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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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Erik llegó a lo de Raven lo más rápido que pudo. Aún conociendo a David como ya lo conocía se sentía nervioso de tener que enfrentarse a él como su verdadero padre. Sin embargo si lograba hacer a un lado el dolor y el enojo, se sentía feliz de que fuese su hijo.
Tomó aire y tocó el timbre. Raven abrió la puerta y amablemente lo hizo pasar.
Erik no estaba seguro de que cuál sería la opinión de la hermana de Charles acerca de lo ocurrido pero podía jurar que ella estaría del lado de su hermano.

- Hola Erik... - La joven lo saludó timidamente, lo que era raro en ella pensó curiosamente Erik.
Seguro ella también había sabido todo este tiempo la verdad y tampoco había dicho nada. Sintió que la ira volvía a aparecer.

- Hola Raven, vengo a buscar a mi hijo. - Su voz sonó más ruda de lo que hubiera querido pero estaba furioso.

- Lo sé, está en el piso de arriba mirando televisión, enseguida lo iré a buscar pero antes quería hablar contigo, si me lo permites.- La joven lo miró nerviosamente.

- Si vas darme un sermón sobre tu hermano, ahórratelo. Charles me ocultó a mi hijo, y no pienso perdonarselo.- Erik la miró con impaciencia.

Raven suspiró. - No, Erik. No iba a darte ningún sermón. Jamás estuve de acuerdo con que Charles te ocultara a David, pero era su decisión y tenia que respetarla.-

- No entiendo como pudo hacerlo. Era mi hijo, entiendes? Me perdí doce años de su vida.- Erik apretó los puños con dolor.

- Yo...- Raven titubeó. - L-lo lamento mucho Erik. Entiendo que no debe ser nada fácil. Pero creeme si te digo que para Charles tampoco lo fue...- Erik la interrumpió.

- No lo justifiques. No me importan sus razones!- Bramó con ira.

Hank apareció al instante con el semblante serio y pasando un brazo posesivo por los hombros de Raven.

- Puedes hacer el favor de no gritarle a mi esposa? - Hank inquirió enojado.

- Lo lamento...- Erik lo fulminó. - Bien, llamen a David y nos iremos.-

- Enseguida lo traeré...- Raven sonrió a su esposo y marchó escaleras arriba para buscar al niño.

Hank miró a Erik con expresión seria y el silencio reinó entre ellos hasta que Raven y David aparecieron.

- Erik! - El niño se acercó con timidez y Erik sin dudar se arrodilló frente a él y lo rodeó entre sus brazos. Era su hijo. No podía creerlo. Lo estrechó con más fuerza y sintió que se le humedecian los ojos.

- Vamos a casa, sí? - La voz de Erik sonó más grave que lo usual e intentó disimular la emoción que lo embargaba.

Se despidieron de Raven y Hank, y subieron al auto. Erik sentía la necesidad de aclarar las cosas con David así que tomó aire y lo miró fijamente.

- No hace falta...- El niño habló repentinamente.

- Qué? - Erik lo miró sin entender. Olvidaba que su hijo era telépata.

- Que no hace falta que aclares nada. Tú no sabias de mi existencia.- Una mueca de dolor se instaló en el rostro de su hijo y Erik sintió deseos de matar a Charles.

- Yo... Lo lamento mucho. Me encantaría regresar el tiempo atrás y estar ahí para ti...- Erik tragó dificultosamente y David apoyó una mano sobre el brazo de su padre.

- Puedes resarcirte dejándome jugar horas extras a la play. - David sonrió divertido y Erik soltó una carcajada. En eso su hijo se parecía mucho a Charles, podía pasar de la seriedad a las bromas en un sólo segundo.

- No te abuses pequeño tramposo! - Erik le revolvió el pelo afectuosamente y David le sonrió.

- David... - El semblante de Erik se ensombreció de pronto.
- Respecto a tu papá...- El joven lo interrumpió.

- No quiero hablar de él. - La expresión de David se endureció y Erik decidió que dejaría el tema para cuando se calmasen las aguas.

- Bueno, vamos a explicarles a los gemelos que tienen un hermano.- Erik sonrió nerviosamente.

- Ya me tenían, pero ahora será legal! - David hizo una mueca burlona y Erik rió negando con la cabeza.

- Eres terrible...- Y sin más puso en marcha el auto y salieron hacia la casa de Erik.

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Charles se levantó del suelo. Había llorado por horas hasta que no le quedaron más lágrimas. El teléfono había sonado incontables veces pero sabía que era Raven y no tenia  fuerzas para hablar. 
Fue hasta el baño, se enjuagó la cara y se miró en el espejo. Se veía fatal, pero no tanto como se sentía por dentro.

- Te lo mereces...- La voz de su conciencia sonó despiadada. Y estaba de acuerdo. Se merecía cada lágrima, pensó amargamente. Había engañado a su hijo, y lo había lastimado. Y también había lastimado a Erik. 
Charles jamás había pensando en las consecuencias, sólo en lo que creyó mejor para la felicidad de Erik. En su juventud tenía una visión muy romántica de la vida y se guiaba más por impulso que por razón. Y así estaba ahora, completamente solo y vacío.
Las náuseas volvieron a invadirlo y trató de respirar para serenarse. Una vez que desaparecieron Charles fue hasta su dormitorio y se recostó. 
Recién logró dormirse hasta muy entrada la noche.

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Erik abrió la puerta y los gemelos se abalanzaron sobre él.

- ¡Papi! Dónde estabas? - Wanda inquirió acusadoramente. Pietro lo miró frunciendo el ceño.
Jean apareció detrás de los niños y se limitó a sonreír.

- Fui a buscar a David...- En cuánto el joven apareció los pequeños se abalanzaron sobre él chillando su nombre.

- Van a asfixiarlo! - Erik rió y se acercó a Jean. - Se portaron bien?- La joven asintió sonriendo.

Los gemelos soltaron a David y miraron detrás de él como buscando a alguien más.

- Dónde está papá Charles?- Pietro preguntó confundido.

Erik tomó aire y miró a los pequeños. - Ahora hablaremos de eso... primero tengo que pagarle a Jean. Ya vengo. - Desapareció a su habitación.

David miró embelesado a Jean. La joven era lo más bello que había visto nunca, pensó el niño aturdido. Y como si el objeto de su atención lo hubiese escuchado, le sonrió con un leve sonrojo. David se ruborizó y miró hacia otro lado justo cuando Erik entraba a la habitación.

- Ten Jean, gracias por haber venido con tan poca anticipación.- Erik le pagó y Jean se despidió de todos y se marchó.

- Bien...- Erik miró a los tres niños. - Vamos al sofá, tenemos que hablar. Los gemelos lo miraron preocupados pero enseguida salieron disparados hacia el sofá, David estaba por seguirlos pero lo miró a Erik y le preguntó.

- Erik... Jean es una de nosotros?  - David estaba completamente ruborizado y Erik lo miró sin entender.

- Si te refieres a si es mutante pues sí...y ahora que lo mencionas, es telépata igual que tú. Por qué? -

- Por curiosidad...- Y David caminó hacia el sofá deseando que la tierra lo tragase y que Jean tuviera ocho años menos.

Los gemelos esperaron sentados en el sofá hasta que Erik y David se pararon frente a ellos. Los más pequeños posaron sus miradas de uno al otro con curiosidad hasta que Erik se animó a hablar.

- Niños... Esto es algo complicado pero David... David es su hermano.- Erik los miró pálidamente y ellos lo miraron sin parpadear.

- Ya lo sabemos, David es nuestro hermano y Charles es papá Charles. - Pietro explicó como si fuera una obviedad.

- No, no... Me refiero a que es su hermano de verdad. - Erik se pasó la mano por el pelo en un gesto nervioso.

- Nuestro verdadero hermano? - Wanda preguntó  sin entender.

- Hace muchos muchos años yo conocí a Charles...- Comenzó Erik sin saber bien como explicar el tema. Los gemelos lo miraron sin pestañear y Erik prosiguió. - Salimos un día, pero las cosas no funcionaron entre nosotros. Y luego no lo volví a ver. - El semblante de Erik se ensombreció pero prosiguió.- En ese momento Charles se enteró que iba a tener un hijo mío pero no me lo dijo... -

- Mi padre es un mentiroso.- Soltó David con molestia y Erik lo rodeó con un brazo por los hombros. Por su parte los gemelos se quedaron boquiabiertos hasta que Wanda habló.

- Estoy segura que papá Charles no quiso mentir. Él es bueno. - Wanda explicó tristemente y Pietro la abrazó asintiendo.

- Miren niños, lo que debemos aprender con esto es que las mentiras nunca son buenas. Charles no tendría que haber mentido...-

Los pequeños asintieron y Erik los invitó a unirse en un tierno abrazo familiar. David ahora era parte de su familia y lo amaría y cuidaría incondicionalmente. 
Si tan sólo Charles hubiese estado ahí, ahora serían una familia completa, pensó Erik con dolor. Pero el mismo Charles lo había separado del mayor de sus hijos y no se lo perdonaría.

- Ven, David. Te compartiremos nuestras habitaciones! - Chilló Pietro alegremente. Y ambos niños tironearon al mayor mientras éste reía.

- Más despacio o lo espantaran! - Erik los regañó y se dispuso a prepar la cena. Esta vez sería una deliciosa comida para sus tres pequeños.

 


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