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Desconocido por Mokona negra

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Notas del capitulo:


Y esto pasa cuando me doy la libertad de no presionarme con lo que escribo XD espero que lo disfruten.


Nota: Los personajes no me pertenecen así como las imágenes, créditos a su respectivos autores. 



La lluvia le dio un toque azulado al interior de la casa, pero las brazas de un fuego avivado con apuro lanzó tonos cálidos a la sala, los pasos de fuego chispeantes en la madera se mezclaron con los de Alfred que apresurado iba y venia por el lugar, haciendo un desastre en el suelo ya que cada vez que sus pies pisaban las botas burbujeaban por el agua que le había empapado, dejando un rastro de lodo, una evidencia de su constante movimiento. Pero ya se ocuparía de eso, lo importante era evitar que él se enfriara demasiado.
-¡Atchuu!
<< Tengo que cambiarme o me refriare >>
Al moqueó y se deshizo de su ropas quedando solo en interiores. No tenia caso secar al chico serpiente y luego ir y mojarlo por su culpa de nuevo.
-Bien, solo falta eso…
Había recostado a su “invitado” en el sofá grande, frente a la chimenea, lo rodeó de cobijas calientes de lana despues de haber avivado el fuego y se fue a cambiarse con rapidez. Ahora estaba con ropa seca pero con los pies desnudos. Sentía un agotamiento terrible en su brazos y piernas, cargarlo hasta su hogar no había sido para nada sencillo, pero haberlo logrado lo hinchaba de satisfacción.
Lavando sus manos y trayendo a la mesita del centro lo necesario se detuvo en seco. Miró las vendas limpias, el desinfectante guinda de aroma horrible en la botellita, las gasas y la punta de la sutura.
¿En verdad podía hacerlo?
Debía retirar sus vendajes improvisados y limpiar la herida, había visto y ayudado a Alice muchas veces, pero ahora, estaba solo.
Sus manos comenzaron a sudar.
<< Vamos Al, puedes hacerlo, es sencillo, no puedes dejar que se infecte >>
Echando una mirada a su invitado, ahora paciente, paso saliva sintiendo la boca seca.
<<No seas cobarde ¡Hazlo! >>
Se dijo tomando un poco de alcohol en sus manos para limpiarlas y luego se acercó al hombro herido del chico. Con cuidado retiró los retazos de tela, la vara que hacia de sostén y observó, el corte era profundo, enrojecido alrededor y obscuro en la incisión. Alfred escuchaba la respiración tranquila de su paciente y su corazón acelerándose por su nervios.
<< Puedo hacerlo, puedo hacerlo >> Se repetía << Cuidado, cuidado, aquí…debo quitar eso >>
-Ugh.
Una vez había empezado, Alfred limpió y suturó. Estaba feliz de que no hubiera huesos rotos o algo que empeorara la situación, luego, con un vendaje firme terminó.
<< ¿Qué pudo herirlo de esa forma? >>
De nuevo tenía la frente empapada con gotita de sudor, sus manos volvían a temblar, pero una sonrisa de alegría por lo que había echo se formó poco a poco en sus labios.
<< Por lo menos pude curarle de forma correcta >>
Lo había echo. Sentándose a su lado, por fin se detuvo unos momentos para contemplarle.
Todo esto había pasado tan rápido. Alfred observó primero sus cabellos, su rostro durmiente, la palidez de su piel, sus ojos siguieron, curiosos, realmente era un chico como cualquiera. Entonces justo donde comenzaba su cintura la palidez de su piel era interrumpida por el verde jade.
-Quiero tocarlo.
Alfred mordisqueó su labio inferior. Nunca había visto algo o alguien como él. Era único. Quería saber de él. Y con estos pensamientos, la punta de sus dedos tocaron la línea entre la piel humana y las escamas. Eran increíblemente suaves, un poco frías igual a las de un reptil.
-Son hermosas.
Pensó en voz alta delineado algunas con sus dedos que comenzaban a viajar mas abajo, mas al centro.
<< Aquí deberían ir sus muslos, sus piernas >>
Ahora su palma completa acariciaba su larga extremidad. ¿Cuánto media? Su cola era mas larga que su torso. Pensaba Alfred regresando a su pecho.
-Oye ¿Tienes nombre? -Le preguntó al durmiente.- ¿Qué estabas haciendo en las ruinas?
Alfred tocó sus mejillas aun sin creerse lo que veía. Se acercó mas y recordó su primer encuentro.
Alfred deslizó sus dedos a sus delgados labios rosa pálido y no pudo contenerse, su curiosidad no se saciaba debía tocarle mas, debia saber mas. Sintiendo la humedad de su boca logró abrirla. << Wow, ahí esta >> Un destello de asombro se asomó en las pupilas de Al, al ver los colmillos afilados y alargados, dos, igual que las serpientes.
-Eres sorprendente.
Alfred sacó sus dedos de la boca llevando consigo un hilillo de saliva, quería ver su lengua.
<< ¿Qué estoy haciendo? No debo de despertarlo… en todo caso ¿Qué voy hacer cuando despierte? Yo le ayude, pero no se si comprenda eso, ni siquiera seque es >>
Las dudas comenzaron a asaltarle. Cualquiera habría encerrado a esta criatura o la hubiera matado ¿Qué tal si esa era la razón de su herida? ¿Alguien lo había visto y había tratado de matarlo porque era peligroso?
<<Peligroso >>
La palabra retumbó en sus pensamientos molestándole. << ¿Por que es diferente a mi, debo de considerarlo un peligro? >>
El ojiazul suspiró. Se veía tan indefenso tendido en el sofá. Tranquilo, a su merced.
<< ¿Debería encerrarlo? >>
-Yo solo quiero saber mas de ti.-Le dijo sabiendo que no le escuchaba, recargando su espalda en el sofá y observando la danza el fuego.- Quiero conocerte por esa misma razón. No eres nada que yo haya visto antes.
El cuerpo de Alfred comenzaba a sentir calor. Había sido un largo y pesado camino, se había esforzado mucho en traer al chico serpiente a su casa y curarlo, estaba agotado y sin darse cuenta, sumido en sus pensamientos, preguntándose que podía hacer, sus ojos comenzaron a cerrarse sin darse cuenta.
Fatigado, Alfred cayó dormido.
En sueños Alfred caía en la laguna de aguas zafiro, podia ver el sol distorsionado en la superficie y como las burbujas de aire que escapaban de sus pulmones, subian cuando una presión comenzó a crecer sobre su pecho. Se estaba quedando sin aire.
<< Despierta, despierta>>
Alfred se sacudió y el eco de un grito ahogado le asustó, moriría ahogado. De pronto, abriendo los ojos, sintió su mirada penetrante sobre el, su cuerpo era prisionero de algo fuerte y entonces lo escucho. Un siseo que le recordó que se había quedado dormido al lado de eso.
-¡Agh!
<<No, no, no >>
Los ojos esmeraldas de la serpiente, le observaban mientras su cola se enroscaba en Alfred. Estaba atrapado.
Forcejeando Alfred recordó como ciertas serpientes, asfixiaban a sus presas antes de tragárselas enteras.
<< ¡No quiero que me coman! >>
Asustado, sintió mas fuerza sobre él pensando a mil por hora que podía hacer. Había sido curioso y estúpido y por eso iba a pagarlo muy caro.
<< ¡Noooo! ¿Por qué debo morir tan joven? ¡Ni siquiera eh tenido mi primer be…>>
Su agitada respiración y sus tormentosos pensamientos fueron cortados de pronto cuando las manos de la serpiente se apoyaron en su hombros sosteniéndole y con un movimiento rápido la boca que había tocado hace unos minutos mostró de nuevo sus largos colmillos y mordió.
Punzante, Alfred sintió como sus colmillos mordían su boca con un dolor ardoroso, como si algo muy caliente lo hubiera rosado, alcanzándolo a quemar. Sus ojos se abrieron aterrados y el calor comenzó a disminuir con extraños e inusuales movimientos de su boca. Entonces sintiéndose acalorado, entendió que lo besaban.
Era un beso que sabía a hierro.

2
La curiosidad mató al gato
Y esto pasa cuando me doy la libertad de no presionarme con lo que escribo XD espero que lo disfruten.
Nota: Los personajes no me pertenecen así como las imágenes, créditos a su respectivos autores.

La lluvia le dio un toque azulado al interior de la casa, pero las brazas de un fuego avivado con apuro lanzó tonos cálidos a la sala, los pasos de fuego chispeantes en la madera se mezclaron con los de Alfred que apresurado iba y venia por el lugar, haciendo un desastre en el suelo ya que cada vez que sus pies pisaban las botas burbujeaban por el agua que le había empapado, dejando un rastro de lodo, una evidencia de su constante movimiento. Pero ya se ocuparía de eso, lo importante era evitar que él se enfriara demasiado.
-¡Atchuu!
<< Tengo que cambiarme o me refriare >>
Al moqueó y se deshizo de su ropas quedando solo en interiores. No tenia caso secar al chico serpiente y luego ir y mojarlo por su culpa de nuevo.
-Bien, solo falta eso…
Había recostado a su “invitado” en el sofá grande, frente a la chimenea, lo rodeó de cobijas calientes de lana despues de haber avivado el fuego y se fue a cambiarse con rapidez. Ahora estaba con ropa seca pero con los pies desnudos. Sentía un agotamiento terrible en su brazos y piernas, cargarlo hasta su hogar no había sido para nada sencillo, pero haberlo logrado lo hinchaba de satisfacción.
Lavando sus manos y trayendo a la mesita del centro lo necesario se detuvo en seco. Miró las vendas limpias, el desinfectante guinda de aroma horrible en la botellita, las gasas y la punta de la sutura.
¿En verdad podía hacerlo?
Debía retirar sus vendajes improvisados y limpiar la herida, había visto y ayudado a Alice muchas veces, pero ahora, estaba solo.
Sus manos comenzaron a sudar.
<< Vamos Al, puedes hacerlo, es sencillo, no puedes dejar que se infecte >>
Echando una mirada a su invitado, ahora paciente, paso saliva sintiendo la boca seca.
<<No seas cobarde ¡Hazlo! >>
Se dijo tomando un poco de alcohol en sus manos para limpiarlas y luego se acercó al hombro herido del chico. Con cuidado retiró los retazos de tela, la vara que hacia de sostén y observó, el corte era profundo, enrojecido alrededor y obscuro en la incisión. Alfred escuchaba la respiración tranquila de su paciente y su corazón acelerándose por su nervios.
<< Puedo hacerlo, puedo hacerlo >> Se repetía << Cuidado, cuidado, aquí…debo quitar eso >>
-Ugh.
Una vez había empezado, Alfred limpió y suturó. Estaba feliz de que no hubiera huesos rotos o algo que empeorara la situación, luego, con un vendaje firme terminó.
<< ¿Qué pudo herirlo de esa forma? >>
De nuevo tenía la frente empapada con gotita de sudor, sus manos volvían a temblar, pero una sonrisa de alegría por lo que había echo se formó poco a poco en sus labios.
<< Por lo menos pude curarle de forma correcta >>
Lo había echo. Sentándose a su lado, por fin se detuvo unos momentos para contemplarle.
Todo esto había pasado tan rápido. Alfred observó primero sus cabellos, su rostro durmiente, la palidez de su piel, sus ojos siguieron, curiosos, realmente era un chico como cualquiera. Entonces justo donde comenzaba su cintura la palidez de su piel era interrumpida por el verde jade.
-Quiero tocarlo.
Alfred mordisqueó su labio inferior. Nunca había visto algo o alguien como él. Era único. Quería saber de él. Y con estos pensamientos, la punta de sus dedos tocaron la línea entre la piel humana y las escamas. Eran increíblemente suaves, un poco frías igual a las de un reptil.
-Son hermosas.
Pensó en voz alta delineado algunas con sus dedos que comenzaban a viajar mas abajo, mas al centro.
<< Aquí deberían ir sus muslos, sus piernas >>
Ahora su palma completa acariciaba su larga extremidad. ¿Cuánto media? Su cola era mas larga que su torso. Pensaba Alfred regresando a su pecho.
-Oye ¿Tienes nombre? -Le preguntó al durmiente.- ¿Qué estabas haciendo en las ruinas?
Alfred tocó sus mejillas aun sin creerse lo que veía. Se acercó mas y recordó su primer encuentro.
Alfred deslizó sus dedos a sus delgados labios rosa pálido y no pudo contenerse, su curiosidad no se saciaba debía tocarle mas, debia saber mas. Sintiendo la humedad de su boca logró abrirla. << Wow, ahí esta >> Un destello de asombro se asomó en las pupilas de Al, al ver los colmillos afilados y alargados, dos, igual que las serpientes.
-Eres sorprendente.
Alfred sacó sus dedos de la boca llevando consigo un hilillo de saliva, quería ver su lengua.
<< ¿Qué estoy haciendo? No debo de despertarlo… en todo caso ¿Qué voy hacer cuando despierte? Yo le ayude, pero no se si comprenda eso, ni siquiera seque es >>
Las dudas comenzaron a asaltarle. Cualquiera habría encerrado a esta criatura o la hubiera matado ¿Qué tal si esa era la razón de su herida? ¿Alguien lo había visto y había tratado de matarlo porque era peligroso?
<<Peligroso >>
La palabra retumbó en sus pensamientos molestándole. << ¿Por que es diferente a mi, debo de considerarlo un peligro? >>
El ojiazul suspiró. Se veía tan indefenso tendido en el sofá. Tranquilo, a su merced.
<< ¿Debería encerrarlo? >>
-Yo solo quiero saber mas de ti.-Le dijo sabiendo que no le escuchaba, recargando su espalda en el sofá y observando la danza el fuego.- Quiero conocerte por esa misma razón. No eres nada que yo haya visto antes.
El cuerpo de Alfred comenzaba a sentir calor. Había sido un largo y pesado camino, se había esforzado mucho en traer al chico serpiente a su casa y curarlo, estaba agotado y sin darse cuenta, sumido en sus pensamientos, preguntándose que podía hacer, sus ojos comenzaron a cerrarse sin darse cuenta.
Fatigado, Alfred cayó dormido.
En sueños Alfred caía en la laguna de aguas zafiro, podia ver el sol distorsionado en la superficie y como las burbujas de aire que escapaban de sus pulmones, subian cuando una presión comenzó a crecer sobre su pecho. Se estaba quedando sin aire.
<< Despierta, despierta>>
Alfred se sacudió y el eco de un grito ahogado le asustó, moriría ahogado. De pronto, abriendo los ojos, sintió su mirada penetrante sobre el, su cuerpo era prisionero de algo fuerte y entonces lo escucho. Un siseo que le recordó que se había quedado dormido al lado de eso.
-¡Agh!
<<No, no, no >>
Los ojos esmeraldas de la serpiente, le observaban mientras su cola se enroscaba en Alfred. Estaba atrapado.
Forcejeando Alfred recordó como ciertas serpientes, asfixiaban a sus presas antes de tragárselas enteras.
<< ¡No quiero que me coman! >>
Asustado, sintió mas fuerza sobre él pensando a mil por hora que podía hacer. Había sido curioso y estúpido y por eso iba a pagarlo muy caro.
<< ¡Noooo! ¿Por qué debo morir tan joven? ¡Ni siquiera eh tenido mi primer be…>>
Su agitada respiración y sus tormentosos pensamientos fueron cortados de pronto cuando las manos de la serpiente se apoyaron en su hombros sosteniéndole y con un movimiento rápido la boca que había tocado hace unos minutos mostró de nuevo sus largos colmillos y mordió.
Punzante, Alfred sintió como sus colmillos mordían su boca con un dolor ardoroso, como si algo muy caliente lo hubiera rosado, alcanzándolo a quemar. Sus ojos se abrieron aterrados y el calor comenzó a disminuir con extraños e inusuales movimientos de su boca. Entonces sintiéndose acalorado, entendió que lo besaban.
Era un beso que sabía a hierro.


Notas finales:

“ Me encontré algo muy raro y extraño de camino a casa, parece ser muy peligroso…nah ¡me lo quedo!” XD eso es lógica jajaja, ya pues… 


¿Qué les pareció? Espero que les haya agradado y bueno, no tengo mucho que decir, solo espero sus comentarios. Amhhh por cierto, disculpen que haya cambiado la forma de narrar, de primera a tercera persona ñwñU no lo volveré hacer (bueno, tal vez…)
Saludos! ^3^


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