Cuidadosas… peligrosas… lastimeras…
Como si la misma historia se volviera a repetir por segunda vez, el otro Papyrus toma una forma bizarra, muestra su verdadera forma, permitiendo aparecer como lo que realmente era… su transformación permite a Sans sentir un escalofrío de terror, escucha los metales pequeños chocar entre sí, siente un frio calando y antes de que pueda gritar a mitad del dolor agónico de sus ojos, siente como sus manos son apresadas con violencia
Su boca se abre con la intención de gritar el dolor de sus muñecas pero la boca de el otro Papyrus lo interrumpe, creando una lengua de magia distorsionada y aterradora, se introduce en la boca de su hermano, robando el aliento y apenas encontrando muy mínimamente la magia que sostiene su alma creando de un modo débil una lengua, mientras su boca se dedica a robar el aliento, su mano derecha roba movilidad en sus brazos para que no intente nada estúpido, su mano libre se encarga de ir acariciando por encima de la muy estorbosa ropa de su presa
Se cuela primero entre la chaqueta, bajando mas allá hasta la base del suéter rojo que porta, subiéndolo con mucho cuidado encuentra demasiado rápido y fácil la columna vertebral del esqueleto bajo suyo, ni siquiera necesita verlo, solo observa los pocos gestos que puede crear aquella asustada mirada de botón a antes de sentir como su cuerpo entero es tocado, gemidos combinados con gritos de miedo se hacen sonar rápidamente… es todo… se ha acabado
Sube cuidadosamente el suéter hasta apartarlo de sus costillas, sabiendo que lo ha lastimado lo suficiente de las muñecas puede liberarlo, encontrando su quietud aun cuando sabe que es más violento que nadie, relame los labios y toma con cuidado su nuca, lamiendo desde su mejilla derecha hasta sus dientes nuevamente y dejando un rastro de saliva, sus manos se encargan de apartar la chaqueta y posteriormente el suéter dejándolo expuesto de su tronco, mas por si no fuera suficiente; al momento de recostarlo sus manos se mueven ágilmente tirando desde la liga de sus bermudas hacia abajo… arrancando con ello todo rastro de ropa de Sans
El más bajo se cubre con sus lastimadas manos, intenta hacerse un ovillo, por desgracia, el dolor de sus ojos es mucho, tiene que cubrir sus ojos con ayuda de su antebrazo, las lágrimas se combinan con la sangre que brota desde los botones creando una gran mancha que rodea todo el rostro del esqueleto. El otro Papyrus observa silencioso, inclinándose con cuidado para lamer desde la costilla más baja, sube lentamente hasta llegar al punto más importante para el… las dos costillas que cubren su alma palpitante con fuerza
La única diferencia tal vez en esta ocasión, es observar como el alma que palpita con fuerza y miedo se encuentra apresada por unas costillas que se muestran terriblemente laceradas, llenas de rupturas y gruesas grietas que parece que cada costilla está a punto de desmoronarse… solo por eso, lame con mucho cuidado cada grieta que encuentra en su camino, da pequeños y muy cuidadosos besos esperando inocentemente que eso sea suficiente para poder curar las heridas que parecen ya llevar años ahí…
O eso es lo que parece pues al llegar a su cometido, muerde con la intención de destruir… arranca los huesos destrozándolos con sus dientes, a lo lejos, fuera de aquella habitación se escucha el grito de Sans… ya es tarde para todos…
Por otra parte, lejos, muy lejos de ahí, en el espejo de la casa, del otro lado se encuentra, aun atrapado en aquella habitación oscura y sin atisbo de poder escapar… el fantasma de quien alguna vez fue un monstruo como los demás… el pequeño Sans que ahora se aferra aterrado a sí mismo, intentado cubrir sus oídos y hecho un ovillo lo mas lejos de la cama… sus botones lloran mientras su cuerpo tiembla aterrado… para él, es como revivir nuevamente lo sucedido a él… es recordar como él, en su momento llamo a su hermano, suplico por que no le hiciera daño y ahora… estaba atrapado ahí, para la eternidad…
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-¡Papyrus! ¡Papyrus! ¡Contrólate maldita sea!- grito la capitana de la guardia real, una mujer pez violenta de nombre Undyne quien luchaba con ayuda de dos de sus guerreros a sostener a Papyrus aun dentro de la casa… ¿Cuánto había pasado desde la última vez que Papyrus había contestado a su teléfono?
Un día lo había entendido… Papyrus estaba otra vez al pendiente de su hermano, era algo típico en el… pero el segundo día no hubo rastro suyo aun cuando la capitana molesta llamo por teléfono tanto al celular de ambos hermanos como a la casa nueva, preocupada al ser el tercer día sin rastros del segundo al mando decide ir a visitarlo con un par mas, solo por si tiene que patearle el trasero al segundo al mando, mas lo que encuentra, es algo que nunca se imagino ni en sus peores pesadillas
El esqueleto mas alto, completamente desalineado tal vez sería lo de menos en una situación cualquiera… pero estaba herido, y por lo que veía, ya llevaba tiempo aquella herida sin tratar, estaba infectado, el esqueleto tenía un poco de fiebre pero lo más importante es que estaba casi destruyendo su propia casa con la intención de destruir algo que ya no había… Undyne había encontrado a su “amigo” a mitad de sala atacando una diminuta puerta, los tabiques que ahí se encontraban habían desaparecido y casi estaba destruida la diminuta puerta que supone, tal vez seria para alguna mascota… sin embargo, el esqueleto seguía intentando atacar… cada ataque que daba lo hacía con cuidado de aun no destruir la puerta
Al acabar un fuerte ataque, corría a la puerta, la veía, como del otro lado ya había una habitación completamente destruida, cerraba la diminuta puerta, contaba hasta tres de un modo audible y posteriormente volvía a abrirla encontrando la misma imagen… no había cambiado nada y eso que había intentado era el problema… de seguir sí destruiría la casa entera… eso era lo que menos le importaba a la capitana… el problema era escuchar las palabras desvariadas del contrario
-Papyrus por última vez ¿Dónde mierda esta tu hermano Sans?- grito, encestando un golpe a puño cerrad contra la mandíbula del esqueleto, lanzándolo un par de pasos atrás de no ser por la ayuda de los perros de la guardia quienes lo han sujetado, la mirada de Papyrus parece desprenderse de la puerta y mira con molestia a la mujer
-¡Sans está del otro lado de la puta puerta pequeña! ¡No puedo acceder a ella! ¡Sans está en peligro! ¡Tengo que salvarlo!- grita cada vez con más fuerza, cada vez intentado con más violencia alejarse de los demás, Undyne, preocupada por lo que escucha, golpea con fuerza a su amigo en lo que, para cualquier monstruo, seria la boca del estómago, encontrando un momento como el contrario escupe un poco de sangre y al siguiente, sus fuerzas menguan y cae rápidamente inconsciente
El silencio se crea, Undyne mira preocupada a su tal vez único amigo, suelta un suspiro cansado y mira la casa que comienza a caerse en ruinas, niega con un gesto molesto y mira a sus guardias
-dejen a ese imbécil en el sofá, quiero que busquen al idiota de Sans y si no, una pila de polvo, rápido, quiero que encuentren a ese bastardo antes de que el segundo al mando despierte- ordena molesta, los perros ladran en señal de asentimiento y dejando con algo de brusquedad el cuerpo del inconsciente Papyrus en el sofá maltrecho, ambos corren a diferentes lugares, uno, sube entre habitaciones usando su olfato para buscar, el otro, sale de la casa buscando por la zona
Ahora que Undyne se encuentra en soledad junto a su amigo, se sienta a su lado, observando desconfiada la puerta diminuta que hay delante suyo, puede suponer (gracias a su entrenamiento) que tal vez, aquella puerta tiene el espacio suficiente para dejar entrar a alguien del tamaño de Papyrus, pero con trabajo, posiblemente pueda ser una pista obviando de la fiebre del contrario
Ignorando que esta inconsciente, Undyne comienza a inspeccionarlo… no ha ingerido pastillas o al menos no hay algo que lo evidencie, lo que encuentra entre sus cosas es una pequeña libreta negra rayoneada, al abrirla desde la primera hoja encuentra el nombre de alguien que nunca había visto, le parece interesante notar que la letra es de Papyrus, bajo ella, un grupo de símbolo extraños
-Wingdings- susurra, ella vio alguna que otra vez a ambos hermanos escribir en aquella fuente extraña, se le facilitaba a Sans por lo poco que recuerda, Papyrus era otra cosa, aun con su inteligencia, este punto, se le dificultaba, pero podía leerlo de algún modo. Supuso entonces, que se trataba de alguna traducción pues arriba de las letras wingdings se encontraban las letras de Papyrus…
Lo que iba leyendo, era algo menos que una locura estúpida… seguramente de alguien que había ido perdiendo de a poco la razón… un supuesto científico de nombre Gaster quien perdió a su esposa y uno de sus dos hijos luego de descubrir que estos tenían una terrible enfermedad… entre mas avanza su lectura, encuentra cosas extrañas de las que Papyrus le había hablando en algún punto
Un chico de nombre Sans, el hijo del científico y el hermano de Papyrus, también llamado Sans, ambos esqueletos comienzan con una actitud extraña que comienza a desatarse apenas encuentran Gaster y Papyrus una respectiva muñeca… Gaster menciona encontrar una muñeca extraña con la apariencia del hermano menor fallecido que su ahora único hijo porta no importa a donde valla; Papyrus también menciono algo de que Sans había aparecido un día con una muñeca muy bizarra de el mismo, casi realista y que no la soltaba
De ahí, ambos esqueletos comenzaban a hablar sobre un mundo fantástico… en caso de Red, el hermano de Papyrus, el comenzó a actuar más soñoliento, casi como si no le importase su propia vida… de hecho, a ella también le había parecido extraño el cambio que había tenido el esqueleto mas bajo, tomando en cuenta el tipo de vida de mierda que poseía… sin embargo, entre mas lee lo que Papyrus traduce, se encuentra con similitudes que incluso ella podría afirmar como reales…
Ambos actuaron soñolientos, ambos lucían agotados, ambos hablaban de “otra persona” idéntica a alguien de ese mundo y ambos, hablaban y veían a la muñeca como otra persona… ambos se molestaban cuando tenía la conversación algo con respecto a la puerta e incluso habían dibujos de la puerta que justo ahora veía Undyne con miedo…
Por que cuando acaban las notas y traducciones del libro, Papyrus parece titubear aun con su perfecta letra… las palabras dice lo mismo, su hijo ha sido robado por un ser idéntico a su hermano fallecido, con botones por ojos y un poder aterrador, su hijo fue asesinado y su alma ahora vaga en penga… a la siguiente hoja de esos últimos garabatos… Papyrus escribe con su propia letra lo mismo…
“Esa cosa me ha robado a mi Sans” “No pude protegerlo…” “Sans está perdido por mi culpa” “No supe ser un buen hermano para el”
-mmggg… S-Sans- gime por lo bajo Papyrus, abriendo sus ojos e intentando reincorporarse en su lugar, se endereza encontrando a Undyne a su lado observándolo fijamente con una mirada que si bien, el otro no sabe describir, tampoco le había visto a la chica a su lado…
Al mismo tiempo, ambos perros regresan de su búsqueda… no hay nada, no hay rastro de Sans, Papyrus se pone en pie, dispuesto a seguir peleando contra la puerta en busca de poder salvar a su hermano, de nuevo, comienza la batalla entre ellos hasta que un ligero temblor sacude el lugar…
-¡Papyrus! ¡Auxilio!- la voz suena de ultratumba… es la voz de Sans… grita, gime… parece afectado mientras lo llama, escuchan sus llantos como de a poco se desvanecen… los perros se encojen aterrorizados, Undyne se levanta de su lugar y mira con miedo la casa… y Papyrus…
Papyrus se deja caer en el suelo arrodillado, riendo maniáticamente observa aterrado la escena… ríe delante de la puerta que, para sorpresa de todos, se cierra delante de Papyrus. Las risas desquiciadas del esqueleto son lo único que ahora suena, se hace ovillo en su lugar y comienza a rascar su cabeza con violencia, riendo y llorando con desespero, observando únicamente la puerta delante suyo
-el tiene a Sans… el tiene a Sans… el tiene a Sans- se repite una y otra vez para terror de todos… ahora, espuma comienza a brotar de su boca…
Papyrus se ha vuelto loco
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Sus llantos aun se escuchaban, aferrado contra la pared opuesta de la cama, a su lado, intentado vagamente consolarlo se encuentra el fantasma que conoció al principio… Sans trata de consolar a Red ahora que ha despertado y que, aun con los botones ya puede ver entre la oscuridad su propio cadáver sin vida y sin alma…
Sans vio el momento en que el otro Papyrus aparecía desechando el cadáver de Red en la cama como si no fuera la gran cosa, pocos segundos más tarde vio aparecer su alma como un fantasma, viendo con terror lo que había pasado, llama a su hermano, pide por su ayuda, suplica, ruega, jura que no volverá a alejarse de él… pero es inútil, así como es inútil escapar de aquel cuarto…
Los minutos, las horas, los días… el tiempo pasa lento para ambos esqueletos que se aferran entre ellos, Red, en un arrebato de locura, miedo y tristeza intenta arrancarse los botones que tiene por ojos, pero es inútil, no puede ni siquiera tocarlos, Sans solo lo abraza contra su pecho…
Con el paso del tiempo, ambos olvidan quienes fueron…ambos se pierden a sí mismos y lo que alguna vez llegaron a ser…