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El vampiro y el plebeyo por ryuzaki uzumaki

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Notas del capitulo:

!Pedradas al final! a Leer

Los cabellos de Shun danzaban entre las corrientes de aire sin ritmo alguno, su corazón había dejado de latir por un momento y cuando le hizo aquella pegunta Hyoga únicamente miraba al cielo, admirándose con los movimientos de aquellos árboles, como su silueta se contorneaba entre el cielo lleno de estrellas brillantes  -¿Qué pasaría si lo fuera?- Hyoga se abrió a otra posibilidad, ¿En qué le afectaría que fuese un vampiro? ¿Sería relevante realmente?

Pregunto el rubio intentando restarle importancia, pero por dentro moría de incertidumbre, la brisa seguía haciendo danzar a los cabellos de ambos durante un breve lapso de tiempo, para por fin dejarlos reposar sobre los hombros de sus respectivos dueños, la brisa había muerto pero el silencio había nacido, en espera de la respuesta del menor, Shun sonrió delicadamente –Tendría una razón más para venir

Esa fue su respuesta, esa respuesta estremeció el helado y solitario corazón de Hyoga, le había dado el lujo de haber sentido la calidez en su cuerpo una vez más, Hyoga había despertado de aquel sueño, hace poco más de medio mes que había ocurrido aquello, ese día había despertado antes de tiempo, aún faltaban casi dos horas para el anochecer, por lo que se le ocurrió una brillante idea, iría a aquella aldea a las orillas del bosque a espiar a Shun.

Se colocó una capucha café que cubría todo su cuerpo, pues si los rayos del sol llegasen siquiera a rozarlo su piel se quemaría, hasta el grado de que pudiese incinerarse completamente, una máscara cubrió su rostro y unos guantes protegían sus manos.

Salió deprisa en dirección al pueblo, saltando de rama en rama, hasta por fin divisar aquel pequeño pueblo, las casas eran contadas al igual que sus habitantes, era tan minúscula su población que todos se conocían entre ellos, no había nada que hicieran y que por lo menos la mitad de la gente no se percatara, entre esa gente Hyoga busco con la mirada a Shun desde aquellos árboles, cuidando de no ser visto.

Después de cierto tiempo pudo encontrarlo, estaba regresando del mercado, en sus manos traía un bolso solo se dejaba ver lo que parecía ser carne, un pedazo de queso  y fruta, su mirada estaba siendo robada por el cielo que se teñía de colores naranjas y rojizos, un paisaje digno de admirar; ciertas personas se acercaron a él empujándolo, este se tambaleo pero alcanzo a recuperar el equilibrio de su caminar, dirigiendo su mirada a sus agresores.

La sangre del vampiro comenzó a calentarse, acercándose un poco más para poder escuchar. -¡Bruja!

-¡Les eh dicho que no soy ninguna bruja!

-¡Eso dices! ¡Pareces una!

-¡El tener este aspecto no ha sido decisión mía!

El menor usualmente era acosado por su bello y casi femenino aspecto, se decía que las brujas para disimular su existencia hacían lucir una apariencia hermosa, perfecta e inocente, justo como Shun, sumando sus visitas nocturnas al bosque desde que era niño, era un muy buen candidato para hacerlo practicante de ocultismo.

-¡¿Acaso no te salió el hechizo?! ¿Querías ser mujer y por accidente te pusiste pene?- uno de ellos comenzó a burlarse a todo pulmón

-¡Te digo que así eh nacido! ¡No tiene nada que ver con hechicería!

Hyoga observaba atento tal escena, era verdad que él también tenía sus dudas con respecto a Shun, quizá no sería un demonio o bruja, pero era claro que libre de pecado no estaba, la disputa concluyo al hacer tropezar a Shun hasta derribarlo, el menor estaba tan acostumbrado a las ofensas que le restó importancia, recogía algunas manzanas que habían salido de aquella bolsa y siguió su caminar, el cielo ya estaba más oscurecido, si no se apresuraba lo sancionarían por estar fuera al toque de queda.

-¿No te han dicho que es malo espiar a la gente?

Hyoga se giró asustado – ¿Y  ti no te han dicho nada sobre asustar a la gente?

Un joven con cabellos azabaches largos estaba recargado sobre el tronco a sus espaldas-Lo lamento, creí que me habías notado a kilómetros

-¿Qué haces aquí Shiryu? Creí que no te gustaba acercarte a la aldea

-Eh venido porque tú venias, temí que cometieras una tontería

-¿Hablas de que le chupara la sangre a alguno de esos aldeanos?- Shiryu no dijo nada, ese silencio fue suficiente confirmación –Te eh dicho que no soy ese tipo de bestia, el que sea físicamente un monstro no significa que tenga que serlo mentalmente- Hyoga se levantó de aquel árbol, quitándose su capucha y mascara

-Prefiero prevenir para evitar lamentar

-Valla manera de decir que desconfías aun de mí, ¿Cuánto tiempo llevas de conocerme?

Shiryu cruzo sus brazos –Casi ochocientos años

-Y en ese tiempo ¿eh herido a algún humano de esta asquerosa aldea?- Shiryu negó con la cabeza -¡¿Entonces?! Deja de vigilarme

Hyoga se giró nuevamente a la aldea, intentando buscar a aquel joven de cabellos esmeralda –No solo eh venido por eso Hyoga

-¿A que más has venido?

Hyoga no se molestó en dirigirle la mirada, sabía perfectamente que tenía parte de su atención –Eh tenido una pequeña visión…- Hyoga lo miro por sobre su hombro –Tiene que ver con ese chico

Hyoga bufo -¿Acaso me lo terminare cenando?- él sabía que no era capaz de aquello

-No, pero si te diré que terminas casi muerto

Hyoga sonrió y se giró nuevamente a buscar a Shun –Entonces… eso es bueno, ¿No crees?

Shiryu no dijo nada más –Sabes que puedes acudir conmigo si necesitas ayuda

-No lo creo necesario, siempre vienes antes de que me ocurra algo, veo que esta vez no fue la excepción

-Vengo cuando lo considero necesario

-Con más razón pienso que esto será interesante, ¿No te parece?

Shiryu se giró a punto de irse –No dirías lo mismo si supieras cual fue mi visión- y se fue

Hyoga bufo –Como si fueras a decírmela- y él también se retiró de aquel sitio, regreso a aquella cabaña oculta entre las profundidades, estaba abandonada y en muy mal estado cuando la descubrió, por lo que sería perfecto para habitar, nadie nunca lo molestaba y estaba muy bien resguardada en lo profundo de aquel paraje.

 Dejo sobre su cama las prendas que utilizaba para cubrirse del sol, se recostó un momento, cerró sus ojos mientras colocaba sus manos por detrás de su nuca, hasta quedarse ligeramente adormilado, sin darse cuenta estaba vagando en sus recuerdos, hasta recordar a aquella mujer.

Una chica peli morada, con ojos turquesa oscuros, cuando tenía veintiuno años de edad, hace casi ya mil años, lejos de este lugar, conoció a aquella mujer, aquella chica que pensó seria el amor de su vida, pero lo único que hizo fue destruirla, prolongarla más de lo necesario y de lo deseado.

-Saori…- sus labios soltaron aquel nombre instintivamente, al mismo tiempo un escalofrió recorrió su columna vertebral, dejándolo helado, por reflejo se abrazó así mismo, intentando que ese mal recuerdo se fuera inmediatamente de su mente, ladeo su cabeza con brusquedad, deseaba expulsar aquella imagen de sus recuerdos.

Pero fue inútil, término recordando más de lo necesario, esos abrazos, esas miradas, momentos juntos, incluso ese beso que arruino su vida para siempre. -¡Mierda!- grito con unas cuantas lágrimas en sus ojos, su corazón dolía, le quemaban las entrañas de tan solo recordar a esa maldita mujer.

Lleno de cólera salió de aquella cabaña rustica, corriendo sin rumbo alguno, queriendo perderse en la oscuridad, que la tierra lo devorase y de paso terminar con su sufrimiento, corrió y corrió, posiblemente en círculos o en la extensión del bosque, no le interesaba hasta que un muro de roca se interpuso en su camino, soltó un grito de dolor mientras cubría sus orbes azules con la palma de sus manos.

De verdad que quemaba aquel órgano llamado corazón, golpeo aquella solida roca, enterrándose varias más pequeñas en sus nudillos, pero en ese momento era lo que quería, desquitar su dolor aunque se hiriera así mismo, grito con cada golpe, con cada punzada en su pecho, grito y golpeo hasta que unos cálidos brazos rodearon su cuerpo -¡Basta!

Hyoga se detuvo de inmediato al sentir aquel tacto inesperado, dejándolo atontado, miro sobre su hombro encontrándose con una cabellera verde –Shun…

-Detente… ya no te hagas daño, estoy aquí contigo… - Shun estrujo más el cuerpo del de cabellos rubios con delicadeza, quería hacerle sentir que estaba a salvo, tuviera lo que tuviera él lo cuidaría

El cuerpo de Hyoga comenzó a perder rigidez, el dolor en su pecho iba disminuyendo y se dejó contaminar por aquella calidez ajena –Gracias…

Dijo apenas en un pequeño susurro que fue lo suficientemente claro para aquel joven de cabellos esmeraldas, con una de sus manos sangrantes tomo delicadamente el agarre del menor mientras acariciaba sus dedos tembloroso quizá aún por el miedo de que el rubio siguiera haciéndose daño –Deja me verte- Shun soltó despacio a Hyoga, este sintió el cruel viento enfriando su espalda, aquella que Shun había calentado con ese duradero consuelo.

Hyoga no se movió, el menor se colocó frente del rubio antes de que pudiese reaccionar, tomo con cuidado sus manos haciendo reconocimiento de los daños, estaban tan heridas y todo por una rabieta que ya no tenía sentido en esos momentos.

-¡Tengo que curarte!-Hyoga retiro sus manos de aquel gentil agarre

-Déjalo, sanaran pronto

Shun se apresuró a tomar sus muñecas y casi arrastrarlo hasta el lago -¡No seas terco!- caminaron ambos en silencio, sin dejar de lado aquel contacto, pues el menor temía que si lo soltaba este se iría corriendo lejos, llegaron hasta el rio que era iluminado por la poca luz de luna que había esa noche. –No te muevas, no tardare-Shun obligo al mayor a sentarse en una roca mientras que sacaba su pañuelo y lo remojaba en el rio

-Lo que digas…

Hyoga no tenía ganas de contradecirlo, realmente no le dolían las manos, pero si el atenderle dichosas heridas hacia que el menor se fuera tranquilo se dejaría, Hyoga escuchaba el escurrir el exceso de agua en el pañuelo que era exprimido por Shun, mientras miraba desinteresadamente sus manos, <<¿Cómo fue que me hice tanto daño?>>

Shun lo saco de su ensimismamiento cuando roso sus manos –Quizá te duela…-le miro buscando su aprobación

-Descuida- evito mirarlo girando su rostro al lado contrario

Shun comenzó a limpiar la sangre de aquellas aberturas en la piel bronceada del mayor, este reacciono con un reflejo queriendo retirar su mano, se movió apenas un milímetro lo cual alerto al menor-¿Te lastime?- Hyoga negó con la cabeza aun sin mirarlo, continuo con su labor en silencio unos momentos, hasta que se armó de valor –¿Por qué gritabas?- Hyoga lo miro con seriedad, pero el menor evito a toda costa aquella gélida mirada –Me asusté mucho cuando escuche gritar a alguien… pensé que una bestia estaba atacando a un ser humano, pero después te vi golpeando esas rocas… ¿Qué te había ocurrido?

Ambos permanecieron en silencio, por un lapso de tiempo –Es cosa mía- Hyoga aparto las manos del menor, se levantó y se dirigió al borde del lago –No creo que te importe- este se agacho a lavarse las manos retirando los restos de su sangre

-Entiendo… lamento ser entrometido

Hyoga sintió un fuerte dolor en el pecho, no tenía intenciones de hacer entristecer al menor, la realidad es que no quería recordar aquellos malos momentos de su vida pasada, una que ya no tendría el lujo de volver a disfrutar, suspiro resignado y cuando estaba decidido a contarle aquel relato el menor se despidió

-Debo irme… cuídate- El menor salió casi huyendo de aquel sitio, haciendo que el mayor se diera de golpes mentalmente

-Eres un idiota, ¿Lo sabias?

Detrás de él se escuchó una voz y no era necesario voltear para saber quién era

-¿Tu de nuevo?

-Es la primera vez que  veo que alguien más se preocupe por ti, creo que ni tú mismo te das esos tratos

-Silencio, esa es su personalidad, yo no tengo la culpa, ¿Ahora qué quieres Shiryu?

 -Nada en realidad, eh escuchado tremendo escandalo desde la montaña

-¿Y qué? ¿Quieres una repetición o algo?- Shiryu negó con una sonrisa burlona en sus labios

-¿Qué ganaría con eso?

-Entretenimiento supongo- Hyoga se dejó caer sobre la misma roca donde estaba sentado cuando Shun atendía meticulosamente sus heridas. -¿Qué quieres?

-Ya te lo dije, nada.

-Entonces lárgate a tu montaña-Hyoga se levantó fastidiado, queriendo regresar a casa

-Pero ya que estoy aquí

Hyoga resoplo -¡No falla! Me quiero largar y te acuerdas- le miro molesto mientras cruzaba sus brazos

-¿Por qué no le contaste?

El ambiente se tensó, Shiryu sabía muy bien la razón –No sé de qué hablas

-No trates de evadirme, sabes perfectamente de que hablo

Hyoga soltó un suspiro, quería responder a su pregunta, pero no sabía exactamente que decirle, buscaba las palabras correctas para poder explicarle que no quería que lo supiera, no le daba placer el contar aquella historia y menos a Shun.

Hyoga estaba a punto de mandarlo a volar cuando un grito de horror se escuchó, esa voz la reconocería a la perfección, tanto o más que la de Shiryu  -¡Shun!

Notas finales:

¿Estara bien Shun?

¿Que es lo que habra visto Shiryu?

Descubran eso y un poquito más en el siguiente capitulo

 

Espero que me dejen sus comentarios

Me animan muchisimo

Nos estaremos leyendo, espero ansiosa!


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