Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Wolf's Sonata por Pandora09

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Blood ~ Sonata Arctica

Things we fear… wolves or the people
Wolves fear the fear of the people.
Think, how one fearful man can destroy this world.

 

 

Sehun se movió por la cocina con incomodidad, dolorosamente consciente de la mirada que caía sobre su cuerpo sin piedad. Lay había estado mirándolo de aquella manera durante todo el día.

Aunando toda su fuerza de voluntad para ignorar el descaro con que Lay lo recorría cada tanto, se concentró en preparar algo para comer.

Durante todo el día no pudo deshacerse del mayor y, aunque este era silencioso y no ocupaba mucho espacio, no podía evitar sentirse avergonzado de sí mismo y molesto por su insistente presencia.

MinSeok no había regresado y comenzaba a preocuparse, pero cada vez que se decidía a preguntarle a Lay por su amigo, veía su rostro serio y recordaba lo que había ocurrido entre ellos. No podía quitar de su cabeza los recuerdos vívidos de ese encuentro íntimo, su piel aún se erizaba cuando pensaba en sus caricias, aunque estos fueran fugaces golpes de placer y satisfacción. Todavía se estremecía cuando pensaba en el calor del cuerpo ajeno yaciendo tan íntimamente unido al propio.

Fue una noche abrumadora que acabó en caos cuando Lay vomitó y la habitación comenzó a oler a alquitrán, por lo que tuvieron que utilizar el dormitorio perfectamente ordenado de MinSeok para pasar el resto de la noche. Lay cayó inconsciente apenas tocaron el colchón, pero no dejó de repetir su nombre en ningún momento, impidiendo que Sehun conciliara el sueño casi hasta el alba. Más tarde, cuando ambos estuvieron despiertos bajo las mantas, Lay no dudó un segundo en volver a meterse entre sus piernas y Sehun no tuvo la fuerza para negarse.

Durante el resto del día apenas hablaron, comieron un poco y compartieron miradas provocativas sin sentirse avergonzados.

Pero ahora que toda la calentura había bajado y Sehun comenzaba a pensar con la cabeza más fría, se preguntaba por qué el mayor no se machó al amanecer como hacían todos los amantes ocasionales. Por el contrario, Lay parecía no querer dejarlo, por la forma en que lo miraba o cómo había tomado sus manos un par de veces, Sehun comenzaba a sospechar que en su cabeza pasaban ideas muy extrañas sobre cómo debía ir su relación de ahí en adelante.

- ¿Estás trabajando?

La cuchara de madera con que revolvía la comida cayó sobre la cocina, salpicando en todas las direcciones cuando esa pregunta rompió el silencio de golpe, sorprendiéndolo.

- Eeh, no, aún no encuentro trabajo –mintió descaradamente.

Desde que dejó la escuela de policías en Canadá no había hecho nada remotamente similar a buscar trabajo, menos algo estable. Creyó que, al llegar a tierra coreana, su actitud y forma de ver la vida cambiarían y se dedicaría a hacer algo de provecho, pero el cambio de suelo no hizo nada por cambiar su espíritu, aún se sentía huérfano de la vida, perdido y desamparado, por lo que la idea de buscar un trabajo no pasaba por su cabeza.

Estaba perdido, completamente perdido.

- ¿Estás seguro de que es eso?

Bajó la llama de la cocina y se limpió las manos con un mantel antes de girarse y encarar a Lay, que lo miraba de forma lánguida sentado en una silla, recargando un brazo sobre la mesa y el rostro en la mano del mismo, en una pose que le parecía demasiado atractiva para querer dejarlo ir luego de la cena.

- ¿A qué te refieres?

Lay se encogió de hombros e irguió la cabeza, frunciendo el ceño.

- Con tu porte, tu manejo del inglés y la forma en que bailabas a pesar de estar borracho… No creo que te resulte realmente difícil encontrar algo.

Sehun lo había pensado y MinSeok opinaba lo mismo, pero eso no hacía las cosas realmente fáciles para él. Nada en la vida hacía las cosas más fáciles para Oh Sehun.

- A veces –susurró con voz ausente y sonrió con melancolía, preguntándose qué hacía ahí, de pie frente a una persona cuyo rostro era la copia exacta, solo que un poco más madura, de Yixing, su primer y gran amor-, a veces ni siquiera sé dónde estoy parado.

Las cejas de Lay se arquearon perfectamente, pero no era una mueca burlesca o cruel, era simplemente una mueca que no supo descifrar y que lo hizo hablar hasta darse cuenta de que todos sus miedos estaban fuera su boca y en oídos ajenos.

- A veces ni siquiera sé hacia dónde debo doblar en la calle, estoy tan perdido que no puedo decidirme siquiera a trabajar porque todos los días me duermo pensando ¿y si mañana no despierto? No confío en mí ni siquiera para eso… Pensé que viniendo a Corea todo cambiaría, que mi mente cambiaría, pero no lo ha hecho y al parecer nunca lo hará. Estoy… tan perdido.

Con un movimiento de manos y sin alterar su semblante un ápice, Lay le hizo una seña para que se acercara y Sehun no dudó un segundo en obedecer, porque necesitaba la calidez que el cuerpo del chino desprendía, necesitaba sentirse solo un poquito más seguro o se derrumbaría ahí mismo y no quería que Lay, de entre todas las personas del mundo, viera lo roto que estaba.

De inmediato toda esa melancolía que se había apoderado del ambiente, desapareció en un suspiro de resignación y emoción cuando Lay sonrió al tiempo que abría los brazos y se preparaba para recibirlo en su cuerpo como tanto deseaba que hiciera Yixing.

Sehun se acomodó lentamente entre las piernas del chino, sintiendo el golpeteo galopante de su corazón al interior de su pecho, mientras que el chino solo le sonreía de esa forma que le quitaba la respiración. Sintió una caricia en el dorso de su mano y cerró los ojos, dejándose llevar por la paz que le trasmitía la cercanía de un  cuerpo conocido, reviviendo los toques con que Lay lo marcó  durante la noche, sintiendo esa nueva caricia como algo incluso más íntimo. Los dedos del chino eran suaves y tibios sobre su piel, como un aliento cálido sacudiéndolo con la violencia de un huracán, por lo que no pudo evitar cerrar los ojos a medida que más piel tocaba la propia y las caricias ascendían por su antebrazo, su codo y directamente hacia su cuello.

Para ese entonces, ya no podía pensar en nada más que en sentir esa mano por todo su cuerpo, dejando caminos de brazas ardientes por toda la extensión de su piel, al interior de sus órganos y en los confines aún vírgenes de su alma adolorida. Quería sentir a Lay tan profundamente como nunca sintió a nadie, ni siquiera a Yixing, porque incluso si él había sido su mejor amigo y no podía atreverse a clasificar su relación con Lay como algo realmente amoroso, no podía negarse a sí mismo que era completamente diferente y mucho más íntimo que ese amor casi infantil que le profesaba a su mejor amigo.

Solo se dejó hacer cuando sus piernas temblaron y sus rodillas cedieron para hacerle caer sobre el muslo de Lay y este enterró el rostro en el arco de su cuello, aspirando sonoramente mientras que la mano que había recorrido su hombro acariciaba el escaso vello de su barba recién afeitada. La respiración pesada y agitada sobre su piel aceleró su propio ritmo y pronto se encontró a sí mismo jadeando por más aire, cuando Lay solo acariciaba su rostro y lo apegaba a su cuerpo en un vano intento de fusionarlos hasta que sus espíritus fueran uno solo.

Con un brazo, rodeó los hombros del mayor y con el otro tomó la muñeca de la mano con que le acariciaba el rostro, sin saber muy bien qué más hacer y demasiado avergonzado como para volverse atrevido. De cualquier forma, Lay no parecía realmente ansioso, solo lo tocaba lentamente y respiraba en su cuello, agitado, caliente y cerca, tan jodidamente cerca que Sehun podía derretirse en ese calor infernal.

Abrió los ojos cuando el áspero dedo pulgar de Lay recorrió con rudeza su labio superior, haciéndolo temblar y cubriendo sus ojos de lágrimas justo dos segundos antes de que, con la misma mano, empujara su nuca para sellar sus bocas en un beso errático y ensalivado que acabó con su labio inferior entre los dientes de Lay y sus muslos apretando las caderas ajenas en un vaivén que les robó gemidos roncos a ambos.

Cuando se separaron un poco para respirar, Sehun tomó bocanas de aire largas y sonoras antes de poder escuchar algo más que el violento retumbar de la sangre en sus venas y esclarecer su mente lo suficiente como para enfocar su mirada en la piel de Lay, que sostenía su cuello para impedirle alejar la cabeza y separar sus frentes. El chino tenía las mejillas rojas y estas debían estar igual de calientes que las de Sehun, con los labios hinchados y brillantes, no pudo evitar lamerse la boca al sentirse repentinamente sediento. ¿Cómo era posible que alguien a quien apenas conocía lo hiciera sentir se esa manera, tan desorientado y agitado con tan solo un beso? Porque una cosa era sentirse caliente y acostarse con él para quitarse las ganas y otra muy distinta era ese anhelo que le anudaba la boca del estómago cada vez que veía los ojos brillantes del chino.

Quiso volver a besarlo, fundirse en su boca y desaparecer, acabar con todos sus pensamientos y simplemente existir en ese lugar donde nada importaba más que sus cuerpos unidos, amándose; pero Lay lo sostuvo por el cuello y solo permitió que sus pechos se rozaran al son de sus respiraciones.

- Perdóname por no haber llegado a nuestra cita –Sehun necesitó tiempo para procesar esa frase y, cuando su cerebro estuvo a punto de encontrar la respuesta, Lay volvió a atacarlo en un beso incluso más intenso que el anterior, provocando que todos los pensamientos racionales se disolvieran en estelas brillantes de colores y sabores acaramelados, sin embargo y demasiado pronto para su gusto, volvieron a separarse y esta vez había un tono amargo en la voz del mayor-. Perdóname por mentirte.

No fueron las palabras las que obligaron a Sehun a separarse, fue la repentina tensión que recorrió al chino cuando quiso agregar algo más a aquella frase y no pudo, acabando con los labios fruncidos en una mueca de resignación y frustración.

- ¿Qué dices?

No necesitaba ser adivino para saber que algo andaba mal y no se trataba precisamente del problema en sus pantalones o del olor a quemado que se volvía más intenso con cada segundo que pasaba, se trataba de la mirada de Lay, que de repente se veía frágil y temerosa.

- MinSeok tuvo un accidente y LuHan ha estado este tiempo con él, realmente no sabemos si va a sobrevivir.

 

._. |: .-. :| ._. |: .-. :| ._. |: .-. :| ._.

 

Zelo mordió una manzana sonoramente y suspiró, sintiéndose realmente cansado. Cada cierto tiempo bajaba al sótano para llevarle algo de comer a YongGuk y Luhan, que seguían tratando con la transformación de MinSeok. El resto del tiempo lo pasaba observando las cejas fruncidas de BaekHyun, que no se atrevía a decir nada porque necesitaba hacerlo con un abogado presente, o eso dijo en uno de sus desvaríos histéricos.

- Te dije que no encontrarías más que desgracias si seguías relacionándote con ChanYeol o sus cercanos.

A modo de respuesta, Baek le lanzó una mirada que hubiera pulverizado a cualquier persona normal, pero Zelo lo tomó casi como una broma.

- ¿Tú sabes lo que pasó con mi primo? –la voz de Baek sonaba triste y ronca, produciéndole un poco de tristeza, porque nunca quiso tener que escuchar a alguien tan alegre y brillante como el curioso Byun BaekHyun de esa manera, tan desesperanzado y decepcionado.

- No, pero lo imagino.

Exo no era una familia como B.A.P, era una manada de animales salvajes y sabía de primera mano que todos quienes se acercaban a ellos acababan en las mismas condiciones que MinSeok, o peores.

Y decir que eran una manada era sobreestimar sus habilidades sociales, Zelo conocía las costumbres de los clanes antiguos, conocía la clausula de la dote que toda manada de lobos cumplía y estaba seguro de que ese era el único lazo que los unía.

Exo era la idea con que se construían las películas de terror y las leyendas humanas, desde que YongGuk tenía memoria, destruían todo a su paso. Y no solo Exo, los licántropos en general, no por nada eran considerados monstruos. No necesitaba ser adivino para saber que Kasper estaba muerto, como cada humano lo suficientemente idiota como para involucrarse con uno de esos tipos, no fue el primero y estaba jodidamente seguro de que no sería el último en perecer por esa causa.

- ¿Qué es lo que imaginas?

No podía dar respuesta a esa pregunta, pues era la razón por la que YongGuk nunca se relacionó con Kris y Suho y lo mantenían tan alerta con los demás licántropos. Los lobos malditos, como los llamaban en las antiguas leyendas, carecían de consciencia humana, carecían de la necesidad de agruparse y organizarse, eran seres instintivos que, cuando consideraban algo como un peligro para sus propias existencias o intereses, debían acabar con eso de raíz. Exo funcionaba así, como una manada cerrada y aislacionista, permitiendo la entrada únicamente a quienes Suho elegía, matando al resto.

- Nada bonito, a decir verdad.

BaekHyun bufó, tembloroso, y rodeó una taza con aroma a chocolate con las manos.

- ¿Puedo confiar en que alguien me dirá la verdad?

- ¿No has escuchado el dicho “la curiosidad mató al gato”?

- ¿Y tú no has escuchado que el gato murió sabiendo? –Zelo enarcó la ceja ante la trillada respuesta de listillo que soltó el más bajo-. No es cosa de curiosidad, ¿acaso no harías lo mismo con quien estuviera relacionado con la muerte de alguien querido para ti? ¿Acaso has querido a alguien alguna vez?

Indignado, porque nunca permitiría que alguien como BaekHyun tocara sus fibras sensibles, se acercó al más bajo y sonrió.

- La única persona que me importa está bajo este techo, Byun BaekHyun, y ten por seguro que no eres tú, pero es por él que estoy frente a ti, evitando que cometas la estupidez de tu vida y le exijas saber algo más que la verdad a ChanYeol.

En seguida se arrepintió de sus palabras y se alejó del mayor, viendo sus ojos de cachorro apaleado cubrirse de lágrimas. Él comprendía el sentimiento de BaekHyun, la angustia desesperante de no poder salvar a quien amaba, la frustración de saber que llegó tarde y la incapacidad de encontrar un culpable a quien reclamar, pero por encima de todo, comprendía que eso pasaría y que no tenía las fuerzas para hacerse cargo de llegar tarde nuevamente, incluso si era alguien a quien conocía tan poco.

- Mira, puedes hablar con ChanYeol si quieres, puedes exigirle la verdad, pero solo si eres capaz de afrontar el infierno –porque Zelo también había visto la forma en que Baek miraba al licántropo, había visto el interés inmediato encendido en sus ojos y odiaría ver la agonía que este le provocaría-. Cuando haya acabado, cuando comprendas realmente lo que estás haciendo, puedes volver con nosotros y prometo que cuidaremos de ti como si alguno te hubiera parido. Lo que sea que decidas, debes hacerlo con plena consciencia de que no será nada bonito, ni sabiendo la verdad ni huyendo ahora mismo.

BaekHyun lo miró con sus inmensos ojos brillantes y el labio inferior temblando, con las mejillas ligeramente más rojas y una capa de sudor cubriendo su frente, le resultaba casi irrisorio que alguien mayor que él se viera tan pequeño y frágil que le provocaba ganas de acunarlo en su regazo y protegerlo de todos los peligros del mundo.

- Quiero saberlo, Zelo, necesito saberlo.

 

._. |: .-. :| ._. |: .-. :| ._. |: .-. :| ._.

 

ChanYeol caminó por la cocina de Wolf buscando algo de comer, sorprendido por la vajilla impoluta y los muebles relucientes, pensado que para ser una simple manada de hombres lobo eran demasiado higiénicos. Encontró una bandeja con carne fresca en uno de los refrigeradores y se dispuso a devorarla cuando escuchó un carraspeo a su espalda y volteó, encarando a un tembloroso Byun BaekHyun que lo miraba desde la puerta.

La carne quedó olvidada en la bandeja y sintió su boca comenzar a salivar por otro tipo de hambre, una que pensó nunca más sería capaz de sentir.

- Baek…

- Estoy dispuesto a correr el riesgo –soltó rápidamente, provocando que ChanYeol enarcara las cejas porque muchas ideas pasaron por su cabeza por esa simple oración-, quiero escuchar toda la verdad sobre mi primo –y todas las ansias que comenzaban a vibrar en su vientre se apagaron como una vela en un vendaval.

- No creo…

- No hay un momento adecuado para escuchar malas noticias, nunca –el más bajo volvió a interrumpirlo y ChanYeol casi sonrió por ese orgullo altanero con que lo miraba, atrás había quedado el muchacho que lloraba histérico a su primo muerto y comenzó a dudar de que él y Kasper fueran primos realmente. Kasper, a diferencia de BaekHyun, fue alguien precavido y temeroso, como un cachorro aterrorizado en medio de una manada de perros salvajes, siempre hubo un fantasma de miedo detrás de sus miradas soñadoras, siempre desconfió de él, incluso cuando juró amarlo.

- Yo lo quería –susurró apenas, sorprendiéndose cuando BaekHyun no mostró sorpresa por su declaración-, pero no puedo evitar lo que soy.

- Él estaba enamorado de ti –acompañó la frase con una risa seca y se recargó en el marco de la puerta con los brazos cruzados-, nunca habló de ti, pero sé que lo hacía –de repente, Baek se veía como si hubiese descifrado el misterio más antiguo de la humanidad-. ¿Qué es lo que eres?

- Un monstruo.

- ¿De qué tipo?

- Del que existe en las leyendas –dio un paso hacia el más bajo y este no se vio mortificado por su cercanía-, del que están hechas las películas de terror –dio otro paso y Baek tampoco reaccionó-, del tipo que ni siquiera te atreves a imaginar –cuando estuvo apenas a unos pasos de BaekHyun, comenzó a frustrarse porque no infundió en él el miedo que deseaba, por lo que recurrió a sus últimas técnicas de mortificación y tomó su suave y palpitante cuello en su mano, que parecía monstruosa en comparación a la delicada complexión del otro-, del que puede tomar tu cuello y desgarrarlo en un suspiro.

- Dilo, di qué pasó con mi primo.

BaekHyun temblaba bajo su mano, pero sus ojos ardían con un brío que incendió las venas de ChanYeol, obligándolo a hacer presión con su mano y enterrar las garras en su cuello lozano.

- ¡Dilo! –exclamó apenas, pero sin quitar su determinación.

Recordó los ojos de Kasper, tan similares a los de BaekHyun, pero tan llenos de miedo. Lo recordó en su última noche, paralizado por el pánico cuando todos sus planes se truncaron.

- Escapemos, vayámonos lejos, donde nadie pueda encontrarnos –había rogado con voz aguda y desesperada, decepcionándolo, porque él no necesitaba arrastrar consigo a un humano temeroso.

Cuando Kasper le confesó estar enamorado, sin que ChanYeol pudiera comprender la verdadera implicancia de esa confesión, pensó que sería capaz de seguir el ritmo de su vida, que tendría la fuerza para enfrentarse a los demonios que acarreaba en su espalda.

Pensó que Kasper estaría tan decidido y sería tan fuerte como BaekHyun lo estaba siendo en ese momento, pero se acobardó cuando más necesitó su fortaleza y nadie, ni siquiera alguien condenado como él, podría cargar con un humano temeroso.

Quiso alejarse, incluso cuando Kasper supo la verdad y le pidió protección. Quiso mantener distancia y fingió que nada ocurrió, hasta que el destino entrelazó sus hilos nuevamente y los llevó a cruzarse de forma casi accidental.

- Yo lo asesiné.

Contra todos sus pronósticos, el bajito cerró los ojos y sonrió, con lágrimas perladas cubriendo sus mejillas rojas, con la respiración trabajosa y un deje de resignación.

- Y podría matarte, si así lo quisiera –agregó acercando la nariz a su cuello para inhalar el tibio aroma del miedo sudando en su piel-, podría atravesar tu pecho con una mano y arrancarte el corazón.

Hizo más presión en su cuello y lo sintió comenzar a boquear, demasiado concentrado en su piel y en el sabor salino que encontró cuando su lengua recorrió parte de su cuello. Se preguntó si su sangre sería tan dulce como su aroma.

- Ha-haz –lo escuchó mascullar algo, pero no comprendió lo que decía, por lo que soltó un poco el agarre y lo escuchó toser apenas-. Hazlo.

- No lo hagas, ChanYeol, por favor.

- Desgarra mi garganta, arráncame el corazón, demuestra que eres ese monstruo y el que Zelo dice.

ChanYeol parpadeó y su mano tembló, transformando su agarre en una suave caricia.

- Hazlo, porque cuando yo salga de aquí, no solo iré a la policía, me encargaré de…

- La policía no puede castigarme, si eso es lo que estás pensando, tú no puedes, ¡nadie puede hacerlo!

- ¡Mientes! ¡Mientes! –gritó BaekHyun empujándolo con todas sus fuerzas y desequilibrándolo.

- Soy un monstruo, BaekHyun, y él se quiso arriesgar conmigo. Él sabía que no podía desobedecer órdenes y aún así me dejó entrar en su vida. Él conocía los peligros y yo…

Ahora todo el fuego en los ojos del más bajo se había apagado, dejándolo así, tan frágil y destrozado.

- Esto no puede ser verdad, tú no puedes estar confesando un crimen y verte así, tan tranquilo…

- Yo lo quería y fue eso lo que lo mató.

Llorando desgarradoramente, Baek se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el piso y poder abrazar sus rodillas, como un niño pequeño ocultándose del monstruo del armario. Sollozó sonoramente y ChanYeol se preguntó por qué no huía, por qué no corría por su vida si él acababa de confesar el haber matado a alguien con sus propias manos.

- Y no pude hacer nada, ni siquiera puedo vengar su muerte como él merece…

ChanYeol nunca se creyó merecedor de algo similar al amor, nunca creyó merecer que alguien como Kasper pusiera sus ojos en él y quisiera correr el riesgo de tener una relación con él. Cuando lo conoció, luego de semanas de intenso coqueteo a distancia, pensó que ese era su destino, que tal vez algún día Kasper comprendería su naturaleza y se atrevería a convertirse en un monstruo solo para estar a su lado. Tonto iluso, Kasper se burló de él y despreció el futuro que le ofreció, uno que, a sus ojos resignados, era lo mejor que un licántropo podía ofrecer.

Cegado por la ira, cuando los rumores de asesinos y monstruos corriendo por las calles llegó a oídos de Kris y este decidió tomar cartas en el asunto, no pudo imponer su voluntad a la del alfa y este lo doblegó hasta hacerlo confesar y, finalmente, obligándolo a ser él quien asesinara a Kasper.

No era una bonita historia, tampoco algo de lo que algún día podía sentirse orgulloso porque fue ahí cuando realmente perdió su humanidad, pero estaba seguro de que lo más doloroso de todo era ver a alguien como Byun BaekHyun sufrir por su estupidez.

 

._. |: .-. :| ._. |: .-. :| ._. |: .-. :| ._.

 

Lay golpeó con fuerza la puerta metálica, provocando que el sonido se escuchara por todo el callejón, estremeciéndolo. Sostuvo su mano con fuerza y se avergonzó del sudor que la cubría, completamente consciente de que estar en medio la noche en un callejón oscuro con un desconocido era una absoluta locura, incluso si ese desconocido se sentía tan familiar después de una noche alocada.

- ¿Crees que alguien responda? ¿Por qué tienen cerrado, no se supone que este sitio nunca descansa?

Lay solo se encogió de hombros y siguió golpeando hasta que el muchacho alto de cabello color sangre abrió la puerta, se aseguró de reconocerlos y los dejó para correr hacia el interior.

Sin soltar sus manos, caminaron hacia al interior luego de cerrar bien la puerta y lo siguieron hasta la cocina, donde se arrodilló junto a un bulto sollozante que, pasados unos minutos, reconoció como Byun BaekHyun.

- ¡Baek! –llamó arrodillándose de golpe junto a él y empujando a Zelo para que el mayor lo viera y reconociera-. Mierda, Baek, ¿qué te pasa?

Le lanzó una mirada preocupada a Lay, pero no lo encontró donde se separaron, sino que al otro lado de la cocina conversando con un tipo alto que fruncía el ceño y parecía pedir perdón. Resignado, buscó nuevamente llamar la atención de BaekHyun, pero este apenas fue capaz de moverse para abrazarlo con fuerza asfixiante.

- Él no ha tenido buenos días últimamente –susurró Zelo acariciándole la espalda suavemente-, necesita algo de tiempo.

BaekHyun lloró durante infinitos minutos en su hombro, temblando violentamente e hipando hasta el cansancio, Sehun lo sostuvo hasta que estuvo más calmado y pudo mostrarle su rostro hinchado y sonrojado.

- ¿Qué haces aquí? –preguntó con la voz temblorosa y ronca, viéndose tan pequeño entre sus brazos.

- Vine a ver a MinSeok hyung.

- ¿Cómo sabes…?

- Lay me lo dijo –respondió alejándose y apuntando al susodicho, sin percatarse de la reacción que Baek tuvo ante esa respuesta-. ¿Ustedes se conocen?

El alto soltó algo así como una repugnante maldición y Lay asintió, despreocupado.

- Debemos irnos –apenas escuchó el sonido de la voz de BaekHyun mientras en su interior batallaban los celos y la ira por sentirse celoso, no podía sentirse de otra manera viendo la familiaridad con que Lay se comportaba frente al alto. Ellos no tenían nada, pero de todas formas sentía como si Lay debiera ser un poco más respetuoso con su presencia en ese momento-. Sehun, debemos irnos.

Baek tomó la manga de su chaqueta y la jaló para llamar su atención, solo entonces Sehun fue consciente del miedo que oscurecía sus bonitos ojos marrones. Lo vio ponerse de pie con movimientos torpes, pero decididos y lo sintió jalando su ropa nuevamente para que lo siguiera.

- ¿Qué está pasando, Baek hyung? –siguió sus pasos apresurados hasta que estuvo en el bar de Wolf y escuchó a los demás siguiéndolo. No sabía qué era lo que le estaba pasando a BaekHyun, pero no el mayor no le estaba dando tiempo para preocuparse por eso, solo lo arrastraba y susurraba frases inentendibles.

- Sehun, ¿a dónde vas?

Los pasos de BaekHyun se apresuraron cuando escuchó la voz de Lay, pero Sehun lo obligó a detenerse.

- ¡BaekHyun! –su último deseo era desequilibrar más a su amigo, pero no pudo evitar gritar y soltarlo de golpe cuando este, tan fuera de sí como estaba, comenzó a jadear y volvió a arrastrarlo hacia la salida.

Byun BaekHyun siempre fue el más alegre, o eso decía MinSeok. Estaba estudiando para ser enfermero y amaba su carrera más que su vida. Era completamente libre y no se avergonzaba de ser él mismo. Cuando su primo desapareció fue la primera vez que Sehun lo vio como alguien capaz de sentir alguna emoción negativa como la ira o la tristeza. Las cosas habían mejorado para él con el tiempo y poco a poco volvió a ser el BaekHyun que todos adoraban, pero ese BaekHyun desquiciado que lo miraba como si acabara de recibir un puñal en el corazón, era un Byun BaekHyun completamente desconocido.

- Él te hará daño.

- ¿Qué le pasa a tu amigo? –Lay quiso acercarse y tomar su mano, pero BaekHyun fue más rápido y lo golpeó para alejarlo.

- No te acerques a él…

- Baek, por favor –rogó sin saber qué hacer para ayudarlo, porque el más bajo solo intentaba alejarse, no le permitía llegar a él.

Sorprendiéndolo y haciéndolo respingar del susto, BaekHyun soltó un grito que rápidamente se convirtió en una risa estruendosa que le sacudió la columna.

- Él asesinó a Kasper…

Sehun sintió que todo a su alrededor se sacudía cuando procesó las palabras y comprendió el significado.

Asesinó a Kasper.

¿Hablaba de Lay? ¿El mismo Lay que había tomado su mano pidiéndole confiar en él, porque no quería hacerle daño? ¿El mismo que había encontrado la forma de distraerlo de pensamientos sobre su incierto futuro? ¿El mismo que solo la noche anterior le había hecho el amor tan delicadamente?

- MinSeok tuvo un accidente…

- Son todos unos monstruos.

- LuHan ha estado este tiempo con él.

- ¿Lay?

- Él no lo hizo, fui yo –soltó el alto sin una pizca de remordimiento, apareciendo detrás del chino que los miraba con preocupación.

Confundido y aturdido por lo que escuchaba, Sehun dio un paso hacia atrás y se golpeó con un taburete, que lo hizo perder el equilibrio y golpear a BaekHyun, yéndose ambos directo al piso de no ser por los brazos de Zelo que consiguieron sostenerlos.

- Creo que debemos tener una seria conversación –susurró el muchacho del cabello sangriento cuando los obligó a ambos -en especial a un BaekHyun ansioso por salir, ya que Sehun estaba demasiado impresionado como hacer algo- a sentarse en los taburetes y se sobó el puente de la nariz-, porque estos imbéciles no les han dicho que son licántropos.

- ¡Zelo! –gritaron Lay y ChanYeol al mismo tiempo, lanzándole miradas asesinas y acercándose peligrosamente a ellos.

- Mantengan la distancia y yo mantendré la calma –susurró con el mismo tono monótono y misterioso que utilizaba para burlarse de sus clientes, pero los dos mayores ignoraron su pedido.

Sehun vio los cambios casi en cámara lenta, como si su cerebro quisiera guardar los detalles para la posteridad, pero luego comprendió que fue algo tan efímero e irreal que desechó la idea tan pronto el rostro de Zelo volvió a la normalidad, porque nadie podía deformar sus perfectas y algodonadas facciones de esa forma, nadie podía replicar esa mueca animal de colmillos goteando saliva espesa y salpicando en todas las direcciones e inmensos ojos casi tan rojos como el cabello de fuego del alto. Ninguna persona normal tenía la potencia vocal para gruñir de forma tan animal y salvaje como lo hizo Zelo por un segundo.

- ¡Aléjense!

- ¿Qué está pasando aquí?

- ¡Hyung! –el rostro de Zelo volvió a ser el mismo de siempre y una inmensa sonrisa cruzó su rostro tan rápido que Sehun creyó haberse imaginado todo lo anterior, incluso su propio miedo, pero la mirada que Bang YongGuk les regalaba era incluso más aterradora que la sombra animal perfilando el semblante de Zelo.

YongGuk empujó a los mayores, que le gruñían  al alto, hacia atrás y los observó, a él y BaekHyun, con algo de lástima.

Sehun no se había percatado de que temblaba, pero cuando la pequeña mano de su amigo se aferró a su rodilla, se dio cuenta de que todo su cuerpo se agitaba como gelatina y no era el único en esas condiciones.

- Les estaba diciendo que tal vez debo ser yo quien les cuente todo a estos muchachos, pero al parecer a ninguno le interesa saber que ellos querrán ver a MinSeok cuando mejore…

Zelo se veía tan inocente frente a YongGuk, tan diferente a todas las facetas que conocía de él que se dio cuenta de que no podía confiar en nada de lo que veía, como si todo el mundo estuviera cubierto de máscaras y él apenas se diera cuenta.

- No puedes hacer esto –dijo Lay, con la mandíbula tensa y dio un paso hacia adelante, siendo detenido de inmediato por YongGuk-, no tienes el derecho…

- Tiene el derecho de hacer lo que quiera estando bajo su techo –YongGuk volvió a empujarlo y se acercó a ellos, cuando la luz le dio más de cerca, Sehun vio las manchas de sangre fresca en su ropa.

- ¿De quién es esa sangre? –habló tembloroso a causa de las náuseas, pero no pudo evitar que una idea horrible pasara por su mente.

- MinSeok… -la voz de Baek fue apenas un susurro, pero todos lo escucharon claramente, en sus rostros compungidos pudo ver que era cierto.

- El cachorro tiene razón, alguien debe decírselos y, al parecer no serán ustedes –sin mucha ceremonia, YongGuk sacudió el cabello de Zelo como si fuera un perro y les dio la espalda para alejarse, no sin antes agregar:- La sangre es de MinSeok, pero él está mejor y podrán verlo en dentro de tres días.

Sin más, desapareció por la puerta de servicio.

- Entonces –Zelo aplaudió llamando su atención-, ¿quién quiere un trago antes de escuchar una historia increíble?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).