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IMPERDONABLE por Liss83

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Noviembre trajo consigo los primeros copos de nieve y el amor más grande de Harry, después de Draco, obviamente. El quidditch. El torneo estaba muy reñido. Y muy a pesar de lo que todos pensaran, ese año había varios corazones divididos entre Gryffindor y Slytterin. Aunque no precisamente sufrían por ello. Una prueba de ello era la relación que había surgido entre Neville y Theo. Este último se le había declarado durante el baile de Halloween, y una semana después sorprendían a todo el colegio cuando un Theo con una sonrisa de oreja a oreja entraba al gran comedor de la mano de un Neville tan rojo como el cabello de los Weasley, pero igual de sonrientes y con los labios ligeramente hinchados. Otros corazones divididos eran los de Blaise y Ron, pero estos no lo dirían ni bajo una imperdonable. Desde que se habían quedado solo en los baños en desuso, cuando sus amigos habían bajado a la cámara de los secretos, se habían vuelto más cercanos, descubriendo que tenían más cosas en común de las que ellos imaginaban. Por ejemplo, el padre de Ron era un gran admirador de la forma de vida de los muggles, por lo que este sabia un montón de cosas sobre su cotidiano vivir, cosas que le impresionaron de sobremanera a Blaise, quien desde que el año anterior había tomado la materia de Estudios Muggles con la profesora Burbage, los veía a estos con otros ojos. Por otro lado, a pesar de su corta edad, Blaise tenía muy claro a lo que se quería dedicar el resto de su vida. Él estudiaría relaciones de integración. Era una carrera relativamente nueva. Se basaba en integrar al mundo mágico a los hijos de nacidos muggles desde temprana edad sin alejarlos de sus familias.

Quien estaba furiosa con esta cercanía era Giny, que había intentado hacerle creer que en la amistad entre Draco y Ron había algo más

Ya las tribunas estaban llenas esperando el partido. Los alumnos de Revenclaw y Hufflepuff estaban divididos entre los otros dos equipos. Al salir los equipos, las barras gritaron como nunca lo habían hecho. Ni bien tocaron el campo, ambos equipos subieron a sus escobas prestos a dar lo mejor de sí en pro de su casa. Harry y Draco se miraron e hicieron un leve asentimiento, aunque ambos amaban el quidditch, desde su enlace, este ya no era tan competitivo para ellos, ahora era más bien una distracción que ambos disfrutaban juntos. Era una bendición que sus amigos lo hubiesen entendido así y no los hubiesen juzgado por ello. Harry bajo para hacer el sorteo de los lados en el campo en el que jugarían. Desde ahí vio como Draco y Ron reían en total complicidad mientras volaban

- Acéptalo, Harry – dijo una voz detrás de él – entre ellos hay algo y tú solo eres un juego

- ¿Nunca vas a entender que no importa lo que hagas, quien está entre mis brazos es Draco y eso no va cambiar? – dijo Harry sin volcar a mirarla

- ¿Y tú nunca vas a entender que te amo y me duele tu rechazo? – dijo Giny - ¡Nadie te va amar como yo! Solo dame una oportunidad

- Mande a diseñar un anillo de compromiso – dijo Harry sonriendo –. En las vacaciones de invierno le pediré que se case conmigo

- ¡Estás loco! – grito la pelirroja – seguro te dio amortentia por eso...

- Quien me dio una poción de amor que casi me mata fuiste tú – acuso el joven

- No... no... se...de que m...me... hablas – dijo nerviosa

- Ron es el mejor amigo de mi dragón – siseo Harry en voz baja – y solo por eso te lo voy a advertir una vez, ¡no te metas entre Draco y yo, o voy a olvidar la amistad de nuestras familias y te voy a demostrar cuan peligrosa puede ser una serpiente! ¿quedo claro?

- Harry – dijo Draco desde su escoba mientras bajaba - ¿todo está bien?

- Si amor – dijo Harry sin despegar la vista de la pelirroja

- Suerte Draco – dijo Cedric desde las tribunas sonriendo

- Gracias Cedric – dijo este también sonriendo – Harry también jugara hoy

- Sí, pero serás tú quien ganara – dijo el joven de manera galante – si tú quieres podemos celebran juntos

- Muchas gracias – dijo el rubio – pero sin importar quien gane este partido o la copa, yo celebrare con mi novio, Harry Ryddle. ¿Vamos? – dijo mirando a su novio

- Después se ti – dijo habiendo una venia y sonriendo ambos remontaron el vuelo. Minutos después el partido iniciaba

Fue muy reñido. El marcador ya iba ciento noventa a ciento noventa, y noventa, y se había perdido la cuenta de las veces que ambos equipos se habían salvado de una anotación. Sin embargo, en un determinado momento Draco se lanzó de su escoba, por lo que todos gritaron al unísono. Harry creyendo a su novio en peligro también se lanzó tras él. Draco caía libremente estirando su mano para alcanzar la snich dorada, cuando un brazo lo rodo por la cintura y otra mano agarraba la snich al mismo tiempo que él. Por instinto, con un brazo se aferró al cuello del pelinegro. Cerraron los ojos esperando el impacto a medida que sus cuerpos aceleraban más, pero este nunca llego. La mayoría de los profesores lanzaron hechizos, algunos de desaceleración, otros para amortiguar el golpe, Severus le mando uno en el que convertía sus cuerpos tan resistentes como la goma.

Cuando dejaron de rebotar por todo el campo diez minutos después, ambos jóvenes abrieron la mano que tenían entrelazada. Una pelota pequeña y alada revoleteo frente a sus ojos diciendo: "ciento cincuenta puntos para Harry Ryddle y ciento cincuenta puntos para Draco Malfoy". Ambos adolescentes sonrieron. Era un empate en toda la regla, aunque en la tabla general, Slytherin les ganaba por veinte puntos aun. La ovación no se hizo esperar y todo el estadio gritó eufórico ante el desenlace de uno de los partidos más electrizantes que hubiese presenciado.

Al instante los profesores llegaron, junto a la enfermera que hizo un chequeo rápido de ambos adolescentes. La señora Pomfrey determino que los menores estaban perfectamente. Por lo que la fiesta se desato en ese mismo instante. Los merodeadores rodearon a la pareja y se dirigieron al gran salón. Ahí fue donde paso todo.

Un grito aterrador, estudiantes corriendo en todas direcciones, nadie entendía nada. Los profesores lanzaron hechizos protectores, que volaron rodeando a todo el alumnado. Los aurores aparecieron tomando el control de las cosas.

El cuerpo de aurores había sido alertado de un posible a taque a Hogwarts, por lo que se convocó a todos en el lugar. Cuando llegaron lo primero que notaron fue una alteración en las barreras mágicas del lugar. Sin pensaron entraron en combate, pero su sorpresa fue inmensa al notar que los agresores eran prácticamente muertos vivientes. "Santo Merlín. Inferius en Hogwarts" pensó al darse cuenta de quienes eran la gran mayoría de los atacantes. Su primer pensamiento fue encontrar a su hijo y ponerlo a salvo, por lo que corrió entre la multitud buscándolos. Al acercarse, Sirius reconoció de lejos al atacante que intentaba acercarse al grupo donde estaban reunidos su hijo con sus amigos, por lo que se lanzó en su caza. Lo persiguió en el pasillo que llevaba al séptimo piso, hasta donde llego, entro casi pisándole los tolonés, el atacante que si detener ni un segundo se lanzó hacia un armario que había cerca a la pared. El auror iba a seguirlo también por allí pero escucho una batalla fuera del lugar, por lo que opto por volver tras sus pasos. Ya lo encontraría. Al salir al pasillo vio como dos hombres enmascarados se batían en duelo con alumnos que parecían de quinto año. Le lanzo hechizos desmaius, por lo que ambos perdieron el conocimiento. Siguió corriendo por las escaleras para llegar al gran comedor, donde las cosas comenzaban a calmarse ya que los aurores tenían reducido a varios de los atacantes, otros al ver como su compañeros eran capturados, les lanzaban un Avada Kedabra para luego intentar huir también ellos. Cerca de la mesa de los leones estaban su hijo con sus amigos alrededor de un círculo. Al acercarse percibió como una melena rubia, casi blanca estaba en el suelo, mientras un chico moreno lo llamaba desesperadamente.

- ¡Chicos! – dijo al acercarse - ¿Están bien?

- ¡Draco, despierta! – gritaba Harry desesperado – ¡despierta!

- Déjame ver – dijo Sirius tomando el control

- Le lanzaron un avada – dijo su hijo llorando mientras abrazaba a Hermione que tenía su cara enterrada en el pecho del muchacho mientras también lloraba a cantaros – Hermione intento detenerlo...

- ¡Draco! – fue el grito desgarrante que se escuchó y todos volcaron para ver a un Severus Malfoy que caía inconsciente al ver a su hijo postrado y más pálido de lo normal

- ¡Sáquenlo de aquí! – ordeno Severus y al instante dos aurores de menor rango obedecieron

- ¡Harry, el lazo! – dijo Blaise

- No lo siento – dijo este llorando desesperado

- ¡Concéntrate! – exigió Ron con lágrimas en los ojos, por lo que este cerro los ojos y trató de relajarse. Pasaron unos minutos en los que todos trataron incluso de respirar mientras Sirius examinaba al rubio

- Lo siento – dijo el auror – no hay nada que hacer

En pocas horas el mundo mágico estaba patas arriba. La noticia del ataque a Hogwarts era aterradora. Se hablaba de un asalto de parte de los mortifagos de Voldemort, en el cual el hijo de Lucius y Severus Snape había muerto. El Profeta había lanzado una edición extra, con un artículo en el que Rita Sketter señalaba que esta era una venganza contra el novio del chico, Harry Ryddle, quien estaba buscando pista de la muerte del Señor Oscuro. Según Sketter, los jóvenes estaban bastante cerca de desmantelar la mentira que el ministerio había propagado los últimos veinte años. El Señor Tenebroso seguía vivo

Cuando Tom se enteró del suceso, corrió al colegio para ver a su hijo y ayudar en lo que fuera necesario. Al llegar, vio como Lucius consolaba a Severus que lloraba llamando a su hijo. James conversaba de manera alterada con su hijo, que prácticamente parecía estar fuera de si

- Me acabo de enterar – dijo abrazando a Harry - ¿Cómo estás?

- Le lanzaron un avada – dijo este llorando

- Shh, mi pequeño – le susurro Tom – todo estará bien

- Ese hombre es un monstruo – fijo Harry aferrándose a él

- Todo esto es culpa de... - grito Severus pero al instante cayo desvanecido y afortunadamente su esposo alcanzo a sostenerlo

Cuando giraron a ver hacia donde se escuchó la voz del agresor, jamás esperaron ver a un James Potter de Ryddle con la varita empuñada y apuntando en contra del profesor y el eco del lugar aun repetía su voz fuerte y clara la palabra que acababa de pronunciar

* * *

Llego con el corazón prácticamente en la boca. No había sido fácil atacar al hijo de ese traidor en las propias narices de Dumbledore y salir ileso. Pero él lo había logrado. Una sonrisa casi maniaca apareció en su rostro. El primer paso había sido un éxito total. Su antiguo amo se desesperaría a tal grado de perder el control y se delataría. Cazaría a quien intentaba usurpar su lugar y en el proceso desataría el caos, haciendo revivir a quien todos temían, y por quien el entregaría su vida sin titubear ni un segundo. Y absolutamente nadie sospechar de quien lo ayudo a entrar al colegio. Él que en su juventud había sido totalmente ignorado, había logrado décadas más tarde que una chiquilla perdiera a tal grado la cabeza por él, al grado de reparar por él ese viejo armario evanescente que estaba en la Sala de los Menesteres, con la firme promesa de que por ahí entraría a ayudarla para que el heredero de los Potter dejara a su novio y se enamorara de ella. Luego juntos disfrutarían la fortuna con la ella se quedaría. Pobre ingenua

Estaba tan concentrado en su maquinaciones que no sintió el hechizo que lo golpeo por la espalda. Cayo sin nada que amortigüe el golpe, mientras una carcajada cruel inundaba el lugarNoviembre trajo consigo los primeros copos de nieve y el amor más grande de Harry, después de Draco, obviamente. El quidditch. El torneo estaba muy reñido. Y muy a pesar de lo que todos pensaran, ese año había varios corazones divididos entre Gryffindor y Slytterin. Aunque no precisamente sufrían por ello. Una prueba de ello era la relación que había surgido entre Neville y Theo. Este último se le había declarado durante el baile de Halloween, y una semana después sorprendían a todo el colegio cuando un Theo con una sonrisa de oreja a oreja entraba al gran comedor de la mano de un Neville tan rojo como el cabello de los Weasley, pero igual de sonrientes y con los labios ligeramente hinchados. Otros corazones divididos eran los de Blaise y Ron, pero estos no lo dirían ni bajo una imperdonable. Desde que se habían quedado solo en los baños en desuso, cuando sus amigos habían bajado a la cámara de los secretos, se habían vuelto más cercanos, descubriendo que tenían más cosas en común de las que ellos imaginaban. Por ejemplo, el padre de Ron era un gran admirador de la forma de vida de los muggles, por lo que este sabia un montón de cosas sobre su cotidiano vivir, cosas que le impresionaron de sobremanera a Blaise, quien desde que el año anterior había tomado la materia de Estudios Muggles con la profesora Burbage, los veía a estos con otros ojos. Por otro lado, a pesar de su corta edad, Blaise tenía muy claro a lo que se quería dedicar el resto de su vida. Él estudiaría relaciones de integración. Era una carrera relativamente nueva. Se basaba en integrar al mundo mágico a los hijos de nacidos muggles desde temprana edad sin alejarlos de sus familias.

Quien estaba furiosa con esta cercanía era Giny, que había intentado hacerle creer que en la amistad entre Draco y Ron había algo más

Ya las tribunas estaban llenas esperando el partido. Los alumnos de Revenclaw y Hufflepuff estaban divididos entre los otros dos equipos. Al salir los equipos, las barras gritaron como nunca lo habían hecho. Ni bien tocaron el campo, ambos equipos subieron a sus escobas prestos a dar lo mejor de sí en pro de su casa. Harry y Draco se miraron e hicieron un leve asentimiento, aunque ambos amaban el quidditch, desde su enlace, este ya no era tan competitivo para ellos, ahora era más bien una distracción que ambos disfrutaban juntos. Era una bendición que sus amigos lo hubiesen entendido así y no los hubiesen juzgado por ello. Harry bajo para hacer el sorteo de los lados en el campo en el que jugarían. Desde ahí vio como Draco y Ron reían en total complicidad mientras volaban

- Acéptalo, Harry – dijo una voz detrás de él – entre ellos hay algo y tú solo eres un juego

- ¿Nunca vas a entender que no importa lo que hagas, quien está entre mis brazos es Draco y eso no va cambiar? – dijo Harry sin volcar a mirarla

- ¿Y tú nunca vas a entender que te amo y me duele tu rechazo? – dijo Giny - ¡Nadie te va amar como yo! Solo dame una oportunidad

- Mande a diseñar un anillo de compromiso – dijo Harry sonriendo –. En las vacaciones de invierno le pediré que se case conmigo

- ¡Estás loco! – grito la pelirroja – seguro te dio amortentia por eso...

- Quien me dio una poción de amor que casi me mata fuiste tú – acuso el joven

- No... no... se...de que m...me... hablas – dijo nerviosa

- Ron es el mejor amigo de mi dragón – siseo Harry en voz baja – y solo por eso te lo voy a advertir una vez, ¡no te metas entre Draco y yo, o voy a olvidar la amistad de nuestras familias y te voy a demostrar cuan peligrosa puede ser una serpiente! ¿quedo claro?

- Harry – dijo Draco desde su escoba mientras bajaba - ¿todo está bien?

- Si amor – dijo Harry sin despegar la vista de la pelirroja

- Suerte Draco – dijo Cedric desde las tribunas sonriendo

- Gracias Cedric – dijo este también sonriendo – Harry también jugara hoy

- Sí, pero serás tú quien ganara – dijo el joven de manera galante – si tú quieres podemos celebran juntos

- Muchas gracias – dijo el rubio – pero sin importar quien gane este partido o la copa, yo celebrare con mi novio, Harry Ryddle. ¿Vamos? – dijo mirando a su novio

- Después se ti – dijo habiendo una venia y sonriendo ambos remontaron el vuelo. Minutos después el partido iniciaba

Fue muy reñido. El marcador ya iba ciento noventa a ciento noventa, y noventa, y se había perdido la cuenta de las veces que ambos equipos se habían salvado de una anotación. Sin embargo, en un determinado momento Draco se lanzó de su escoba, por lo que todos gritaron al unísono. Harry creyendo a su novio en peligro también se lanzó tras él. Draco caía libremente estirando su mano para alcanzar la snich dorada, cuando un brazo lo rodo por la cintura y otra mano agarraba la snich al mismo tiempo que él. Por instinto, con un brazo se aferró al cuello del pelinegro. Cerraron los ojos esperando el impacto a medida que sus cuerpos aceleraban más, pero este nunca llego. La mayoría de los profesores lanzaron hechizos, algunos de desaceleración, otros para amortiguar el golpe, Severus le mando uno en el que convertía sus cuerpos tan resistentes como la goma.

Cuando dejaron de rebotar por todo el campo diez minutos después, ambos jóvenes abrieron la mano que tenían entrelazada. Una pelota pequeña y alada revoleteo frente a sus ojos diciendo: "ciento cincuenta puntos para Harry Ryddle y ciento cincuenta puntos para Draco Malfoy". Ambos adolescentes sonrieron. Era un empate en toda la regla, aunque en la tabla general, Slytherin les ganaba por veinte puntos aun. La ovación no se hizo esperar y todo el estadio gritó eufórico ante el desenlace de uno de los partidos más electrizantes que hubiese presenciado.

Al instante los profesores llegaron, junto a la enfermera que hizo un chequeo rápido de ambos adolescentes. La señora Pomfrey determino que los menores estaban perfectamente. Por lo que la fiesta se desato en ese mismo instante. Los merodeadores rodearon a la pareja y se dirigieron al gran salón. Ahí fue donde paso todo.

Un grito aterrador, estudiantes corriendo en todas direcciones, nadie entendía nada. Los profesores lanzaron hechizos protectores, que volaron rodeando a todo el alumnado. Los aurores aparecieron tomando el control de las cosas.

El cuerpo de aurores había sido alertado de un posible a taque a Hogwarts, por lo que se convocó a todos en el lugar. Cuando llegaron lo primero que notaron fue una alteración en las barreras mágicas del lugar. Sin pensaron entraron en combate, pero su sorpresa fue inmensa al notar que los agresores eran prácticamente muertos vivientes. "Santo Merlín. Inferius en Hogwarts" pensó al darse cuenta de quienes eran la gran mayoría de los atacantes. Su primer pensamiento fue encontrar a su hijo y ponerlo a salvo, por lo que corrió entre la multitud buscándolos. Al acercarse, Sirius reconoció de lejos al atacante que intentaba acercarse al grupo donde estaban reunidos su hijo con sus amigos, por lo que se lanzó en su caza. Lo persiguió en el pasillo que llevaba al séptimo piso, hasta donde llego, entro casi pisándole los tolonés, el atacante que si detener ni un segundo se lanzó hacia un armario que había cerca a la pared. El auror iba a seguirlo también por allí pero escucho una batalla fuera del lugar, por lo que opto por volver tras sus pasos. Ya lo encontraría. Al salir al pasillo vio como dos hombres enmascarados se batían en duelo con alumnos que parecían de quinto año. Le lanzo hechizos desmaius, por lo que ambos perdieron el conocimiento. Siguió corriendo por las escaleras para llegar al gran comedor, donde las cosas comenzaban a calmarse ya que los aurores tenían reducido a varios de los atacantes, otros al ver como su compañeros eran capturados, les lanzaban un Avada Kedabra para luego intentar huir también ellos. Cerca de la mesa de los leones estaban su hijo con sus amigos alrededor de un círculo. Al acercarse percibió como una melena rubia, casi blanca estaba en el suelo, mientras un chico moreno lo llamaba desesperadamente.

- ¡Chicos! – dijo al acercarse - ¿Están bien?

- ¡Draco, despierta! – gritaba Harry desesperado – ¡despierta!

- Déjame ver – dijo Sirius tomando el control

- Le lanzaron un avada – dijo su hijo llorando mientras abrazaba a Hermione que tenía su cara enterrada en el pecho del muchacho mientras también lloraba a cantaros – Hermione intento detenerlo...

- ¡Draco! – fue el grito desgarrante que se escuchó y todos volcaron para ver a un Severus Malfoy que caía inconsciente al ver a su hijo postrado y más pálido de lo normal

- ¡Sáquenlo de aquí! – ordeno Severus y al instante dos aurores de menor rango obedecieron

- ¡Harry, el lazo! – dijo Blaise

- No lo siento – dijo este llorando desesperado

- ¡Concéntrate! – exigió Ron con lágrimas en los ojos, por lo que este cerro los ojos y trató de relajarse. Pasaron unos minutos en los que todos trataron incluso de respirar mientras Sirius examinaba al rubio

- Lo siento – dijo el auror – no hay nada que hacer

En pocas horas el mundo mágico estaba patas arriba. La noticia del ataque a Hogwarts era aterradora. Se hablaba de un asalto de parte de los mortifagos de Voldemort, en el cual el hijo de Lucius y Severus Snape había muerto. El Profeta había lanzado una edición extra, con un artículo en el que Rita Sketter señalaba que esta era una venganza contra el novio del chico, Harry Ryddle, quien estaba buscando pista de la muerte del Señor Oscuro. Según Sketter, los jóvenes estaban bastante cerca de desmantelar la mentira que el ministerio había propagado los últimos veinte años. El Señor Tenebroso seguía vivo

Cuando Tom se enteró del suceso, corrió al colegio para ver a su hijo y ayudar en lo que fuera necesario. Al llegar, vio como Lucius consolaba a Severus que lloraba llamando a su hijo. James conversaba de manera alterada con su hijo, que prácticamente parecía estar fuera de si

- Me acabo de enterar – dijo abrazando a Harry - ¿Cómo estás?

- Le lanzaron un avada – dijo este llorando

- Shh, mi pequeño – le susurro Tom – todo estará bien

- Ese hombre es un monstruo – fijo Harry aferrándose a él

- Todo esto es culpa de... - grito Severus pero al instante cayo desvanecido y afortunadamente su esposo alcanzo a sostenerlo

Cuando giraron a ver hacia donde se escuchó la voz del agresor, jamás esperaron ver a un James Potter de Ryddle con la varita empuñada y apuntando en contra del profesor y el eco del lugar aun repetía su voz fuerte y clara la palabra que acababa de pronunciar

* * *

Llego con el corazón prácticamente en la boca. No había sido fácil atacar al hijo de ese traidor en las propias narices de Dumbledore y salir ileso. Pero él lo había logrado. Una sonrisa casi maniaca apareció en su rostro. El primer paso había sido un éxito total. Su antiguo amo se desesperaría a tal grado de perder el control y se delataría. Cazaría a quien intentaba usurpar su lugar y en el proceso desataría el caos, haciendo revivir a quien todos temían, y por quien el entregaría su vida sin titubear ni un segundo. Y absolutamente nadie sospechar de quien lo ayudo a entrar al colegio. Él que en su juventud había sido totalmente ignorado, había logrado décadas más tarde que una chiquilla perdiera a tal grado la cabeza por él, al grado de reparar por él ese viejo armario evanescente que estaba en la Sala de los Menesteres, con la firme promesa de que por ahí entraría a ayudarla para que el heredero de los Potter dejara a su novio y se enamorara de ella. Luego juntos disfrutarían la fortuna con la ella se quedaría. Pobre ingenua

Estaba tan concentrado en su maquinaciones que no sintió el hechizo que lo golpeo por la espalda. Cayo sin nada que amortigüe el golpe, mientras una carcajada cruel inundaba el lugar

 


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