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Actitud fría, corazón caliente por WITTPOOLTAS

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Leopondo volvió a centrar su mirada en el informe de necropsia. Encendió su noveno cigarrillo del día y se apoyó en el respaldar de su silla giratoria.   -Y qué me dicen de la última víctima? -Dijo antes de aspirar profundamente su cigarrillo- Es la muerte más extraña que he visto en los años de mi carrera. El informe dice: muerte por trauma cardiaco... Le atravesaron el corazón con una navaja. Con una navaja! Es algo inverosímil. Si hacerlo con un cuchillo resulta dificultoso, cómo es posible que hayan podido atravesarle el corazón con una navaja? Acaso ese mocoso tiene una fuerza descomunal? Y lo que me tiene aún más desconcertado es, dejaron el cadáver en forma de Cruz con la ouija en el vientre de la víctima solo para despistarnos o es que en realidad se trata de una secta satánica que se divierte mantando gente en las noches?   Calló por unos instantes, analizando sus propias palabras a detalle. Luego continuó, teniendo un tema diferente.   -Por lo menos ya sabemos el lugar en donde aparentemente se esconden. Es decir, es muy posible que esos hijos de puta se estén ocultándo en alguna cabaña del bosque. Tenemos que empezar a investigar esa área una vez el rastreador sea activado cuando el tiempo determinado se cumpla.    -Estás diciendo, Leo, que todos los integrantes del caso estarán examinando el bosque para encontrarlos y capturarlos de una vez por todas?...   -Así es, Luis, eso es lo que quiero decir. De que nos vale estar buscando sospechosos en la ciudad si ya tenemos su posible ubicación y más aún con el ahora rastreador. El objetivo es atraparlos y no salvarlos con pistas equivocadas. Desde ahora vamos a investigar cada noche el bosque, todo el alrededor; desde las seis de la tarde hasta las once de la noche. Pondremos cámaras en las fronteras al bosque y llegaremos de tal manera más rápido al fondo de este asunto. Nadie se burlará de la Policía.   -En las noches, Leopondo?   -Exacto. El objetivo de un policía es cumplir con su deber a costa de su propio sacrificio. Empezaremos desde esta noche y nos esconderemos en puntos estratégicos para que nadie logre reconocerlos.    -Solo tengo una duda, General -Interrumpió al final Martínez, quien se mantuvo callado desde que lo mandaron a llamar junto al general Bustamante- Qué pasaría si ocurriese algún otro asesinato durante los días que estamos vigilando las fronteras del bosque y no hayamos notado que alguien ha salido de allí?   -Quiere decir que los asesinos vienen desde lo profundo. Es una sospecha que tuve desde que supimos de donde provenían.   Los tenientes quedaron medio boquiabiertos, era una sospecha que no se les había aparecido en ningún momento. Era muy ingenioso que los asesinos se ocultasen en lo más profundo del bosque.   -Siendo este el caso... yo colaboraré con las noches de vigilancia. No permitiré, al igual que tú, Leo, que más asesinatos se realicen en esta ciudad.   -Bien. Mientras más ayuda será mejor. Gracias, Luis.   El mencionado asintió con la cabeza mientras se levantaba de la silla giratoria.   -Supongo que esto es todo. Nos vemos luego -Con un apretón de manos se despidió de su amigo- Vamos Martínez, tenemos mucho que hacer...   -Si, señor. Con permiso, general Chacaliasa.   Ambos salieron de la oficina dejando al otro par de General y Teniente. Este último levantándose para de igual forma retirarse.   -Teniente Rupire.   -Sí, jefe? -Dejó de moverse y centró su atención a su general.   -Le pido que se vuelva a sentar... Tenemos que hablar con respecto al general Bustamante y el teniente Martínez.   -Entendido, señor... -Tomó nuevamente asiento y con un semblante poco sereno acercó su silla hasta el escritorio. "Ya... valí... madres..." Pensó.   _-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_   Salieron de la central con pasos relajados, teniendo la intención de ir hasta el estacionamiento para poder proceder a retirarse del trabajo.   En el camino por la central no hubo charla, solo mantuvieron un silencio agradable entre ellos. Cuando salieron de las vistas de los demás policías, dieron inicio a su conversación.   -General, usted cree que ese... perro sea un demonio como dijo?   -Luis, pequeño, dime Luis. Y respondiendo a tu duda, déjame decirte que no estoy seguro de que si es verdad...    -Su color de pelaje y el tamaño que poseía es admirable. Nunca había visto algo como eso en mi vida... me pregunto si hay más como él en este mundo.   -Espero que no en realidad... Sube, iremos a ver a Diana. De seguro ya te extraña -Abrió la puerta del copiloto para que Ángel entrara, luego la cerró y fue hasta su asiento de conductor.   -Señ-... L-Luis, me podrías enseñar lo básico de cuidados para bebés antes de ir a nuestro trabajo en la noche?   -Por supuesto -Encendió el motor y puso el vehículo en marcha- Además... quisiera hacerte una propuesta que tenía desde la mañana.   -Propuesta? De qué tipo?   -Verás, ahora que nos encontramos a solo un paso de capturar a los asesinos, ya no tendrás tiempo de cuidar a Dana. Todo tu tiempo nocturno se dirigirá a las vigilancias en el bosque, no podrias llevarla y mantenerla todo momento contigo, puede que sea muy peligroso. El ambiente no ayudará, el frío es intenso y lo sabes. Además, si tiene hambre, no podrás volver a las patrullar para alimentarla.   -A qué quiere llegar?   -... A que te mudes a mi hogar. Brigith la cuidará, ella está encantada con la pequeña. Ya no tendrías que preocuparte por el bienestar de Diana. Pero... es tu decisión, yo no te quiero forzar a mudarte si no quieres.   -Espera, está-s seguro Luis? -Se corrigió a tiempo y continuó- La idea me encanta pero, y si incómodo el espacio de tu hija? No quisiera molestarle.   -Claro que no. Después de todo, ella fue la que aportó la idea. Me comentó una variedad de cosas sobre ti y la pequeña, todas siendo positivas. Está encantada con el hecho de tener a Diana con ella.   -Bueno. Si no somos molestia, aceptaré con gusto la propuesta de Brigith. Aunque... tengo dos dudas.   -Dudas? Haber, suelta la primera que tienes.    -Pues... dónde dormiremos Diana y yo?   -Tengo una habitación de invitados ya amueblada, puedes tomarla como tuya. No hay problema con eso- Giró de dirección hacia la izquierda, su hogar se divisaba a una cuadra- Cuál es la otra duda?   -En nuestros días de trabajo, por la mañana, quién cuidará de Diana si Brigith estará en clases?   -Pronto terminarán los estudios, mientras tanto, ella nos podrá acompañar. Te mantendrás dentro de mi oficina para evitar contacto con los demás, en especial de Rupire. Él no me da buena espina.   -Entiendo. Y... tranquilo, tampoco es que yo quisiera hablar con él... Un momento, hoy es Viernes! Brigith tiene clases!   -Relájate Ángel. Su colegio dejó que desde este día hasta el próximo Miércoles sea feriado. La razón es que han terminado algunas festividades que hicieron toda esta semana.    -Oh... Eso explica el porqué de ese alboroto que hubo en el campo de La casa de la Juventud. No estaba enterado, disculpa.   -No te tienes porqué disculpar. El trabajo nos consume mucho tiempo y es comprensible. Yo ni me hubiera enterado de no ser por Brigith que me avisó que había una colaboración de parrillada. La cual ni pude probar por trabajar en el caso.   Martínez suelta una leve risa,  justo en el momento en que llegaron a estacionarse. Luis solo sonríe, apaga el motor y ambos descienden del vehículo para luego adentrarse en el hogar.   -Brigith, hemos llegamos. Espero que Diana este calmada y sonriente.    Esperó una respuesta proveniente de la sala de estar ya que no las vieron en la principal, pero no la obtuvieron.   Ángel dejó su maletín en uno de los sillones individuales y, teniendo más seguridad en si mismo, fue hasta el lugar antes mencionado.   -No están...   -Seguro la llevó a su dormitorio para entretenerla con sus peluches. Ven, sígueme, de paso te mostraré el que será el de ustedes -Igualmente había dejado su maletín, en el mismo sillón para que no se vea desordenado.   Subieron por las escaleras a paso lento, deteniéndose en la primera puerta a la mano derecha. Bustamante tocó suavemente mientras llamaba.   -Hija, se puede pasar? Queremos saber cómo está Diana.   Al igual que en las salas, no obtuvieron respuesta. Luis esperó unos segundos tras haber tocado nuevamente pero, como su hija no atendió, decidió entrar.   Giró lento la perilla y empujó suavemente. La iluminación al ser moderada, dejaba apreciar todos los detalles del cuarto.   La habitación era de color crema, teniendo algunas frases y pintaderas de diferentes colores en las paredes, todo hechos por la misma Brigith.    Era espacioso, con una gran ventana hacia el exterior; poseía un armario incrustado en la pared de al lado izquierdo; el paqué de color caoba resplandecía al estar limpia.   Se podía apreciar como en la cama habían unos bultos tapados con sábanas delgadas y frescas. A su alrededor había uno que otro peluche tirado.   Luis se acercó con cautela, seguido de Ángel, quien miraba todo con una sonrisa.   El mayor levantó con suavidad uno de los extremos de la sábana, apreciando una cabellera castaña ondulada.   Desplazó un poco más aquella tela, distinguiendo ahora una cabellera negra lacia. Sonrió.   Martínez se acercó por un costado y al ver a Diana dormir profundamente hizo calmar a su corazón ligeramente acelerado.    Ambas estaban abrazadas a un peluche grande, era un oso polar que sostenía un corazón negro. Ellas mantenían una respiración tranquila.   Asegurándose de que estuvieran cómodas, salieron del dormitorio a paso sigiloso. Cerrando la puerta de manera lenta.   -De seguro han jugado mucho ayer, se les nota algo cansadas pero a la vez, relajadas.   -Es lo más probable... Me sorprende que Diana no se haya alterado luego de que se quedara con Brigith toda la noche.   -Son mujeres después de todo, ellas saben comprenderse mejor que nosotros. Y eso que son muy jóvenes, en especial la pequeña Diana -Caminó seguido de Martínez hasta los 2 últimos dormitorios, abriendo la puerta que se encontraba igualmente en el lado izquierdo- Ésta será su habitación, espero que sea de tu agrado, Ángel.   -Wouh... Gracias, es perfecta -Comentó recorriendo con la mirada todo el lugar. También era espaciosa, de paredes color cian; parqués limpios; con repisas y armario ya incluidos; la cama era de un buen tamaño y muchas cosas más.   Luis se adentró a la habitación, Martínez tardó unos segundos pero también ingreso.   El mayor levantó un poco las persianas para más ilumitación, mientras que el menor se recostaba en la cama queriendo sentir aquella suavidad.   -En este corto tiempo que he conocido a Diana, me he sorprendido por la personalidad que posee. Es muy diferente al resto de los bebés...    -Ella está llena de sorpresas, desde que la vi por primera vez en aquella noche... -Movió su cuerpo hasta quedar recostado boca arriba y continuó- No puedo creer que su propia madre la haya abandonado.   -Algunas personas creen que lo mejor es deshacerse de un hijo cuando tienen demasiados problemas en su vida -Rotó su cuerpo en dirección al menor, quedándose viéndolo- No son conscientes de lo que hacen porque están cegados de preocupación y alteración. Pero aún asi, no tienen el derecho a abandonarlos... son sus padres, ellos le dieron la vida; tienen que hacerse responsables de sus actos.    -Tienes razón... Aquellos niños que fueron abandonados no merecen esa vida... Debería de existir una ley para aquellas personas que no les importa el bienestar de sus propios hijos -Asintió con los ojos cerrados, algo fastidiado.   Luis sonrió de lado. Se acercó hasta el borde de la cama y vio el rostro del menor que reflejaba una ligera molestia.   -A pesar de todo lo que he dicho, agradezco que Diana haya aparecido en tu vida, pequeño, ya que sin ella, nosotros quizás todavía no estaríamos juntos -Posicionándose encima de Martínez, acarició con suavidad una de las mejillas del contrario.   El Teniente abrió los ojos de golpe, su rostro se tornó colorado por la acción, y prefirió esquivar la mirada que el mayor le daba.   Tomándo la acción como una muestra de ternura, procedió acercar su rostro hasta rozar sus labios en la suave piel de las mejillas contrarias, dejándo ligeros besos luego.   Al sentir cosquilleos en esa parte de su rostro, Ángel volteó, dando a Bustamante una mirada avergonzada, cariñosa y tímida.   Luis sonrió nuevamente, depositando esta vez, unos cortos besos en el labio de Martínez, quien nervioso de la situación, correspondió inexperto.   Pronto, fueron sumándose más besos, y con ello las caricias. Martínez envolvió sus brazos en el cuello de Luis para atraerlo. El pudor comenzaba a desaparecer rápidamente.   Mas sin embargo, cuando el mayor deslizó una de sus manos por debajo de la camisa desarreglada de Ángel, este dio un respingo y detuvo la caricia.   -E-Espera... y-yo... yo n-no...   -Lo entiendo, no hace falta que lo digas -Depósito un suave beso en la coronilla del menor y se levantó. Seguidamente ayudó al contrario a sentarse.   -G-Gracias...   -Esperaré el tiempo que sea necesario. Quiero que lo nuestro dure hasta la muerte... No quiero perderte, Ángel -Finalizó con un abrazo cálido y temeroso.   _-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_   -Recuesta a Smile sobre el sillón individual, Ben -Mandó Eyeless mientras recostaba a Jeff en el mueble más grande.   El rubio acató la orden y desapareció junto a Toby, ahora ellos se encontraban revisando todo lo que veían a su alcance.   -Iré a por el equipo médico. Masky, podrías encargarte de revisarlo y en un futuro, curarlo?   El de la máscara asiente, seguidamente con un movimiento indica a Hoodie acercarse para que ambos procedan a remover la sudadera blanca teñida de sangre, junto al polo negro que residía debajo.   -La herida no es grave. Además, no presenta inflamación ni infección. El tiempo que tardarás en curar es de unos 7 minutos por lo mínimo.    -Qué no piensas ayudarme, Hoodie?    -Tú puedes sólo, o me equivoco?   Antes de que el de la máscara respondiera, Jack interrumpió la conversación trayendo consigo una caja blanca.    -Aquí está. Espero que lo que haya dentro sea de utilidad para esto -Dejó el objeto en la mesa de estándar y se alejó hasta el sillón restante.   Al abrir el botiquín, Hoodie se encargó de sacar los materias necesarios rápidamente. Entregando al instante una pinza metálica a Masky, el cual ya se había retraido las mangas de su chaqueta característica.   -Qué no le ayudarás? -Indagó Eyeless al encargado de pasar las herramientas. Este solo lo ignoró en silencio, manteniendo una distancia considerable.   -Puedo con esto solo -Se apresuró a decir Masky- Me tomará un par de minutos nada más.   Y dicho y hecho, el de la máscara logró remover la bala incrustada en poco tiempo. Tenía una forma extraña, junto a una pequeña aguja en la punta.   Hoodie no perdió tiempo y entregó el alcohol, un paño de tela húmeda, desinfectante, hilo especializado para piel y aguja.   Pasaron varios minutos en cuanto Masky se encargaba de cauterizar la pequeña hemorragia. Los 2 restantes se encontraban expectantes.   -Hoodie, pásame la gasa, ya estoy por terminar.   El nombrado entregó el objeto a penas le dijo. Luego volvió alejarse en silencio de sus compañeros.   -Sabes cuánto tiempo más estará inconciente? -Preguntó Eyeless, apartado a tan sólo un metro del paciente humano.   -Tal vez en una hora despierte. La bala ha sido retirada facilmente y la herida ya se encuentra cocida -Terminó de vendar el hombro y lo depositó con cuidado en el sofá.   -Y qué hay de Smile?    -Él sufrió un desgaste de energía, lo más probable es que no despierte hasta la noche. Por cierto, Eyeless, cómo es que los conoces? -Giró en dirección a él. Recostándose de espalda en una pared.   -Es una larga historia... La primera vez que lo vi fue en las fronteras de Estados Unidos, hace cuatro años; en ese entonces estaba sin la compañía de Smile. Él estaba huyendo de los policías, los cuales lo encontraron en pleno asesinato. Lo ayudé a escapar porque daba el presentimiento de ser un Creepypasta y así resultó. Recorrimos por varios países un largo tiempo, en fin, en una de sus cacerías conoció a Slime, convivimos unas semanas y luego nos separamos por diferentes motivos... Y ahora lo he vuelto a ver.   -Entiendo.    Hubo un breve silencio antes de que los menores del grupo aparecieran.   -Hey, Masky, regresaré a la mansión, tengo que pulir mis hachas o perderán filo. Además, entregaré algunos informes pasados al jefe, si es que esta.   -... Está bien, Toby. Solo procura no hacer una idiotez como incendiar el bosque por ejemplo...   -Pero yo no iba a incendiar nada! Ya ves, Hoodie, él no confia en mi -Se acercó a su compañero de pasamontañas que se encontraba lejos de todos y lo abrazó dramáticamente.   Masky solo levantó una ceja bajo la máscara. La actitud que mostraba Toby con su mejor amigo Hoodie le molestaba.   -Okay, hablaré con él. Pero en serio, no hagas ninguna travesura, oíste? -Correspondió con un ligero abrazo y unas palmadas en el hombro, utilizando una voz baja, con un tono entre calmado y seguro.   -Sip! Haré lo que digas Hoodie.   -Ya. Vas a irte o no, Tobías? -Inquirió fastiado el proxy restante, quien pudo escuchar a penas la respuesta del más alto.   -En ese caso, yo también me iré -Comentó Drowned- Este lugar está un poco aburrido, necesito jugar en mi consola. Y como ya conocí a tu amigo, Jack, no tengo porqué seguir aquí.   -Bien. Mantenlo vigílalo Ben. Yo luego iré -Se acercó al mencionado y lo despeinó con suavidad- Ten precaución cuando estén al otro lado de la cueva, hay información de que The Rake está activo.   -Claro... -Respondió rodando los ojos y alejándose un poco del encapuchado en negro- Se lo dices a un fantasma capaz de controlar la energía...   -No bromeo, Ben.   -Está bien. Tendré cuidado... Vamos Toby?   -Si! Hasta luego Hoodie, Masky, Eyeless! -Dio un nuevo abrazo a Hoodie en modo de despedida, solo que esta vez, duró unos segundos. Con los dos restantes se despidió haciendo una movida de mano en el aire.   La habitación quedó en silencio cuando se retiraron Toby y Ben. Unos minutos después, Masky tomó la palabra.   -Nosotros igualmente nos retiramos, tenemos planes para este día. Andando Hoodie -Ordenó y el otro lo siguió hasta la puerta sin protestar la mentira.   -De acuerdo. Gracias por su ayuda. Nos vemos luego -Adelantándose unos pasos, abrió la puerta mientras se despedía, y cerrándola en cuanto ambos proxies se fueron.   Soltó un suspiro y giró sobre sus talones para caminar hasta un Jeff relajado, calmado e inconsciente sobre un mueble.   -Qué tontería habrás hecho para que termines herido de bala? -Terminó por formular la pregunta que le carcomia la curiosidad desde que lo vio en tal estado.  

 


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