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Una promesa congelada por Miky15E

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Notas del capitulo:

 

¡Disfruten!

Viktor se encontraba bocarriba en su grandiosa cama, estaba jadeando y transpirando a más no poder. Su rostro era cubierto por un rojizo carmesí y el vaho que exhalaba en pequeñas nubecitas, caliente y con un aroma exquisito, adormecía sus sentidos. La peor imagen de él en mucho tiempo, porque en esa imagen que daba y que le daría a su alfa, sólo demostraba cuán afectado lo tenía su celo.


JJ lo había sentenciado en la mañana y gracias a eso, él ingirió tres pastillas y se inyectó en el brazo derecho, pensando que sería el fin de su lujuria. No, al contrario, los supresores habían terminado regados en el piso del baño y el bote con el líquido que se suministraba a través de jeringas estaba hecho añicos. Su cuerpo ya no le respondía como quería y hervía en el deseo.


Rápido, rápido, su alfa debía llegar rápido. Su alfa debía consolarlo.


—Yuuri —jadeó flexionando las piernas y se irguió al sentir cómo el lubricante natural, característico de un omega, resbalaba.


—Sí, te espera. —JJ hablaba en el exterior de la recámara con Katsuki, quien contuvo la respiración al entrar a la casa y marearse por el exquisito aroma dulzón que se mezclaba en el aire.


—No, es Yurio, no quiero —negó el pelinegro, pero sus instintos le decían que se apresurara—. Es el hijo de Viktor.


—¡No lo es! —JJ abrió la puerta y la oscuridad del cuarto no dejó que Yuuri descubriera al personaje que no aguantaba ni un minuto más sin complacer su faceta de omega—. Yurio está con Phichit en una plaza y tú, bueno, tú disfrutarás. —Empujó al bajito y cerró, tragando saliva.


—¿Yuuri? —Se sentó en el centro del colchón, asustado de sí mismo y temblando. Era su fin.


—Viktor, tú… —Su vista fue nublada por unos instantes al percibir con el oído las feromonas de su omega, su destinado.


Ninguno de los dos lo soportó más y se dejaron llevar por esa voz que les murmuraba lo urgidos que estaban. No sería la culpa de ellos, pues era el destino que los había atado con el hilo rojo.


Yuuri corrió a encontrarse con Viktor. Se arrodilló en la cama y jaló al mayor de los tobillos hacia él, quedándose en el medio de sus piernas. El pantalón le estorbaba y se deshizo de la prenda tan pronto como su consciencia le permitía reaccionar. Hasta ese punto, ambos se miraron fijamente; Nikiforov sonrió, aún atemorizado, y Katsuki se abalanzó sobre el peliplata, tomando sus labios en una mordida.


Viktor abrazó la espalda de su alfa por debajo de los hombros y enterró sus uñas en esa piel que le parecía divina. Contestó al beso de la forma que le era posible y enredó su lengua a la otra, iniciando una danza apasionada en su cavidad bucal. Se estaba excitando más, y lo sabía. Su cadera se meneaba impaciente y su erección se elevaba, chorreando presemen en la punta.


El pelinegro fue el primero en romper la unión de sus sinhuesos con un hilillo de saliva colgando y dirigió el dedo índice derecho a la entrada de su omega, quien brincó al sentir la intromisión. Las paredes internas de Viktor lo apresaron y Yuuri supo que no era suficiente, así que ingresó un segundo dedo y jugueteó imitando los movimientos de unas tijeras.


Los gemidos comenzaron a inundar el espacio, seguidos de una oleada de feromonas con un olor dulce y agradable para el olfato del pelinegro, que gruñó entusiasmado. No había duda de que estaban destinados, ellos se pertenecían.


—M-Mételo ya —balbuceó en un susurro el peliblanco, que ya estaba ansioso.


Y sin contestar, Yuuri se acomodó y separó más las piernas de Viktor. Se encargó de liberar su miembro con algo de torpeza y se hundió dentro del mayor de un solo golpe, ingresando la punta al principio y, luego de unos segundos maravillándose del calor y la presión que lo recibían, profundizó la embestida hasta que su pene le indicó que acariciaba la próstata.


—AAhh. —Unas lagrimillas rodaron a los lados de sus ojos y eyaculó en los abdómenes al ser llenado, pero todavía no estaba satisfecho.


A pesar de que Nikiforov había tenido sexo infinidad de veces con chicas, jamás en su sano juicio se había sentido de esa manera. Era un sentimiento que lo consumía poco a poco sin ser capaz de comprenderlo, pero ese sentimiento iba acompañado de emociones y sensaciones que lo debilitaban. Y es que, él no estaba teniendo sexo, no, él estaba haciendo el amor con Yuuri, la persona que amaba y lo trataba con mucho cariño.


La estrechez de Viktor apretaba el miembro de Katsuki, produciendo que éste quisiera corromper a su omega. Su lado cruel, que ni él conocía, florecía en esos momentos de lujuria desenfrenada. Le provocaba miedo, pero el miedo era disipado con el aroma que inundaba la habitación y por los brazos que lo atraían a un cuerpo cubierto por gotitas de sudor.


Yuuri intensificó los embates, volviéndose erráticos, y besó los labios suaves del peliblanco. No entendía cómo podía su corazón latir tanto ni entendía cómo su deseo por devorar a Viktor no se agotaba por el cansancio. Le habían narrado que los omegas y alfas tenían una relación muy fuerte, pero él nunca creyó toparse con su omega destinado. Siempre vivió despreocupado, pero ahora su panorama lucía diferente. Es como si todo ese tiempo hubiera esperado por Viktor Nikiforov, como si sus vidas ya estuvieran entretejidas desde hace siglos.


Entonces, recordó su sueño o sus pesadillas y, de repente, la cara de ese hombre era la de Viktor. Quizá, las palabras que le musitaba tendrían un significado mañana o la próxima noche. Sí, tal vez ese hombre era su pasado avisándole que estaba cerca de hallar la felicidad en el futuro.


—Yuuri. —Dejó caer su cabeza hacia atrás, curveándose al llegar a un intenso orgasmo que lo hizo tiritar de puro placer.


El de ojos cafés sacó su pene, le dio la vuelta a Nikiforov y se deslizó en Viktor más fácil al estar mojado por su semen. Se agazapó encima del mayor, quien escondió su rostro en una almohada y se aferró a las sábanas.


—Te amo —afirmó soplando los cabellos que tapaban la nuca del peliplata—. Te amo —repitió entreabriendo los labios.


—Hazlo, quiero que lo hagas. Márcame —pidió recargando su mentón en la almohada. Estaba seguro de que no se arrepentiría, ni él ni Yuuri.


Katsuki lamió la piel y enterró sus dientes en una mordida que hizo gritar de dolor y goce a Viktor, mientras que la protuberancia de su miembro se hinchaba y ambos se corrían. Estaban en el final y ya no podían lamentar lo sucedido. Él había marcado a un omega que se hacía pasar por alfa y no pensó ni en las consecuencias, porque no habría consecuencias si ellos se amaban.


Fatigados y complacidos, se dedicaron a oír sus respiraciones. Yuuri se recostó en Viktor, pues el nudo no le dejaba sacar su pene y contempló la marca de la nuca que sangraba aún.


—¿Te duele?


—Algo, pero el dolor no se compara a la felicidad —murmulló sonriendo y estiró sus brazos hacia adelante, siendo perseguidos por los de su alfa.


—¿Por qué no me lo confesaste? —Entrelazó sus dedos con los otros y empezó a regar un camino de besos en la nuca y hombros de Nikiforov.


—Por Yurio. La sociedad me señalará como alguien débil y que no merece ser dueño de una empresa; me marginarán —murmuró triste. Su hijo debía ser su prioridad y ya no lo era.


—No lo harán. Me tienes a mí, yo los protegeré —aseveró intentando que el mayor confiara más en él—. Te lo prometí; te prometí que no te abandonaría ni permitiré que les hagan daño, ¿entendido?


—Yuuri, eres un chico muy tierno —rió asintiendo y las lágrimas descendieron por sus mejillas—. En serio te amo.


—El tierno eres tú —refunfuñó haciendo un mohín, pero aceptó la contestación, aunque hubiese preferido un simple sí.


—Pero tú eres el que está aplastándome —musitó, replicando la vocecilla de un niño.


—¡P-Perdón! —exclamó avergonzado—. No puedo separarme.


—Me gusta estar así —dijo cerrando los ojos sin borrar su  enorme sonrisa.  

Notas finales:

Creo que ya se esperaban que habría lemon, y si no es así, ojalá lo hayan disfrutado. uwu 

Muchas gracias por continuar este fanfic y a las personitas que comentan, no saben cuánto me alegro de leer sus reviews. <3 

¡Nos leemos el miércoles! 


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