Otabek no pudo quitar de sus pensamientos a esos padres. Se veía como la situación los superó, estaban tan cansados emocionalmente que acabaron así, descuidándose, rompiendo con su rutina y acabando con las sonrisas que ambos llevaban en sus rostros. Porque todos sabían desde el momento en donde decidieron formar una familia, ya no necesitaban mas. Ni todas las medallas de oro por conseguir se comparaban a vivir en un cuento de hadas transportado a la vida cotidiana sobre patinadores profesionales.
Pero desde que su rayito de sol se había decidido ir, la curvatura que formaban en los labios de ambos se atrofió. Era como verlos sin alma, sin nada.
El viaje que llevaba a cabo en avión le daba en que pensar a Otabek sobre esos dos y no solo eso. El viaje era lo suficientemente largo como para pensar un poco de todo, incluyendo el momento en que se encuentre con Yuri o el como hacer para disimular su disgusto a JJ y luego volver a Rusia en tiempo correcto con Yuri.
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Al otro lado, Yurio estaba expectante de quien tocaba timbre en casa de JJ al saber que Otabek podría aparecer en cualquier momento, y no tenía nada preparado por decir.
-Yuri-chan ya te he dicho que no atiendas siempre la puerta, que es el jardinero quien timbrea para preguntar sobre unas cosas. Solo debes tranquilizarte.
-¿Y por qué el jardinero tiene que hablar contigo a cada momento?
-Estoy arreglando mi jardín delantero para que mi madre observe sorprendida las nuevas flores y demás decoración. A propósito, olvide comentarte que van a venir mis padres.
-Eso es ridículo ¿No debería ser suficiente regalo y satisfacción que seas bueno patinando?
-Yuri, los padres no existen solo para que vean o evaluen tus logros. También hay que saber amarlos y valorarlos por todo lo que ellos hacen de nosotros. Por eso preparo una sorpresa a ellos.
Yurio no respondió. Se cruzó de brazos desviando la mirada al suelo.
-Yuri, espero que tanto estar en pista no te haya convertido en un témpano de hielo.
JJ dijo aquello para hacerlo reflexionar y claramente si lo estaba haciendo porque al observarlo, notó como estaba deambulando entre sus pensamientos. Y lo hacía sobre eso último, se preguntaba si en verdad se convirtió en un témpano de hielo olvidándose de la calidez que emite el amor de una familia como la que tenía.
Timbre que escuchaba, era el quien salía disparado para atender. Y todas esas veces se trató del jardinero quien pedía hablar con Jean para que examine como iba quedando su nuevo jardín. Eso solo hacía a su ansiedad incrementar (que en eso se parecía tanto a su padre Victor) Hasta claro, cuando el momento llegó y atinó con la persona que esperaba.
Paralizados frente a frente. Otabek estaba tratando de formar una idea que salga de él y decirsela. Tratar de remendarlo sobre sus errores, demostrar el disgusto y desacuerdo por estar en Canadá como si nada pasara, poner su peor cara de enfado para hacerlo chocar con la realidad que iba a caer fuerte encima suyo cuando vea a sus padres. Pero no pudo, no logró cumplir con nada de eso que pensó durante el viaje. Cuando se miraron para encontrarse solo reaccionó de una forma y fue estirando sus brazos para atrapar a Yuri entre ellos presionándolo fuerte contra él. Un abrazo bastaba para expresar ese todo que eran las preocupaciones, la inquietud, los nervios, la ansiedad, la euforia de querer verlo, saber que esta bien, que es real y tangible, trasmitir su cálido amor...
Y si Yurio era un gélido témpano entonces en ese momento se estaba derritiendo por completo por lo que Otabek transmitía, que le bastó para entender que amar es la cura.
El reencuentro fue interrumpido por JJ, quien los invitó a pasar dentro a comer, ya que era un tipo sin reencores que amablemente ofreció a Otabek que pruebe de sus comidas olvidando el cruce que tuvieron por videollamada.
Otabek no era muy diferente, aceptó la invitación y los tres se sentaron a degustar en silencio. Y aunque Beka no olvidaba el mal momento que pasó, ahora no tenía energías para discutir ni plantearse los problemas de por medio. Le bastó con ver a Yurio bien.
Jean, como ya se sabía, no soportaba los silencios de por medio, quería hablar, molestar un poco a esos dos para cambiar el semblante. Además como bien sabía, Otabek era un amigo importante de Yuri, y ya se estaba preparando un plan macabro para molestarlos un poco y llamar la atención. Muy dentro suyo sentía un poco de celos por esa cercanía de ellos, que él claramente no y ese era quizás un impulso por querer entrometerse sin siquiera saber que en verdad esos dos estaban a otro nivel de relación mas estrecha que una amistad.
-Yuri-chan, es momento de que hagas lo que sabes.
-Tsk, si...
-Si ¿Qué?
-Sí mi rey.
Justo después de escuchar aquello, Otabek se atoró con la comida del sobresalto que causo escuchar eso, sumado a lo que después vio, que no fue muy favorable a tal situación extraña. Ver a Yuri Plisetsky dándole de comer en la boca a JJ no era creíble, pero sus ojos no mentían.
Yuri explicó la situación para que ya deje de impactarse por eso que hacía, que era una especie de paga por estar hospedándose allí.
El tema no pasó a mayores, Jean no siguió insistiendo en que cumpla con ciertos caprichos y Otabek prefería evadir aquello concentrándose en la charla próxima que se venía con respecto a Yuri y sus padres.
Fueron a un lugar mas privado, el cual JJ intentó usurpar pero la mala mirada de Beka puesta en él lo hizo retractarse prefiriendo respetar el momento dejándolos a solas.
-Otabek yo...
-Sabes, no quiero hablar sobre que te esta pasando, ni tampoco del como me siento yo, de este problema que con el tiempo se hace mas grande, menos. Solo quiero decir que he visto a tus padres y no están nada bien. Se te partiría el corazón en pedazos si vieras lo desechos que están. Se que tú también, pero con ellos es diferente, se encuentran al borde de un abismo horrible que no puedo describir.
Yuri volvió a elegir el silencio, a veces escuchar sin opinar era mejor que meter bocado y cagarla. Así que solo se apoyo en su pecho un buen rato hasta animarse a hablar.
-No quiero que me separen de tí.
No sabía que era lo correcto para decir, si un "Buscaremos la solución" o "Lo importante es que primero vuelvas para arreglar las cosas con ellos" incluso un "No permitiré que eso pase". Prefirió envolverlo de vuelta en sus brazos. Algo que esta vez Yurio no lo conformó y buscó con timidez sus labios para besarlos.
La incertidumbre que les causaba el no saber como seguirá esto una vez en Rusia, si de verdad era hora de decir adiós. Porque no sabían como les iba a salir enfrentar los problemas, que al ser ambos jovenes no estaban tan acostumbrados a este tipo de situaciones que son mas para los adultos. Lo único que enfrentaron con orgullo en su vida fue sobre una pista de hielo. Y ahora que no se trataba de eso, no entendían que hacer, y hay miedo, mucho miedo.