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Padre Sobreprotector por MikiPever

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Precipitados, esa era la palabra justa para definir al dúo que se tomaba el tiempo de esa forma, que buscaba el momento para escapar e ir a refugiarse en ese amor. Ni excusas hacían falta, Yurio encontró libertad entre los brazos de alguien que lo entendía y para Otabek, ese pequeño era su segundo oxígeno, la prioridad ante todos los demás ¿Qué podían saber los de afuera del amor verdadero? La necesidad de querer proteger a alguien y compartir momentos de tu vida justo a esa persona. No se habían declarado "novios" pero las acciones desesperadas mostraban otra cosa, parecían como si ya se conocieran de toda la vida y entonces ¿Qué duda puede existir entre ellos? No cabía la inseguridad, estaban sumergidos en ese mundo de los enamorados. 

Ya habían quedado por chat, y a mitad de semana se encontraron en casa del rubio, donde Viktor y Yuuri estaban ausentes por un rato para ir al entrenamiento diario, el cual se hacia todos los días. Yurio y Beka también tenían su propia rutina de ardúo entrenamiento, pero ese día específico era el horario corto de una hora para encontrarse que dejaban libre simplemente para eso, verse un rato.
Ese día su encuentro fue un éxito. Aunque hacía bastante llevaban omitiendo hablar de Seung, el presente era lo primero y pensaban lo mismo "Aprovechar este tiempo y hacerlo valer" por eso mas que todo, lo utilizaban para caricias y besos ingentes que parecían interminables, tratando de saciar lo mucho que se extrañaban. Tal vez no llenaban del todo ese deseo con una vez a la semana, una hora por ser inconformistas natos (lo de no conformarse explicaba muy bien porque llegaron a un nivel tan alto artisticamente como patinadores, siempre queriendo ir mas allá y eso hoy se reflejaba en su relación, las cosas iban veloces)
Ir rápido era una desventaja clara en Otabek. Se distraía demasiado por tener la cabeza en las nubes, esas que creó Yurio y un ejemplo claro fue en un principio cuando su novio fue castigado por culpa de eso, por olvidar un envoltorio que perfectamente vio caer al suelo pero por pensar la típica "lo levanto después" el tiempo corrió y se le pasó la oportunidad. Si tan solo hubiesen evitado aquella tontería se ahorraban mucho...

Esta vez volvió a dormir y olvidó algo imprescindible, su celular.
Al notar como voló el tiempo y en vez de pasar una hora, se extendieron una hora y cuarenta, ya siendo conciente de que los padres llegarían en cualquier momento, se apresuró a salir para no cruzarlos.

Yurio reaccionó rápido y al ver el móvil sobre la mesa quiso tratar de dárselo. Tal vez aún estaba acomodándose el casco sin siquiera poner en marcha la motocicleta.
Tenía miedo de estar saliendo por la puerta y que sus padres lo pillaran. Entonces pensó en su vieja confiable: la ventana del baño que daba al patio. Corrió con todo su potencial hasta allí, sacó los vidrios y vociferó "¡Beka no te vayas aún, tu celular!" y casi como un milagro el aludido escuchó a pesar de que ya había encendido el motor, distinguiendo esa voz entre el ruidaje y lo esperó a que salga por la rendija porque muy prudente que digamos no quedaba revolear su teléfono por allí, además, era una buena excusa para entregar un último milésimo besito de despedida.

Logró bajar y sin abrir los ojos desde que cayó y puso los pies sobre el pastizal, sonriente de su gran hazaña como mono trepador de ventanillas, quiso dar los pasos correspondientes hasta la calle donde lo esperaban y se choco con un muro hecho por el cuerpo de dos personas frente a él, mirándolo con caras disgustadoras. Si, eran sus padres que acababan de llegar oyendo y viendo toda la secuencia.
Ambos adultos de brazos cruzados pedían explicación a ambos.
Viktor se abalanzó con el celular que no le pertenecía hacia Otabek, con el ceño bien fruncido y una furia notoria tratando de pensar en que interrogatorio iba a hacerle, pero no, ya estaba exahusto de hacer preguntas sin obtener respuestas. Este amigo de su hijo era mala influencia, simple, no iba a perder el tiempo. Lo único que le importaba era su bebé, a ese tipo desagradable lo quería fuera de su vista como a todos los demás. Así que pronunció la oración mas justa << "Vete si no quieres que esto sea peor" >>

Yuri estaba a punto de comerse el reto mas grande hasta ahora oído por él, y eso que Lilia ya lo hacía siempre, esto era mas, mucho mas.

-Yuri Plisetsky... - Pronunció con suavidad Victor y luego emitió un suspiro para relajarse y continuar - ¿Sabes por que los días miércoles con Yuuri solo entrenamos una hora? Contéstame que piensas.

- No lo sé, tampoco sé a que viene esta pregunta pero puedo contestar si tanto deseas. Supongo que... porque al igual que todos los patinadores, nos merecemos un día de descanso ¿No es así?


-Error. Nuestro descanso solo es en las noches. No hemos parado ni un día porque nuestra vida es esa, el patinaje sobre hielo. Ahora bien ¿Sabes por qué en este último tiempo he elegido parar? - Cerró sus ojos tratando de volverse a calmar pero ya no se podía contener y los abrió esta vez mas serio - Porque te conozco y me lo imaginé.

- No entiendo papá. - Decía perdido en el diálogo.

- Te conozco como si fueras mi hijo ¡Sabía que no harías caso y que algo tramabas! ¡Así que era este tu recreo! Yo deduje que no podías perdonar a tus padres facilmente.

- Mierda padre, solo quiero ver por una puta hora a Otabek.

-¡Yurio puedes obviar los insultos! - Lo regañó Yuuri.

- ¿Y tú que? No te metas en esto cerdo, eres una cuchara que no corta, ni pincha. Cero opinión.

Luego de contestar tan desubicadamente a Yuuri, Victor no pudo con la imprudencia de su hijo y le dio una bofetada.

- Te estaba liberando de los castigos, imaginé haber hecho un buen trabajo, creí que maduraste reflexionando sobre tus actos ¡Pero me he equivocado! - Había empezado Victor con su sermón.

- No quiero escucharte padre. Eres un egoísta.

- ¡No! Esta vez me escucharás bien claro ¿O piensas escaparte por la abertura del baño?

Chasqueó la lengua - ¡Lo preferiría antes de escuchar puras palabras de un estúpido loco que quiere tener encerrado a su hijo haciéndolo infeliz!

- ¿Te oyes? ¡Tú eres el egoísta! Estúpido es ese amigo tuyo que viene para alterarte las hormonas dejándote en rebelde. No te permitiré que socialices nunca mas con Otabek ¿Me oiste?

-¡Como te atreves maldito!

- Deja de insultarnos, ya has pasado mucho tiempo haciendo lo que se te da la gana ¿Quién te crees que eres? No eres ni adulto. - Volvió a meterse Yuuri ahora mas serio.

- No seré un adulto pero si se bien quien soy y ustedes me han criado para que sea un triunfador ¡No pienso perder contra nadie! Ni contra mis propios padres.

Yuuri tenía los ojos brillosos, a punto de largar el llanto. Y Yurio ya se hartó, entonces gritó las últimas dos palabras para finalizar esta tontería <<" ¡Los odio! " >>  Alteró rápido sus pasos y llegó hasta su habitación dando el portazo mas fuerte de su vida.

Victor solo quedó en silencio con la mirada gacha, oscura y con la mente que parecía rayada con crayolas que pincharon todos sus nervios y los trataba de contener como siempre lo había hecho. Lo único que salió a su exterior fue acercarse hasta su esposo y contenerlo entre sus brazos antes de que llore.

Y Yurio no se calmaba. Se puso los auriculares para escuchar el famoso tema ¡Seek and Destroy! de Metallica y parecía que hacía caso a la canción dándole su propia interpretación. Entonces lanzó el velador al suelo y se rompió el foco en mil pedazos, luego sacó todas sus prendas de vesitr tirándolas sobre su cama para finalizar dándole golpes a la pared hasta dañar sus nudillos.
Cayó rendido al suelo en la oscuridad mientras sus lágrimas caían y su enojo iba aumentando en masas. Jamás se calmaba una vez que los nervios despiertos contaminaban su cabeza, del rencor ni hablar, iba a ser eterno. Así que tomo una de esas decisiones impulsivas que casi se hacen sin mucho razonamiento.
No tolera las represalias, esta no era la excepción. Se iba a volver a escapar y esta vez para siempre.

Hizo una maleta enorme con lo justo, esperó a que caíga la noche y que sus padres no anden merodeando por el lugar. Ninguno fue a ver como estaba a su habitación, así que corroboró lo que ya pensaba, ellos ya ni lo querían seguramente por eso no se molestó en escribir un mensaje tan grande.

Derrotado de los castigos que robaban su alma y paciencia. Ya no mas estar por debajo de nadie, ni de sus padres que quizá cuando él era un niño los veía como dos héroes únicos, pero ahora tan solo eran simples seres humanos llenos de inseguridades desde su nuevo punto de vista como adolescente.

<< Padres, siento mucho no agradarles, de no ser el hijo perfecto que quieren. Da igual, quiero acostumbrarme a vivir sin ustedes, porque soy así y quiero volar alto sin respaldo. No se molesten en buscarme, no voy a estar con Otabek ni con ninguno de mis amigos, nadie. Adiós para siempre. >>


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