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Trouble x TaeGi por Miss TaeGi

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Los asientos de plástico que forzadamente acomodaban el cuerpo de HoSeok sobre ellos eran tan incómodos que apenas se dormitaba sentado. Taehyung había tenido que abandonar el hospital para cumplir sus responsabilidades de estudiante, dejando a HoSeok con un cálido abrazo que logró apaciguar sus nervios, y un beso suave en los labios de YoonGi, conociendo de paso al famoso Jungkook en las peores condiciones; en un futuro tendrían un encuentro más formal.

Jung HoSeok tenía dificultades para atrapar al menos un descanso calmo entre tantos pensamientos agobiantes, y cuando finalmente parecía menos obligado a dormir, un médico se le acercó.

Una bata completamente blanca y bien planchada tapaba su camisa celeste claro, las canas en sus grises cabellos eran la prueba de su larga experiencia en la vida y en el lado medicinal. Vestía colores completamente claros que se congeniaban perfectamente con sus pantalones negros al igual que sus zapatos y sus ojeras de tantas madrugadas para operaciones exitosas. Poseía una piel algo rojiza pálida por el calor del lugar y el rostro débilmente arrugado, remarcando la cantidad de sus risas en sus mejillas justo al lado de la comisura de sus labios.

Seriamente y con largas zancadas se acercó al fatigado cuerpo de HoSeok, deteniéndose delante de él— ¿Jung HoSeok?—su voz, extrañamente grave y atractiva, logró captar la atención del nombrado de inmediato.

-Soy yo—el sueño detonaba en su tono de voz, cansancio y desesperación se mezclaban con amorfia, tosco a sus propias acciones.

-Quiero hablarle de Jeon Jeongguk—no tenía ni un ápice de discreción, el tiempo era vital en esos momentos, no podía divagar entre recetas y pastillas. Un tema serio era del cual venía a hablar.

-Lo escucho—HoSeok se enderezó de inmediato, volcando ambos ojos al cuerpo completo del doctor que tan amablemente lo buscó.

-¿Sabe usted lo que Jeon es?—inquirió impaciente, y sin esperar respuestas volvió a dejar su lengua suelta: —Jeon Jeongguk es un hombre que puede quedar en cinta.

HoSeok perdió un latido del corazón al procesar la noticia. El médico notó que el ajeno no tenía ánimos para seguir la conversación, por eso continuó su leve relato:

-Después de su estado puede o no quedar embarazado del abusador. Hay una suerte de que la cesárea masculina sea más segura ahora ya que podemos acomodar bien los órganos sin cortar uno vital, errores que cometimos anteriormente—el doctor Choi, según leyó HoSeok bordado en la bata del médico con una linda cursiva negra, se sentó junto a él, soltando un suspiro que estuvo aguantando desde que inició su turno—. Pero no sé si Jeongguk podrá aceptar un bebé después de los hechos. Puede abortar, sin embargo sería perjudicial para tener a favor un juicio, ya que se juegan dos cosas completamente ilegales en una sociedad civilizada.

HoSeok mordió su mejilla derecha para procesar con un poco más de calma la situación. Pensaba que era obvio la necesidad de un juicio para enjaular al hijo de perra que tocó de una manera tan morbosa y asquerosa el cuerpo tan inocente de un niño, pero no sabía solucionar los hechos, ni con quién trataba.

-No voy a pagar un aborto—concluyó Jung, mirando escasamente los grisáceos ojos del médico quien se sorprendió de su decisión; a veces un aborto podría provocar una infección e incluso la esterilidad, no permitiría que el cuerpo de Jungkook sufra más daño.

A cambio de sus palabras recibió un golpe amistoso sobre su espalda y la soledad nuevamente, viendo vagamente como la bata del doctor Choi de balanceaba entre las paredes blanca, dándole una extraña calma y seguridad. Justo en el momento en donde creyó que los pasos violentos de las enfermeras cesarían, una cabellera rubia se reveló desde las escaleras.

-¡¿Jeon Jungkook?!—jadeante, la persona que poseía lindos rizos amarillos preguntó con desesperación el nombre del niño, buscando a alguien que le ayudara a encontrarlo.

-¿Lo conoces?—HoSeok captó la atención del hombre que irrumpía la efímera tranquilidad del pasillo que tan poco había colmado en el salón.

El hombre, desconocido a los ojos de HoSeok, se acercó a él con duda, tambaleándose ligeramente por el cansancio de subir escaleras entre trote y trote. Jung grabó las facciones que el chico poseía, descubriendo más cuando se acercaba: labios gruesos, pómulos bonitos y ojos algo llorosos; hombros alargados y una nuez de Adán bastante marcada.

-Vengo de parte de YoonGi.

-¿Conoces a YoonGi?—intentaba hacer memoria de dónde había visto a aquel muchacho de rubios cabellos y hombros anchos, labios abultados y ojos perdidos.

-Soy SeokJin—se presentó de la manera más estrepitosa que hubiese existido, yéndose a sentar a su lado para descansar de todos los agobiantes pensamientos que lo siguieron desde que recibió una llamada.

Kim SeokJin estaba cocinando con tranquilidad dentro del apartamento de NamJoon mientras que éste más su madre lo estaban esperando en la sala de estar, había demasiadas cosas para contarse. Cuando apenas estaba revolviendo el caldo de sopa, recibió una llamada de YoonGi informándole de la situación estable de Jungkook. Es poco decir que SeokJin abandonó el apartamento sin dar mucha explicación, corriendo por las calles para llegar al hospital privado de la ciudad y cuidar a Jungkook como debió hacerlo antes.

-YoonGi está en la habitación con Jungkook—viró recelosamente a SeokJin, buscando algún peligro inexistente en esa persona tan amable y rebuscada que en vez de un ascensor subió a trote cinco pisos largos—. Disculpe la pregunta pero, ¿cómo conoce a Jungkook?

SeokJin suspiró, rebuscando en algún lugar de la sala de espera algo que le ayudase a crear una buena mentira. Pero eso estaba mal, había dejado de mentir desde que NamJoon le devolvió su vida y él le pagó con amor sincero que se agrandaría con el pasar del tiempo; debía decir la verdad.

-A Jungkook lo conozco de un prostíbulo—susurró, esperando ser ignorado como antaño. En cambio recibió toda la atención de HoSeok sumado a su anonadada expresión. Claro, debía explicarse correctamente.

-Déjame contarte—pidió, acomodándose sobre el asiento que tan incómodo se le hacía para su trasero—, conocí a Jungkook el día que entró al prostíbulo, su primera noche.

»Era su primer día de trabajo, por ponerlo así, y ése mismo día iba a perder la virginidad con un hombre desconocido que esperábamos que nunca más se cruzara en su vida: Park Jimin. Él es un hombre ambicioso, casado, una persona garosa que no tiene ningún cuidado por los demás.

-Yo a Park Jimin lo conozco—contó HoSeok en un débil hablar que se prolongaría cuando la conversación terminase.

-¿HoSeok, verdad?—preguntó, recibiendo un corto asentimiento—Por favor, no me interrumpas hasta el final, debes saberlo todo.

»Por suerte, Jungkook no recibió muchos golpes como esperábamos esa noche; Park es un hombre sádico que gusta del sufrimiento ajeno aún si pierde media fortuna en ella o si la persona llega a morir asfixiada entre sus manos. Siempre respetó el protocolo de protección e higiene, pero en ningún lugar decía que podía azotar al trabajador como se le cante.

»Jungkook tenía pocos clientes al ser un principiante, algunos llegaban hasta una mamada y se iban a buscar a otro chico o chica, pagando por las atenciones de Jungkook escasamente. Hubo una noche en donde accidentalmente mordió con fuerza el glande de uno de sus clientes porque éste le jaloneó del cabello con brutalidad; la persona no pagó nada y le propinó fuertes golpes a Jungkook. Yo tuve que curarlo como todas las noches, escuchando sus lamentos y sollozos por no hacerlo bien.

»Siempre le decía que no era necesario obligarse a tragarse esperma si no quería, que era asqueroso y que siempre podía escupirlo. Pero a Jimin no le gustaba eso. Cada vez que Jungkook cometía un error, Park lo golpeaba hasta ver grandes moratones en la piel de Jungkook.

»Jungkook nunca decía nada durante los golpes, porque gracias a él aún le pagaban un mísero salario. Lamentablemente, nuestro jefe anterior no aceptaba un maltrato que podría llegar a ser mortal para Jungkook y para el burdel, y lo despidió.

»Yo había sido comprado antes de que eso sucediera, así que no pude ayudarlo. Pero YoonGi me conto que tú lo acogiste en tu casa y le diste un bonito trabajo, no lo maltratabas y que Jungkook era feliz. Tuve la oportunidad de conversar con él antes de que todo sucediera por mensajes: me contaba que tú eras muy amable y buen cocinero, que lo dejabas leer y que sonreías como si cada día valiera oro.

-A Park Jimin lo conozco—comentó cuando SeokJin finalizó su relato—, es el marido de Park ChaeYoung desde hace diez años, ayer renovaban sus votos—HoSeok estaba decayendo nuevamente, sintiéndose débil y fatigado por todo lo que estaba pasando.

-Fue él—ninguno se percató de que YoonGi había salido del cuarto en donde Jungkook descansaba, con los cabellos desaliñados y los ojos hinchados por lágrimas recientes.

-¿Quién?—pregunto SeokJin, alzando la vista para reconocer a Jungkook inconsciente sobre la cama.

-Park Jimin violó a Jungkook—la voz ronca y seria de YoonGi se escuchó por sobre el silencio del pasillo, sintiéndose confiado y con unas ganas incontrolables de golpear al hombre tan grotesco que una vez tocó. No era una suposición, no era una divagación entre muchas personas, Park Jimin era el verdadero culpable.

HoSeok apretó los dientes, sintiendo una furia incontrolable hervir su sangre mezclado con la cólera que se acrecentaba con violencia—. Hijo de puta.


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