“Nunca creí que conocer mejor a mi jefe me metería en problemas.”
Eso fue lo que creyó Makoto Tachibana al recordar la primera vez que entró a aquella agencia publicitaria en Tokio, gracias a sus nuevos compañeros de escritorio tuvo una primera mala impresión de quien sería su jefe, que además de ser dueño de la agencia, supervisaba directamente al Departamento de Arte, según lo que había escuchado es que el tal Haruka Nanase era un ser huraño, sólo hablaba cuando era necesario, todos reconocían la eficiencia que mostraba al hacer su trabajo y algo en lo que todos estuvieron de acuerdo y que también constataban es que era jodidamente rico, a su edad, no mayor a los 30, se había hecho de una fortuna y con la cual podía vivir tranquilamente hasta la vejez, todos odiaban sus comidas con olor a caballa y que todos harían cualquier cosa para salir con él, una vez más estando de acuerdo que no tenía más interés que en la caballa y las piscinas en general, lo único que habían hecho con el novato era picarle de curiosidad.
Haruka entró a la oficina y todos callaron, sabía que tenía un subordinado nuevo e inmediatamente le reconoció, este se levantó de su escritorio y torpemente se presentó, ganándose las risas de sus compañeros, lo único que no le habían dicho es que si no quería morir, no mirara directamente a los ojos del jefe, pero en lugar de eso, encontró un paraíso, donde pudo entender todo aquello que su jefe no decía abiertamente y que en respondía claramente, desde ese día Haruka Nanase tomó a su nuevo subordinado como intérprete.
A cada reunión que tenían le llevaba con el pretexto de que tendría que aprender, Haruka nunca se había sentido tan completo al encontrar a alguien que le entendiera claramente y entonces le empezó a gratificar de la única forma que sabía, pronto en el escritorio del castaño empezaron a aparecer chequesr03; a su nombre que le dolía rechazar, su situación económica era para llorar desde que llegó a la ciudad y sabía que con sólo uno de esos papeles dejaría de vivir a base de sopas instantáneas.
Haruka no pasó por alto la situación y al día siguiente le invitó a cenar a su casa, y al día siguiente, y al día que siguió, pronto aparecieron billetes en el saco de Tachibana, que inmediatamente devolvió, después de esto el joven millonario le invitó a salir en su próxima descanso, rechazándole nuevamente, se le acababan los recursos para atraer al torpe chico, y éste esquivando siempre la mirada, le seguía negando las salidas, los demás sólo se burlaban cruelmente del acoso constante del jefe, de la envidia que tenían por la atención que le daba, y todo eso explotó.
Un día el castaño se reportó enfermo, y como por arte de magia en menos de 10 minutos tocaban su puerta, estaba su jefe con caballa y arroz para alimentar al chico enfermo, descubrió su mentira y le enfrentó, Makoto torpemente le dijo que no le agradaba su acoso, si bien sí le gustaba pasar tiempo con él, que amaba el color de sus ojos, pero no r03;era lo que él quería, Haruka entonces le pidió que le mostrará cómo era una pareja normal y el castaño sonriendo aceptó, después de todo, si quería seguir pasando tiempo, todo su tiempo con él.