Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un único deseo por Amelia_Badguy

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No había podido evitar escuchar aquella discusión entre su padres, más bien los gritos que había dado su madre cuando su padre le había dicho que había decidido marcharse, haciendo que suspirase sentado en su habitación, mientras movía sus piernas, intentando de aquella manera pensar en otra cosa, aunque sabía bien que no podía pensar en nada más que en la idea de que su padre se marcharía de su hogar.

Si bien él aun era un niño, comprendía aquella libertad que quería su padre, pues él mismo había vivido un año con aquella libertad, aprendiendo nuevas cosas, las cuales nunca habría podido aprender de haberse quedado al lado de su madre. Había aprendido que en verdad era una persona fuerte, había conocido otros planetas, la galaxia, una nueva cultura.

Había aprendido un poco más sobre sí mismo, sobre lo diferente que era y aquello le agradaba, porque si se hubiera quedado simplemente ahí con su madre no hubiera podido aprender nada, no hubiera conocido al señor Piccolo, como lo llamaba en su mente, no habría tenido aquella amistad con él, siendo que con aquella persona realmente había comenzado a valerse por sí mismo, dejando de lado el ser un niño que lloraba por todo, aprendiendo a confiar en las demás personas, en aquellas que eran amigas de su papá.

Podía comprender que su papá no quisiera vivir ahí, es decir, había sabido que su padre había vivido siempre solo, desde que era un pequeño niño, y aun a la edad que aquel pequeño beta tenía, sabía que su madre le pedía demasiado a su padre, más de lo que él realmente podría dar y ella nunca estaría satisfecha, como ocurría con él y sus estudios.

Él siempre se esforzaba en sus estudios, estudiaba día y noche, incluso cuando estaba enfermo estudiaba, porque su madre se lo pedía y, aunque él quería ser un gran investigador, incluso él sabía que aquello era demasiado. Lo había sabido al ver el rostro de Bulma, pues sabía que la mujer era una genio, pero incluso ella se había asustado al ver la cantidad de tarea que su madre le había enviado.

Un fuerte portazo acompañado de un grito de su madre lo sacó de sus pensamientos, haciendo que suspirase. Su padre se había marchado de la casa, nuevamente, pero esta vez él tenía que quedarse ahí, se dijo, no era como antes que el señor Piccolo iría por él, aunque ahora su padre estaba vivo, no era como cuando aquel saiyajin lo había asesinado, pensó.

Suspirando simplemente se recostó en su cama, fingiendo dormir, no quería estar ahí en realidad, pensó en escaparse al día siguiente, a ver como estaba el namekusei, para pasar un rato agradable sin tanto estudio de por medio, pensó, cayendo lentamente en el sueño.

Cuando finalmente había podido huir de su casa un par de horas, habían pasado varios días desde que su padre se había marchado. Sabía bien donde iba, era la montaña Paoz, lo sabía porque su padre siempre solía hablar de aquella montaña, como había crecido ahí cazando las cosas que necesitaba para comer y entrenando ahí, un único ser humano dentro de toda aquella fauna salvaje, pensó mientras volaba, con la ropa de entrenamiento que le había obsequiado el namekusei.

Aunque claro, cuando ya iba llegando a aquella cabaña, sintió como dos poderosos ki chocaban entre si y al mirar un poco más al horizonte pudo verlo claramente, aunque le había costado un poco seguir la velocidad de aquellos dos hombres.

Su padre y Vegeta estaban peleando, pero no era como si estuvieran peleando simplemente, sino que parecían estar entrenando sus habilidades, aunque le había costado lo suyo seguir el ritmo, podía ver como Vegeta realmente se esforzaba en seguir el ritmo de su padre, haciendo que se sorprendiera por aquello, pero finalmente su padre seguía siendo mejor y termino por golpear al saiyajin que cayó pesadamente al suelo, jadeando, enfadado.

— Papá — Le dijo con una sonrisa mientras volaba hacía el alfa, que al verlo le dio una sonrisa radiante, mientras lo abrazaba, acariciando el cabello de su hijo, aunque se notaba que había estado jadeante por el entrenamiento con el otro saiyajin.

— ¡Gohan! ¿cómo estás? — Le preguntó con esa sonrisa boba que tenía mientras abrazaba a su hijo y terminaba por bajar a tierra, donde el omega se levantaba gruñendo, limpiando sangre de su labio, cuando vio a aquel pequeño beta, que lo miró realmente curioso, haciendo que chasqueara su lengua.

— ¿Qué hace tu hijo aquí? — Le preguntó simplemente, mientras miraba a padre e hijo. De un alfa como Kakarotto, lo normal hubiera sido que tuviera un alfa, pero había tenido un beta seguramente por la mujer humana con que había estado.

— Sólo vine a ver a mi papá — El chiquillo le dijo con una sonrisa que únicamente le hizo bufar más, aunque la realidad es que estaba frustrado por haber perdido en aquel entrenamiento, aunque ninguno de los dos comentaba sobre aquellas cosas, ya era usual que el alfa le ganara y aquello dañaba más el orgullo de aquel príncipe.

— ¡Vamos a comer todos juntos! — Como si nada, después de decir eso, el alfa se puso a su hijo en sus hombros como si nada, comenzando a caminar donde tenían la leña para las fogatas. Aquel día temprano había pescado varios peces de gran tamaño, por lo cual podrían comer los tres perfectamente de aquello, pensó el alfa con una gran sonrisa.

Lo que resto de aquella tarde, el pequeño beta, Gohan, pudo ver cómo a pesar de que Vegeta gruñía constantemente y miraba mal las cosas que su padre hacía, el ambiente no era pesado como en su propio hogar ni nada de aquello, porque se veía que de cierta forma aquel par había llegado a tener una convivencia en aquellos días, pues era obvio que vivían juntos en aquella cabaña, aunque el niño no había terminado de entender el por qué de aquello.

Por un momento pensó que aquello le agradaba, pues su padre se veía relajado y reía, contando cómo había comenzado a entrenar con el otro saiyajin, como cazaba en las montañas constantemente y como había mejorado su nivel gracias a su entrenamiento.

En ese momento Gohan comprendió del todo por qué su padre se había terminado por ir de la casa donde habían vivido gran parte de la niñez del niño, que a pesar de ser eso, un simple niño, nunca había visto a su padre tan contento como en aquel momento y aquello le agrado como no tenía idea, pues se veía que su padre al fin disfrutaba de algunas cosas más mundanas.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).