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Un único deseo por Amelia_Badguy

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— ¿Bulma hará una fiesta? — El alfa preguntó a su hijo con cierta curiosidad, mientras comían sentados frente a la fogata donde habían hecho el pescado que estaban degustando en aquel instante, siendo que no pudo evitar tener cierto anhelo por aquella nombrada fiesta, ¿la razón?, pues habría comida, algo diferente al pescado o la carne de dinosaurio que comía a diario desde que había dejado a Chi-Chi y había comenzado a vivir con Vegeta en el que había sido su hogar cuando era pequeño.

— Sí, pronto será su cumpleaños y me pidió que te invitara — Le explicó el pequeño niño que comía su pescado junto su padre, acostumbrado a eso ya. Primero había sido algo duro para el pequeño beta, pero siendo sinceros, había estado sin su padre un año completo, viviendo solo en la selva, bueno, junto con Piccolo a su manera, después había viajado al espacio y después su padre había tardado demasiados meses en volver, por lo cual su ausencia no se había sentido tanto como creía en realidad, pero en realidad le gustaba estar junto con el hombre.

— Vegeta, vamos a la fiesta de Bulma — Con esa boba sonrisa que tenía siempre le habló al omega, que siempre se sentaba en la fogata frente a ellos, casi como para no perturbar lo que hablaba padre e hijo, o más bien como si muchas veces únicamente conviviera con ellos porque no tenía otra opción, lo cual también era cierto de alguna manera, no tenía ninguna otra opción en realidad, más que seguir al lado de aquel idiota, pues vivía en la casa de él, pero además le servía para entrenar.

— ¿Por qué tengo que ir yo a la fiesta de esa mujer? — Aun seguía demasiado molesto por la presencia de esa mujer de cabello celeste, después de todo ella había sido la que había arruinado sus supresores y no había podido recrearlos aunque se llamaba así misma la mujer más inteligente de la Tierra. Si esa era la mujer más inteligente de los terrícolas, no quería imaginar al más idiota.

— ¡Porque en las fiestas de Bulma siempre hay mucha comida deliciosa! — Explicó aquello como si fuera lo más normal que podría decir en realidad, pero era la verdad. La comida de aquellas fiestas era simplemente deliciosa y él sabía perfectamente que Vegeta debía estar aburrido de comer todos los días las mismas cosas. — ¿No quieres comer algo nuevo?.

El omega no pudo evitar gruñir ante aquella pregunta, pues era la verdad. Quería comer algo distinto a la carne de dinosaurio y a la de pescado que comían a diario, aunque había comido cosas mucho peores en los planetas que había conquistado en antaño.

— Bien, iremos a la maldita fiesta, pero si alguno de los insectos que tienes por amigo fastidia demasiado, te advierto que lo mataré — Le gruñó como si nada mientras terminaba el maldito pescado que estaba comiendo.

Desde su último celo su humor no había sido para nada el mejor. Había salido de la habitación del tiempo gruñendo, aunque sabía que ese tonto alfa no tenía la culpa, pues ni siquiera reaccionaba como un alfa saiyajin normal ante un omega en celo, su mente se sentía mucho mejor si lo culpaba únicamente a él, mientras seguían entrenando a diario para poder convertirse en el súper saiyajin.

Debió haber imaginado que el ambiente en aquella fiesta se pondría de cierta forma tenso cuando ellos llegaron como si nada. Había aceptado, de mala gana, usar la técnica de alfa, pero apenas se habían aparecido ahí, había soltado aquella mano que había tomado, mirando a su alrededor a aquellos que eran los amigos de aquel tonto con el cual vivía.

Sus caras de sorpresa habían sido algo épico de ver, después de todo sólo el namekiano y el beta sabían que él estaba aun en la Tierra viviendo junto con el alfa, el cual les sonrió a todos como si nada ocurriera, como si aquella humana, la que había sido la esposa del alfa, no estuviera ahí mismo mirando con aquel rostro lleno de enfado.

— Hola todos, ha pasado mucho tiempo — El alfa sonrió como si nada, dando aquella sonrisa tan boba que poseía, esa sonrisa que hacía siempre confiar a sus amigos que todo estaría bien, que nada podría salir mal.

El omega pudo ver que gracias a aquella sonrisa el ambiente se relajaba bastante, claro que aun estaba el problema de que la ex esposa del alfa lo miraba como si quisiera arrancarle la cabeza, aunque la verdad es que a él no le importó en lo más mínimo, sólo fue al jardín donde se veía toda aquella comida, para ver que podría comer —algo que no fuera ni pescado ni carne de un maldito dinosaurio—.

— No pensé que ese sujeto siguiera en la Tierra — El alfa, mientras comía de su tazón de arroz con curry miró en dirección de su mejor amigo, Krillin, aquel que era su amigo desde que ambos eran apenas unos niños en realidad.

— Vivimos juntos en la montaña Paoz — Comentó como si nada mientras seguía comiendo, disfrutando de aquella comida, era realmente lo mejor que podía pedir en ese momento, aunque la mirada de Chi-Chi sobre él y sus murmullos lo tenían algo nervioso, pero se veía que la mujer no quería causar alboroto simplemente porque era la fiesta de Bulma.

— ¿Cómo? ¿No vives con Chi-Chi? — Yamcha miró sorprendido al saiyajin que seguía comiendo como si nada, demasiado tranquilo en realidad, siendo que Krillin y él comenzaron a reírse con suavidad. — ¿Al fin se aburrió de que nunca trabajaras?

— No es eso, yo no quería seguir más ahí — Comentó como si nada Goku, observando cómo sus amigos de verdad lo miraban incrédulos por aquello, porque había tomado una decisión así.

— Goku — Los chicos en la mesa miraron curiosos a Bulma, que llevaba ahora su cabello liso, hasta los hombros, siendo que la mujer lo miraba con curiosidad. Desde que Vegeta se había ido de su casa hace meses, que no veía al pelinegro que se veía bastante feliz comiendo.

Ella sabía bien que su mejor amigo se había separado de la mujer a la cual le había prometido matrimonio hace tantos años por error, lo cual la había sorprendido realmente, pero no había dicho nada, después de todo Chi-Chi había querido guardarse aquello como si fuera un gran secreto, como si la fueran a mirar mal o algo así por aquello. Es verdad que la morena era más joven que ella, pero a veces se comportaba más conservadora que su propia madre.

— Hola Bulma, gracias por invitarnos a tu fiesta — Le dijo con la boca llena de comida para tragar luego, dando una sonrisa a la mujer de cabello celestre, que lo miraba como siempre, con ese cariño que la mujer le tenía.

— No es nada, se ve que hace tiempo que no comes arroz y aquellas cosas, ¿necesitas alguna cosa? — Le preguntó con curiosidad, no podía evitar preocuparse por ese hombre, lo había conocido cuando era apenas un niño que vivía solo porque había perdido a su abuelo y no conocía tecnología alguna.

Le preguntaba si necesitaba algo, pues era obvio el desgaste de la ropa de aquellos dos hombres, es decir, se veía que la camiseta que llevaba Vegeta puesta era de Goku, seguramente se lo había puesto a regañadientes, porque no debía tener más ropa, es decir había llegado a la Tierra con lo puesto y nada más, además que también era bastante probable que Goku no tuviera más, pues había dejado a su esposa.

— ¿Podemos llevar comida? — Le dijo con una sonrisa boba haciendo que Bulma suspirara, así era su amigo, debió imaginar que sería lo primero que le pediría, pero bueno, podría darle ropa y comida, se dijo riendo quedo.

Podía ver como el alfa estaba rodeado de sus amigos, pero en verdad no le importaba demasiado, él únicamente se había sentado apoyado en un árbol, comiendo lo que había pedido, disfrutando de aquello simplemente. Debía admitir que la comida humana era bastante deliciosa en realidad, por lo cual simplemente estaba ahí, viendo como habían más personas que parecían ser amigos del alfa.

No menciono nada, después de todo no era su asunto, pero la presencia de la ex mujer de aquel idiota aun lo tenía un poco alerta, haciendo que se molestara, pues sabía perfectamente bien por qué era aquello.

Su instinto omega quería ganar, era su instinto quién le gritaba que ese alfa debía ser suyo, que el idiota debía morderlo y reclamarlo, así esa mujer perdería completamente cualquier oportunidad.

Odiaba aquello, después de todo cada vez iba bajando más su guardia frente a aquel idiota, durmiendo en la misma casa, conviviendo la mayor parte del tiempo juntos, comiendo juntos, entrenando, se estaba acostumbrando demasiado a él, siendo que sabía perfectamente que no podía hacer eso, que no debía acostumbrarse a aquello, a aquel ambiente familiar, pero lo estaba haciendo.

Nunca había tenido un ambiente así en realidad, por lo cual aquello era demasiado extraño, pero no presto más atención y únicamente siguió comiendo, viendo como los amigos del alfa simplemente se empezaban a emborrachar de manera lenta, por el alcohol que había, después de todo era una fiesta y eso era normal.

— ¿Cómo rayos es que terminaste ebrio? — No pudo evitar gruñirle, él únicamente había estado comiendo y cuando vio, el idiota de Kakarotto ya reía ebrio, según había podido entenderle a la mujer vulgar, el idiota había terminado por comer comida hecha a base de alcohol, lo cual había logrado que el alfa terminara ebrio riéndose.

Ahora el omega volaba en dirección a la casa en la montaña Paoz, con el alfa en su espalda, con la cabeza metida en su cuello, riendo realmente bobo por lo que había bebido sin siquiera notarlo, después de todo estaba mezclado con la comida.

— Vegetaaaa... hueles bien — Era lo único que aquel idiota le decía mientras olfateaba su cuello, haciendo que gruñera con fuerza, mientras volaba en dirección a la maldita montaña, al menos aquella mujer vulgar le había dado una caja con capsulas, le había dicho que tenían comida ahí, además de ropa, algo que agradecía, pues odiaba tener que usar la ropa que era del alfa, aquel que en algún punto del viaje se había dormido, babeando su hombro.

Para cuando llegó a la casa simplemente entró, conocía la casa de memoria, por lo cual no necesitaba mucho la luz, siendo que únicamente suspiró, tendiendo a aquel idiota en la cama, aunque no pudo evitar observarlo, gracias a la luz de las estrellas que iluminaba la noche, después de todo ese planeta no tenía Luna alguna.

Pudo ver la silueta del rostro del alfa, su perfil, siendo que con cuidado paso sus dedos por uno de los pómulos de Kakarotto, para luego levantarse bufando. Debía comportarse, no podía seguir de esa forma, como un simple omega, cosa que él nunca sería, pues él era un príncipe. 


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