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Buttontale. La historia de las almas por Lubay Nue

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Notas del capitulo:

Es hora de ver las medidas de seguridad que pondrá Gaster ahora que ha descubierto que su hijo no solo no mentía, sino que el mundo en el que se encuentra, puede que no sea lo que en un principio parecía ser

 

¡A leer!

-¡vamos hijo, intenta alcanzarme!-  a lo lejos, se escucha el grito del otro Gaster, después uno ahogado y finalmente silencio que rápidamente es cambiado por risas divertidas y cansadas…

 

Gaster se encuentra caminando en silencio por toda la mansión, busca lo mas que puede… no hay verdadera diferencia entre un mundo y otro; aun cuando todo parece diferente, en esencia, sigue siendo lo mismo… algo no está bien y no le gusta lo que ve. Ha estado vigilando tanto como puede, su hijo está a salvo mientras este con ellos, eso no es el problema, el problema es que, entre más tiempo pasa Sans con ese falso Papyrus y ese falso Gaster, pareciera que el pequeño no quiere volver a su verdadero hogar…

 

Por supuesto, las primeras horas después de haber sido liberado del otro Papyrus, Gaster se avoco con todas sus fuerzas y su magia a tratar de llegar a su hijo Sans, pero de nueva cuenta, una fuerza misteriosa, una magia corrupta y peligrosa lo detiene, le niega acercarse a su hijo; llamarlo por su nombre, gritar o atacar no funcionan en ese mundo… así que Gaster tiene que pensar rápido las cosas antes de que algo malo llegue a sucederle a Sans

 

-¿Ahora que deseas hacer Sans?-  pregunta emocionado el otro Papyrus, inclinándose y acariciando gentilmente su cráneo, se acerca y da un clanck en los dientes de Sans, aunque el mayor se encuentra riendo tanto que no presta atención a sus gestos, lo mira con emoción y da su siguiente idea para divertirse. Gaster se encuentra a lo lejos observando la situación, gruñe molesto, corriendo en diferentes direcciones, busca tanto como pude por algún tipo de método para proteger a Sans… aunque no encuentra nada… gruñe molesto

 

Sale de la casa por la parte trasera, ya busco tanto como pudo y no encontró nada que pudiera serle de ayuda… es más, cada situación le parcia más peligrosa que la anterior y que alguien tan observador y analítico como Sans no se dé cuenta pone en alerta a Gaster. Se encamina por lo que parece un jardín lleno de flores de vivos colores y se mantiene pensando un momento… Sans realmente lucia feliz en ese mundo, aun cuando supiera que era una mentira, es verdad que hacía años que no veía tan feliz a su hijo y este lucia realmente feliz en ese momento… ¿Por qué habría de arruinar eso? Incluso en este mundo Sans no parecía estar enfermo como en la realidad… ¿Acaso… sería una buena idea dejar que este libre en este mundo?

 

*no, no, no, no seas idiota, esto es falso, solo una simple alucinación… esto no es real*  se dice molesto, golpeando con agresividad su cabeza y volviendo a la realidad. Observa cuidadosamente el jardín… tal vez… tal vez pueda volver a su viejo experimento…

 

Se encamina con pasos rápidos, arrodillándose en la tierra, comienza a cavar con sus manos, lo más rápido que puede, no demora mucho en extraer del jardín una flor dorada la cual parece más grande que las demás, la observa otro poco y encuentra un pedazo de bolsa en la cual mete las raíces… ya tiene todo lo que necesita, mira de nuevo, busca y escudriña tanto como le es posible al tiempo que detalla todo lo que ha visto hasta el momento… encuentra cuando Sans y los otros impostores entran por fin a la casa, Gaster regresa por la puerta trasera y antes de poder llegar al comedor donde se ve a los presentes ya sentados delante de un gran banquete, el rostro del otro Papyrus llama su atención

 

Solo ha logrado ver un chasquido de parte del otro Papyrus, su cuerpo se siente cansado y sus ojos se cierran, aun cuando aferro fuertemente la planta que tenía entre sus manos, su mano libre se dirige hacia su hijo quien se encuentra de espaldas riendo divertido ante el otro Gaster, aquel de botones por ojos. Lo último que cree alcanzar a ver es como el otro Gaster parece afligido de verlo en el suelo…

 

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-¡Sans!-  grita sentándose de golpe en la cama. Mira a todos lados, se encuentra tirado en la cocina y en una de sus manos se encuentra una flor de vibrantes colores amarillos envuelto en una pequeña bolsa, sus ojos se abren con miedo, dejando la planta donde esta, corre escaleras arriba con el pavor del mundo, abre la puerta de golpe, buscando con la mirada lo que espera y ruega encontrar

-¡Sans!-  grita asustado, haciendo saltar de paso a quien se encuentra dormido en la cama. Se miran entre ambos y por fin Sans tiene la oportunidad de bostezar y estirar su cuerpo; Gaster parece tener deseos de llorar al ver que su hijo está bien y a salvo… camina lentamente y se arrodilla delante suyo para estrecharlo contra su pecho en un abrazo que alivia su aterrada alma, Sans parece confuso aunque no niega en ningún momento el abrazo, Gaster se siente a desfallecer de alivio… cree que ha sido una pesadilla, se dice a si mismo que fue una pesadilla aunque ve a su costado la muñeca con la apariencia de Papyrus, gruñe internamente molesto, dispuesto a arrebatar el objeto, pero su hijo lo toma antes que él, apretándolo contra su pecho y liberándose de su abrazo

 

-anoche fue genial… hubieras visto papá-  susurra felizmente, Gaster solo entonces se digna a verlo, alejándose de su ser y observando la gran sonrisa llena de felicidad, es entonces que parpadea confuso y desorientado… ¿Cómo puede Sans decir que algo así con una sonrisa tan radiante? ¿Es que no ve que es una trampa?

-anoche mi otro Papyrus y tu otro tú fueron tan amables conmigo… reímos y jugamos a más no poder… dios, termine hecho polvo hahaha-  ríe como hacía mucho no lo veía riendo, Gaster solo lo observo mientras el más bajo se encontraba relatando todo lo que había hecho… haciendo comprender a Gaster que no lo había soñado… el había observado cada una de las acciones que ahora su hijo le contaba con tanto lujo de detalle y felicidad, estrechad dulcemente el peluche que tenía entre sus brazos

 

Su rostro se volvió pálido y casi deseo desfallecer… aun así, intentando parecer lo más normal del mundo se levanto de la cama, viendo a su hijo acaricio su cabeza con ternura y le menciono ser la hora del desayuno, sin embargo, algo que llamo su atención fueron las marcas debajo d sus cuencas, unas pequeñas bolsitas que simulaban como si Sans no estuviera durmiendo correctamente, después del asentimiento del mayor Gaster por fin sale de la habitación caminando con preocupación de vuelta a la cocina para comenzar el desayuno

 

Al entrar en la cocina encuentra en el suelo la flor que ha había tomado, no puede seguir jugando a que es solo un sueño, cubre su boca para impedir que un grito salga, se tiene que aferrar a las orillas de la mesa para no caerse de la impresión. Camina con velocidad, casi corriendo con desespero hasta llegar a la sala donde encontró la puerta misteriosa, pero no hay nada en esta ocasión, mira y busca milímetro a milímetro por si es que se encuentra oculta de la simple vista… pero no hay nada

 

-------------

 

Aun sin encontrar nada más allá que fuera aquel simple sueño, la flor, el muñeco… la simple manera de actuar de Sans… todo apunta a que no es un “simple sueño”. Después de preparar el desayuno veo entrar a Sans, sonriendo tranquilo, parece realmente agotado, pero aferrando la muñeca de Papyrus a su pecho, se sienta, colocando la muñeca delante suyo, recarga su barbilla en la mesa y frente suyo la mueca que no para de ver con tranquilas sonrisas casi soñadoras y anhelantes

 

-¿Qué haces hijo?-  pregunto colocando el plato delante de él, entre él y el muñeco que ahora que observo, parece tener un aspecto ligeramente tenebroso, Sans me mira un momento y sonríe suavemente, su mirada realmente se ve cansada pero no parece querer desaparecer su sonrisa alegre y tranquila

 

-no tengo hambre… quiero volver a ver a Paps-  me dice una última vez levantándose de la mesa y marchando lejos, lo he observado, ni siquiera ha intentado comer algo y eso es malo… el silencio se apodera ahora de la vacía habitación y me quedo un momento pensando… no puede ser que Sans se niegue a comer. Si bien es alguien perezoso y en especial desde que apareció su extraña enfermedad nunca ha sido alguien que deje pasar un momento de comida, algo que había aparecido con la enfermedad y los experimentos es que Sans se ha vuelto alguien de apetito bastante activo, no hay momento del día que no se le vea comiendo algo, en especial el kétchup el cual le hacía molestar a su hermano Papyrus

 

Me levanto de mi lugar y con paso sigiloso me encamino por toda la gran mansión, buscando por todos los lugares posibles… no hay nada, ni nadie, al seguir buscando, con mas preocupación corro hacia la sala donde encontré la puerta aquella vez, un suspiro de alivio se muestra en mi al ver que la puerta no está presente; camino esta vez en dirección de la habitación de Sans encontrándolo recostado sobre su cama, aun viendo fijamente con sonrisa soñadora al objeto que comienza a incomodarme

 

-Sans… es hora de ir a la ciudad… hay que comprar provisiones-  le hablo al entrar en la habitación, el no me ha mirado, solo continua sonriendo hacia el muñeco, siento una corriente pasar por mi cuerpo con molestia, deseo regañarlo aun cuando se que no tiene la culpa de nada, al repetir su nombre con algo de enfado por no prestarme atención el por fin se endereza, dejando de ver al muñeco, me mira y con esa sonrisa tranquila niega

 

-me quedare aquí, no tengo ganas de salir-  es todo lo que dice para volver su mirada al muñeco, sonriendo con mas felicidad

 

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En ese momento, la mirada sorprendida de Gaster era bastante notable aun cuando el siempre procuró mostrar un rostro tranquilo y sereno, esta vez realmente estaba preocupado por su ultimo hijo vivo, el sabia de ciertas cosas pero de igual modo le preocupaba la situación que pasaba… la sorpresa se vuelve impotencia, la impotencia miedo y el miedo se oculta detrás de una gruesa capa de enfado “sin justificación” hacia el último hijo que aún le queda vivo y hacia sí mismo

 

-¡Ya es suficiente!-  grita con un claro sentido de enfado que hace salir de su ensoñación a Sans, pegando un salto y haciéndose inconscientemente hacia atrás asustado… pocas veces veía enfadado a su padre y sabia que cuando eso sucedía debían de ser cuidadosos pues el mayor no sabía controlarse a si mismo… se volvía alguien violento y agresivo que alguna vez, por poco llego a lastimar a Papyrus de no ser que Sans se interpuso, logrando solo así calmar la ira del mayor y que este corriera despavorido lejos de sus hijos…

 

El recuerdo aun cala en el interior de Sans aunque trate de ocultarlo, el miedo lo carcome y baja de su cama asustado, buscando crear la máxima distancia entre ambos y también varios obstáculos que le ayuden a mantener alejado al mayor, Sans sabe que no tiene las fuerzas para usar sus tele transportaciones, desde que la enfermedad les ataco ya no puede usar su magia como de costumbre, así que esta a completa merced de la ira de su padre, traga duro y al ver que el mayor hace un movimiento brusco Sans solo puede correr hasta toparse con la pared del otro lado de la puerta, viendo como su padre ha tomado al muñeco de Papyrus y partido con el

 

-¡Papyrus no!-  grita apenas comprende lo que ha pasado, corriendo para alcanzar a su padre, es tarde, el mayor sujeta su alma y lo lanza directo a la cama sin consideración, haciendo rebotar el cuerpo del más bajo y observarlo ahora que ya se encuentra el mayor en la puerta sujetando con fuerza el pómulo de esta y viendo con cólera a su hijo

-¡Por favor! ¡No te lo lleves a él!-  pide asustado apenas logra orientarse, Gaster lo mira, esta asustado y desesperado, teme que su hijo se pierda en ese ambrosío de mentiras bien elaboradas; el miedo cala cada uno de sus huesos hasta la medula y se niega a mostrar otra cosa que no sea preocupación envuelta en la cólera de no poder hacer nada

 

-¡No volverás a ver este maldito muñeco nunca más! ¡Entenderás que ese mundo es una farsa Sans!-  masculle volviendo a tomar su alma con ayuda de su magia y volver a azotarlo contra la cama al ver las intenciones del más bajo de bajar de la cama y usar su magia, Gaster observa su ojo izquierdo brillando en color azul y dorado, teme por él, debe protegerlo no importa que, así que lo vuelve a aventar, mostrando el muñeco que aprieta con demasiada fuerza en su mano izquierda

-así sea a la fuerza-  sentencia viendo esta vez al muñeco que posa tranquilo en su mano. Cierra de golpe la puerta de la habitación, escuchando como Sans corre gritando por que le devuelva el muñeco, suplica porque se lo regrese mientras golpea la puerta, Gaster lo ha encerrado con llave desde fuera así que Sans no puede escapar de su habitación

 

-¡Paps! ¡Paps! ¡Papyrus! ¡Devuélveme a Papyrus!-  las lagrimas corren por sus mejillas mientras golpea con sus puños y la punta de sus pies buscando poder salir de su propia habitación, llora a más no poder mientras pide por el muñeco de su hermano, pero Gaster se ha negado a escuchar

 

-papá… por favor- grita Sans asustado y desesperado bajando suavemente su voz hasta volverse solo susurros jadeantes. Con un gesto dolido y con el temor aun en su ser, se encamina hacia su estudio y luego a su laboratorio donde se introduce junto con la flor cortada de aquel lugar extraño. Bota al muñeco lo más lejos puede en una de sus repisas, encontrando que curiosamente el muñeco parece verle directamente aun en la pose en la que se encuentra, prefiere no prestar demasiada atención al muñeco y deja la planta en una cama metálica dispuesto a comenzar con su investigación

 

Mira los documentos que posee y por un momento su vista se desvía en dirección del muñeco que aun en la última posición en que lo vio, pareciera que lo mira fijamente; gruñe molesto y se levanta, encaminándose en dirección del muñeco, lo toma con todo el desprecio del mundo y esta vez lo encierra en una caja de herramientas que tiene olvidada en algún punto de la habitación. Regresa con intranquilidad a su asiento y comienza a escribir con velocidad lo que ya tiene pensado hacer… su último invento antes de saber sobre la enfermedad de sus hijos tal vez pueda ser de ayuda en esta ocasión…

 

“Proyecto Flowey”

 

Apunta como titulo comenzando a escribir, buscando entre sus antiguos archivos, mira la flor que aun se encuentra a su costado… es hora de comenzar con esto…

 

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Las lagrimas aun seguían escurriendo de las mejillas de Sans, el esqueleto aun continuaba golpeando la puerta de su habitación, solo que completamente cansado, sin fuerzas para poder seguir gritando, estaba seguro, que aunque no poseía cuerdas bucales, su voz ya se había desgarrado de tanto llanto y gritos… se encontraba sentado en el suelo, recargado contra la puerta mientras con su mano izquierda seguía golpeando la puerta suavemente, con la vaga intención de lograr escapar y poder volver a tomar a su muñeco

 

Su rostro mostraba todo el cansancio que había recibido mientras tanto, era extraño, ahora que tenía un momento a solas sin tener el muñeco enfrente suyo recordaba que aunque su padre hacia experimentos “algunos muy agresivos” con ambos hermanos, el nunca se sintió cansado realmente; después de una buena noche de descanso que a veces se prolongaba hasta el medio día del día siguiente el esqueleto aparecía con las fuerzas renovadas… sin embargo, desde que había comenzado a visitar ese mundo donde todos poseen botones por ojos, su cuerpo se sentía más pesado y lento, su fuerza física que de por si era mala se había vuelto tan escasa que incluso arrastrar los pies parecía un mero milagro del cielo

 

*no me importa… quiero volver… quiero volver a ese mundo otra vez*  piensa incrementando las lagrimas que parecía, ya habían calmado, volviendo a caer fluidamente y con más insistencia como a una suave brisa, Sans se aferra a la puerta, viéndola con rencor y dolor

-por favor… quiero volver a ver a mi hermano… otra vez-  susurra sucumbiendo por fin al cansancio, dejándose llevar por el dolor y el agotamiento extremo que posee

 

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Un último resplandor inundó la habitación, un silencio sepulcral se hizo presente mientras Gaster se quitaba los lentes oscuros que cubrían sus ojos negando a que quedar ciego, miro fijamente la flor que de a poco comenzaba a moverse y por consiguiente, mostrar facciones lentamente. Gaster observo fijamente los movimientos de la flor…

 

Se retorció, incluso pareció incrementar su tamaño y por fin, sus pétalos amarillos abrirse para dar paso a lo que parecía un rostro confuso que miraba en todas direcciones observando todo con desconcierto, una vez aquella flor observó al ser que tenia frente suyo un momento mas silencioso se creo, ambos se vieron y la flor parpadeo un par de veces

 

-¿Quién… eres?-  pregunta con trabajo, como si no supiera hablar realmente, es lógico, acababa de nacer; Gaster lo mira con un gesto severo y frio, pero asiente suavemente y se endereza, dejando de lado los lentes que tenía entre sus manos, se encamina hacia otra mesa, sacando de ella un cuaderno nuevo, de cuero negro y una pluma para escribir

 

-mi nombre es Gaster, doctor W.D Gaster y he sido yo quien te ha creado-  explica abriendo el cuaderno y comenzado a escribir, la flor que se encuentra aun en maceta observa cada una de sus acciones, observa como el monstruo se sienta y se recarga en la misma mesa metálica comenzando a escribir en una fuete que le parece extraña

 

-¿Y para que me has creado doctor Gaster?-  pregunta confuso, observando más interesado la extraña letra y la facilidad del individuo para escribirla con tal precisión y detalle

 

-tu nombre es Flowey y te cree para qué investigues un mundo al que yo no creo poder accesar de nuevo-  susurra dejando de ver el cuaderno para ver directamente a la flor que se mantiene observándolo confundido de sus palabras

 

--------------

 

Su respiración era tranquila, aun cuando sentía las pesadillas vívidamente calarle en su sueño, lo que permite a su torturada alma el despertar de ese infierno es el escuchar los pasos de alguien, parpadea confuso, tallando sus ojos, voltea a ver la puerta aun sabiendo que no era nada mas allá de la madera, aun así, comienza a golpear con las pocas fuerzas que tiene

 

-papá… por favor, devuélveme a Papyrus… ¡Déjame volver a ver a Papyrus!-  grita asustado nuevamente, sintiendo la desesperación de perder de nuevo a su hermano, golpea con fuerza la puerta… un segundo más tarde, aun recargado en la puerta se detiene de sus acciones… ya no escucha mas los pasos de su padre

-¿Papá?-  pregunta suavemente, pegando su cráneo en la puerta para intentar escuchar algo más

 

El sonido de la puerta siendo abierta es lo único que escucha, Sans está muy débil como para quitarse a tiempo o equilibrarse, la puerta se abre hacia el exterior y Sans cae estrepitosamente en el suelo, se golpea su costado pero ayuda a enderezarse, gime suavemente por el dolor y cuando alza la mirada esperando encontrar a su padre… no hay nadie. Se arrodilla en su lugar y busca por el pasillo… no hay nada ni nadie, al ver al frente encuentra a su muñeca

 

-¡Papyrus!-  susurra gateando hasta el muñeco y estrechándolo con fuerza contra su pecho, cerrando sus ojos y sintiendo el alivio de saber que ya están “juntos” de nuevo

 

-¿Sans…?-

Notas finales:

Bueno… este fic es doloroso en todo el sentido, pero les daré un pequeño detalle… Sans comienza a sentirse cansado y a mostrar ojeras en los ojos por que, con los besos que le da el otro Papyrus extrae un poco de su energía vital y de su vida sin que el otro se dé cuenta. Ahora, Gaster ha creado a Flowey con la teoría (mía) de que si Flowey pertenecía a ese mundo el podría entrar y salir sin problemas, ya que ahora pertenece a ambos mundos, nació en el mundo del otro Papyrus pero fue modificado en el mundo real, así que ya también pertenece ahí. El muñeco del otro Papyrus que fue arrebatado por Gaster aparece delante de Sans… como se ve en la película y en el libro de Coraline, la muñeca parece tener vida propia, así que yo me base también a eso XD aquí, si bien la muñeca tiene la misma importancia que la muñeca original, también tiene ciertas habilidades para moverse a voluntad y en este caso, fue quien abrió la puerta de Sans, claro, por ordenes y manipulación del otro Papyrus…

 

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Estamos a muy poco para que acabe el arco de Sans


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