que volviera a sacrificarse por él, sabía que Naruto lo entendería y su relación era más fuerte que nunca en ese momento. Sin duda era lo necesario.

—Pero, Sasuke…— Claramente Itachi no estaba de acuerdo, pero eso no le importó al menor, no aceptó ningún pero de nadie. Con aquella decisión se dio por acabada la “discusión” llegando por fin al tan esperado acuerdo y pudiendo cada uno retornar a sus propios asuntos.

Esa noche al regresar a casa, Naruto lo esperaba con una de sus comidas favoritas, tomates rellenos y unos tantos asados. Sin duda aquello podía alegrar el “mal día” que había tenido. Saludó a su esposo con un pequeño beso en los labios y una sonrisa, para luego quitarse el saco y la corbata, acomodándose para estar a gusto en su casa. No mucho tiempo después se encontraban cenando con tranquilidad, comentando acerca de algunas noticias que habían salido en las noticias y acerca del día de cada uno…hasta que EL tema surgió. Sasuke se aclaró la garganta para obtener la total atención de su rubio antes de tomar aire.

—¿Recuerdas lo que pasó con Deidara? — Preguntó, prosiguiendo apenas obtuvo la afirmativa del menor. —Bueno, mi padre le exigió a Itachi que viajara a Sapporo por unos meses, para estar al tanto de la nueva sucursal, nada nue-…— El golpe de Naruto en la mesa lo obligó a detenerse y suspirar, poniendo los ojos en blanco ante el ataque de enojo que parecía estar dándole.

—¿¡Cómo puede pedirle algo así después de  todos los problemas que tuvo con Deidara, de veras!? — Poco le faltó para que aquella pregunta fuera considerada un grito, guardando silencio cuando el moreno levantó su mano para que se callara.

—Lo sé, tonto, lo sé. Por eso…— Dudó durante unos instantes, aunque sería peor retrasar aquella noticia. —Me ofrecí a ir en su lugar, después de todo lo que ha hecho Itachi por mi yo…— Y de nueva cuenta fue interrumpido por su pareja, quien lejos de parecer molesto, casi parecía a punto de aplaudir su decisión.

—¡Ni hablar! Debes hacerlo, Sasuke, de veras.— Esa maldita muletilla que se le escapaba cuando estaba emocionado o exaltado lo exasperaba como nada. Aunque no había esperado que Naruto se negara, el obtener su permiso en forma verbal era ciertamente un alivio. —Itachi se merece que tu padre lo deje en paz por una vez en su vida. — Tomó asiento nuevamente y pasó una mano por su cabello en un gesto molesto, frunciendo el ceño con molestia.

—¿Vendrás conmigo? — Preguntó luego de unos segundos, recargándose en el respaldar de la silla a la vez que cruzaba los brazos. —Estaremos en Sapporo unos meses, nos alojaremos en un hotel y tendremos todas las comodidades. — Explicó, esperando convencerlo con aquello, más la cara de Naruto le anticipó que ni siquiera podía considerarlo.

—No, Sasuke. No iré. — Repuso con firmeza, cruzándose de brazos de la misma manera. —Tengo mi trabajo aquí, además de que alguien debe cuidar la casa ¡y me aburriré mucho mientras tú trabajas! — Concluyó, negando con la cabeza. De ninguna manera aceptaría pasar a ser un mantenido y alguien dependiente de Sasuke, allí tenía a sus amigos para distraerse. Toda su vida estaba allí. —Además Sapporo está muy lejos, ¿puedes venir a visitarme? O ir yo algunos fines de semana…— Murmuró por lo bajo, mordiéndose el labio inferior. No le gustaba la idea de separarse de Sasuke, pero realmente le gustaba su actual trabajo y era algo difícil que alguien sin estudios como él pudiera encontrar algo en esos momentos, el empleo escaseaba desde hacía unos 2 años ya, no podía darse el lujo de perderlo. Menos sabiendo que, muy en el fondo, sabía que Sasuke quería mantenerlo. ¡Y eso sobre su cadáver! Tenía su buen orgullo para permitir algo así.

Lo único que atinó a hacer Sasuke fue suspirar con cierta molestia, aunque aceptaba la negativa del contrario, ya se la esperaba de todas formas. Moviendo ligeramente la cabeza, estiró la mano para tomar los platos sucios de ambos y llevarlos bajo la canilla, donde tomó su momento para lavarlos con tranquilidad.

—Lograremos que funcione. — Murmuró minutos luego de que ambos se sumieran en un silencio más bien incómodo, sintiendo los brazos de Naruto estrechar su cintura con fuerza y su rostro pegado a su hombro.

—Sólo serán unos pocos meses, ¿verdad? — Preguntó, recibiendo un nuevo asentimiento de parte del moreno. —Entonces estaremos bien… Aprovecha a descansar de mí, porque luego no te dejaré ir nuevamente. — Avisó con una sonrisa juguetona, dejándole un beso en la mejilla. —¿Cuándo vas a irte?— Preguntó nuevamente, esperando que aún les quedara tiempo para pasarlo juntos.

—Dos semanas, trabajaré menos y volveré más temprano a casa. Tú serás el que quiera descansar de mi luego. — Comentó con una media sonrisa, dejando los platos a un lado para que pudieran secarse y dar la vuelta, encarando a su rubio. Sus brazos acabaron en la cintura de Naruto mientras que éste rodeaba su cuello, depositando un pequeño beso en sus labios.

Y como siempre fue, el tiempo continuó pasando en contra de los deseos de la joven pareja, quienes realmente no desperdiciaron cada momento que les fue posible estar juntos. Casi como cuando habían comenzado a salir, comenzaron a frecuentar algunos bares y discotecas en busca de diversión, pasaron horas charlando de cualquier cosa, en los cines viendo todo tipo de películas, largos paseos y pequeños viajes a aguas termales en los fines de semana. ¿Cómo iban a querer separarse luego de esas maravillosas dos semanas? Pero así tuvo que ser. Casi como despertar de un sueño, antes de darse cuenta, el único Uchiha rubio se encontraba saludando a su esposo desde la puerta de su departamento mientras este subía a su auto, listo para partir durante un tiempo indefinido.

Aún cuando Sasuke ya se había perdido de su vista, Naruto continuaba parado en la puerta con un extraño sentimiento en el pecho, por unos segundos le costó respirar, atribuyéndolo a la preocupación y tristeza por la separación de su esposo. 


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