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El vampiro y el plebeyo por ryuzaki uzumaki

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Mime había sido más que un amigo para Shun, había sido su hermano, había sido su compañero toda la vida desde que su madre murió y aún más desde que la madre de Mime falleció, ambos inseparables, ambos eran considerados “brujas” por aquella hermosura que poseían pero más Shun, el pelirrojo siempre defendió al menor con su vida, siempre estuvo para darle animo con sus palabras y ahora estaba desmembrado justo frente a sus ojos.

Shun había abierto apenas la puerta de su casa cuando se encontró las partes del cuerpo de su amigo esparcidas por todo el recibidor, un circulo creado con sangre y una estrella satánica estaban dibujados el suelo, unas velas de color café estaban colocadas en cada intersección de la figura, y el en centro el corazón de Mime se encontraba.

El corazón del peliverde se detuvo, sus ojos se inundaron de lágrimas apenas pronunciando el nombre de su ahora difunto amigo –Mi…me- tras de sí se encontraba Saori quien había soltado un grito de horror muy bien fingido, pues la noche anterior ella misma había desmembrado aquel cadáver, ella misma había montado aquel espectáculo en la casa del pequeño Shun.

¿Qué había hecho? Dar pruebas a los aldeanos de que era una bruja, un practicante de ocultismo -¡Auxilio!

Shun había reaccionado por aquel grito de auxilio, girándose de inmediato para observar a una Saori aterrorizada y a la gente del pueblo acumulándose delante de su puerta, Shun simplemente estaba paralizado, aquello era una enorme confusión, ¿Pero quién le creería? -¡Guardia Karla! ¡Anette! ¡Llévense a la maldita bruja! – dos señoritas llegaron con armaduras de palacio, una de cabello pelirrojo y ojos carmín y la otra cubriendo su rostro por un casco de palacio

-No… no ¡no!- Shun intento correr, aquello no podía estar pasando

-¡A por él!- Las chicas inmediatamente corrieron tras él, Shun apartaba a todos los aldeanos o ellos se hacían a un lado temiendo por su vida, el peliverde quería escapar al bosque, hay jamás lo atraparían, sin embargo sus planes fueron fallidos, Anette le había tacleado mientras que Karla le colocaba unos grilletes en sus muñecas.

-¡Shun quedas preso por brujería!- dijo Karla forcejeándolo para arrastrarlo a palacio, mientras que la multitud le abucheaba y lanzaba rocas, Saori estaba regocijándose internamente

-Hyoga… me las pagaras muy pronto

Mientras tanto en el bosque Seiya corría entre los arboles del bosque, jurando haber escuchado el rugido de su amado -¡Te has confundido! ¡Seguro que escuchaste lo que has querido escuchar!- decía Hyoga corriendo tras de él

-¡Nunca! Reconocería a mi luz donde fuera ¡Te aseguro que me llama!- el rubio no quería insistir más, podía tener razón

Corrieron una breve distancia hasta encontrarse con Shiryu derrotado en aquel suelo de tierra, gravemente herido, las señales de tortura eran más que evidentes, Seiya comenzó a llorar -¡Shiryu m amor!- para después moverlo bruscamente intentando que despertara -¡Shiryu!

-Basta Seiya no lo muevas de esa manera, lo empeoraras

Seiya soltó inmediatamente al mayor, temía hacerle más daño del que ya llevaba, el rubio comenzó a rascarse los hombros constantemente algo que llamo la atención del castaño -¿Qué te ocurre?

Hyoga le miro algo preocupado –No es nada, el efecto de la sangre humana se me está pasando… -Seiya mostro un claro semblante de preocupación mientras que el rubio suspiraba y cargaba en su espalda al dragón –Dentro de poco seré un inútil en el sol, tenemos que llevarlo a mi casa para atenderlo

Nuevamente los chicos corrieron contra reloj a la choza del rubio, una vez dentro recostaron a Shiryu y limpiaron sus heridas, aquel chico respiraba con dificultad mientras balbuceaba el nombre de Shun, esto causo cierta molestia al rubio, ¿Por qué estaría soñando con aquel joven si su corazón pertenecía a Seiya?

Antes de que una escena de celos pudiese hacerse presente aquel dragón despertó con un sobresalto en el corazón -¡Shun!

El castaño de inmediato lo sujeto por la cintura abrazándolo intentando tranquilizarlo-Mi luz tranquilo… ya está todo bien, estas a salvo

-¡Shun! ¡Shun tenemos que salvarlo!

Ambos chicos se alarmaron al escuchar aquello, debía estar confundido, ambas bestias dejaban a Shun en la entrada de la aldea desde que su hermano fue capturado y esa mañana no había sido la excepción –Pero amor, él se encuentra bien en su hogar…

-¡No! ¡Los Kido están en la aldea! ¡Le tendieron una trampa a Shun! ¡Quieren culparlo por brujería y como castigo será quemado!

-Tengo que ir por él- dijo Seiya mientras se levantaba, pero a la vez Shiryu tomo su muñeca

-Pero Ikki, está en las grutas cerca del arroyo, está gravemente herido, prometí que salvaría a su hermano y mandaría ayuda para buscarlo, tienes que ir por Ikki antes de que los Kido le castiguen en mi lugar

Seiya y Hyoga se miraron angustiados –Yo iré por Shun, encárgate de Ikki – Dijo Hyoga con seguridad mientras lo tomaba por los hombros

-Pero la sangre…

-Por suerte me queda poco más de una hora, con suerte lograre traerlo en una pieza

-¡Pero si te queda menos! ¡No solo él morirá! ¡Tú también!

-Jamás permitiría que lo tocaran, a mí puede pasarme cualquier cosa, pero solo sobre mi cadáver le tocarían un pelo

-Pero Hyoga…

-Correré el riesgo, tengo que…

-¿¡Pero por qué?!

-Lo ama- Shiryu dijo aquello que era más que obvio pero que el corazón de Hyoga temía admitir-Seiya… deja que valla, encarguémonos de Ikki

El castaño miro a Hyoga con una gran felicidad al saber que aquellos sentimientos comprimidos habían renacido una vez más, pero esa felicidad era acompañada con una gran preocupación –De acuerdo, pero ¡Corre no te queda tiempo!

Hyoga asintió con una sonrisa en su rostro para salir corriendo de aquella cabaña, al sentir aquellos rayos del sol en su piel comprendió que tenía menos de una hora, los Rayos lo calentaban con ferocidad, no era insoportable, solo era incomodo, aun así no fue impedimento para salir al rescate de Shun, mientras que los otros dos se encargarían de mayor.

Aquel chico rubio había llegado al pueblo, las calles estaban abandonadas pero un bullicio las invadía, su cuerpo se llenó de incertidumbre, siguió adentrándose en el bosque hasta que llego al centro del pueblo, con una muchedumbre rodeando un gran escenario de madera, con un poste en el medio lleno de paja seca y con Shun atado al mismo, el corazón de Hyoga se petrifico al ver a aquel muchacho con una fina camisola blanca que cubría todo su cuerpo a excepción de sus brazos y pies con su mirada asustada.

Dios ¿Cómo podía hacer tal barbarie a aquel pequeño? -¡Y se ha encontrado culpable a esta alma perdida del sendero de Dios por eso es mejor regresarla a donde pertenece!- un señor obeso con barba pronunciada bajo una antorcha cubriendo con sus llamas la paja seca que poco a poco comenzó a ser invadida por el fuego.

El fuego se extendió ampliamente creando un humo denso que golpeaba las fosas nasales de Shun asiendo que tosiera y se asfixiara poco a poco, era una lucha por saber quién mataría primero al joven, el humo invadiendo sus pulmones o el humo incinerando hasta el último vestigio de su piel

-¡Shun!

 


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