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JUST FRIENDS por LunaMarcel

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Notas del capitulo:

Hola.


Aquí estoy nuevamente, y con una actualización.


Quiero agradecerles grandemente por haber leído el capitulo anterior, me hizo muy feliz ver sus bellas lecturas. Sobre todo, muchas gracias a esas lindas personitas que me dejaron sus comentarios, me sacaron una sonrisota.


Disculparan ustedes si hay faltas de ortografía, revise lo escrito pero supongo más de algo se paso.


Espero les guste.


Sin más que decir por ahora.


A leer.

 


JUST FRIENDS


—Capitulo 6


Idiotas, Insensibles


 


Julian quería gritar con todas sus fuerzas, y alejar de su cuerpo inerte a la espantosa figura que osaba deslizar sus largas y asquerosas uñas mugrientas en su blanca piel.


Tenía aspecto humanoide, pero sus ojos eran completamente negros y sus dientes se mostraban puntiagudos a cada que sonreía y se acercaba más al rostro del joven. Su boca era más grande de lo normal y de su frente sobresalían un par de pequeños cuernos. Su piel se veía demasiado reseca y pegada a los huesos; parecía más un esqueleto que otra cosa. Un esqueleto horrendo y aterrador.


«¡William! —Intento gritar—. ¡Ayúdame! ¡Ayúdame por favor!».


Sin embargo, ningún sonido salía de sus labios y su cuerpo no era capaz de hacer un solo movimiento. Estaba completamente paralizado.


La criatura estaba inclinada sobre su cuerpo, sus uñas subían desde los muslos de Julian y avanzaban poco a poco. En sus labios estaba esa sonrisa y sus dientes afilados amenazaban con desgarrar la blanca y suave piel del cuello del chico. Las asquerosas uñas de la criatura continuaron subiendo; acariciando su vientre, su pecho, hasta que finalmente se posaron en el cuello de Julian y sus dedos largos y esqueléticos ejercieron fuerza en dicho lugar.


«¡Wlliam! —Nada, su voz no salía y su cuerpo no respondía a las órdenes de su cerebro de moverse—. ¡¡William!!».


La criatura ejerció más fuerza y Julian sintió la sangre emerger de su cuello. Entonces los dientes afilados se acercaron a su oído. El chico sintió el aliento caliente y maloliente de esa cosa, chocar con su oreja y mejilla. «Te voy a comer», dijo en un susurro aterrador, y luego también clavo los dientes en la piel expuesta del cuello de Julian. Julian intento gritar con todas sus fuerzas. El dolor fue demasiado fuerte, demasiado intenso, quiso alejar a la criatura de su cuerpo, sin embargo este no se movía. Sintió como las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas…


 


Y entonces se incorporo de golpe en la cama, con la respiración agitada y los latidos del corazón a mil por hora.


Lo primero que hizo fue abrazar al gato de William, el cual se encontraba en su regazo en ese momento, un poco asustado por la repentina forma en la que el chico se sentó en el mullido colchón.


—Te amo, maldito gato —dijo mientras restregaba su mejilla contra la mejilla del peludo y gordo minino—. Te juro que luego te compro un hámster para que te lo comas —ante sus palabras, el gato pareció hacer un gesto de asco y comenzó a forcejear para liberarse del agarre de Julian.


Quien luego de decirle un poco más cuanto lo amaba, al fin lo dejo marcharse. Julian suspiro hondamente y luego se cubrió el rostro con ambas manos. Su cuerpo temblaba aun por lo recién sucedido, y en su cuello aun continuaba sintiendo dolor.


¡Carajo!


¡Maldita parálisis del sueño!


¡Malditas alucinaciones!


Se descubrió el rostro y observo a su alrededor, entonces hasta ese momento cayó en la cuenta de que ya no se encontraba en la enfermería, mucho menos en el Instituto, sino en su habitación en el hogar de William… el cual también era su hogar ahora.


—Esos idiotas —susurro, negando con la cabeza.


Inhalo y exhalo profundamente repetidas ocasiones, y luego se sentó al borde de la cama y espero unos segundos antes de ponerse en pie. Salió de su habitación caminando a paso lento, sin prisa. De todos modos, la recamara de William estaba no muy lejos. Pronto llego, y sin anunciar su entrada, abrió la puerta.


Cualquiera en su lugar, hubiera soltado tremenda exclamación y luego cerrado la puerta de golpe. Pero lo cierta era que Julian ni siquiera se sorprendió ante lo que sus celestes y somnolientos ojos observaban.


Allí, en medio de la habitación, estaba tanto William como Eithan. El primero estaba vestido únicamente con su bóxer rojo, mientras que el segundo utilizaba su uniforme del Instituto. Lo extraño no era que uno estuviera vestido y él otro no, sino que las manos del oji-gris estaban dentro del bóxer del casi rubio, apretujando sus nalgas mientras este solo dejándose hacer, a la vez que las manos del chico se posaban sobre los pectorales de Eith.


Julian los observo con sus ojos somnolientos desde su lugar durante unos segundos, segundos en los que ninguno de los tres chicos dijo nada. Segundos en los que, tanto el oji-verde como el peli-negro, lo veían con tremenda inocencia. Como si no estuvieran haciendo nada indebido.


Entonces Julian al fin se movió, termino de ingresar en la habitación de William y fue directo hacia la mesa donde reposaba la laptop del chico, la tomo en sus manos y luego tomo asiento en la cama y recostó su espalda contra las almohadas.  Los chicos habían observado cada uno de los movimientos del oji-celeste, esperando por que dijera algo, cualquier cosa.


—Oh, por favor, ignórenme. Ustedes sigan con lo suyo —encendió la computadora e inmediatamente ingreso en su cuenta de Facebook.


Tomándole la palabra, Eithan y William continuaron con lo que estaban haciendo antes de que Julian los interrumpiera.


—¿Y? ¿Cómo se sienten por debajo de la ropa? —escucho el oji-celeste como le cuestiono Will al oji-gris.


—Suaves… —los acaricio, y luego los volvió a apretujar.


—Aah —Julian sintió su rostro arder ante el pequeño gemido involuntario que escapo de los labios del oji-verde.


—Pero firmes —dijo nuevamente Eithan.


—Entonces, ¿si te gusta mi trasero? —cuestiono ilusionado.


—Me encanta —respondió el más alto, con una sonrisa en los labios.


Sonrisa que fue contagiada a William, a quien los irises esmeralda parecieron iluminársele en el acto. Eithan apretujo un ratito más las nalgas del casi rubio hasta que al fin saco sus manos del bóxer y dejo que su mejor amigo se vistiera, no sin antes darle una buena nalgada cuando se inclino sobre su cuerpo para poder colocarse el pantalón. Se sonrieron una vez más, y luego Eithan se lanzo sobre la cama, boca abajo, a un lado de Julian.


Julian entendía que William se quitara el pantalón, porque con este puesto era difícil para Eith poder manosearle bien las posaderas, pero ¿Por qué todo lo demás también? No, olvídenlo, no entendía nada, ni siquiera porque se estaban manoseando. Bueno, si, si entendía… se gustaban y sentían esas ganas de tocarse entre ellos. Pero ningún sabia el porqué de esto, no comprendían que se sentían atraídos el uno hacia el otro. Y eso era lo que en verdad, Julian, no entendía. ¿Cómo podías no darte cuenta de algo como eso?


¿Tan descerebrados y faltos de neuronas eran?


—¿Qué haces? —le cuestiono la voz de Eithan, estirando el cuello y tratando de ver que veía Julian.


El oji-celeste lo observo con su eterna expresión de somnolencia, y luego desvió la vista hacia William, quien estaba terminando de poner en el ojal los últimos botones de su camisa del uniforme del Instituto.


—Viendo memes —respondió, regresando la vista hacia la pantalla.


Fue el turno de Will para lanzarse también sobre la cama, en el extremo contrario de donde se encontraba Eithan, por lo cual, Julian quedo justo en medio de ambos. La laptop reposaba en sus piernas levemente flexionadas.


—Por cierto —hablo nuevamente Julian—. Otra vez me usaron para saltarse las clases.


Tanto William como Eithan sonrieron, con esa sonrisa traviesa que solo hace una persona cuando se siente descubierta luego de un travesura hecha.


—Te trajimos a casa porque estábamos preocupados por ti —dijo el oji-verde, con una expresión de angustia tan fingida, que Julian casi le daba un puñetazo por su descaro.


—Por supuesto que no lo estaban.


—Si lo estábamos —fue el turno de Eithan para hablar—. Te lo juro. A Liam ya le daba algo cuando fuimos a buscarte a tu salón y dijeron que estabas en la enfermería. Y entonces cuando llegamos, tú estabas sobre una camilla con la mirada perdida.


Liam asintió, limpiándose una lágrima inexistente. Julian pensaba que jamás nunca nadie iba a creerle su horrenda actuación.


—Solo estaba un poco mareado y con nauseas, además de que me sangro un poco la nariz. No era nada.


—¿¡Como que no era nada!? —gritaron ambos al unisonó, completamente indignados por lo que acababan de escuchar.


—Que ruidosos —suspiro el oji-celeste—. De todos modos, eso ya se me había pasado.


—Puede que sí —medito Will.


—Pero, ¿y el ataque de cataplejía qué? —Eithan hablo—. La señorita Nina me dijo como te desplomaste de la nada.


—Tampoco es algo para preocuparse, saben que solo dura un par de minutos.


William se incorporo en la cama y se arrodillo frente al oji-celeste. Julian no pudo evitar pasar saliva ante la expresión del chico. Esta vez no estaba fingiendo, se le notaba que la preocupación era completamente genuina.


—Lo sabemos, pero esta vez no fue como las anteriores… hace más de media hora que sucedió —dijo, completamente serio. El oji-celeste desvió la vista.


—De todos modos… me usaron para largarse del Instituto —Will desvió la vista, tratando de no sonreír—. Arderán en el infierno por aprovecharse de mi enfermedad de esa forma. Malditos insensibles.


—Ay, no te enojes —Eithan sonrió sin poder contenerse.


Sí, bueno, vieron una oportunidad y no pudieron desaprovecharla. ¡Aunque, por supuesto, ellos en verdad se habían preocupado mucho por Julian!


¡Que no quedara duda de ello!


—¡Aah, cierto! —Will salto fuera de la cama y corrió hacia donde se encontraba su bolsón, hurgo unos segundos en este y luego regreso junto al oji-celeste—. Toma —extendió sus manos, en las cuales reposaba el sobre rosa y con aroma a perfume de mujer que había encontrado en su casillero—. Para ti —sonrió.


—¿Para mí? —Julian alzo una ceja, completamente desconfiado.


—Sep, la dejaron en mi casillero por error.


Los somnolientos y muy celestes ojos de Julian observaron a Will durante eternos segundos. Espero que se tratara de una maldita broma, pero el oji-verde parecía hablar completamente enserio. Observo hacia Eithan, quien los observaba a ambos intercaladamente, con una expresión igual de estúpida que la de William.


«Estos hijos de…». Julian suspiro.


—Les juro que a veces me dan ganas de abrirles las malditas cabeza para quitarme la maldita duda, de una maldita vez, acerca de si tienen cerebro o no —se inclino un poco y con sus puños cerrados, golpeo un par de veces las sienes tanto de Will como de Eith—. Pues huecas no suena… —medito—. Seguro y tienen piedras en vez de cerebro.


Los chicos abrieron la boca y fruncieron el ceño, completamente indignados.


—Como sea —se encogió de hombros—. La carta no es para mí —aseguro—. Es para ti, imbécil.


Los chicos alzaron las cejas con inocente incredulidad.


—¿Para…mi? —susurro viendo el sobre rosa.


Eithan frunció el ceño durante unos escasos segundos, si Julian no lo hubiera estado observando, nunca se hubiera percatado de ello, pues inmediatamente después, el oji-gris mostro una amplia sonrisa.


—¡Ábrela y ve que dice! —dijo alegre, alentándolo—. ¡Maldito suertudo!


Julian observo al oji-esmeralda, luego a Eithan… entonces sonrió internamente, aunque se encontraba un tanto indignado por la situación.


«Este es el momento en el que demuestras cuan celoso te sientes, Eithan idiota». Pensó, pero sabía que algo así no iba a suceder, al menos no aun. A esos dos les faltaba mucho para darse cuenta de lo que sentían por el otro.


Y mientras observaba como Will leía la carta en completo silencio, siendo observado por Eithan, Julian simplemente se fue de lado, ya que se había quedado dormido.


 

Notas finales:

Hasta ahí llego.


Supongo que todos sabes que es la Parálisis del sueño. Aunque creo que no todos conocen que es la Cataplejía: aunque quizá ya tengan una idea después de lo que le sucedió a Julian.


De todos modos, la Cataplejía puede afectar a todo el cuerpo o a regiones específicas del organismo, pero en todos los casos, se caracteriza por la experimentación de una pérdida total de la tensión muscular, por lo que si la persona que la experimenta se encuentra de pie o realizando algún tipo de actividad, se desploma de forma inmediata. Suelen ser breves y duran típicamente entre uno y dos minutos.  La cataplejía se puede manifestar en respuesta a reacciones emocionales bruscas como: sentimiento de enfado, temor, alegría, gozo, o sorpresa. Pero también debido a la ansiedad. Y en casos un poco más graves, suelen durar manos o menos media hora. XD resumí la info lo más que pude. Slsdlfjasñdlk


Ya después explicara el porqué de las nauseas y mareo, y sangrado de nariz. XD.


Si les gusto el capitulo pueden hacérmelo saber por medio de un comentario, es muy importante para mí el saber que opinan, pues los review son una fuente de inspiración hermosa.


Hasta luego.


Sayo.


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