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Elegante Muchachito por ArethaAriadne

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Se había ido apresurado, tratando de evitar prolongar el tiempo compartido con el señoritor03; Jung, porque aunque por más decente se considerara, un Alfa es un Alfa y puede llegar a sucumbir a los más bajos y carnales instintos, sería una vil mentira decir que el chico en cuestión no era atractivo y resultaba toda una total blasfemia jurar que no se sintió atraído al mismo, con su brillante sonrisa y tosco carácter, sin olvidar el delicioso perfume que logró desprender en el tiempo que estuvieron juntos, mencionar que le volvía loco, que le había encantado era tan siquiera la punta del iceberg, porr03; ello mismo había optado por alejarse inmediatamente de él, de no haber hecho tal cosa estaba más que seguro que sucesos desagradables hubieran pasado. Había decidido regresar a la ostentosa celebración, tuvo al menos que tomar un par de copas de un buen vino para quitarse de la memoria el agradable olor de cierto Omega, aunque los perfumes asquerosamente dulces de las mujeres ayudaban un poco, por fin podría agradecer al abundante olor de ayudarle en algo que no sea tener ganas de vomitar.
 
 
Había desechado cortésmente variadas invitaciones a bailar, tanto a ciertos pequeños y bonitos hombres como a atrevidas o dulces mujeres, los y las cuales querían tener el gusto de danzar una bella pieza con el joven Kim, de por sí la noche estaba resultando agotadora, no quería soportar dar simples pasos en la pista con una, dos o quién sabe cuántas personas, solo porque era alguien sumamente paciente, si no su cortesía hubiera acabado hace horas, aunque, tal vez, el encuentro con el señorito le había renovado pocas de sus energías. Tener que haber venido en nombre de su padre era todo un dolor en el trasero, tan siquiera pudo sacar poca ventaja de estar en una casa con gente que le disgustaba, por más que no conociera a alguien del tumulto de gente, pero solo bastaba con ver en la mayoría de la gente, la mera expresión de arrogancia y supremacía, adornaba el rostro de todos aquellos que se sentían poderosos, agh, nobles.
 
 
-Tu debes ser uno de los Kim.- Dijo un hombre ya mayor.
 
 
-¿Eh?- Trató de recordar su cara en algún lugar, más le fue imposible- Si, señor. Kim JongDae, encantado.
 
 
-¿Ves querida? Te dije. - El señor volteó a su esposa con una sonrisa, después su vista se dirigió a él - Jung ChulMoo y ella es mi esposa Jung SunHee. 
 
 
-Disculpe ¿Pero acaso lo conozco de alguna parte?
 
 
-Tranquilo muchacho, simplemente tienes las mismas características de tu padre, inconfundible. Creí que había venido él. 
 
 
-Oh no, mandó a su pobre hijo a hacerse cargo de sus pendientes, no podemos fallarle a la realeza después de todo. Ya sabe, la vida ocupada de un conde. Pero dígame ¿De dónde es que conoce a mi padre? 
 
 
-Kim DakHo es una antiguo compañero de universidad, creeme que nunca olvido un sola cara, sin olvidar que era una persona de lo más extravagante e intimidante, resaltaba mucho por dónde iba. Hubiera sido bueno haber charlado con él.
 
 
-Ya veo, es solo que tiene demás cosas que hacer. Usted lo sabe, la vida en estos tiempos se torna más dura.
 
 
-Ni lo menciones muchacho. Y qué me dices de ti ¿eh? Jamás nos cupo en la cabeza la idea de ver a DakHo con hijos.
 
 
-Puede que hasta sus propios hijos  se sorprendan del hecho. Su aventurera actitud no deja lugar a tal pensamiento.
 
 
Todos rieron ante lo mencionado- Vaya muchacho. Encantador ¿No lo crees, amor?- Su esposa sonrió de manera reluciente- ¿Qué dices de acompañarnos mañana a una pequeña reunión? Es una pequeña celebración más bien, nuestro querido sucesor está por cumplir años, un asunto que conlleva a sacar los mejores vinos y platillos, además, creemos que a nuestro hijo le haría bien un amigo.
 
 
-¿Así que una fiesta? Vaya agradable invitación, sería todo un placer poder asistir. Cuente con mi presencia el día mañana que no tengo las más mínimas intenciones de negarme. ¿Alguna idea de que sería un buen presente para el señorito Jung?u
 
 
-No se rompa la cabeza con ello, a pesar de el aura que desprende es alguien demasiado simple, cualquier cosa que llegue a encontrar adecuado estará bien. Bien, nosotros lo dejamos aquí joven Kim. Lo estaremos esperando.
 
 
-Nos vemos.
 
 
Finalizaron cordialmente con una pequeña reverencia y terminaron por alejarse e irse cada quien por su camino, claro que JongDae jamás pensó en quedarse otra día más en ese lugar y ahora resulta que debía de encontrar un  obsequio más que adecuado, por supuesto que quería sorprender al elegante muchachito pero en cuanto regalos él no era experto y lástima que no traía consigo a sus hermanas para que le ayudarán con aquella situación, pero ya vería cómo arreglárselas por sí solo. Ahora bien, tuvo que pasar unos cuantos minutos más en la fiesta, con copa en mano y esperando pacientemente que llegase la bendita hora en la que podía irse.
 
 
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Tal vez nuestro conde se hallaba más feliz de los que se nos hubiéramosr03; imaginado, si bien ya hubieran descubierto una cascada más en las manos de este hombre; se hallaba un tanto nervioso y emocionado, cosa que se rehusaba a mostrar libremente. Había realizado una búsqueda exhaustiva, además de agotadora, cabe mencionar que no había estimado gastos en el objeto que ahora yacía en una de las bolsas de su saco, iba bien vestido, tal vez muy bien, pero claro que lo que quería era causar una buena impresión a los Jung -en especial a cierto cumpleañero-, sus zapatos relucientes, el traje bien arreglado y sin ninguna arruga, y ni que hablar de su cabello, iba perfectamente peinado hacia atrás, haciendo le lucir por demás atractivo y dando todo un remate con el sutil perfume que había decidido usar hoy. 
 
 
Llegó un poco después de la hora en que le habían dicho, siendo recibido por la adorable y tierna esposa de ChulMoo, guiando le a la sala con los demás invitados y no, seguía sin conocer a alguien de ahí. Consiguió entablar una conversación con varios renombrados hombres y aguantó los cumplidos de las damas, además de cierto guiños de jovencitas, lamentablemente para él, MinSeok aún no se dignaba a salir de su alcoba, cosa que esperaba con ansias.
 
-Disculpen la tardanza, no quería hacerlo esperar tanto
 
Demonios, hubiera estado esperando hasta altas horas de la noche solo para verlo y se le asegurara que se vería tan espléndido como lo hacía ahora estaba seguro que hubiera permanecido ahí un semana entera. Cuando la mirada de MinSeok viajo por los rostros de sus invitados solo se reflejaba cierta indiferencia, a excepción de cuando topó con JongDae, se notó sorprendido, curioso.
 
-Oh dulce señor que al menos bajaste, ya temía yo que nuestros invitados envejecieran.
 
Un puchero aparece en el dulce rostro del chico, pero aún así le siguieron chistes y risas de los demás.
 
-Anden, es hora de comer. 
 
Tal vez el banquete había sido de lo más cómodo o quizá es que miraba tanto al joven que ignoraba lo invasivas que podían ser la preguntas de ChulMoo, quizá se perdía incontrolable mente en lo blanco de su piel que pasaba por alto las escandalosas risas de los presentes, quizá se hundía en los rasgados ojos del cumpleañero que dejaba pasar a las coquetas damas, sí quizá era eso. Quizá debería de ir con él. 
 
Y con la pequeña chispa de estupidez que unas cuantas copas de vino te otorgan fue a con él muchacho.
 
-¿Cómo es que usted se encuentra en mi no tan humilde morada?  
 
-Su padre me ha invitado la otra noche, por un compañerismo antiguo entre mi predecesor y el suyo.
 
-Vaya evento inesperado. 
 
-Ni que lo diga. ¿Sería prudente consultar cuantos años está cumpliendo? 
 
-He cumplido la honrada edad de 21 años.
 
-¡¿21?! ¡Pero si parece de 18! -Una pequeña palmada en uno de sus brazos le hizo recobrar la postura.
 
-¿Podría bajar un poco la voz? -El Kim asintió -No es el primero que lo dice.
 
-Bueno, cabe mencionar que sus rasgos no son propios de su edad. 
 
-¿Son los cachetes regordetes? ¿Son los ojos rasgados? ¿Es mi altura? ¿Debería culpar a madre por estos dotes? -Dijo MinSeok en tono juguetón.
 
-Más que culpar debería usted de agradecer. Es una persona hermosa. 
 
Las mejillas se tornaron de color rosa y un deje de nerviosismo se hizo presente en su sistema, ahora más que querer disfrutar el momento, él quería huir, claro que JongDae como el buen observador que es, impidió el improvisado plan.
 
-Antes de que intente huir, me gustaría dejarle personalmente mi obsequio.
 
Sacó la pequeña caja cubierta en terciopelo, tomó la mano del otro y al igual que la anterior noche, la besó para dejarla al fin en paz y depositar el regalo en ella. Después se fue con la vaga excusa de que ya era tarde.
 
Lo abrió cuidadosamente, como de si la caja de Pandora se tratase, su corazón a punto de salir de su sistema, creía que sería como todos y dejaría por ahí un regalo ridículamente costoso y brillante. Se topó con un anillo, simple pero adornado elegantemente con su nombre, puede que él nunca lo acepte, pero a pesar de lo típico y cliché que eso se veía, le encantó

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