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El vampiro y el plebeyo por ryuzaki uzumaki

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Notas del capitulo:

¡Pedradas al final!

¡A LEER!

 Hyoga entro a su cabaña con Shun cargando en sus brazos, dejando fuera a aquella pareja, el rubio ignoraba completamente el porqué de su decisión, en esos momentos solo tenía mente para Shun, recostó al pequeño sobre aquel mullido colchón que utilizaba para dormir, lo miro con atención, no parecía tener heridas o siquiera rasguño alguno en su nívea piel.

Si fuera acreedor de tal herida la sangre se hubiera echo notoria en su blanca camisa o recorrería la piel de aquel niño – ¿Qué te ha ocurrido? – Susurro más para sí mismo que esperando una respuesta de aquel ausente menor

Hyoga arrastro una silla hasta el costado de la cama y se sentó a divisar aquel rostro pacifico dormir, de vez en cuando acariciaba su mejilla, recorría sus patillas hasta peinar sus finos cabellos, le gustaba sentir como se resbalaban entre sus dedos para por fin dejarlos libres.

Hyoga lo veía con detalle, memorizando cada facción de su rostro, de su cuerpo, de su ser, era tan obsesivo su reconocimiento que sabía cuantos segundos duraba su respiración, el silencio era tan crudo que podía escuchar su corazón palpitar tranquilamente, maldecía tener los sentidos más agudos que los humanos pues cada sonido que emitía el menor le hacía estremecer.

El tener a un humano cerca de él no era nuevo, pero debía admitir que hace tanto no se acercaba a la sociedad por aquellas perdidas tiempo atrás, que se había olvidado del contacto humano, era tan extraño volver a sentir un ser tan frágil y más si se tratase de Shun.

De cierta manera le recordaba todo lo que había perdido, a su madre, aquella mujer que lo acompaña en su corazón, que lo cuido hasta que ella falleció de tristeza, Hyoga se había alejado de todo lo que conocía desde que aquella mujer le había arruinado la vida, el no estar cerca de Hyoga  su amado hijo menor la destrozo, le recordaba a Isaac su hermano mayor y casi mejor amigo de toda la vida, incluso recordó cuando el mismo se hizo mayor que su hermano, se llevaban cinco años, recordó cuando aquella diferencia desapareció, lo alcanzo a la edad de 88 años, pues a esa edad se había ido de este mundo, murió felizmente casado, con tres hijos y con 6 nietos.

Una vida envidiable para aquel rubio, pues al no poder envejecer siempre vería ver partir a los seres que quería, todos los que conocía ya no existían, seguramente las cenizas de sus cenizas se habían esfumado ya, hace 800 años llego a estos bosques, uno de los más tenebrosos por ser el hogar de varios demonios.

¿Qué podía perder? La soledad y el amargo sabor de sus recuerdos era lo único que tenía, por eso mismo no se alimentaba de humanos, sabía lo que se sentía perder a un ser querido en carne propia, sin embargo con Shun fue distinto, aquella primera vez que lo vio atravesar el bosque cuando era apenas un crio, lo recuerda con claridad, el pequeño niño cubierto con una capa marrón, siendo alumbrado por la luz de una vela, llevaba un cuchillo colgando en su cadera por si requería defenderse, lo cual sería inútil, cualquier monstro o animal de este bosque solo sentiría cosquillas al ser atacado con tal juguetito.

Recuerda haber visto sus ojos horrorizados, miraba siempre atento a cada sonido que sus oídos alcanzaban a percibir, al igual que se alejaba de cada arbusto que veía moverse, caminaba tembloroso hasta caerse con una raíz que sobre salía de la tierra, por evitar que la vela causara un incendio termino cortándose con aquel cuchillo, nada grave, pero lo suficiente para escapar un pequeño chorro de sangre.

Y como si de un tiburón al hedor primerizo con la sangre se tratase enloqueció, aun después de once años recuerda como aquel olor dulce lo estremeció, haciéndolo sentir caliente, su sangre hervía por aquella sensación en sus fosas nasales, su cordura paso a segundo plano, dejándose                                                                                                                                                                               guiar por sus instintos primitivos, aquella ocasión fue la primera vez que pudo sentirse como bestia, su corazón muerto latía con ferocidad a tal grado de asegurar que podía hacer un hueco desde dentro en el pecho del rubio para poder escapar, quería ese brebaje ¡A cualquier costo!

Un demonio terrestre en forma de serpiente se había percatado de aquel aroma también, ¡No lo permitiría! Aquella víbora se lanzó sobre el indefenso niño, pero este la detuvo a escasos centímetros de clavarle los envenenados colmillos, con sus manos la asfixiaba, sus ojos estaban perdidos en una inmensa adrenalina que recorría su cuerpo, Shun había salido huyendo, se ocultó en el primer arbusto que cruzo su camino a escasos metros de aquellos dos monstros, apago la vela y cubría sus labios con las manos mientras se los mordía intentando no gritar o sollozar.

Hyoga harto de ver que la serpiente no cedía clavo sus dientes en esta, absorbiendo su repugnante sangre, pues no era rival para aquel hedor que aun tenia impregnado en su cuerpo, lentamente el animal que estaba prisionero en sus manos y en sus dientes dejo de pelear hasta caer frio en la tierra, Hyoga respiraba agitado intentando recuperarse de aquella adrenalina recorriendo sus venas, había terminado con aquel demonio de tan baja categoría y seguiría ese pequeño niño escondido fallidamente entre los arbustos.

Estaba decidido, nada lo frenaría, nada excepto esos ojos color esmeralda llenos de lágrimas y no solo eso, de genuina pureza, sus orbes azul claro se cruzaron con esas esmeraldas cristalinas y hermosas, esos pequeños e inocentes ojos domaron a la bestia, Hyoga retrocedió de un salto a las sombras ocultando su silueta, sintiendo un extraño sentimiento en su pecho, no era amargo ni mucho menos, era reconfortante y cálido.

El rubio había regresado en sí, no entendía porque quería quitarle la vida a ese pequeño, se había jurado así mismo no hacerlo, el no provocaría el sentimiento que le había provocado el tiempo, aun oculto entre la sombra de los arboles vio como aquel niño salía de su escondite para después salir huyendo, pero no en dirección al pueblo, si no adentrándose más en aquellas tinieblas y arboles gigantescos, dejándose perder a cada paso que daba.

Hyoga salió de su ensimismamiento al percatarse de una mirada clavada en su persona –Shun… ¿Cómo te encuentras?- El joven había despertado

El menor parpadeo intentando enfocar su visión, después sonrió al encontrarse con Hyoga, sonrisa que le duraría escasos segundos, a su mente regreso todo lo ocurrido, mostrando un semblante de preocupación -¿¡Hace cuanto estoy aquí!?- se levantó con brusquedad

-No lo sé, quizá una hora

-¡Dios mío no!- Shun se dirigió corriendo a la puerta, siendo interceptado por el mayor –Hyoga, no, ¡Deja me ir! ¡Tengo que ir!

-¿¡Con ese monstro?! ¡Aprende de una vez! ¡Esa caverna es peligrosa! ¡Ese demonio te ha hecho daño!

Shun se anonado al escuchar esa acusación -¿¡De que hablas?! ¡No me ha hecho daño!

El menor trato de empujar al mayor, intentando dejarlo pasar -¡No me quieras ver la cara! ¡Te encontré desmayado cerca de la cueva! ¡Ese dragón te ha querido de merienda!

Shun le miro con los ojos cristalizados –No es así… te lo juro que no es así…- Hyoga le miro con severidad, si no era el caso entonces ¿Cuál?

-¡Entonces dime! ¿¡Que te ocurrió?! ¿¡Tienes idea de lo preocupado que estaba?! ¡Un humano como tú, es presa fácil!

La puerta de aquella morada fue abierta por cierto monstro de cabellos castaños, esto causó que Hyoga fuera derribado por esta cayendo al suelo -¡Hombre deja de gritar no eres su madre!

Shun vio la oportunidad perfecta, salto el cuerpo tumbado de Hyoga, el rubio intento frenarle tomándolo del tobillo, pero el menor lo pateo soltándose del agarre y salió corriendo de la choza en dirección a aquella caverna nuevamente -¿¡Porque diablos no los detuvieron?!- grito Hyoga mientras se ponía de pie

-¡Pensé que tú lo tenías!- dijo Seiya señalándolo

Hyoga gruño de rabia, empujo al castaño de su camino y salió corriendo tras de Shun, los otros dos le siguieron-¡Shun regresa!- gritaba el rubio mientras intentaba alcanzarlo, este lo ignoraba e incrementaba la velocidad

-¡Ese chico quiere morir!

-¡Calla te Seiya!- Hyoga le reprocho con una gran furia en su voz, pero lo que realmente sentía en ese momento era miedo.

Pronto llegaron a la falda de la montaña, la caverna estaba cada vez más cerca de Shun, no tenía intenciones de detenerse, incluso corrió con más fuerza al ver que su destino estaba frente a sus ojos, los ojos celestes vieron como el menor se adentró en la cueva, la sombra de aquella abertura lo cubrió conforme entro y cuanto más corría mas se confundía entre la oscuridad.

Hyoga iba a entrar sin duda alguna, sobrevivió a un ataque de aquel dragón, no permitirá que hubiera un segundo, sin embargo Seiya lo tacleo haciéndolo caer justo a la entrada de aquella temible y oscura caverna -¿¡Que te crees que ibas a hacer?! – Seiya le reprochaba aquella decisión suicida ¿Y quién no?

-¡Suelta me! ¡Si no voy se lo va a tragar!- Hyoga intento zafar sur piernas de los brazos de Seiya, hasta que Shiryu vino a poner orden

-Basta, Seiya suéltalo

-¡Pero Shiryu!

-Es decisión suya el entrar o no y como sus amigos lo apoyaremos y protegeremos si hace falta

-¡¿Quieres ponerle cara a un dragón oscuro?!

-Quieras o no soy un dragón

-¡Pero uno verde! ¡Y verde claro por si no lo notaste! ¡Lo tuyo es ser sabio y pacifico! ¡No andar peleándote con dragones malvados!

-Y siendo un dragón sabio es mi deber cuidar de mis colegas – este dio por concluida la pelea, extendiendo una mano a cada uno, los dos la tomaron y se levantaron sacudiendo la tierra de sus ropas, Shiryu corto una rama bastante gruesa, escupió fuego por su boca y regreso a la entrada de la cueva –Vamos- Shiryu vio dudoso a su amor, se notaba bastante asustado, este estiro su mano para que el otro se aferrase a ella, Seiya la tomo gustoso, Hyoga los vio con cierta envida pero le restó importancia, en estos momentos únicamente quería ver a Shun sano y salvo.

El trio de criaturas mágicas entro en esa temible caverna, Shiryu iba delante, Seiya le seguía y Hyoga estaba hasta el final, la caverna era bastante árida, llena de estalactitas y estalagmitas que alumbraban la improvisada antorcha de Shiryu, caminaron un poco más hasta que se encontraron con dos senderos –Bravo… ¿Y ahora por dónde?- Seiya  dijo inseguro

Shiryu miro ambos túneles, olfateo de cerca –Por aquí- señalo el túnel izquierdo

-¿Cómo lo sabes?- pregunto Hyoga desconfiado

-Huele a sangre

Eso perturbo al rubio, haciendo que instintivamente saliera corriendo en dirección de aquel túnel -¡Hyoga espera!- grito Shiryu mientras salía corriendo tras suyo junto con Seiya soltándose ambos del agarre que habían hecho al inicio de aquella caverna

<< ¡Por favor que este bien! ¡Que este bien!>> se decía el rubio sin detenerse, para su sorpresa la cueva empezaba a ser alumbrada por antorchas colgadas -¿Y esto?- el rubio se detuvo de inmediato junto con los otros dos

-Esto demuestra que es el camino correcto, o eso creo- Shiryu miraba con detalle aquel pasillo de piedra

Seiya tomo la mano del mayor y este le correspondió –Quieres decir que el dragón…

-Sí, debe estar ahí adelante amor- Seiya se intimido de inmediato –No temas, te cuidare a todo momento- Shiryu acuno su rostro y beso su nariz trayéndole  protección

Hyoga los miro en silencio por el rabillo de su ojo, hasta ellos dos tenían más suerte que él –Venga vamos- El rubio interrumpió aquella muestra de afecto para seguir caminando

Durante un par de minutos caminaron hasta encontrarse con lo que parecía ser una vivienda de un humano, había una mesa de madera junto con dos sillas, una cama individual y otras cosas sencillas -¿Para que necesitaría esto un dragón maligno?- pensó en voz alta Seiya mirando aquellas posesiones junto con sus acompañantes

-No las necesita- Esa voz sonó detrás de ellos

El trio de chicos se giró impresionados -¡Shun!- grito el rubio al verlo aun en una pieza

-Son para mí

Notas finales:

¡¿Por qué rayos un dragón tiene pertenencias de humanos?!


¿Por qué Shun va sin falta cada noche a esa cueva?


¿Qué es lo que le ocurrió?


¿Hyoga por fin obtendrá respuestas?


Descubre eso y un poquito más en el siguiente capitulo


Déjenme sus comentarios para saber si les va gustando la historia o si no


¡Esperare ansiosa! Nos leeremos


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