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Reminiscencia: Huellas del pasado por Stephi

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Bitácora tres

 

—¡No lo dejes escapar, Rocket! —Gamora grita desesperada, al notar cómo la nave que estaba persiguiendo se alejaba cada vez más del Milano.

 

Rocket se frustra y pone los ojos en blanco, odiaba que le dijeran cómo tenía que pilotear una nave. ¿Qué se creían todos? Él era quién había sido creado para pilotear, y lo hacía mejor que cualquiera allí.

 

—¿Acaso yo te digo cómo pelear, Gamora? —pregunta con irritación y la risa de Drax se escucha igual de histérica que siempre. Escucha, también, cómo Peter se esfuerza en retener su risa, teniendo un resultado miserable que por poco hace que se ahogue y Rocket, inevitablemente sonríe.

 

Todos se quedan en silencio poco después y sólo se escucha el eco de los disparos que Rocket le hacía a aquella nave que sólo había aparecido de repente.

 

Todos dormían, habían pasado quizás tan sólo un par de horas desde que Rocket había entrado a la habitación de Quill para dormir con él y una fuerte sacudida los despertó a todos. Las alarmas habían sonado estrepitosamente, causándole al mapache un muy fuerte dolor de cabeza que lo hizo cubrirse con una almohada y gruñir contra ella, en un vano intento por hacer que el dolor desapareciera.

 

Gamora había entrado a la habitación de Quill de manera apresurada, gritando algo que se quedó flotando en el aire cuándo vio cómo Peter y él estaban abrazados, más dormidos que despiertos. Ella estaba por avisar que una nave que ni siquiera aparecía en el radar, los estaba atacando. Y luego de eso, ella se había estado comportando bastante reacia con ambos.

 

Y Rocket no era estúpido, en lo más mínimo. Sabía a la perfección que ella estaba celosa. Después de todo, cuándo él y Peter llegaban a tener un momento, ella siempre estaba presente, ella siempre intuía lo que sucedía, aquello era más que obvio. Cada vez que ellos se gritaban siempre había un significado más profundo por debajo de todas aquellas palabras hirientes que al final terminaban siendo sonrisas cómplices.

 

Y Gamora, al igual que Rocket, no era estúpida.

 

Cuándo todos salieron a ver qué sucedía, se encontraron con una nave de un tamaño bastante similar al del Milano, apuntándoles con armas demasiado sofisticadas y disparándolas como si no hubiese un mañana. A penas Quill se sentó en la cabina de mando, y comenzó a dispararles de vueltas, aquella misteriosa nave sólo comenzó a huir de allí a una velocidad considerablemente rápida. Y luego de que Rocket se desesperara por la manera de pilotear de Peter, lo sacó del asiento de manera brusca y tomó el mando.

 

Y justo en ése momento, él ya se sentía más que frustrado al no poder alcanzarlo. De hecho, las armas ni siquiera le hacían un solo rasguño a aquella nave y ya llevaban un buen rato detrás de ellos. Y de no ser por los constantes alaridos de Gamora con que debía alcanzarlos, él probablemente ya se habría rendido y los habría dejado escapar; aún se sentía mareado y su cabeza no dejaba de dolerle. Sentía su nariz seca y sus oídos de alguna forma se sentían congestionados.

 

Peter había notado cómo Rocket había estado sorbiéndose la nariz constantemente y se sentía preocupado. Rocket jamás se enfermaba. Estaba por dar la idea de cesar aquella persecución y sólo dirigirse al planeta habitable más cercano y descansar allí; pero de repente, luego de traspasar una gran cantidad de asteroides, se logró ver a lo lejos un planeta que no daba muy buena vibra.

 

Abruptamente, Rocket detiene el Milano y se queda observando toda aquella extensión del espacio con confusión. Los demás le miran y él sólo está en su mundo, mirando a su alrededor.

 

Como si todo lo que le rodeaba hubiese desparecido, Rocket retiene el aire en sus pulmones y siente sus ojos aguarse. Las voces de su equipo se sienten como susurros ininteligibles y puede jurar que escucha los latidos frenéticos de su corazón que cada vez van tomando más velocidad y fuerza, ocasionándole un fuerte dolor en el pecho y una inexplicable sensación se opresión. Un vacío por dentro comienza a hacerse notar y él, de un momento a otro, siente ganas de vomitar.

 

Siente ganas de gritar, llorar y salir huyendo de allí lo más pronto posible.

 

Sus ojos se mueven desesperados por la cabina de mando, buscando algo que sabía le iba a ayudar a calmarse, pero lamentablemente no se encuentra allí. Groot no estaba ahí en ése momento y sólo él sabrá en qué parte del Milano estaría; pero, después de todo, ¿de qué serviría Groot si ni siquiera puede recordar su nombre en ése momento?

 

Rocket estaba entrando en pánico.

 

Aquella otra nave vuelve a detenerse cuándo se da cuenta que el Milano ya no los seguía y con extrema lentitud, se acerca a ellos. Volviéndoles a disparar y, de nuevo, dirigiéndose a toda velocidad hacia aquel planeta.

 

—¿Aquella nave quiere que la sigamos? —la pregunta incrédula de Peter hace que los demás sólo dirijan su mirada a Rocket, quién, a pesar de que todos lo nieguen, es el más inteligente allí y aguardan por su respuesta.

 

Sin embargo, lo único que reciben de su parte, es silencio. Nada sale de entre los labios de Rocket y éste sólo se dedica a mirar aquel planeta que a simple vista, no se ve muy llamativo. Ni siquiera se mueve, pero sus respiraciones son erráticas y sonoras. Todos se miran confundidos y notan que la mente del mapache ya no se encuentra allí con ellos. Se dan cuenta que éste está divagando en la nada y que quizás no obtengan una respuesta de su parte.

 

—¡Ya me harté! —grita Gamora, tomando a Rocket de uno de sus brazos y obligándolo a levantarse, sólo para que ella pudiera tomar el control y así poder seguir con la persecución o lo que sea que fuese.

 

Peter se acerca a Rocket y se agacha para poder estar a su altura, le observa con atención y puede notar cómo las facciones de éste expresan miedo. Un sentimiento que jamás le había visto sentir y sin poder hacer algo al respecto, él también siente miedo. Siente terror y angustia.

 

Algo sucedía y él personaje principal de todo aquello, era Rocket.

 

El mapache le miró a los ojos por unos segundos y notó toda la preocupación que el terrano sentía para con él y su mente, por fin, colapsa.

 

Comienza a llorar sin poder evitarlo y su respiración sólo se sale de control.

 

Rocket no quiere que lo vea de aquella manera, no. No quiere que justamente Peter vea lo frágil y débil que él es. Le aterra aquella idea, al igual que le aterra estar justamente en ése sector del universo.

 

No espera a que algo suceda, él sólo toma toda la última fuerza de voluntad que tiene y sale corriendo de allí, esperando encerrarse en algún lugar dónde sólo él pueda entrar y quedarse allí toda su vida. Sin tener que salir a la realidad y tener que enfrentarla con la poca cordura que aún tenía.

 

Sin embargo, siente como Peter sólo lo empuja y se encierran en la habitación de éste. Dejándole sin escapatoria y exponiéndolo totalmente.

 

—Cálmate, Rocket —nuevamente, Quill se había arrodillado; pero ésta vez, lo había atraído hacia él y le había abrazado, acariciándole con suavidad la cabeza, justo cómo siempre hacía para tranquilizarle. Rocket se aferra a su cuello y le devuelve el abrazo con fuerza, permitiéndose llorar y desahogarse de todo lo que él había estado cargando hasta ése momento.

 

En verdad no podía creer que necesitara tanto de un abrazo como ése.

 

—No podemos ir allá —susurra entrecortadamente, separándose sin quererlo de Quill. Éste sólo le observa a los ojos—. Dile a Gamora que se detenga… ahora.

 

—¿Por qué? —pregunta el terrano, confundido. Sin saber en lo absoluto que mierda estaba pasando—. ¿A caso conoces éste lugar? ¿Qué hay aquí?

 

El mapache se queda en silencio, analizando las preguntas y, armándose de valor, responde lo que desde hace muchísimo tiempo había estado queriendo decirle a Peter.

 

—Lo único que hay aquí es el recuerdo de lo que antes fui y… la evidencia de los experimentos horribles y sanguinarios a los que fui sometido que al final me convirtieron en… el monstruo que ahora soy.

Notas finales:

Tengo la sensación de que éste Peter tiene más OoC del que pensaba agregarle en un principio, lo mismo pasa con Rocket. Y, aunque no me quejo, porque el resultado de éste capítulo me gustó bastante, siento que podría haber hecho algo mejor.

El próximo capítulo será drama intenso. Preparen sus pañuelos que se vienen las lágrimas¿?

¡Hasta la próxima!


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