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El vampiro y el plebeyo por ryuzaki uzumaki

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Notas del capitulo:

¡Y como dice nuestro amigable vecino el hombre araña!

HE VUELTO!!!!!!!!

 

Pedradas y amenzas de muerte al final

¡A Leer!

La vida de todos había dado un giro inesperado, desde hace ya medio mes que secuestraron a los dragones mayores del bosque, tenían pocos indicios si no es que ninguno de su paradero, su única respuesta era quienes eran sus captores, sin embargo las dudas prevalecían, ¿para que los necesitaban? ¿Les habrán dado muerte? ¿Tan siquiera seguían en la misma región?

Las hermanas Kido poco a poco se ganaron el afecto y la confianza de los aldeanos, unos ya habían caído rendidos a los talones de las hermanas y sin falta las cortejaban, pero estas no estaban interesadas, principalmente Saori Kido se había hecho de una reputación inocente, humilde, honesta, tierna, aprensiva, alegre y mil cualidades más que la hacían parecer la mujer perfecta para cualquiera, pero especialmente se había hecho cercana a Shun, muchos le advertían de las severas acusaciones de ser una bruja; pero estas habían sido retiradas en su contra al no tener suficientes pruebas.

Lo cual le daba ventaja sobre su plan, Shun por otra parte la ignoraba en el ámbito “sentimental” pues sus sentimientos se encontraban heridos por cierto personaje rubio, la gente del pueblo podía decir cuánto quisiera inventarse de él y jamás le importaría una palabra de aquella gente ignorante que disfrutaba del sufrimiento ajeno. Pero con Hyoga era diferente cualquier palabra lo hacía cambiar de ánimo drásticamente, podía hacerle feliz con una sonrisa desinteresada o podía  hacerlo llorar con una gélida mirada y aquella noche en la cabaña lo había destrozado; por las noches salía en busca de su hermano junto con Seiya y Hyoga, el trio de chicos buscando por caminos separados.

Medio mes en vano, no había señales de Ikki o Shiryu, tanta era la preocupación de Seiya y Shun que temían lo peor, pero no era así, en las profundidades del bosque al pasar una vereda más allá del lago se encuentra un pequeño arrollo, que da fin en una cueva subterránea, unas grutas, muy pocos si no es que solo la familia Kido sabía de su existencia, el bosque era más extenso de lo que se podía imaginar, las montañas, los inmensos árboles y los parajes de aquel bosque escondían más secretos de los que cualquiera pudiese imaginar, todo era posible cuando se trataba de un bosque encantado.

Shiryu e Ikki se encontraban en el fondo de aquellas grutas, atados de muñecas y pies por unos grilletes, eran acreedores de marcas que probaban habían sido torturados día y noche incontables veces, los labios de ambos se encontraban partidos a falta de agua en sus cuerpos, sus ojos permanecían cerrados por el cansancio de tales torturas con los puños de Pandora, algunas heridas permanecían abiertas y escurriendo el líquido carmín oscuro de las mismas, mientras que otras poco a poco cicatrizaban, pero nunca daban tiempo para cerrar, pues la crueldad de Pandora siempre era impaciente para que se curaran del todo.

El peli azul siempre susurraba entre dientes el nombre de su pequeño hermano, a él podía pasarle lo que fuera pero a su hermano no podían tocarlo ni con el rose de un ala de mariposa, su madre biológica lo había abandonado al nacer en la caverna de su padre, ambos decepcionados por un matrimonio arreglado entre familias de dragones, las más altas de sus rangos respectivamente, ¿Se amaban? No interesaba, mientras la descendencia fuera mejor que la anterior nada importaba y así fue, el matrimonio arreglado cumplió con su cometido, al nacer Ikki aquella hembra dragón se marchó lejos para encontrar aquel verdadero amor que cualquier fémina, humana o monstro siempre anhelo desde pequeña, ¿Lo encontró? Sigue siendo un misterio, ni siquiera estaba seguro de si su madre biológica aún seguía con vida. Pero el verdadero amor de su padre se le comparo como al de una madre, aquella humana cuido de Ikki aunque él no lo pidiera, cuando visitaba a su padre traía comida deliciosa para él también sin buscar aprobación alguna, uno de sus recuerdos más preciados fue cuando Shun estaba en su vientre, su estómago emergía de entre la ropa para dejar a la vista el ombligo saliente de la mujer –A la nanita nana nanita ella, nanita ella mi niño tiene sueño… bendito sea, bendito sea- la mujer arrullaba a Shun estando en su vientre, mientras con calidez acariciaba el mismo, por un momento observo en silencio como su hermano tenía la suerte de que antes de siquiera conocerlo él ya estaba repleto de un amor materno –Ven aquí Ikki

La mujer tomo asiento mientras miraba al joven dragón de forma humana recargado en el marco de la puerta curioso – Desde aquí estoy perfectamente

La mujer rio con ternura y extendió su mano para que este le correspondiera, al tener el agarre del mayor coloco su mano en el vientre –Mi amor…este es tu hermano mayor, es muy bueno y muy fuerte, si algo nos pasa a mí o a papá…él siempre te protegerá, porque él te ama, tanto como mamá y papá- Ikki estaba a punto de reírse cuando sintió un movimiento desde el interior del estómago de aquella mujer, Shun podía escuchar a aquella mujer, el mayor se anonado de inmediato, sus ojos estaban llenos de asombro, sentía como su pequeño hermano se movía con emoción al saber que alguien haya afuera lo esperaba, Ikki estaba a punto de soltar lágrimas de emoción

-Te juro… te lo juro delante de mamá…- este se arrodillo para abrazar el vientre de aquella mujer –Te voy a cuidar con mi vida

Por otra parte Shiryu era fuerte, la única razón era el recuerdo de Seiya escapando del peligro de los Kido, no podía pensar en otra cosa que no fuera él, sus ojos, su cabello, su cuerpo y el incondicional amor que le brindaba desde que lo conoció.

Shiryu provenía de una familia de dragones oscuros, es por esa razón que conocía tanto acerca de sus costumbres egoístas, sabia con exactitud sus manías, sus ventajas y puntos débiles, los dragones nacían de un color grisáceo, un color neutral, ellos podían escoger su “destino” decidiendo ellos mismos, lo más común era que los bebés fuesen de la misma tonalidad que el resto de su linaje, pero siempre había una excepción y esta era la ocasión.

Shiryu salvo a Seiya, fue en el ritual principal de los dragones, al nacer tienen que cambiar de color con su primera decisión, la familia de Shiryu había secuestrado a un Sucromaleonis un animal capaz de transformarse en cualquier cosa, si es que conoce sus partes vitales interiores, no solo el exterior se transforma también el interior, aquel  dragón obtuvo un flechazo al estar a solas con el pequeño Sucromaleonis, Seiya le había contado lo mucho que odiaba a los humanos, lo mucho que detestaba su existencia y aquellos sentimientos que poseían, odiaba tener el aspecto de un humano pero era la única anatomía que conocía de memoria.

Fue cuando Shiryu cambio de color a uno verde claro diciéndole “No deberías odiarlos, pues ellos seguro te envidian al saber que puedes transformarte en cualquier ser, imagina, puedes volar, puedes alcanzar gran velocidad por tierra y ellos simplemente seguirán igual”

Ambos escaparon, Shiryu no sería aceptado por su familia maligna y él no es como si quisiera formar parte de aquellas tradiciones, la amistad de ambos duro siglos hasta que prospero en un profundo amor, nunca se separarían, siempre verían por el otro, no porque se lo hayan prometido si no porque es lo que ambos querían para el otro.

El silencio de la caverna fue quebrantado al escuchar un par de hermanos platicar – Está todo preparado, hoy mismo eh puesto el señuelo- Saori hablaba con normalidad, pero con tonalidad alta, esperando que su hermano Shaka hiciera lo mismo

-¿Crees que funcione?

-¡Efectivamente! No tiene pierde, en el pueblo comen ansias porque suceda, serían unos estúpidos de porquería al perder tal oportunidad

Shiryu e Ikki poco a poco prestaban más atención en aquella conversación y ¿Cómo no hacerlo? Era lo único que podían escuchar –Si es el caso, Shun morirá al amanecer

Ikki se anonado completamente, ¿¡Porque matarían a su hermano?! ¡No podía permitirlo! -¿¡Que han hecho?! ¿¡Que le han hecho a Shun?!- apenas podía hablar

Saori comenzó a reír y después se fue de aquella caverna dejando a ambos dragones preocupados, no podían hacer nada por más que lo desearan, después de tanto gritar Ikki quedo afónico y a causa del alboroto recibió más azotes y golpes de Pandora, dejándolo moribundo, si no recibía ayuda moriría, los hermanos Kido habían conseguido la forma de evitar que se transformara en dragón durante el día, por lo que no podía curarse con la acostumbrada velocidad que podía.

Ikki comenzó a llorar de impotencia, su hermanito moriría y la mañana era cercana –Dios… no permitas que le ocurra algo… Mi pequeño hermano- comenzó a sollozar de nuevo a causa del dolor de ser inútil, la piel le quemaba y el corazón se le desgarraba, nada de eso le importaba, Shun era su única preocupación

A la caverna donde estaban presos entro Esmeralda con timidez, con un cazo de madera con agua y un pañuelo con ella, se agacho para mirar al mayor que lloraba desconsolado y comenzó a limpiarle la sangre de aquellas aberturas –No llores todo estará bien

-Tú qué sabes… Están a punto de matar a la única familia que me queda

Esmeralda acaricio sus mejillas amoratadas e Ikki correspondió con una mirada decaída –Lo que mi familia hace no es correcto… Voy a liberarte para que puedas rescatar a tu hermano

Ikki abrió completamente sus orbes turquesa marino con un brillo de esperanza -¿En serio?

Esmeralda asintió con una cálida y tierna sonrisa, tomo los grilletes de sus muñecas y rápidamente se los quito, pero aquel dragón no tenía fuerzas para levantarse mucho menos para correr tal distancia hasta el pueblo y salvar a su hermano

-Yo lo haré-dijo Shiryu mientras miraba a Ikki desesperado por su situación –Pandora no me azoto, tengo más fuerza que tú, hare que Seiya o Hyoga vengan por ti… rescatare a tú hermano, lo prometo

Esmeralda miro al dragón mayor y este con toda la rabia del mundo asintió en señal de aprobación, su orgullo quedo herido pero el amor a su hermano era mayor y así fuera Shiryu su salvador o él lo importante es que su hermano estuviera a salvo.

Esmeralda retiro rápidamente los grilletes de Shiryu, estando una vez de pie Esmeralda lo tomo por los hombros –Mi hermana Saori tendió una trampa a tú amigo, lo acusó de practicar ocultismo y la pena para ello es la hoguera, tienes que correr antes de que lo quemen o será tarde, yo cuidare de Ikki

Shiryu asintió y salió a toda velocidad de aquella caverna, la luz del crepúsculo lo alarmo de inmediato, faltaba muy poco para él amanecer, corrió lo más que pudieron sus piernas hasta que callo derribado al suelo -¡Seiya! Ayuda…- no podía detenerse, con sus manos comenzó a arrastrarse –Seiya… Hyoga- las piernas las tenía entumecidas desde hacía hace medio mes, intentaba que no fuese un obstáculo pero era inevitable, con lo poco de fuerza que le quedaba lanzo al aire un rugido esperanzado de que alguien acudiera en su ayuda –Seiya… amor te necesito

Notas finales:

¡SIN SPOILERS!


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