Querido Elías.
Seguramente te debes estar preguntando el porqué de esta carta, y la verdad es que sería fácil decirlo sin explicación alguna, pero creo que mereces una y por ello te voy a contar una historia.
“Había una vez un hermoso y frágil ángel, el cual intrigado por el mundo y los sentimientos humanos decidió visitarlo. Él quería aprender de el, quería saber qué era lo que ellos llamaban con tanta devoción “amor” aquella palabra que no tenía sentido para él, ya que desde pequeño se le prohibió sentir, o más bien, se dió cuenta de que la mejor manera de seguir con su vida sin mayores problemas era vivir, sin sentir. Pero ¿qué era lo que hacía al ángel replantearse el sentir?.
Eso te lo podría contestar con mucha facilidad : es el ver sus ojos brillantes, movimientos nerviosos, sonrisas sinceras, y caricias que mostraban un sinfín de sentimientos sin decir palabras, eso era lo que realmente intrigaba al pequeño y hermoso angel.
Empezó a vivir entre humanos, aprendiendo sus costumbres y demás, supo de hermosos sentimientos como la amistad, lealtad, etc, pero también aprendió algunos muy crueles tales como la traición, y desconfianza. Aún así, el ángel siguió su camino con la esperanza de encontrar aquello llamado “amor”, busco y busco, hasta que el día menos esperado lo conoció: un hermoso chico con belleza angelical o demoníaca, como quisieras llamarlo, se metió en sus pupilas y su corazón.
¿Qué es esto tan extraño ?, se preguntaba el pequeño ángel.
Todos los días observaba como ese ser vivía, seguro de que él otro nunca lo notaría, que equivocado estaba el frágil angel, el hermoso ser, se daba cuenta de su presencia, y se propuso el conseguir al ángel cómo uno de sus trofeos.
Tan embobado estaba el ángel que no notó el demonio que se escondía detrás de esa angelical belleza, dentro de ese cuerpo humano.
El demonio lo enamoró y puso a sus pies al hermoso ángel, oh que tonto aquel ángel que no podía ver al demonio.
Para el demonio la hermosura del ángel era incomparable, debía ser solo suyo, oh pequeño y dulce angel has caído en las garras del demonio.
El demonio le hizo sentir seguro y “amado” , el bello ángel estaba ciego de amor y no veía la jaula que se construía a su alrededor.
El ángel ignorante del amor se dejó llevar por esas nuevas sensaciones y no cayó en cuenta de que el demonio iba poco a poco dañando sus preciadas alas, para que no lo dejara.
El ángel no caía en cuenta de que era un simple juguete para el demonio , un trofeo el cual mostrar y colgar en la pared, oh pobre y bello ángel cuan perdido estás.
El ángel seguía amándolo con devoción, pero para el demonio no era suficiente, él quería tener al ángel postrado a sus pies, rogando por un simple beso. Al final, lo consiguió, el dulce ángel era totalmente dependiente de él.
Pero nooo, no, para el demonio no era suficiente, él deseaba verlo destruido, clamando por él.
El “amor” que tenía el demonio a su pequeño ángel era enfermo, sádico y cruel, él sabía que la mejor forma de romperlo en pedazos era dejándolo solo, perdido y desamparado en un mundo del cual su ángel desconocía su infinita crueldad.
El ángel no creyó cuando las pruebas se empezaron a presentar, prefirió ignorarlo y no pensar en ello más.
su ingenuidad le costó su alegría, oh mi crédulo ángel,¿ por qué te enamoraste de un demonio ?
Un humano notó al ángel caer, aquel ángel el cual se robo su corazón de manera inmediata. Recogió al ángel caído y se lo propuso cuidar.
Bendo sus alas, curó sus heridas e hizo todo lo que pudo para sanar su corazón, pero el ángel no olvidaba, se aferraba a los recuerdos del demonio. El humano le demostró todo su amor e intentó que el ángel lo amara tanto como al demonio que lo lastimó, oh mi preciado ángel, por qué no te enamoraste de él?
El tiempo pasó y el ángel aprendió a ocultar su dolor, lo que el humano interpretó como que su ángel por fin había superado el amor que tuvo hacia el demonio. No podía estar más equivocado.
El dolor estaba consumiendo a este pobre ángel. Y un día no pudo más, lo vió, a su demoníaco amor, volvió a ver su sonrisa, sus ojos… esos brazos que en algún momento lo abrazaron y permitieron aferrarse a él. Todo lo que se esforzó en ocultar por todo este tiempo, en aquella caja de cristal,... se quebró en pedazos . Corrió a esconderse y las lágrimas desbordaron por sus ojos, sus gritos desgarraron su garganta y sus uñas arrancaron su piel hasta que el dolor y las lágrimas lo llevaron a la inconsciencia.
Oh mi pequeño y hermoso ángel, de este mundo te arrepientes de haber venido “ .
Mi adorado Elías, eres muy inteligente y por ello creo que ya entendiste nuestros roles en la historia.
No puedo evitar que mis lágrimas salgan y mojen el papel de mi despedida.
Elias… Elias… Elias… sabes cuánto lo intente olvidar, tú más que nadie sabe de mi dolor. Tú aquella persona que me recogió con lo brazos abiertos cuando no era más que un cuerpo sin ganas de vivir, te tengo que agradecer todo lo que has dado por mi.
Pido que me disculpes por no haberte amado como te lo merecías, siento no poder estar en tus momentos difíciles, cuando tú estuviste en los míos, y siento lo que voy a hacer ahora después de firmar esta carta.
Recuerdas aquella hermosa y calmada noche en la cual me encontraste tirado en el piso del baño?, con las venas abiertas y mucha sangre a mi alrededor?, no te voy a mentir, aquella noche sentí una liberación absoluta cuando poco a poco mi vida se desprendía de mi cuerpo, fue hermoso… Fue horrible, sentí un miedo atroz al sentirme morir, dolorosos recuerdos plagaban mi mente - ¿!por qué?!, siquiera morir lo puedo hacer con paz y serenidad?.
Me desangraba muy lento para mi gusto, quería irme ya, recuerdo que mis pensamientos fueron esfumados al sentir tus fuertes brazos alrededor de mi cuerpo. Secaste las lágrimas que nublaban mi vista y me miraste con dolor - por qué haces esto?, acaso es tanto el dolor que con mi amor no basta? - pasé una semana en el hospital contigo a mi lado, gracias, pero hoy terminaré lo que no me dejaste aquella noche.
Con amor y unas enormes disculpas
David