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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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Las semanas pasaban y Charles sentia que no podia ser más feliz. Erik era una excelente pareja, y un excelente padre. Los niños eran simplemente adorables, cada día los quería más. Y por si fuera poco su hermana le había confirmado que iba a ser tío.
Pero a medida que el amor y la felicidad crecían, la culpa los igualaba en partes iguales y Charles sentía que tenía que despertarse de ese hermoso sueño de una vez por todas, porque no era del todo real.

Se reprendió a sí mismo, Erik estaba por pasarlo a buscar para dar una vuelta y tenia que salir de esa línea de pensamiento. Aunque en su interior sintió como la culpa se instalaba para no ser más ignorada.

Caminaron tomados de la mano durante un largo rato. Se sentaron en el parque, en completo silencio, abrazados y disfrutando de la calidez que los rodeaba. Observaron otras parejas pasar, niños jugando... todo era perfecto, pensó Charles. Pero mientras se deleitaba con la sensación de ternura que lo embriagaba no podía dejar de pensar que todo eso no sería completamente suyo, ni verdadero hasta que no se sincerase con Erik. Y lo cierto es que lo aterraba por completo. 

- Mi reino por ese pensamiento...- Erik lo miró preocupado.

Charles sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero tenía que hacerlo. Era ahora o nunca.

- E-erik... yo, tengo que decirte algo.- Busco las palabras apropiadas.

- Qué sucede Charles? - Lo miró inquieto y Charles estaba a punto de hablar hasta que comenzó a sonar el celular de Erik.

- Atiende, por favor Erik. Puede ser importante.- Charles le ordenó al ver que el otro no reaccionaba.

Erik asintió y contestó la llamada. Al cortar su semblante se tornó aún más preocupado.

- Pietro se accidentó. Se cayó mientras jugaba con sus compañeros.- Erik tragó con dificultad y se levantó del banco. - Tengo que irme.-

- Tranquilo, todo estará bien. Quieres que te acompañe? - Charles apoyó su mano en el brazo de Erik.

- No, está bien. Te llamaré en cuanto sepa algo.- Erik lo tomó por el rostro y lo miró fijamente.  -Dime por favor que no estabas por romper conmigo...- 

Charles sintió que su corazón le daba un vuelco. - Tú romperas conmigo cuando lo sepas...- Pensó tristemente.

- No, era una tontería... y ahora vete, llámame en cuanto puedas.- 
Erik lo besó como toda respuesta. Giró para irse y Charles lo llamó.

- Erik...- El nombrado lo miró con curiosidad.

- Jamás olvides que te amo...- Erik le sonrió con ternura y se marchó rápidamente.

Charles suspiró con pesar y se maldijo por ser un cobarde. Tan cerca había estado de decirle... esperaba pronto encontrar el momento oportuno, o la culpa terminaría por matarlo. Si es que Erik no lo hacía antes.

Comenzó a caminar hacia lo de su hermana, aún tenía varias horas por delante hasta que tuviera que retirar a David.

Cuando llegó, tocó el timbre y tras unos segundos su hermana le abrió la puerta. Estaba algo pálida y un poco ojerosa, pensó Charles, pero al verlo su rostro se iluminó.

- Hermano! No me avisaste que vendrías! - Lo abrazó cariñosamente. - Entra, por favor!-

Una vez dentro, Charles tomó asiento en el sofá mientras Raven traía dos tazas de té.

- Tuviste suerte, justo estaba preparándome una para mi. - Charles sonrió.-

La joven lo miró frunciendo el cejo. - Qué tienes? Te noto algo... apagado? -

- No, para nada! Estoy bien.- Charles cambió de tema. -¿Y? Cómo va el embarazo?- Raven sonrío tímidamente.

- Va bien, con algunos malestares pero bien! -

- Aw, pobrecita mi pequeña hermana! - Charles la abrazó cariñosamente.

- Bueno ya, sueltame! no me dejas respirar! - Raven se liberó del abrazo de su hermano y éste rió con ganas.

- Con suerte la maternidad te enternezca! - Charles le sacó la lengua y se sentó de nuevo en el sofá.

- Espero que no así no me vuelvo un algodón de azucar como tú.-  Raven rió maliciosamente.

La joven le contó sobre como llevaba el tema del embarazo Hank, y los nervios que ella tenía. Charles intentó tranquilizarla diciéndole que era una hermosa experiencia. Al menos para él lo había sido. Jamás olvidaría lo que había sido tener a David dentro suyo.

- Y si engordo y Hank no me quiere más?  - Raven lo miró preocupada.

- Hank te querría aunque tuvieras que trasladarte rodando.-

- Te odio! - La joven lo miró ofendida.

- Sabes que no es cierto. Y hablando en serio, eres hermosa de todas maneras, Rav. Hank te ama verdaderamente, no tienes nada de lo que preocuparte.-

- Gracias, te quiero hermanito. Ahora dime, cómo van las cosas con el imán viviente?- Raven lo miró con curiosidad y Charles exhaló un hondo suspiro.

- Hoy estuve a nada de decirle la verdad... Pero llamaron del colegio de los niños, y tuvo que salir para allá. Aún estoy esperando que me avise que sucedió, pero ese es otro tema.- Raven sonrió cálidamente.

- Quieres a esos niños, no? - Charles asintió.

- Si, son adorables... Pero perderé todo si no digo la verdad.- Se pasó la mano por la frente, apesadumbrado.

- Por eso tienes que decirle, Charles...- Raven lo miró fijamente.

- Lo sé, Rav. Lo he intentado en dos ocasiones. En el parque el día que estábamos con los niños y hoy. Pero en ambas ocasiones algo nos interrumpió. - Charles suspiró tristemente.

- La tercera es la vencida, hermanito.- Raven le sonrió cariñosamente.

- Eso espero, hermana. Y ruego que Erik pueda comprenderlo y David...- Charles se levantó y caminó nerviosamente de un lado al otro. - David me odiará. No podría soportar que mi propio hijo me odie...

- Shhhh... tranquilo. Tuviste tus razones, y no te odiará. David es un niño muy comprensivo, te entenderá.- La joven abrazó a su hermano. Realmente esperaba que sus palabras fueran ciertas, no quería pensar en lo que pasaría con Charles si los perdiese a ambos.

Pasaron el resto del rato hablando del nuevo bebé. Raven quería que Charles se distrajera y no pensase en nada que pudiera deprimirlo. Cuando se hizo la hora de ir a buscar a David, Charles se retiró despidiéndose afectuosamente de su hermana menor.

Charles caminaba hacia el colegio cuando sonó su teléfono. Era Erik.

- Charles, disculpa por no llamarte antes, lo tuvieron en observaciones porque se golpeó la cabeza pero por suerte no fue nada grave. - Erik sonaba aliviado y Charles sonrió.

- Me alegra que no haya sido nada, cuidalo mucho.- Charles quería cortar. Necesitaba distancia pero Erik volvió a hablar del otro lado del teléfono.

- Si quieren pueden venir con David a casa y visitarlo. Pietro se alegraría mucho y a mi me encantaría verlos también... Ya te estoy extrañando y te vi a penas hace unas horas...- La voz de Erik era gutural y Charles sintió un escalofrío.

- B-bueno... hablaré con David y te avisaré luego.-

- Espero tu llamado, te amo. Adiós Charles. - Y Erik cortó.

Charles respiró con dificultad. El pecho le dolía terriblemente.
- Ya no puedes engañarte más, Charles. Sabes lo mal que terminará esto.-

Ya no pudo acallar más la voz de su consciencia y continuó caminando con el alma por el suelo.

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Al día siguiente Charles llegó temprano a la Universidad. Antes de ir al aula fue directo a los baños. Había amanecido sintiéndose mal, los nervios le estaban jugando una mala pasada. Se enjuagó la cara, respiró profundo para calmar las náuseas y estaba dispuesto a salir justo cuando entró Erik.

- Charles... qué demonios sucede contigo? - Erik se acercó a zancadas y lo tomó por los brazos. Su semblante era serio. - Ayer no me devolviste el llamado, no respondiste mis mensajes y hoy lo primero que hiciste al llegar fue esconderte en el baño? Estas evitandome?- Presionó sin darse cuenta con más fuerza los brazos de su pareja.

- Erik, estas lastimandome.- Charles intentó zafarse del agarre y luchó para que la angustia que le atenazaba la garganta desapareciera.

- Lo lamento.- Erik suavizó la presión pero lo mantuvo sujeto. - Explícame, porque no entiendo que esta pasando...- La voz de Erik sonaba inquieta.

- No sucede nada, sólo que no me sentía bien ayer y me dormi temprano.- Erik lo miró con recelo, Charles estaba pálido y su semblante denotaba cansancio pero sentía que había algo más que le ocultaba.

- Está bien. Supongamos que te creo... - Lo estudió brevemente.-  Es hora de entrar a clase, nos vemos luego y hablaremos sobre esto. - Erik depositó un frío beso en los labios de Charles y se marchó.

Charles se quedó de pie, observando cómo su vida comenzaba lentamente a desmoronarse, con las lágrimas empañando sus ojos y sintiendo un nuevo acceso de náuseas. 
Salió del baño con el mejor porte que pudo y se dirigió a iniciar su clase del día.

Erik tamborileaba los dedos por la superficie del escritorio mientras sus alumnos respondían las preguntas de su trabajo práctico. Intentaba enfocarse en su clase pero no podía dejar de pensar en Charles.
¿Qué demonios sucedía con él? Erik barajaba un montón de posibilidades y la mayoría eran dolorosas. Sus apuestas estaban en qué quisiera dejarlo, pero se negaba a aceptarlo. Estaban bien, se amaban. Erik estaba completamente seguro de que Charles lo amaba. Lo notaba en su mirada, en su manera de preocuparse por él, en como se estremecía cuando apenas lo rozaba, en la forma en que se entregaba a él... no. Eso definitivamente no podía ser. Pero qué más si no? 

Por primera vez en toda su vida Erik creyó que su mutación era completamente inútil y hubiese dado cualquier cosa por ser él el telépata y leer la mente de su Charles.


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