No hubo ni un momento para sorprenderse, los únicos que quedaron inmovilizados ante tanto alboroto fueron los Yuris. Otabek y Viktor solo reaccionaron sincronizados lanzándose hacía JJ.
Otabek lo jaló del cabello echándolo hacia atrás para incrustar un golpe en su real cara. Victor lo giró hacia él para darle una patada en la parte mas sensible que tiene entre las piernas. JJ cayó al piso adolorido, cosa que no terminó allí, esos dos se volvieron a lanzar encima de él para seguir golpeándolo. Y si la causa había sido ver tal escena, ya había pasado a segundo plano porque ahora parecían estar pegándole por mas de un motivo.
La pelea no tardó en convertirse en una guerra entre tres personas furiosas, utilizando la violencia como medio para descargar esa bronca que se tenían. Puñetazos, rasguños, patadas, mordidas, estirada de ropas ajenas, revolcándose por el blanco piso de la cocina que no tardo en ensuciarse, un todos contra todos.
Era imaginar a una nube que los cubría, como los dibujos animados, tapando la escena, donde ves estrellitas, puños y piernas, todas dispersas.
Los Yuris trataron de detenerlos, pero fue en vano, ellos estaban ciegos y sordos. Yurio recibió un empujón, sin querer, que lo hizo caer al suelo y eso, eso si que para Yuuri fue cruzar el límite. Era hora de que él haga algo, entonces pegó un grito tan fuerte que fue lo suficientemente impresionante para hacer que se detengan.
—¡PAREN YA DE UNA MALDITA VEZ!
El ambiente quedó en completo silencio dejando que solo se escuchen los quejidos de un Katsuki nunca antes visto por tantas personas de esa forma.
—¡Esto es el colmo de los colmos! Parecen Larry, Moe y Curly ¡Solo están peleando como animales irracionales! ¿Dónde están sus neuronas? ¡Se acabó esto aquí! ¿Me oyeron?
El trío de peleadores no pudo evitar sentir miedo, Yuuri Katsuki estaba mostrando una parte de él realmente aterradora.
—Ahora, quiero una explicación y una disculpa, SIN PELEAS DE POR MEDIO, por favor.
Yuuri volvió a establecerse un poco en él mientras esperaba a que alguno hable y como Jean había sido el empujón para que esto suceda, fue el primero en explicar. Que quería molestar a Otabek, que no esperaba encontrarse a Victor frente a tal escena sino ni se lo planteaba hacer, que solo era una tonta broma, que no pensaba que los "amigos" eran celosos a ese extremo. Y lo sentía, sentía mucho todo esto.
El siguiente fue Otabek, pidiendo disculpas por reaccionar tan irracional pero que no pudo controlar la ira que sintió al ver tal escena.
Por último, Victor pedía perdón por rebajarse a esa altura tan inmadura, que quizá ya no soportó tanta tensión acumulada en él y que aquello que hizo Jean que fue como clavarle una daga desprevenido, lo enloqueció.
"Y bien, ahora quiero explicaciones sobre todo esto en lo que vives involucrado Yuri Plisetsky" Era lo que Yuuri ansiaba decir después de escuchar el perdón y explicaciones de esos tres. Pero con solo ver el rostro de su hijo, tuvo que detenerse.
Yuri estaba brotando lágrimas que no se acompañaban de ningún sollozo, era un llanto silencioso y a su alrededor lo miraban apenados.
Todos tuvieron ese impulso de querer contenerlo, de capturarlo entre brazos protectores, pero Yurio los alejó molesto porque estaba enfadado y prefirió huir de ellos para correr a encerrarse a la habitación que JJ le había prestado.
Yuuri también quería llorar, esto no era como quisiera que haya sido, aunque eligió tragarse esas ganas de lagrimear.
—Yo quería abrazar a mi hijo, quería sentir que a pesar de la distancia y las discusiones, el reencuentro iba a ser lo suficiente para conformarme ¡Pero ustedes tres solo son unos desalmados egoístas que no pueden llegar a un acuerdo para compartir ese amor por Yuri! Son solo animales tratando de cazar una misma presa, y si creen que los golpes van a solucionar esto, se equivocan. Victor, voy a estar enojado hasta que no arreglen esto.
Yuuri descargó su pesar, estaba tan indignado, frustrado porque en vez de dar el ejemplo a un menor decidieron ir a los puños. Y si no cambiaban esa actitud, si no hacían sentir mejor a Yurio, entonces él también iba a estar enojado con ellos.
Pedir disculpas por todo no iba a ser suficiente, hicieron llorar al pequeño y lograron sacar la peor parte de Yuuri, así que esta vez iban a tener que esforzarse un poco más.
Victor se dirigió rápido hasta la habitación donde estaba su hijo encerrado, que al intentar entrar, entendió que estaba puesto el cerrojo del otro lado.
—Lo siento mucho hijo, mira como acabó todo, hice mal, ni aquí dejé de ser así. Pero trata de entenderme, solo quiero protegerte y espero abras para poder hablar tranquilos.
Yurio no respondió ¿Creía que eso era suficiente? Sabía que él también hizo las cosas mal pero no lograba que la rabia se vaya, se ahogaba en su almohada tratando de no gritar. Sus lágrimas no querían parar ¿Por qué le pasaba todo a él? ¿Por qué no podía ser libre si que esos hombres se abalanzaran sobre él?
Victor se alejó de la puerta para volver a la cocina. No sin antes decirle que lo amaba y que no importaban las circunstancias, que no dejaría de hacerlo.
Otabek quiso ser el siguiente en probar si con él abriría la puerta. Se acercó y apoyó su cabeza contra ella, mirando al suelo apenado.
—Yura Perdóname. Mi cuerpo reaccionó solo al verte así con Jean, ni yo lo comprendo, y es que dime ¿A ti te gustaría ver algo así conmigo? No es que no acepte que otros te puedan querer, es que no soporto que se aprovechen así, que se pasen de raya. Estoy confundido, no se si pasa algo con Jean que yo no entiendo o si solo soy un maldito paranoico celoso ¡Pero es que sea una broma o no, tocó tus labios! ¿Estoy exagerando? En fin, solo quiero que me abras y me digas que aún me amas como yo lo hago desde siempre. Sal y enfrentemos a tus padres, hablemos de lo que está pasando. —Dejó de hablar un momento para ver si respondían pero suspiró rendido al no escuchar respuesta — Eres el amor de mi vida.
Yuri ahora estaba llorando más, aunque de alguna manera, la bronca que llevaba se desvaneció, haciendo que solo quede el dolor.
Entendía a Otabek, quizá él haría algo peor que solo golpear si se encontrara con algo así. No quería imaginar a su Beka compartiendo besos con otra persona. Igual no quiso abrir, no tenía ánimos para enfrentar nada, y si fuera por él, se encerraría allí horas infinitas.
Los dos que esperaban impacientes se desanimaron más cuando vieron a Otabek llegar solo. Y Jean pensó que si no cedió a ellos, menos lo haría con él. De igual forma, quiso intentarlo y fue en busca de una respuesta.
—Yuri-chan, me he excedido, nunca pensé que Otabek era tan posesivo con sus amigos, solo quería molestarlo para que pensara que tú cambiarías su amistad por un nuevo novio como yo. Siempre estoy molestando, lo sabes, y lo que menos quiero es hacer un mal. No me odies Yuri, solo quiero tener un amigo y eres el indicado. Me he encariñado contigo, para mi solo eres un tierno gatito-chan. No pretendo que me entiendas, intento que me abras la puerta y me golpees como siempre, prefiero verte de gruñón que triste.
Y de verdad que tenía muchas ganas de salir a golpearlo con patadas voladoras, incluyendo a los otros dos, pero no tenía fuerza, esto no era para nada gracioso.
Tal vez escuchar tantas tonterías de aquellos no haría que abra la puerta para elegir a alguno, aunque sí lo ayudó a tomar una decisión.
Como era un vil orgulloso no hablaría con ninguno, solo envió un whatsapp a Jean, quien enseguida lo leyó.
*Quiero hablar solo con Yuuri, llámalo.*
JJ corrió emocionado a la cocina con una sonrisa esperanzadora. Les mostró el mensaje del chico al padre y al novio para que fueran en busca de Yuuri, quien se hallaba reposado en el sillón esperando milagros de tres personas que nunca llegaban. Y al verlos aparecer, se levantó preocupado.
Ellos hicieron que vea el mensaje de alguien que estaba necesitando de él. Se sentía ganador, orgulloso de ser el elegido, de tener un deber como padre que atender después de tantos días sin hacerlo.
—Hijo, soy yo. Ábreme.
Se escuchó el correr del cerrojo, el movimiento de la manija y vio a su niño invitándolo a pasar.
Yuuri tenía detrás suyo a hombres ansiosos de ver y ser parte de esa invitación, pero al toparse con los ojos hinchados, enrojecidos y tristes de Yurio, sintieron una punzada horrible en sus pechos. Habían hecho mucho mal y no recibieron ni una simple mirada, nada de Yuri, solo el ignorar, haciéndolo pasar a Yuuri para volver a poner el seguro a la puerta y dejar a los sobrantes fuera de esto.