JJ notaba la inseguridad en Yuri todo el tiempo desde que se levantó en la mañana, hasta la noche. Sabía que estaba en un lapso sobre pensar lo ocurrido con sus padres y con su desaparición. Que la culpa comenzaba a golpearle la cabeza como si fuera un puño desesperado tocando una puerta, esperando a que alguien abra. Por eso no quiso irrumpir en ese lío que montaba Yuri dentro prefiriendo continuar como lo hacía, tratando lo mas amable posible a su huésped amigo demostrándolo con comidas, abrazos fallidos e insinuaciones con respecto al patinaje dando a entender que él lo dejaría abajo, porque la rivalidad ante todo siempre, para mantener esas ambiciones vivas.
—Jean... Necesito que me cobres ¿Cuánto es lo que tengo que pagarte? Ya he entendido que con un simple "Gracias" no alcanzará.
—Si, por supuesto. Son tres puntos importantes que tienes por cumplir como forma de agradecimiento.
—Espera ¿No será dinero?
—No, esto vale mucho mas.
—Bien, te escucho.
—Primero, quiero que no agotes tu paciencia conmigo. Me refiero a que pase lo que pase, no te irás de aquí a menos que quieras regresar con tus padres o llegar a una decisión por cuenta propia de manera razonable. En cortas palabras, no te puedes enojar por capricho ¿Ok?
Yuri enarcó una ceja interrogante ¿De verdad esa era una forma de pago? Sonaba ridícula y no parecía obstáculo, así que simplemente asintió.
—Segundo, harás caso a todo lo que YO decida. Tampoco pretendo que seas mi esclavo... —Se detuvo a dudar unos minutos sobre su última oración porque no parecía mala idea —Bueno a decir verdad sí. Serás mi esclavo personal solo dentro de la casa, aunque seré considerado y trataré de no excederme, como un noble rey.—Sonreía, mientras notaba como Yurio comenzaba a sentir incomodidad ante tal pedido.
—Si no te abusas, acepto. Creo que es justo por todo lo que te he hecho pasar, que si alguien se entera que me has robado, aunque yo sea conciente de ser el que te lo pidió, te mataran.
El canadiense se asombró al ver que este aceptó. Se notaba que era demasiado inocente para la edad y nunca pensaba a fondo lo que hacía. Si él fuera otro se aprovecharía tanto... y de todas las maneras que puedan caber en la imaginación de uno. Incluso a Jean ya estaba imaginando algo como "Si le digo que esta temporada no patine, dejándome la victoria asegurada..." Pero por como era él, de orgullo, jamás pediría algo así aunque lo desease. Solo llegó a sus pensamientos por el hipotético caso de que él fuera otro perverso, y rió ante tal oscuro pensar. Continuó entonces, por sentenciar su última petición.
—Y por último Yuri, prométeme algo. —Se pausó para descender agachado hasta una altura un poco mas baja que Yurio, quien lo miro desentendido cuando posó las manos en sus hombros mirando sus ojos, firme. —Quiero que seas mi amigo por siempre. —Soltó al fin, quitando sus manos del lugar donde estaban para entregar un abrazo suave, buscando que de verdad nunca se aleje de él.
Yuri se sentía avergonzado. Jamás esperó encontrar estas facetas de Jean frente suyo, incluso pensó mal de él todo ese tiempo desde que puso sus pies en la casa. ¿Por qué alguien pedía amistad justamente a él? Era la segunda persona que lo hacía y sentía que de pronto el ambiente se volvía cálido ante tales palabras.
—Acepto idiota, acepto. Jamás romperé esta promesa.
Quería llorar, Jean estaba muy emocionado, quería disimularlo, así que se atrevió a preguntar sobre que pensaba hacer con toda esa situación familiar, a lo que Yurio se limitó contestando con un "Aún no lo sé" sumada una mirada de pena hacia la nada, sintiendo como su pesar empezaba a hacer efecto trayendo consigo recuerdos felices, y cuando uno empieza a recordar solo esas partes, significa que extraña, que es malo. Los buenos recuerdos también son acompañantes del dolor por mas buenos que sean, sobretodo si se los recuerda en la miseria a pesar de que no estaba viviendo de manera miserable. Pero sentía muy fuerte las ausencias paternas y de su novio. Porque tuvo que separarse para darse cuenta que son gente imprescindible, eso incluye a su gata, Yakov, Mila y Lilia. Seguidilla de personas que aparecían como flashes en sus recuerdos haciéndolo descubrir que no estaba solo, que seguro aquellos estaban preocupados por su ausencia.
Ese impulso loco que tuvo de escapar lo hizo quedar como cobarde que no sabe otra forma de enfrentar la realidad. Que al final Otabek si tenía razón cuando decía que tenía cosas por aprender y de cuando Yakov le decía que sus actitudes de niño no lo llevarían a ninguna parte. Ahora todo calzaba como si se estuviera mirando a un espejo dentro suyo y señalando errores, defectos y comportamientos, haciendo que hoy mas que nunca cada oración retumbe en el interior como proyectil.
"Tus padres solo buscan protegerte" "Tú eres el egoísta" "No eres del todo grande como imaginas" "¿Quien te crees que eres? No eres ni adulto" "¡Los odio!"
Dolían, pero eran ciertas. Su orgullo siempre fue mas fuerte, querer tener la razón siempre fue mas fuerte, querer ganar siempre lo fue. Todo aquello mantenía su ímpetu impecable y volvía a discutir consigo entre ceder o seguir firme en esta lucha tonta, que por mas tonta que sea hoy era un nubarrón que tapaba su búsqueda a la felicidad.
Optó por JJ nuevamente para acudir a una ayuda. Porque no pudo evitar pensar en él cuando pensaba en sinónimos de felicidad. Ese hombre mantenía su vida en un equilibrio tan hermoso que lo envidiaba. Por eso cedió a querer otra vez ayuda de un idiota que realmente no era idiota.
—JJ ¿Cómo haces cuando la vida no te sonríe?
—La vida siempre sonríe. Somos nosotros quienes parecen hacer lo posible para que deje de hacerlo.
—¿Y cómo hacer que vuelva a sonreír? —Hizo como pregunta filosófica al mente maestra de estos temas que tenía a su lado.
—Cada uno tiene su forma de lograrlo. Yo por ejemplo primero pienso en todo lo malo, cada detalle y entonces de repente me digo a mi mismo "No todo puede ser tan malo, es imposible" Así que solo escarbo y escarbo hasta encontrar una sola emoción, una razón o una actitud, lo que sea para que me empuje a salir adelante. Mira, te lo resumo: si un día me levanto desganado y sin querer presentarme a las prácticas, solo me miro al espejo tratando de encontrar algún defecto. Ya sé, pensarás "Eso te hace peor" pero la realidad es que no. Al ver ese defecto no puedo permitir que siga ahí, tiene que irse de mi vida. Si mi rostro esta descolorido y estoy despeinado pienso "Diuj, las mujeres huirán de mí, eso no puedo permitirlo" Y es una manera de estimarme a estar mejor hasta volver a ser yo.
Yuri lo escuchaba atento, mientras dentro sentía envidia de JJ por tener tanta autoestima y no quebrarse. Era demasiado entusiasta, optimista, carismático y desvergonzado, y eso lo hacía fuerte. Ahora entendía un poco mejor como lo hacía, siempre borraba los defectos además de perfeccionar sus virtudes, era increíble.
Y pensando aquellos consejos, trató de seguirlos.
*Dentro de la desgracia encontrar una razón para borrarlo todo...* Pensaba mientras por su mente pasaba todo lo mal hecho, lo que rompió, las discusiones, el maltrato injusto a Yuuri de su parte, los reclamos celosos de Otabek, lo imperfecto como hijo que se sentía, los incumplimientos. Toda esa tormenta horrible que de tanto pensarla casi se largan en llanto por estar martirizándose sin encontrar respuesta.
Hasta que se iluminó.
Si había algo constante, tenía algo que jamás dejó de existir en él a pesar de todo lo que pasó: El amor a sus seres queridos, lo incondicional, como ágape. Todas esas caricias y besos que cada una de esas personas le daban a su forma. Yuuri era la preocupación, Viktor la protección, Otabek su amor romántico, Lilia la exigencia y así una lista para darse cuenta de que no odiaba a nadie, que solo fue una rabia del momento pero quería disculparse con cada uno por ser el insolente que es y que no puede cambiar. Lo desmedido que todos lo amaban a pesar de los defectos, hacía a la unión.
Antes de ir a dormir, se animó a abrir el computador portátil decidiéndose en hacer frente a la realidad que lo estaba golpeando hace rato. Si quería triunfar, el primer paso era enfrentar.