Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dimension War por Anotherdim07

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Palabras en cursiva - pensamientos.

"Palabras en cursiva" - recuerdos.

Disfruten el capítulo :)

“- ¿Qué haces? – le preguntó el chico sentado tras él ante la repentina acción del rubio. Se encontraban en la habitación asignada al más bajo, esperando a que llegara Honda de su clase práctica para repasar algunas de las materias que tenían en común ese año. Era la última oportunidad de mejorar las calificaciones pues era el último año de los tres.

- Has estado estudiando este hechizo por lo menos tres semanas y cada vez que te pregunto te equivocas en alguna parte – respondió después de escribir extraños símbolos en la pizarra acrílica de su habitación, mientras Yugi derrotado bajaba la cabeza – así que te ayudaré a memorizarlos – terminó, dándose la vuelta para mirar al otro.

- Y ¿Cómo piensas hacer eso? – contestó incrédulo.

- Pues... los verás por todos lados – agregó levantando los hombros con simpleza.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres? – abrió los ojos ante la locura dicha por el otro.

- Los escribiré en tus cuadernos, libros, libreta, en tu escritorio y ventanas si es necesario – le apuntó con el plumón a menos de diez centímetros de su cara – pero aprenderás esa fórmula o no me llamo Katsuya Jonouchi –

- ¿No tienes materias para las que estudiar? –

- Bah… No perderé mi tiempo estudiando historia de la magia y cursilerías como esa – dijo, quitándole importancia al asunto.

- Ni siquiera sabes para qué sirve la fórmula que escribes – rio el chico.

- Imagino que tiene que ver con magia de curación y esas materias que te interesan a ti – vio como el otro hizo un pequeño mohín ante el comentario – yo soy más de enfrentamientos y hechizos de combate – terminó llevando la mano empuñada hacia adelante.

El otro rio – Jonouchi, tienes ideas demasiado extrañas –

- Ya me conoces – le sonrió el rubio rascando la parte posterior de su cabeza.

Una hora más tarde, Honda llegó encontrando la habitación completamente decorada en símbolos, cortesía del rubio. Después de eso, pasaron tres días en los que el tricolor estaba harto de ver la misma fórmula en sus cuadernos, escritorio, espejos, ¡hasta con los condimentos de su comida estaba escrita la bendita fórmula!

Realmente su amigo se había esmerado en que aprobara y, por gracioso que parezca, funcionó. “

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Habían transcurrido sólo segundos y la extraña que había lanzado la flecha se preparaba para lanzar la siguiente en la misma dirección. Estaba congelado a metros de la torre, con los ojos abiertos sin poder reaccionar y completamente aislado de los sonidos del exterior, pálido. Nada en él se movía.

Nn golpe a metros de él lo trajo a la realidad pues una gigantesca ave que parecía hecha de fuego intentaba atravesar la barrera, golpeándose con ella en el proceso - ¡La barrera aún está en pie! – pensó, por lo que podía apostar a que su amigo seguía con vida y consiente. Empuñó ambas manos y apretó los dientes, completamente furioso observó a la mujer en la cima de la torre. Era hora de actuar.

Cerró los ojos preparándose para su siguiente movimiento y delante de él dibujó un perfecto círculo en el aire con su brazo derecho, que se iluminaba a medida que era trazado y se agrandaba poco a poco elevándose al cielo por encima del chico. Jonouchi abrió los ojos, el hechizo sobre su cabeza comenzó a brillar intensamente de un color azul que iluminó completamente el lugar y apareció un pequeño círculo más pequeño en el centro del otro, con símbolos mágicos entre ambos. Segundos después, apareció un extraño número cuatro en la parte central.

- ¡Hechizo de invocación! – gritó y juntó sus palmas. Alrededor de él se formó un extraño tornado de aire que hizo a Xian detenerse abruptamente a mitad de la tarea y observar lo que el otro estaba haciendo.

- No puede ser… un hechizo de invocación – susurró sorprendida para sí misma – y es capaz de convocar a uno de nivel cuatro ¿quién es este sujeto? – la mujer tuvo que soltar su arma y tapar sus oídos debido al estruendoso alarido que salió desde donde estaba el rubio. Tan fuerte era, que hasta el grupo de Anzu y los demás fueron capaces de escucharlo, mirando de inmediato como del hechizo salía lo que parecía una garra oscura que, instantes después, terminó en un imponente dragón negro de brillantes ojos rojos.

- ¿Qué es eso? – preguntó Ryou unos metros más allá, observando como la recién llegada criatura alzaba el vuelo con el objetivo de alcanzar a la mujer, quien asustada se fue alejando rápidamente de la torre.

- Es un dragón de nuestra dimensión y para que Jōnouchi lo haya convocado debe estar pasando algo grave – contestó Anzu preocupada a su lado.

- ¡¿Un dragón de su dimensión?! ¿Tienen criaturas así en Domino? – preguntó sorprendido Mokuba, quien se hallaba cargando a un niño en su espalda detrás de ellos.

- Luego les explicaremos sobre esto, ahora hay que apresurarse – habló serio Honda, mientras enterraba su lanza en el monstruo número cien o mil de esa noche, ya no recordaba – si algo grave pasó no podemos perder el tiempo aquí.

- Tienes razón – contestó el albino para dirigirse a los demás - ¡Vámonos! –

- ¡Sí! – respondieron todos, cansados.

Por otra parte, el rubio retomó el rumbo lo más rápido posible. Le había ordenado a su dragón que alejara lo más posible a la mujer que había intentado acabar con la vida del tricolor y, solo si era necesario, acabar con ella. No había podido analizarla correctamente, pero ella tenía más forma humana que la de un demonio por lo que no podría tomar esta última decisión a la ligera. Después de encontrar a chicos que podían realizar magia en esa dimensión y lejos de la torre, no podría extrañarle que el enemigo fuera un humano también.

Tan solo minutos le tomó llegar hasta la cima de la torre, encontrando a Yugi recostado de lado en el suelo con los ojos cerrados y respirando entrecortadamente por el dolor de la herida, con un camino de sangre tras él producto de haberse arrastrado a la plataforma que sostenía el símbolo de la torre, donde mantenía una de sus manos.

- ¡Yugi! – corrió hacia él y se arrodilló a su lado – Hey, amigo. Estoy aquí, resiste y trata de no dormirte - asustado trató de colocarlo de espaldas para poder curarlo con algo de magia, pero el otro se negó.

- No me alejes… de la… plataforma – le dijo el otro hablando y tratando de respirar a la vez.

- ¡Pero Yugi…! –

- Si me alejo… la barrera… va a caer – respiró profundo sin evitar un quejido de dolor – la plataforma es… un amplificador para estos casos… en este estado…no puedo alejarme –

- Entiendo – el rubio lo dejó en la misma posición y trató de recordar un buen hechizo curativo, pero siempre había sido pésimo en esa área cuando iba en la escuela de magia, por eso no tomaba esas clases – Maldición, ¡no se me ocurre qué hacer! – intentaba no llorar de la desesperación pues cada segundo contaba.

- Jōnouchi… – le llamó en un susurro - ¿Recuerdas aquella vez… los símbolos… en todos lados? – sonrió levemente.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? – cerró los ojos un momento para ayudarse y los recuerdos llegaron a su mente. Aunque en ese entonces desconocía la utilidad de esos símbolos, pues ambos estaban en distintas clases, los escribió en al menos veinte lugares distintos por lo que también terminó aprendiéndolos. - Ya recordé, voy a curarte -

Colocó sus manos en la zona herida y estas produjeron una luz blanca que dio paso al círculo y símbolos correctos. Iba a ser una curación lenta pues no dominaba esa clase de magia, pero podría quitarle un poco de dolor al otro chico. O eso esperaba.

Minutos después, el dragón que hace poco había invocado regresó a su lado debido a que la mujer terminó por huir. Miró hacia donde estaban sus compañeros - ¡Red eyes! – le gritó y el dragón comprendió al instante lo que quería decir, por lo que raudamente se dirigió a aniquilar demonios con el fuego expulsado de su boca.

-----------------------------------------------------------------

- Vamos, Ryou. Falta poco – le animó Otogi al verlo tan cansado apenas esquivando los golpes y contracando. Ambos estaban en los límites del campo mágico, luchando junto a Anzu, Honda y Marik.

Ryou estaba preocupado, desde que Jōnouchi se marchó un mal presentimiento no lo abandonaba y lo mantenía en un estado de constante alerta mirando en dirección a la torre. Pero no podía estar concentrado en la batalla incesante con demonios en la periferia de la barrera y en lo que ocurría en la torre, pues se distraía de inmediato recibiendo uno que otro golpe ya que no era tan bueno peleando como Otogi o los chicos, era mejor con la magia de protección.

Quizás sería de más ayuda sosteniendo la barrera para aliviarle un poco el trabajo al convocador. Decidido, se giró a su amigo - Otogi, necesito que me cubras –

- ¿Qué vas a hacer? –

- Voy con el convocador. Si están teniendo problemas para sostener la barrera puedo ser de ayuda, más de lo que lo soy aquí –

- Pero mírate, en las condiciones en las que estás puede que… -

- ¡Por favor…! – interrumpió el albino – deja que me vaya. Tengo un mal presentimiento, quiero ir ahí – le rogó.

Al ver lo decidido que estaba no tuvo más opción que aceptar, confiaba en las acciones de su amigo. – Bien, ve rápido – y tan pronto lo dijo, vio a Ryou marcharse corriendo.

Hasta el momento todo estaba bien, pronto estarían a salvo en la torre y podrían descansar. Pero Otogi no podía permitirse descansar por un segundo, sus compañeros estaban cansados luchando o ayudando a los demás a moverse y recién había comenzado la noche. Suspiró y se dirigió con los demás a combatir.

Pero algo lo detuvo.

En el cielo, el gigantesco dragón negro convocado hace unos instantes por Jōnouchi aparecía para acabar con todo el grupo de demonios apostados alrededor de la barrera. Tan sólo con una llamarada el dragón había eliminado a casi la mitad de los demonios que se encontraban en los alrededores.

- Es impresionante – se admiró el pelinegro.

Al ver que los demonios más cercanos habían sido aniquilados, Marik y los demás se acercaron a ellos para ayudarlos a llegar más rápido.

- Dejemos a Red eyes hacerse cargo de ellos, nosotros corramos para que la barrera pueda volver a la normalidad – gritó Honda a lo que todos asintieron y, tomando fuerzas de donde casi no había, recorrieron el camino hasta la puerta inferior de la torre.

Una vez ahí prácticamente se lanzaron al suelo del agotamiento, llorando de felicidad y abrazándose entre ellos con gritos de júbilo por haber regresado.

Sentados en una esquina, Marik, Anzu y Honda observaban la escena aliviados – Creo que no saldré de mi cama por 12 horas completas y comeré la porción de un mes – dijo el tercero, a lo que los otros rieron.

- Ha sido una noche larga y agotadora – continuó la chica, apoyando la cabeza en la pared y cerrando los ojos un momento – pero logramos el objetivo sin pérdidas, pudimos traer a la gente hasta aquí a salvo – sonrió.

- Deberían descansar, se lo merecen – les dijo Otogi, sentándose a su lado.

- Aún no termina, tenemos que volver – dijo tranquilo Marik, mirando el techo.

- Descuiden, ya no queda nada que eliminar – les dijo Mokuba acercándose luego de inspeccionar las afueras.

- Es un alivio – contestó el pelicenizo – pero tenemos que reasignar a la gente que acaba de llegar a alguna habitación e informarles a los demás de su llegada, preparar las cosas para recibirlos… – enumeraba con sus dedos.

- ¡Son demasiadas cosas que hacer! – se quejó el castaño.

- No discutas – le dijo la chica a su lado, mientras los demás reían.

De pronto escucharon las puertas metálicas interiores abrirse iluminando la pequeña estancia en la que se encontraban, por lo que todos se giraron a observar cegándose un instante por la intensa luz y dando paso a un grupo de sombras que comenzaron a acercarse. Una vez que se acostumbraron pudieron distinguir como una de las sombras, que no era más que una chica de unos veinte años, se acercaba corriendo a uno de ellos para abrazarlo con fuerza y llorar de la emoción. Así, otras personas le siguieron a reencontrarse con aquellos que creían perdidos.

Los chicos sonrieron al verlos. Ryou observó a Otogi – tú también deberías ir y buscarlo – le animó, pero el otro estaba paralizado pues no podía creer que lo veía después de tanto tiempo. Sintió sus ojos humedecerse y las manos sudorosas, en su mente se agolparon los recuerdos compartidos pues el principal motivo de su regreso estaba ahí. Nervioso se levantó de su lugar y echó a correr en dirección al hombre tras el montón de gente - ¡Papá! – y lo abrazó como si se le fuera la vida en ello, siendo correspondido por el hombre que lloraba de felicidad.

Por su lado, Mokuba observaba con tristeza como cada uno de sus amigos tenía alguien con quien habían deseado encontrarse mientras para él, la espera aún continuaba. Sonrió para sí mismo, su día ya llegaría.

-------------------------------------------------------------------------

En la cima de la torre, Ryou terminaba de subir los últimos escalones para encontrarse con un Yugi herido y a un desesperado Jōnouchi tratando de curarlo, por lo que se acercó corriendo a ellos.

- ¡Chicos! ¿Qué fue lo que paso? – preguntó al rubio, arrodillándose junto a él.

- Tenias razón, Yugi estaba desprotegido y una extraña mujer lo hirió con una flecha. He estado tratando de curarlo con magia, pero no funciona como esperé – dijo conteniéndose para no llorar.

Al verlo en ese estado, tomó las manos del rubio lentamente para tranquilizarlo – déjame a mí, mi especialidad es la magia curativa y de protección – le sonrió mientras el otro le miraba esperanzado, para luego quitar sus manos y dejarlo hacer.

Jōnouchi vio como Ryou cerraba sus ojos y liberaba una pequeña luz blanca de sus manos causando que al instante el rostro de su amigo mostrara un poco de alivio y normalizara levemente su respiración.

- Yugi, – llamó el albino al otro – no cierres los ojos y concéntrate en la barrera. Apenas termine aquí te ayudaré con eso – dijo en un susurro, a lo que Yugi asintió.

- Gracias, Ryou – le dijo el rubio, secándose las lágrimas que no dejó caer.

- No hay de qué – le sonrió el otro para calmarlo, jamás se imaginó verlo así.

Estuvo unos minutos en esa tarea, cuando Yugi abrió sus ojos y alejó lentamente su mano de la plataforma, para recostarse de espaldas observando el oscuro cielo.  Tomó una bocanada de aire y miró al rubio a su lado – Tranquilo, ya estoy mejor – y luego al albino – Gracias – sonrió.

- Te ayudaré con la barrera… - comenzó el otro, pero fue interrumpido antes de ponerse de pie.

- Descuida, puedo controlarlo… y tan sólo serán unas horas hasta que amanezca –

Aun así, ambos se quedaron ahí acompañándolo hasta que el uso de magia ya no fuera necesario. Entonces Jōnouchi envió al negro dragón de vuelta y cargó a Yugi, acompañado de Ryou, hasta su habitación.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Abrió lentamente los ojos, algo desorientado y adolorido por la incómoda posición en la que había dormido. A juzgar por la cantidad de luz que ingresaba a través de las cortinas del lugar, suponía que serían entre las cuatro y seis de la tarde.

Llevó las manos a su cuello, moviéndolo ligeramente para alivianar el dolor que ocho horas de sueño sentado en la silla de esa habitación le habían provocado. Miró hacia la cama frente a él donde su mejor amigo yacía profundamente dormido, como si todo lo de la noche anterior no hubiera pasado y sólo era un día más después de la rutina nocturna.

Lo recordó sangrante en el suelo, sus inútiles intentos por curarlo y cómo la llegada de Ryou para ayudarles habían evitado que esa noche se convirtiera en la peor de su vida hasta el momento.

- Jōnouchi, ve a comer un poco – sintió como Anzu le susurraba desde la entrada de la habitación, sorprendiéndolo – cuidaré de Yugi mientras –

- Bien, gracias Anzu – se levantó de la silla y caminó en dirección a la salida, deteniéndose cuando la chica le habló nuevamente.

- Marik ha reportado la situación al concejo, estoy segura que enviarán al equipo de refuerzo en un tiempo más. Ellos dijeron que lo evaluarían – le comentó mientras sentía como se le quebraba la voz poco a poco.

El rubio se sorprendió – Eso algo que jamás había pasado… no creí que la situación era tan mala – dijo más para sí mismo que para su compañera.

- Es la primera vez que el convocador resulta herido y ellos piensan que quizás más gente se encuentre a las afueras de la torre. No quieren que una noche como esta se repita – miró a su compañero, quien notó lo triste que se encontraba la chica.

- Yo tampoco quiero otra noche como estas – suspiró.

La otra guardó silencio por unos momentos, triste – No quiero que lo hagan, ellos no pueden venir – cerró los ojos para evitar que las lágrimas recorrieran libremente sus mejillas.

El otro la miró casi llorar en silencio. Conocía perfectamente las razones por las que Anzu no quería que eso pasara, pero los deseos personales no pueden ser más importantes cuando la vida de otras personas está implicada.

No podía hacer más que consolarla, por lo que sólo la abrazó y le prestó un hombro para que llorara más tranquila. Estuvieron así unos minutos, hasta que el rubio le habló en voz baja – Entiendo cómo te sientes, pero no puedes ser egoísta –

- Lo sé – se separaron, ella buscó un pañuelo para limpiarse la cara – lo siento por eso –

- Hey, no digas eso. En tu situación creo que pensaría lo mismo – le dijo el rubio – pero si necesitas hablar solo dímelo, yo voy a escucharte –

- Gracias, eres bastante asertivo a veces – Anzu mostró un atisbo de sonrisa y se dirigió al interior de la habitación ignorando la protesta del otro por el último comentario.

- Nos vemos en un rato, Anzu – le dijo desde la puerta, viendo como la otra se sentaba en la cama para observar al chico dormido.

- Claro – le respondió ella luego de tomar la mano del otro y cerrar los ojos.

El rubio comenzó a caminar en dirección a la sala de estar para encontrarse con los otros, pensando en las palabras de Anzu.

El equipo de refuerzo. Aquellos que eran elegidos en caso de emergencia, cuando el escuadrón principal no resultaba lo suficientemente bueno para mantener la calma y tranquilidad de Azahar y que jamás en la historia de Domino habían resultado útiles pues la situación no lo ameritaba. Como Yugi le había dicho antes, era un título que sólo servía para ganar un poco de status dentro de la escuela y Domino. Y vaya que servía, pues el status en la escuela era lo más importante.

Los recordaba de esa vez, tres chicos y una chica, cada uno con una motivación distinta para viajar a este lugar. Sólo recordaba los nombres de dos de ellos, a quienes conocía bien y sabía que serían lo suficientemente fuertes para enfrentar una misión como esta. A diferencia de Anzu, el deseaba que el concejo tomara una determinación afirmativa sobre la llegada de los refuerzos porque, aunque no lo admitiera, había algo que extrañaba de ahí. Se detuvo ante el repentino recuerdo y suspiró, no quería pensar en eso ahora.

Pocos pasos lo separaban de la sala de estar cuando escuchó risas en su interior, por lo que se acercó lentamente y entró para observar a por lo menos cinco personas.

- ¡Jōnouchi! – gritó Honda al verlo llegar - ¿Cómo esta Yugi? – le preguntó. Se habían enterado de la situación por boca de Ryou una vez se encontraron.

- Aún duerme, pero lucía mejor – se sentó a un lado del chico, preparado para devorar todo lo que tenía delante – ¡esto se ve delicioso! –

- Oye, Jōno – le llamó Mokuba al otro lado de la pequeña mesa - ¿Qué fue ese dragón tan gigante que vimos afuera? –

- ¿Red eyes? Es el dragón con el que tengo contrato – rio, dejando sorprendidos a Mokuba, Ryou y Otogi que no estaban familiarizados con su dimensión.

- No sabía que existieran dragones en Domino – mencionó Ryou.

- Los dragones han existido desde antes que ambas dimensiones fueran separadas – comenzó Marik – pero sólo algunos magos pueden hacer contratos con ellos. En la escuela de magia tienen una clase especial – rodó los ojos al decir lo último causando la risa del rubio.

- Envidioso –

- Era impresionante – continuó el pelinegro menor – verlo volar, jamás vi algo así. Es maravilloso que puedas hacer un contrato con algo tan fuerte –

Tanto elogio de parte de Mokuba hizo sonrojar levemente al chico – No sigas, Red Eyes es fuerte pero sólo es nivel 4 –

- ¡¿Los dragones tienen niveles?! – gritó asustando a los otros en la sala.

- Calma, Mokuba – le habló Otogi riendo.

- Los dragones adquieren un nivel según su fuerza. Todos nacen siendo nivel uno, pero pueden ir evolucionando y adquiriendo más poder – comenzó Honda – Son 6 niveles en total, pero la mayor población se encuentra entre los primeros tres por lo que la mayor posibilidad de contrato es con uno de esos. Son pocos los dragones de nivel cuatro o más – terminó, masticando una manzana en el proceso.

- Entonces eres un chico con suerte, Jōnouchi – rio Otogi.

- No fue suerte, los dragones no aceptan un contrato con cualquier mago – respondió el aludido mientras tomaba un sándwich – Es por eso que no todos tienen uno –

- Es genial, ¡tienes un dragón nivel 4! – habló nuevamente emocionado Mokuba avergonzando al rubio.

- Tienes razón – habló Marik – De manera general, el tener contrato con un dragón te hace especial a los ojos de los demás, pero tenerlo con un dragón nivel 4 o más te hace más importante. Así que considérate afortunado de tener a un personaje tan valioso – terminó riendo con burla el pelicenizo.

- ¡Marik! – el rubio agarró un poco de pasta y se lo lanzó a la cara.

- ¡Hey! - Por su parte, Marik tomó un trozo de pastel para devolver el golpe.

- ¡Oigan, ustedes! ¡No jueguen con la comida! – gritó Honda, para luego ser impactado por un plato de salsa en la cara, por lo que enfurecido devolvió el golpe e iniciando una guerra de comida.

Estaba todo el lugar completamente sucio y los seis chicos cubiertos de comida cuando Miho entró al lugar con la intención de llevarse los platos sucios. Al verla llegar, todos se detuvieron en el acto y la miraron avergonzados por haber sido sorprendidos en una niñería como esa.

- ¡Jonouchi empezó! – gritaron los cinco apuntándolo, mientras el aludido se escondía tras el sillón avergonzado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).