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Sólo una palabra por lady_shizu

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Notas del capitulo:

Aquí tenía una idea bien definida de lo que quería hacer…, pero al final terminé escribiendo el drabble de esta manera porque decidí guardar la idea original por si me decían la palabra más «indicada» para ello.

Sí, soy un caso perdido. :v

#Reloj.

Al final, me quedó súper raro, alv.

XX: Hogar dulce hogar

 

Naruto no podía creerse el tener tan mala suerte. Allí, a metros bajo sus pies, yacía el reloj favorito de Sasuke…, destruido. Y es que no era su culpa, de hecho, el culpable no era nadie más que Sasuke. ¡Eso es!

 

Lo único que Naruto había hecho era cumplir el calendario de tareas domésticas que Sasuke había creado para posteriormente pegar en la puerta del refrigerador, como recordatorio constante de las labores diarias a cumplir. En especial para Naruto, quien se la pasaba dentro del aparato que les proveía de alimentos frescos y por esa razón, incapacitado para alegar que «lo había olvidado». Ese día, le tocaba limpieza del piso superior, en pocas palabras, habitaciones y todo lo concerniente a ellas: ropa sucia, entre otras cosas. Y no se había quedado allí: Naruto decidió encargarse del aseo general, entonces, al llegar del trabajo, Sasuke sólo se encargaría de la comida (en lo que no podría ayudarle aunque quisiera ya era demasiado malo cocinando). Naruto resolvió dejar todo ordenado hasta que eso ocurriera, y el haber tenido el día libre en su propio empleo le había significado una verdadera ventaja. Ya sólo le restaba poner la lavadora.

 

No obstante, desde el piso superior de la innecesariamente enorme casa que compartían desde hace poco más de cuatro años, observaba el resplandor dorado tan familiar que se encontraba en el primer piso, a pocos centímetros de su misma dirección vertical. Con el canasto de ropa abrazado a su pecho, Naruto veía absorto y con la boca abierta aquel brillo de oro, regalo de cumpleaños de Itachi.

 

Sasuke lo mataría. No, Naruto debería ser quien lo matara, ya que no lograba concebir a nadie más estúpido que pudiera dejar un objeto tan preciado dentro de una camisa sucia. Y no había sido su culpa que el maldito reloj se deslizara de la prenda justo cuando él caminaba hacia la escalera y para rematar, el maldito había rebotado en la barandilla para finalmente ser atraído por el lado no seguro de esta.

 

Bajó los escalones a pasos apresurados, mas cuando se encontraba en el último, sus pies no reaccionaron. Desde allí observaba el objeto que tantas veces había visto adornando la muñeca izquierda de Sasuke. Siempre en ocasiones especiales.

 

Suspiró, y, con pasos aletargados, como si quisiera retrasar lo inevitable, caminó hacia el reloj. Lo miró otros segundos más desde su altura, antes de hincarse y tomarlo con excesivo cuidado.

 

Sí, efectivamente estaba destruido. Y ahora que la puerta principal se abría y el «estoy en casa» de Sasuke alcanzó sus oídos, se pensó muerto él también.

 

Naruto volteó, sus ojos azules se posaron en la figura de inmediato y, como si acabaran de encontrarlo con el cuerpo inerte de un ser humano, comenzó a decir lo primero que se le venía a la mente a modo de excusa. Sasuke, cerrando la puerta tras su espalda, siempre sin apartarle la mirada y con una ceja curvada, lucía completamente confundido y aturdido.

 

—Naruto, ¿qué…? —Entonces lo vio, allí, en manos de Naruto, su querido reloj. Por impulso, dejó caer el portafolios al piso.

 

—¡Además, es tu culpa! ¡¿Cómo dejas algo tan preciado dentro de la ropa para lavar?!

 

La perorata continuaba. Sasuke puso los ojos en blanco, antes de tomar a Naruto de la muñeca, atraparlo entre sus brazos para que dejase de moverse tanto, y, al final, cerrarle la boca de un beso. Uno que no duró más que dos segundos, que no fue más que una presión fuerte para hacerlo callar.

 

—Así está mejor —le dijo con una sonrisa sesgada y soltándolo lentamente—. Si estás tan seguro de que fue mi culpa, no tienes que hacer tanto berrinche para sostenerlo.

 

Naruto iba a comenzar a alegar a los gritos nuevamente, por lo que Sasuke esta vez sí que se tomó su tiempo en besarlo debidamente, más húmedo y con caricias furtivas, terminando con un jalón de labio inferior, cortesía de sus dientes, que arrancaron un jadeó complacido en el otro.

 

—Lo llevaré a una relojería, no te preocupes. —Esta vez, silenció a Naruto posando el índice en su boca—. Shh, ya no me aturdas más. Es sólo el vidrio, lo repararan.

 

—Las agujas tampoco se mueven. Y seguro te será muy caro repararlo.

 

Sasuke le sonrió de nuevo, pero esta vez con tintes sarcásticos. Levantó su portafolios y se encaminó a la cocina, con Naruto pisándole los talones.

 

—Dinero nos sobra, Naruto.

 

Naruto chasqueó. Después de todo, Sasuke tenía razón en ese punto. Dinero les sobraba a ambos, sí, ¿pero de qué servía si uno de ellos insistía en no dejar entrar a nadie extraño en el hogar que habían construido? Y en esa categoría estaban incluidas las empleadas domésticas.

.

.

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Notas finales:

Esto sí que no tiene ningún sentido, alv. :’v

Yo advertí(?).

¡Gracias por leer y comentar!

Bis bald!


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