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Una promesa congelada por Miky15E

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Notas del capitulo:

Algo tarde el capítulo, pero aquí está. 

¡Disfruten!

—¿Ocultarás la marca? —preguntó Yuuri sentado en el borde de la cama. Vestía un bóxer azul y una camisa blanca desabotonada.


—No, no lo haré. ¿Tú le ocultarás a tus padres que yo soy un omega? —Viktor tenía una bata de baño atada a su cintura y rebuscaba el botiquín de emergencias en el clóset.


—Claro que no —afirmó decidido y eso fue suficiente para que el mayor sonriera, diera la vuelta y se le acercara.


—Entonces tampoco me avergonzaré de mostrar mi marca. —Se acomodó en el regazo de su alfa y lo rodeó del cuello, mirándolo cara a cara sin perder ningún detalle de ese angelical chico que amaba.


—Estamos juntos. —Katsuki sostuvo al peliplata de las nalgas y lo lanzó de regreso a la cama—. Eres mío.


—Todo tuyo.


No importaba cuántas veces se habían fundido en ese amor pasional que los consumía, ellos simplemente no se abastecían del otro. Se necesitaban; se deseaban como si el mañana no existiera. Los dos se sentían plenos al estar unidos y jamás imaginaron que ese sentimiento fuera tan poderoso.


Un día completo había transcurrido y Viktor no pensaba en su hijo. Sabía que estaba a salvo porque JJ lo acompañaba, pero los momentos lúcidos que tenía eran muy pocos para idear una explicación. Se bañaba, Yuuri le hacía el amor y se dejaba llevar por su celo. La piel le ardía de tantos chupetones, la mordida en su nuca dolía y él continuaba eyaculando en las sábanas, ansioso por ser embestido.


En cuanto a Yuuri; él era más consciente de sus actos, pero no se contenía. Le gustaba la sensación de estar dentro de su estrecho omega. Amaba cada parte del Viktor que se retorcía de placer y gemía su nombre. La felicidad que le invadía en esos instantes era incalculable, pues nunca en sus años de vida había deseado de esa manera irracional a un hombre.


-n-


—Buenos días —saludó JJ al ver salir al menor de la habitación de su amigo—. Hueles a sexo. Mucho sexo.


—P-Perdón —balbuceó avergonzado y haciendo una reverencia. Hasta hoy le caía encima el hecho de que en ese apartamento vivía su pareja con su hijo y Jean.


—Ah, no te disculpes. —Le revoloteó los cabellos y comenzó a caminar atravesando el pasillo—. Vine por ropa de Yurio.


—¿Dónde está? —Siguió al guardaespaldas rumbo a la cocina y se detuvo a un costado derecho de la puerta.


—Lo llevé a un hotel. Él es un omega y no percibe el olor de las feromonas de su padre, pero sí pedirá explicaciones de ti. —Abrió el refrigerador, tomó una jarra de agua natural y se sirvió en un vaso de vidrio—. ¿Usaron protección?


—¿Qué? —Frunció las cejas sin entender a qué se refería JJ.


—Condón. —Observó al jovencito frente a él y rió al notar el sonrojo en sus mejillas—. Supongo que no. —Bebió unos tragos del líquido y se recargó en la barra de atrás—. No te preocupes. Viktor no se embarazará rápido y quién sabe si pueda.


—¿Por qué lo dices? —cuestionó serio y con un tono de inquietud en su voz.


—Él se sometió a un experimento hace catorce años para convertirse en un alfa. No quería que Yurio sufriera porque es omega y aceptó la propuesta de un investigador, su médico de cabecera. Las píldoras que ingiere le ayudan a cubrir su aroma; inhiben el celo y también disminuye su tasa de fertilidad.


—Yo lo marqué… —susurró agachando la cabeza. Comprendía los motivos de Viktor, pero no evitaba que se sintiera triste porque cabía la posibilidad de no convertirse en padre.


—No te lo digo porque quiera romperte la atmósfera cursi, sino porque yo aprecio a Viktor. Él debe terminar ese tratamiento —declaró suspirando y masajeó su sien. Sería regañado por su amigo, pero la salud del peliblanco estaba primero—. Sé que él no te lo dirá, así que lo haré yo —aseveró, atrayendo la atención de Yuuri—. El celo de Viktor es producto de los efectos secundarios de las pastillas y las inyecciones. Esos medicamentos suprimen sus síntomas, pero no lo hacen contigo porque eres su alfa destinado. Lo que quiero decir es que, el tratamiento ya no le sirve y sólo está destruyendo su organismo. Es nocivo para él y lo sabe, sin embargo, sus miedos son mayores y lo van a orillar a seguir tragando esas malditas cosas hasta que quede estéril o muera.


—¿Morir? —Alzó sus ojos cafés y tembló al escuchar esa palabra—. ¿Puede morir?


—Sí. Al no suprimir los síntomas, las sustancias atacan otras áreas de su cuerpo y queman su interior. Si Viktor consume más de tres pastillas al día, lo que hizo antier, ¿crees que no habrá consecuencias mortales? —Colocó el vaso en el lavadero y dirigió sus pasos hacia Katsuki—. Es tu alma gemela. Si al omega le pasa algo, al alfa también. Ésa es la unión de los destinados.


No era su asunto, pero era su amigo y lo quería. Yurio lloraría la pérdida de su padre si éste fallecía y a él se le partiría el corazón al ver al rubio destrozado por una trágica noticia. Yuuri había aparecido en sus vidas en el tiempo indicado y agradecía infinitamente a los dioses por haberlo puesto en el camino de Viktor.


—El día que me avisen que serán papás, juro que gritaré de emoción —prometió y se marchó del apartamento con una maleta en manos.


El pelinegro volvió a la recámara de su omega y contempló de lejos a ese hermoso hombre que dormía tranquilo y murmuraba en sueños. JJ tenía razón, ellos estaban conectados y no permitiría que la muerte le arrebatara a Viktor Nikiforov, por lo que se dedicó a buscar los frascos de pastillas las siguientes horas.


—Siete jeringas, una caja con supresores para un mes y… —Se desplomó en el sofá grande al descubrir una prueba de embarazo casera—. Un bebé.


—¿Yuuri? —El recién mencionado se levantó como un resorte del mueble y corrió a atender a su novio, encontrándoselo a unos metros de él con una manta alrededor de la cadera—. ¿Qué haces?


—Tiraremos esta basura. —Señaló los frascos de la mesita del centro—. Ya no es necesario.


—¿P-Por qué? No, espera, ¿por qué está aquí mi caja de supresores?  


—Te acompañaré con tu doctor y ambos le diremos que no seguirás el tratamiento porque yo voy a satisfacer cualquier deseo que tengas, excepto si es dinero. —Bromeó carcajeando y jaló al peliplata para sentarlo en sus piernas.


—¿JJ? —bufó. Su amigo era un bocón, pero reconocía que había sido más valiente que él.


—Sí, vino a recoger ropa de Yurio. Ah, y dijo que se hospedan en un hotel.     


—Le llamaré a Yurio antes de que se transforme en una fiera y golpee a… —Los labios de Yuuri lo interrumpieron para robarle un tierno y fugaz beso—. ¿Acaso quiere acostumbrarme a usted, joven Katsuki?


—Quiero que me cuentes tu historia —musitó acariciando los mechones de cabello de Viktor—. ¿Todavía estás asustado de la sociedad y de los murmullos que se propagarán en tu empresa?


—Tú me protegerás, ¿no? —Abrazó al menor, escondiendo su cara en el espacio entre el cuello y clavícula.


—Con mi vida si es posible. —Ciñó al peliblanco con sus brazos y depositó varios besitos en la melena del contrario—. Te amo, Vitya.


—¿Vitya? —replicó riendo. Sonaba extraño, pero proviniendo de Yuuri era armonioso y le agradaba—. Me gusta, incluso para nombre.


—¿De nuestro bebé?  


—¿Quieres un bebé? —Se separó de golpe y fijó su vista sobre la de Katsuki. Sus ojos azules brillaban, expresando cuán dichoso se sentía—. ¿Y si no puedo?


—Está Yurio, a pesar de que me vaya a apalear cuando sepa que soy tu novio, y adoptaremos un caniche. —Deslizó sus manos por debajo de los glúteos de Nikiforov y se reincorporó cargándolo.


—Será Makkachin, Yurio, tú, nuestro bebé y yo. —Aseguró imaginando al pequeño ser nacido de ellos dos, de mirada castaña y cabello negro, como su perfecto Yuuri.  

Notas finales:

Espero hayan festejado a sus mamás y felicidades para quienes son madres. <3


El viernes publicaré nueva historia Viktuuri con toques de comedia. Ojalá pasen a leerla uvu. 


Mientras tanto, esos dos enamorados están avanzando en su relación y me gusta que se apoyen el uno al otro. Viktor está dejando de lado sus miedos. ¡Y mencionaron a Makkachin! <33


Bueno, bueno, ¡nos leemos el sábado! 


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