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LO QUE SE PERDIO por Amaya Kurau

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II

 

OLVIDO

 

 

 

 

 

Al volver a materializarse; sin darse cuenta de donde estaban, Zero completamente alterado logró alejarse de él.

 

 -  ¡Maldita sea!, ¡¿Quién diablos te crees?!

 

Kaname tenía los ojos brillando en carmesí y los colmillos extendidos completamente; y sin responderle se acercó a él y lo capturó nuevamente llevándolo contra una pared con brusquedad. En respuesta él le dio una fuerte bofetada con el dorso de la mano e intentó huir, pero apenas pasó a su lado, Kaname lo agarró por la cintura y lo impactó contra la pared de nuevo y lo miró fríamente. Tenía la mejilla enrojecida, pero eso parecía tenerlo sin cuidado.

 

Él frunció el ceño, pero el vampiro solamente sonrió. Eso lo irritó aún más y se dispuso a golpearlo nuevamente, pero esta vez Kaname fue más rápido y detuvo su brazo y después de forcejear le sujetó ambas manos y las llevó por encima de su cabeza y apresó sus muñecas con una mano mientras que con la otra tomó su rostro con fuerza y lo besó.

 

Ante eso, abrió los ojos desmesuradamente e intentó rechazarlo dándole una patada, pero Kaname nuevamente fue más rápido y sin dejar de besarlo lo aplastó contra la pared impidiéndoselo y posicionó una pierna entre las suyas. Eso provocó que una corriente eléctrica recorriera su espalda por lo que cerró los ojos con fuerza; sin embargo, cuando Kaname presionó su entrepierna, no pudo evitar abrirlos de nuevo y dejar escapar, a su pesar, un suspiro que el vampiro aprovechó para introducir su lengua en su boca.

 

Esa acción hizo que todo cuerpo se estremeciera y su corazón comenzara a latir rápidamente con fuerza. Y lo más lamentable de su situación era que no sabía si eso era por miedo o por ansiedad ante la actitud del vampiro, pero lo que si era cierto, era que su resistencia había mermado. Estaba totalmente inmovilizado y sentía como Kaname con la mano que antes sujetaba su rostro, ahora lo tocaba; y además, continuaba besándolo con tal ansiedad que sentía que se estaba llevando algo de él consigo; y no sólo eso, extrañamente comenzó a sentir como su cuerpo empezaba a acalorarse.

 

¿Estaba excitándose?

 

Ante el horror de esa idea, su yo indómito resurgió y en un movimiento agresivo intentó poner distancia otra vez, pero con eso sólo ocasionó que en medio del forcejeo terminara por morder la lengua de vampiro ocasionándole un gemido sonoro. Y ojalá sólo se hubiese quedado en eso; pero no fue así, pues al sentir el sabor de la sangre de Kaname en su boca, su propio corazón le dio un vuelco y sus ojos se encendieron en carmesí; y sin poder resistirse, poco a poco su lucha disminuyó y posteriormente se encontró permitiendo ese beso.

 

¿Por qué lo hacía?

 

La respuesta era tan simple como absurda. Pese a sus diferencias y pese a que debería aborrecerlo tanto a él como a Yuuki, incluso pese a todo lo sucedido en  pasado, estúpidamente se sentía atraído por él, tal como polilla hacia la luz. Casi podía incluso imaginar la sonrisa de Kaname ante su sumisión.

 

Tan solo pensar en eso, deseó desaparecer; pero fue en ese momento que sintió los largos y fríos dedos de Kaname sobre la piel de su cintura. Eso le ocasionó un nuevo estremecimiento a la vez que sentía como toda su piel se erizaba y su corazón golpeaba con más fuerza al tiempo que iba quedandose sin aliento. Estaba seguro que el vampiro se percató de todo eso, quizá por eso mismo abandonó su boca y se dirigió a su cuello y comenzó a besarlo. Él abrió los ojos, pero quizá a causa del beso era incapaz de ver bien. Lo único que podida distinguir y apenas, eran las luces del árbol de navidad de esa estancia.

 

Repentinamente la imagen de Yuuki vino a su mente. Fue entonces que un rayo de lucidez surcó su mente y con un movimiento que intentó ser seguro, quiso poner distancia nuevamente.

 

-   Esto… esto no… está bien… - dijo con la voz entrecortada.

 

-   ¿Por qué? – susurró Kaname cadenciosamente en su oído mientras comenzaba a jugar con uno de sus piercings. 

 

-   Yo… no… Yuuki…

 

-   Olvídala…

 

Kaname le dijo esto último al tiempo que besaba su cuello y con sus colmillos arañaba su piel sin llegar a rasgarla. Eso le ocasionó un nuevo suspiro.

 

-   Ka… Kaname…

 

Era la primera vez que hacia eso; a pesar de ser casi un jadeo; era la primera vez que llamaba al vampiro por su nombre y lo hizo sin pensar en realidad; pero el efecto que tuvo en éste fue evidente, pues apenas lo escuchó, Kaname lo sujetó con evidente posesividad y sin más lo mordió y comenzó a beber su sangre. Él, ante el repentino acto gritó y se retorció, pero luego casi de inmediato una corriente eléctrica aplastante y sofocante recorrió su cuerpo. Y entonces no fue dolor lo que experimentó, sino un increíble y extraordinario placer que lo hizo comenzar a hiperventilar; y dejándose llevar, él mismo acercó su cuerpo eróticamente a Kaname y sintió como su miembro completamente despierto rozó con el del vampiro por encima de la ropa.

 

Eso ocasionó que Kaname, quien bebía con avidez, soltara sus brazos y que tomándolo de las caderas, lo alzara.

 

Él ya no pensaba. Se abrazó al vampiro y buscó su cuello también e inhalando lleno sus pulmones con su aroma. Era tal como lo recordaba, era el mismo de cuando había bebido su sangre por primera vez, ¿allí había nacido esa incontrolable atracción por el vampiro?, tal vez. Su aroma lo excitaba, su sangre lo llamaba, siempre era así. Y ahora estaba allí, tan cerca. Sin más clavó sus colmillos en él con fuerza, con necesidad, con deseo; disfrutando así de la calidez de la sangre caliente descendiendo por su garganta. Calidez que hacía algo más que nublar sus sentidos.

 

Con ambas manos ya libres, Kaname comenzó a deshacerse de su ropa sin que él pusiera resistencia: el saco, la corbata, la camisa. Luego, aflojó su cinturón y lo llevó consigo hacia el piso donde lo recostó y hábilmente terminó de desvestirlo repartiendo caricias y besos por todo su cuerpo.  

 

Las manos de Kaname habían dejado de ser frías, ahora incendiaban su piel y él sólo podía retorcerse y gemir según la intensidad del estímulo. Ya no intentó alejarlo.

 

Cuando estuvo completamente desnudo, Kaname se incorporó arrodillado frente a él y lo observó detenidamente con una mirada voraz. Era como un depredador frente a su presa. Sin duda esa noche sería devorado por Kuran Kaname y no opondría resistencia alguna, no podría, no quería. La vergüenza le hizo cerrar los ojos esperando a que Kaname continuara. Sin embargo, éste no hizo movimiento alguno.

 

¿Acaso era el fin?, ¿hasta allí llegaba todo?

 

Abrió los ojos nuevamente. Estos continuaban en intenso carmesí, nublados por el placer. Sus mejillas estaban totalmente ruborizadas y su respiración era profunda y pausada.

 

-   ¿Qué… ¿Qué sucede? – se atrevió a cuestionar. Kaname solamente sonrió.

 

-   Nada…. Sólo veía lo hermoso que eres.

 

Ante tal comentario, abrió los ojos sorprendido al tiempo que Kaname se inclinaba y le daba un beso en los labios sorprendiéndolo. Luego lentamente comenzó a deshacerse de su ropa también.

 

Cuando Kaname se encontró completamente desnudo, se situó entre sus piernas y se entrelazó a su cuerpo mientras en un suave vaivén hacia que sus miembros erectos y duros se rozaran entre si provocándole oleadas de placer que le hicieron aferrarse a sus brazos mientras arqueaba la espada y extendía el cuello exponiéndose al vampiro; quien mantenía el vaivén mientras lo besaba.

 

El placer que experimentaba le impedía pensar en nada más que no fuera ellos dos. Podía sentir como la humedad que brotaba de la punta de su pene se mezclaba con la de Kaname, elevando su éxtasis.

 

-   Kaname… hazlo… ahhh

 

-   ¿Qué?

 

-   Ya sabes…

 

-   No lo sé

 

-   Me…mételo… - suplicó

 

-   ¿Me quieres dentro de ti?

 

La voz de Kaname sonaba como un sensual ronroneo y él ya no podía más.

 

-   Si… ahhh… hazlo ya.

 

-   Te puedo lastimar.

 

-    No me importa… ¿quieres tu obsequio… o no?

 

Kaname detuvo el vaivén y lo miró sorprendido. Pero él, consciente de lo que había dicho, abrió nuevamente los ojos y lo miró con deseo. Entonces Kaname exhaló sonoramente mostrando sus colmillos totalmente extendidos; le dio la vuelta, levantó sus caderas y comenzó a frotar su pene contra él con frenesí provocándole que sus piernas temblaran. Hasta que sin más se introdujo en él.

 

-           Ze… Zeero… ahh…

 

El grito de ambos resonó en la estancia. Zero arqueó la espalda y cerró los puños con fuerza contra el piso. Kaname también había arqueado la espalda sin soltar sus caderas para evitar que se alejara. Después de unos segundos que a Zero le costaron contenerse para no venirse. Kaname se inclinó sobre él y besó su espalda hasta llegar a su cuello.

 

-   Lo… siento… - Le susurró con trabajo, pues también intentaba contenerse.

 

-   Está… está bien… sigue…

 

-   No… hugh… Mu… muévete tú, Zero…

 

-   ¿Qué?

 

-   Tu marca el ritmo… compláceme… disfrútame…

 

Esas palabras hicieron que Zero se estremeciera; y sin aguardar más obedeció y comenzó a moverse en un vaivén primero lento y luego más rápido y de nuevo lento. Era la primera vez, era su primera vez y aun así su cuerpo parecía saber cómo actuar, como responder. El dolor y el placer se superponían. La humedad permitía al miembro de Kaname deslizarse en su interior amoldándose a él, tan profundo. No podía parar, quería más, mucho más, quería todo. Escuchar a Kaname jadeando a sus espaldas, llamando su nombre, temblando, aferrándose a su cuerpo y él, él conteniendo el aliento cada vez que sentía tocar ese punto en su interior que le hacía ver destellos de luz. Su pecho iba a explorar en cualquier momento, su corazón no podía latir más fuerte ni más rápido. Su garganta pronto se quedaría sin voz.

 

Después de varias embestidas, se incorporó de rodillas sin alejarse y Kaname quedó tras él. Entonces el vampiro lo rodeó con los brazos mientras disfrutaba de sus movimientos y besó su nuca. Fue entonces que pudo escucharlo. El corazón de Kaname latía tan fuerte y rápido como el suyo. Continuó el vaivén, pero todavía no era suficiente, no sólo quería sentir y escuchar a Kaname, también quería verlo. Se alejó y se giró hacia él.

 

-   No Zero… - el vampiro intentó detenerlo, quizá creía que se terminaría. Pero él no quería detenerse, quería más. Quería que Kaname lo amara como los vampiros lo hacían. Al menos eso era lo que todo su ser le exigía, así que se sentó frente a él.

 

-   Tómame… - le exigió jadeante – tómame como en verdad deseas hacerlo.

 

Kaname lo miró a los ojos y él pudo ver como en los suyos el carmesí relucía más que antes y sus pupilas estaban totalmente dilatadas. Su pecho ruborizado se agitaba visiblemente al ritmo de su respiración y gotas de sudor resbalaban por su cuello humedeciendo las puntas de su pelo castaño; y en su abdomen también gotas rebelaban hasta perderse en su ombligo o en el vello que rodeaba su miembro enhiesto y rebosante. Era una increíble vista.

 

-   Zero… - dijo el vsmpiro casi suplicante - No quiero asustarte…

 

-    Hmmp… ¿asustarme?

 

Eso era gracioso viniendo de Kaname. Así que le sonrió y al parecer éste comprendió pues sin más lo atrajo con brusquedad y penetrándolo de golpe lo llevó contra el piso, elevó sus caderas y sin dejar de mirarlo a los ojos, comenzó a embestirlo con fuerza, salvajemente. En cuanto a él, pronto sus gemidos se convirtieron en gritos que no tardaron en adquirir un matiz indecoroso y con cada gemido Kaname golpeaba con más fuerza.

 

-   Zero… Zero… No tienes idea… no tienes idea cuanto tiempo te he deseado…

 

Apenas dijo esto, sin dejar de embestirlo se inclinó sobre su cuello, lo mordió y comenzó a beber con avidez. En respuesta él hizo lo mismo.

 

La sensación que acompañó aquel acto, en él fue más allá del placer. Kaname lo tomaba por completo y él tomaba a Kaname también. Era una sensación de ser uno mismo, como si estuviese finalmente completo. 

 

Kaname golpeó más veces contra él hasta que finalmente no pudo más, su respiración se detuvo y eyaculó con fuerza en su interior haciéndolo arquear completamente la espalda al sentir esa calidez bañando su interior que lo llevó a también expulsar su semen contra el abdomen del vampiro y de sí mismo.

 

Todo lo que podía ver eran destellos de luz y a Kaname frente a él con una expresión de profundo éxtasis en el rostro. No pudo evitar sonreír y abrazarse a él atrayendolo contra su cuerpo. Una sensación de plenitud y felicidad lo invadía.

 

 

 

 

 

 

 

-    ¿Zero?

 

-    Mmm.

 

-   Ha sido el mejor obsequio que he recibido.

 

Al escuchar aquello Zero se ruborizó y le dio la espalda.

 

-    Idiota… - Dijo. Casi podía sentir la sonrisa de Kaname.

 

Y efectivamente, Kaname sonrió y lo cubrió con la manta mientras se abrazaba a él y miraba el árbol de navidad junto a la chimenea. Eso le provocó una sensación de calidez en su pecho. Sabía que lo que había sucedido no era algo simple, pero tampoco quería pensar en nada de todo aquello que implicaba, al menos para él.

 

Divagaba en esto cuando repentinamente cayó en cuenta del lugar en donde se encontraban.

 

-    ¿Oye?… por cierto… ¿Cómo fue que llegamos aquí? – preguntó.

 

-   Con mi poder – la respuesta de Kaname fue de los más tranquila, como si fuera más que obvio. Entonces él frunció el ceño y zafándose de su abrazo se sentó y lo miró.

 

-   ¿Y por qué precisamente mi apartamento?, ¿Cómo sabias que vivía aquí?... no, mejor dicho, se supone que tú no puedes entrar aquí.

 

-   Jajajaja

 

Kaname comenzó a reír con total desenfado. Era la primera vez que Zero lo veía hacerlo.

 

-   ¿De qué te ríes?... explícame como es que pudiste entrar… ¿desde cuándo puedes hacerlo?

 

-    Es un secreto…

 

-   Un se… Pues espero que hayas disfrutado de tu obsequio de navidad, porque no te daré nada de nuevo. No volverás a tener sexo conmigo.

 

Fingiendo molestia se alejó de él para incorporarse, pero Kaname no se lo permitió, lo atrapó por la cintura y se acercó y lo abrazó por la espalda mientras le susurraba al oído.

 

-   ¿No lo has comprendido verdad Zero?... No se trató de sexo… todo tu eres mi obsequio, así que me perteneces ahora… por completo y para siempre… Feliz Navidad… amor mío…

 

-   ¿Eh?...

 

Miró a Kaname a los ojos, estos tenían un intenso brillo. Nunca antes había visto esta faceta de él, actuando como niño caprichoso. Así que se rindió, sonrió y se recostó de nuevo junto a él. Kaname sonrió también y se acercó a su cuerpo y lo abreazo con fuerza.

 

-   Oye, aléjate.

 

-    No quiero.

 

-   Tengo sueño.

 

-   Yo también.

 

-   Entonces sueltamente para poder dormir.

 

-    Si te suelto yo no podré dormir.

 

Zero suspiró y optó por relajarse. Poco a poco el cansancio lo invadió y fue quedándose dormido.

 

 

 

[….]

 

 

 

El ruido de los autos en el exterior fue lo primero que le hizo removerse entre las sabanas. Luego, poco a poco el resto de los sonidos del nuevo día invadieron sus sentidos llevándolo a abrir los ojos lentamente.

 

Le costó un poco identificar donde se encontraba, hasta que supo se trataba de su habitación. Perezosamente se dio la vuelta. Su mente tardó unos segundos en procesar el hecho de que se encontraba solo en la cama.

 

-   ¿Kaname?

 

Llamó al vampiro mientras se incorporaba lentamente y miraba a su alrededor. La ventana se encontraba abierta y las cortinas se agitaban sutilmente. Era por eso que los ruidos del exterior llegaban con más claridad hasta él.

 

Miró hacia el baño pero no había nada que delatase que el sangrepura se encontrase allí.

 

-    Se fue…

 

Lo había sabido desde el momento en que se giró buscándolo y sin embargo al externarlo con palabras, sintió que tal afirmación le provocó una punzada en el pecho.

 

Dejando escapar un suspiro, se incorporó de la cama y se miró. Aún estaba desnudo y con manchas de sangre y semen en el cuerpo. Sin embargo, estaba seguro que su aspecto sin duda era más desaliñado de lo que parecía.

 

-   Bueno, supongo que ya habrá tiempo para…

 

Mientras decía eso y se disponía a dirigirse al baño para ducharse, algo sobre su cómoda atrajo su atención.

 

Era una nota.

 

Por un momento la miró inseguro, pero al cabo de unos segundos, apretó los dientes y decididamente la alcanzó.

 

 

 

Zero, no sé cómo escribir esto. Mientras te veo dormir he pensado la manera más correcta de hacerlo…

 

 

 

Al principio pareció que su mente se quedó procesando las primeras líneas, releyéndolas una y otra vez sin ser capaz de comprender.

 

No había un saludo, sólo iba directo al grano como era de esperarse dado su personalidad. Aunque no era eso lo que le impedía continuar, era simplemente que tenía temor de saber lo que seguía. No pudo evitar que los recuerdos de la noche anterior volvieran a él.

 

 

 

Zero, no sé cómo escribir esto. Mientras te veo dormir he pensado la manera más correcta de hacerlo…

 

 

 

Por reiterada ocasión volvió a leer, hasta que algo pareció hacer click en su cerebro desembotándolo y finalmente fue capaz de continuar.

 

 

 

…pero de hecho, por más que lo pienso creo que nada de lo que pudiese escribir ahora, sería correcto.

 

Zero, lo que te dije sobre que te deseaba tanto que sentía que si no te tenía perdería la cordura, no era mentira. No lo era. Era tan verdadero como el hecho de que lo que menos deseaba era lastimarte. No quería para variar volver a hacerte daño. Pero a pesar de todo soy tan egoísta que no me importó; e incluso ahora, en este momento en que escribo esto, sigo sin arrepentirme. No me arrepiento porque en verdad ya no podía seguir conteniéndome Zero; y quiero que sepas que disfruté mucho lo que pasó. Jamás imaginé que tú y yo pudiésemos llegar a tener tal conexión; especialmente después de todo lo que ha pasado.

 

Pero, aunque fue muy hermoso, lo cierto es me dejé llevar y te arrastré conmigo aprovechándome de mi jerarquía. No lo debí hacer. No debió pasar. Zero, entre tú y yo no puede haber nada. Ambos lo sabemos. Tú tienes tu mundo y yo el mío, y son completamente diferentes. Por favor te suplico que me perdones. Que me perdones; y si es posible, lo olvides.

 

 

 

Zero terminó de leer esa carta que, así como carecía de saludo, tampoco estaba firmada; y la dejó caer al piso.

 

Por un rato permaneció en silencio, sin moverse y sin expresión alguna en el rostro. 

 

¿Qué era todo aquello?

 

Miró nuevamente la hoja en el piso con incredulidad y un escalofrió recorrió su cuerpo. Entonces se dejó caer en la cama y jalando una sábana se cubrió con ella.

 

-   ¿Qué diab...

 

“Zero, no sé cómo escribir esto…”

 

“…lo que menos deseaba era lastimarte”

 

“…en verdad ya no podía seguir conteniéndome Zero”

 

“…me dejé llevar y te arrastré conmigo aprovechándome de mi jerarquía”.

 

“No debió pasar. Zero, entre tú y yo no puede haber nada”

 

“Por favor te suplico que me perdones. Que me perdones; y si es posible, lo olvides”

 

-           Entonces todo…

 

“…me dejé llevar y te arrastré conmigo aprovechándome de mi jerarquía”.

 

-           Mentira… ¿Era mentira… lo que sentía?…  Lo que creí sentir... No fue real… Él me usó –. Apretó la sabana con fuerza contra su cuerpo al tiempo que sus ojos se encendían en carmesí por la furia –  Kuran Kaname me usó y yo…

 

 

Notas finales:

Hola, hola.

¿Qué les parecio?, espero que les haya gustado el capítulo. De ante mano les agradezco por leer y sus comentarios. Nos leemos pronto. Les mando un beso *.°


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