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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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Notas del capitulo:

Miles de gracias a todos los que sigueron la historia hasta el final, fue muy lindo para mi escribirla, y espero que la hayan disfrutado como yo disfruté escribirla!

Saludos, y espero verlos en próximas historias!! <3 

Charles se acercó al ventanal de la casa nueva y sonrió complacido. La vista era preciosa, algo que había extrañado de su antigua casa, ya que la de Erik no poseía una panorámica semejante.


Su esposo había insistido en mudarse a una casa más amplia, especialmente ahora que Lorna tenía mayor movilidad con su año y medio, y cada uno de sus hijos necesitaba más espacio.


- Papá! - Wanda lo quitó rápidamente de sus pensamientos. La niña se veía ofuscada y traía en una mano el cuerpo de su muñeca y en otra la cabeza. - Mira lo que hizo Lorna con mi muñeca! -


- Oh, cariño... lo lamento mucho. Hablaré enseguida con tu hermana.- Charles frunció el ceño justo cuando la autora del crimen apareció frente a ellos. Tenía su cabello verde sujeto en una despeinada coleta que ninguno de sus padres podía mantener prolija jamás y una sonrisa traviesa que bailoteaba en su regordete rostro. 


- Fuiste tú! - Wanda señaló con enojo a su pequeña hermana. - Mira lo que hiciste con mi muñeca! - La mayor de las niñas zarandeó la cabeza del juguete frente a las narices de la menor.


- Bueno, tranquila cariño...- Charles rodeó por los hombros a Wanda y miró fijamente a Lorna. - Hija... no puedes romper los juguetes de tu hermana. Entiendes eso? - El hombre se puso de cuclillas frente a la menor y mantuvo su tono severo.


La pequeña lo miró y asintió con timidez. Charles se enterneció por la rapidez en que su hija aceptó su error. A pesar de que no era una gran conversadora con su corta edad, Lorna sabía hacerse entender de maravillas.


- Está bien, te perdono. Pero no vuelvas a hacerlo, si? - Wanda abrió sus brazos sonriendo y Lorna corrió y la abrazó. Así como solían enojarse con facilidad, también se perdonaban con la misma facilidad y Charles adoraba eso de sus hijos.


- Papá! - David y Pietro entraron con Wolverine, un perro esquimal canadiense que les había regalado Raven para navidad. Los niños se encargaban de pasearlo, y jugar con él, pero Charles y Erik tenían que turnarse para alimentarlo ya que los niños sólo recordaban las obligaciones que más les apetecía. 


Charles acarició la cabeza del canino y saludó a sus hijos con un cariñoso beso. Ambos se negaban a sus muestras de cariño, pero al menos tenía a sus pequeñas. A ellas no parecían molestarles en absoluto.


- Papá vendrá pronto? nos prometió que hoy iríamos al cine! - David preguntó con curiosidad.


- Sí, cariño. Está algo retrasado, pero enseguida llegará, vayan a prepararse. Y ya que estan podrían darse un baño, acaso se revolcaron en el pasto con el perro? - Charles los examinó de pies a cabeza.


- Puede ser! - David respondió entre risas. - Bien, me iré a bañar! - Y se retiró a paso alegre.


Charles observó que Pietro seguía estático en su lugar  como si estuviera a punto de preguntar algo. Por supuesto que su hijo estaba gritándolo y supo antes de que formulara la pregunta de qué se trataba.


- Papá...- El niño se removió incómodo en el lugar y agachó su cabeza dejando que unos cuantos mechones plateados le cubrieran el sonrosado rostro. 


- Dime, cariño. Qué sucede? - Charles lo contempló con ternura.


- Pues... quería saber si podemos invitar a Logan para el cumpleaños de Wanda y mío. Ya sabes, para tener más regalos! - Pietro alzó la vista, intentando disimular su sonrojo con una pícara sonrisa.


- Claro que sí, le daremos una invitación a él también.- Charles revolvió el cabello de Pietro y éste sonrió aún más ampliamente.


- Genial papá! Gracias! Iré a bañarme para ir al cine! - Y desapareció literalmente en una ráfaga, dejando a Charles sin nada más que agregar.


Charles fue hasta la cocina y se dispuso a terminar la comida que había estado preparando, antes de que Erik lo llamase para decirle que saldrían con los niños. Al menos quedaría para el almuerzo del día siguiente, pensó con un poco de tristeza.


El último año y medio que habían pasado juntos, Charles había intentado aprender lo más que pudo de las técnicas de cocina que Erik le había enseñado. Lamentablemente o afortunadamente, dependiendo de como se lo viera, su pareja solía distraerse a mitad de clase poniendo las manos donde no debía, o susurrando cosas que nada tenían que ver con el platillo que preparaban, y así había logrado instruirse pero a medias.


Dió un respingo cuando sintió las manos de su esposo cerrarse sobre su vientre en un cálido abrazo. No lo había sentido llegar estando tan concentrado en sus pensamientos.


- Erik... llegaste! - Charles sonrió y se recargó en el torso de su esposo mientras éste lo sostenía firmemente por detrás.


- Sí, mi amor. Disculpa la tardanza... tenía que hacer algo. Cómo estuvo el día? - Erik lo obligó a voltear y estampó un suave beso en los labios sonrojados de su esposo.


Charles le sonrió con ternura. Adoraba tanto a ese hombre que decidió que no lo mataría aún por olvidar su primer aniversario.


- Estuvo bien, excepto porque Lorna decapitó una muñeca de Wanda...- Charles soltó seriamente y Erik no pudo evitar proferir una carcajada.


- No es gracioso, Erik. La reté y luego se perdonaron...- 


- Lo lamento, es que fue gracioso el modo en que lo dijiste...- Erik tomó a Charles de los brazos y depositó un fugaz beso en su frente.


- Y algo más? -


- Bueno, ahora que lo mencionas...- Charles bajó su voz hasta dejarla en un susurro por si alguno de los niños aparecía. - Nuestro pequeño Pietro está enamorado.-


- Oh... vaya. Creí que era muy pequeño para eso, pero supongo que es normal. Y de quién si se puede saber? - Erik lo miró confundido.


- Pues... de Logan. - Charles tuvo que contener la risa al ver como el rostro de Erik se descomponía ante la noticia.


- Logan? Logan bolsa de chatarra? Mi hijo está enamorado de ese idiota? - Erik gruñó enfurecido.


- Bueno, tiene sus encantos...- Charles soltó una carcajada al ver como lo fulminaba y acarició el enrojecido rostro de su esposo.


Erik lo tomó en un solo movimiento por la cintura y lo pegó a su cuerpo. Su semblante expresaba una mezcla entre posesividad y pasión y Charles sintió que se quedaba sin aire. Tenía el esposo más sexy del universo.


- Nadie te supera en encantos, mi amor.- Charles abrió la boca para agregar algo más pero Erik atrapó sus labios en un ardiente beso que los consumió por completo. Se soltaron solamente cuando tuvieron que tomar aire.


- Por supuesto que nadie me supera.- Erik habló con la voz ronca. - Y mucho menos ese felino de hojalata.- 


Charles sonrió enternecido. Cuando se trataba de Logan, su esposo se comportaba como un niño caprichoso, lo que en algunas ocasiones le daba ganas de golpearlo, pero en otras, como éstas, le resultaba adorable.


- Papi! - Lorna corrió a los brazos de su adorado padre mientras Erik la alzaba en el aire y la llenaba de besos. - Cómo anda mi niñita menor? -


- Papá! - Los gemelos, junto con David aparecieron en el living corriendo para recibir a su padre, ya listos para ir al cine.


Tras saludar a cada uno de ellos, Erik cambió los pañales de Lorna y marcharon hacia el cine. La salida fue tranquila, los niños disfrutaron la película, inclusive Lorna que solía parlotear cada vez que estaba frente a un tv se había mantenido callada toda la función.


Y a excepción de que habían tenido que reprender a David por no dejar su celular la mayor parte de la cena (al parecer tenía una nueva enamorada), la salida había sido amena.


Para cuando regresaron, Wanda, Pietro y Lorna se habían quedado completamente dormidos. Con ayuda de David que se encargó de bajar a la menor de sus hermanas, Charles y Erik tomaron cada uno a un gemelo, y se encargaron de acostarlos.


- Bueno hijo, tú también ve a descansar. Es tarde! - Charles abrazó a David y estampó un beso en su coronilla. Aprovechaba a hacerlo porque ya no le quedaba mucho tiempo antes de que su hijo lo alcanzase en estatura.


- Sí, que tengan buenas noches. Los quiero! - El joven los rodeó a ambos en un rápido abrazo de despedida, pero Erik lo sujetó antes de que decidiera escapar.


- Rápido Charles, ahora! - El niño no entendió lo que sucedía hasta que sus padres, entre risas, estamparon un beso en cada una de sus mejillas al mismo tiempo.


- Eww! - En cuanto lo soltaron se limpió frenéticamente y se marchó quejándose, ocultando una sonrisa que sus padres no llegaron a ver.


- Bueno, mi amor. Creo que es nuestro turno de dormir. - Erik bostezó sonoramente.


- Erik... no te olvidas de nada? - Charles pensó que tal vez se estaba haciendo el distraído, pero ya eran casi las doce de la noche y su aniversario estaba cerca de terminar.


- Mmm... - Erik se acarició el mentón pensativamente. - Oh, cierto! Olvidé sacar mi abrigo del auto! Eres un genio! - Estampó un sonoro beso en su frente y corrió hacia la cochera.


Charles emitió un largo suspiro y se dirigió a su habitación. No es que realmente creyese que el amor se midiese en fechas o días especiales como San Valentín, pero era su primer año de casados y supuso que Erik lo recordaría. Pero al parecer no, pensó con tristeza.


Llegó a su cama arrastrando los pies, y cuando sacó su pijama de debajo de la almohada encontró una rosa roja acompañada de un sobre que sólo tenía escrito su nombre.


Su corazón comenzó a aletear de felicidad, Erik no lo había olvidado.


Erik entró a la habitación justo cuando Charles sacaba los dos pasajes con destino a una playa paradisíaca en Cuba que había comprado.


 - Ya que no tuvimos luna de miel porque Lorna era muy bebé, pensé que ahora sí era buen momento para disfrutar de una...- Erik se acercó y tomó el rostro de su sorprendido y adorable esposo. - Feliz aniversario, mi amor.-


- Yo... - Charles balbuceó torpemente. No podía creer que Erik le estuviese regalando su olvidada luna de miel, había preparado todo un viaje mientras él creía que había olvidado la fecha. Que tonto era. - Gracias, mi amor... te amo tanto! - Charles pasó sus brazos por detrás de la nuca de su esposo, y lo besó con ternura.


- Yo también te amo, Charles.- Erik murmuró entre los labios de su marido y lo rodeó por la cintura para atraerlo más a él. - Gracias por ser mi esposo, el padre de mis hijos y el amor de mi vida. No sé que hice para merecerte, pero siempre estaré agradecido por haberte encontrado.-


Charles sintió que sus ojos se empañaban, Erik siempre tenía la capacidad de conmoverlo con sus tiernas palabras.


- Gracias a ti por hacerme tan feliz, Erik...- Charles posó sus labios sobre los de su esposo, y se dejaron envolver en la cálida atmósfera de amor y pasión que siempre los rodeaba cuanto estaban juntos.


Cada obstáculo y dolor del pasado había valido la pena, porque gracias a ello ambos habían logrado fortalecer su amor, y ya nada podría volver a separarlos.


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