24 EL REGRESO PERTE I
El condado de Kerry era uno de los lugares más impresionantes que Draco hubiese visto en su vida. Desde la habitación que habían destinado en casa de los Potter podía ver los acantilados que se elevaban sobre un iracundo mar, que rugía casi tan alto como lo hacía su compañero por dentro. Ya habían pasado unas cuantas horas desde que habían llegado y a pesar de tener la cabeza fría, Harry estaba angustiado por su futuro, y él lo sentía por su lazo. No es que a él no le interesara eso, sino que estaba consciente de que debía guardar calma para ser apoyo del pelinegro. Movió ligeramente la cabeza sonriendo, ¡vaya caminos que tenía Merlín! Él era un Gryffindor de pies a cabeza a pesar de ser quien era, y es que desde la cuna había aprendido que para ser el hijo que dos serpientes merecían, debía ser realmente valiente
Unos brazos fuertes rodearon su cintura y unos labios acarició su nuca mientras él cerro los ojos intentando relajarse.
- Ya, tranquilízate hermoso Dragón – susurro Harry
- ¿Me lo dice quién me propuso escaparnos de casa? – contesto con los ojos cerrados aun
- Yo solo exteriorice tu deseo – susurro sonriendo
- ¿Y si tu abuelo no logra nada? – dijo girándose sin salir de sus brazos
- Ya veremos – susurro besándole la frente
Golpearon la puerta suavemente y ambos giraron a ver a Flemont parado en el umbral de la puerta sonriendo
- Abuelo – dijo Harry – ¿paso algo?
- Ehhh – dijo respirando hondo – ¿podemos hablar?
- Sí, claro – dijo Harry – ¿Cómo te fue con mis papás?
- ¿Y con los míos? – dijo Draco nervioso
- Ya aclare todo – dijo Flemont sentándose frente a la pareja – y debo decir que me encanta saber que esta familia sigue creciendo
- Ya te dijimos que – empezó Harry algo molesto – nosotros…
- Tú lo dijiste – interrumpió su abuelo – ustedes no, pero James y Severus si, y ambos son también parte de mi familia, no solo ustedes
- ¿Mi papá y mi tío…? – dijo atónito Draco
- ¿… están embarazados? – termino Harry
- ¿Los dos? – dijo Draco incrédulo
- Si. Por eso andan actuando raro – dijo Flemont
- A mi papá le va dar un ataque – dijo Draco
- Miren, entiendo la indignación de ambos – dijo Flemont – pero yo ya pase por esto. Se la sarta de tonterías que pueden llegar a hacer sus padres cuando se embarazan. Imagínense, si sin bebes actúan como idiotas inmaduros, embarazados podían llegar a ser tres veces peor – los tres rieron – perdónenlos y les consigo concesiones
- ¿Cómo cuáles? – dijo Harry sacando su lado Slytherin
- Quiero ir a la reserva de dragones – dijo Draco – en Rumania. Ron fue en el verano a visitar a Charly y me conto maravillas
- Y aprovechando el viaje – dijo Harry ahora entusiasmado – podemos ir al castillo.
- A Teddy le dará envidia – dijo Draco sonriendo
- Merecido se lo tiene – dijo Harry – entrego el mapa por su estúpido viaje
- Harry… – regaño Draco sonriendo
- No lo defiendas – dijo este por lo que el rubio levanto una ceja - ¡Leones! Está bien abuelo. Si nos dan ambas cosas, olvidamos todo el asunto
- ¿Vas a chantajear a tus propios padres? – dijo Flemont sorprendido por lo que Harry se cruzó de brazos –, supongo que se lo ganaron.
- Draco y yo usaremos tu chimenea para ir al callejón Diagon a tomar algo – dijo Harry – volveremos antes de la cena
- Diviértanse – dijo Flemont saliendo y cerrando la puerta
- ¿Vamos a salir? – dijo Draco emocionado
- Sí, porque después no vamos a tener tiempo – dijo Harry tomándolo de la mano
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Para Draco, viajar por chimenea no tenía nada de divertido, sino todo lo contrario, le ensuciaba su cabello y él en verdad odiaba eso, su ropa quedaba hecha un asco, y esa sensación de que todo le daba vuelta, ya quería que febrero llegara para tomar las clases de aparición, sin embargo estar de la mano de Harry le daba seguridad. Ambos tomaron polvos flu y dijeron fuerte y claro “CALLEJON DIAGON”. Ni bien salieron de las llamas se sintieron en casa. Magos y brujas caminaban deprisa en todos los sentidos, entrando y saliendo de las tiendas. Ellos sin embargo se tomaron de la mano para hacerlo sin prisas, disfrutando del contacto. Desde el ataque que Draco había sufrido, sus padres habían intentado estar el mayor tiempo posible, aunque claro sin irrumpir en su espacio, sin embargo no era como mismo que estar realmente solos. La heladería sería la primera parada o Draco no se movería. Mientras esperaban su orden conversaban entre risas sentados en una mesa donde eran objeto de todas las miradas del lugar al estar tomados de la mano. No faltaba quiénes cuchicheaban mirando en su dirección, aunque a ellos poco o nada les importaba. Al poco rato de estar allí se les acerco una mujer que se veía angustiada
- Disculpen ¿han visto a un hombre bajito con dientes de conejo y el pelo revuelto? – pregunto
- No, lo siento – dijo Harry
- ¡Merlín, que no haga ninguna tontería! Todo por culpa de Voldemort – susurro la mujer angustiada
- ¿Qué dijo? – pregunto Draco sorprendido
- Nada – contesto la mujer nerviosa
- ¿Cómo que nada? – replico Harry con el ceño fruncido – usted dijo claramente: ¡que no haga ninguna tontería! Todo por culpa de Voldemort”
- ¿Qué sabe usted de él? – dijo Draco
- Escucharon mal, niños – dijo la mujer – olvídenlo – y salió de prisa del lugar
Draco y Harry se miraron entre si y siguieron a la mujer fuera de la heladería. Esta camino deprisa hacia el callejón Knockturn en donde interno hacia una tienda. A Draco se le erizó la piel al darse cuenta de ese lugar era conocido como uno de los lugar para contactarse con magos oscuros, por lo que instintivamente le agarre la mano a su novio. Por su parte Harry alcanzo a detener la puerta a la que la mujer había entrado, a quien vieron conversando con un hombre bajo que no alcanzaron a ver bien, ya que desapareció en cuanto noto su presencia.
- ¿Por qué me siguieron? – dijo la mujer – es peligroso.
- ¿Por qué? – dijo Harry sacando su varita y apuntándole a la mujer
- ¡Y queremos la verdad! – exigió Draco
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La noche caía en la mansión de Paris. Tanto Severus y James estaban en medio de una discusión, cuando la chimenea se activó dejando pasar a los dos adolescentes y a los patriarcas de la familia Potter. Ambos corrieron en medio de risas y lágrimas a abrazar a sus hijos en cuanto los vieron
- Lo siento tanto – dijo James – debí confiar en ti
- Perdóname Dragón – dijo Severus besándole el cabello a su hijo con lágrimas en los ojos
- Ya papi – dijo el pequeño rubio sonriendo – todo está olvidado
- ¡cómo no va estarlo – dijo Lucius en voz baja pero fue escuchado por todos – con semejante chantaje! – sintió la mirada fija de todos
- No estas ayudando, Lucius Malfoy – siseo James y por primera vez Severus no lo contradijo, por el contrario, parecía apoyarlo
- ¡Cállate! – exigió Tom en un siseo
- El abuelo – dijo Harry – comento que habían accedido a déjanos ir a Transilvania de vacaciones
- Así es – dijo Tom –, ya hicimos las reservaciones
- ¿Qué hay con la reserva de dragones? – dijo Draco
- No hay problemas – dijo Lucius
- ¿Y las disculpas? – dijo Draco
- No exageren tampoco – replico Lucius
- ¿Qué habrán preparado para cenar los elfos de Hogwarts? – dijo Harry
- Lo que sea – dijo Draco – de pronto se me antojo. ¿vamos? Luego podemos comer las bolsas de uñas de dragón que compramos, aunque nos indigestemos
- ¡Pero son como veinte bolsas! – dijo Harry simulando sorpresa – En fin, nos sacrificaremos
- ¿U…ñas de… dragón? – dijo Severus
- ¿Ve…vein… te bolsas? – dijo James
- Cada uno – susurro Harry sonriendo mientras se dirigían a la chimenea
- Esperen – dijo Severus nervioso – Lucius Malfoy
- Tom Ryddle – dijo James cruzando los brazos
- Soy el padre – replico Tom –, ellos deben disculparse por haberse fugado de casa
- Y yo soy el esposo de quien dormirá en el sofá si no se disculpa en este momento – dijo James sosteniéndole la mirada a su marido
- Y yo el esposo de quien lo acompañara en la sala – dijo Severus antes que Lucius replique
- Está bien – dijo Tom respirando hondo y aclarándose la garganta – lamentamos… haber… dudado de la palabras de ambos
- No… volverá a pasar – dijo Lucius apretando los dientes
- Genial – dijo Harry mirando sonriente a su padre –, por cierto cargamos las bolsas a sus cuentas
- Eres un… – siseo su padre – Slytherine
- Es mi idea o ¿no quieres comprarle uña de dragón a mi papi? – dijo Harry frunciendo el ceño mientras James lo miraba molesto
- Tom… – dijo este con voz ofendida
- No – dijo este dejando escapar un suspiro –, no hay ningún problema. Yo las pago. Ahora ven aquí mocoso – Harry se abrazó a él y él le beso el cabello – me tenías muy preocupado
- Aun no serán abuelos – dijo Harry – lo prometo
- Pero el día que lo sea – dijo su padre – intercambiaremos papeles ¿te parece?
- ¿a qué te refieres? – dijo Harry intrigado
- Tú pones la disciplina y yo enseño a romperla – dijo sonriendo
- ¡Es un trato!
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