No había pensado que acabaría en esa situación para ser sincera. Todo el día lo había pasado con su hijo comprando ingredientes para la cena, además de ver escuelas en la ciudad cercana a ellos, para que pudiera tener una buena educación, siendo que lo que menos esperaba al llegar a su hogar era encontrar a su marido, porque ese hombre seguía siendo su marido después de todo, preguntando por la educación del niño y por como estaba.
Debía admitir que los últimos meses habían sido un horror para ella, comprender que era lo que había fallado, para que ese hombre se fuera así como se fue, donde simplemente le dijo que no quería vivir más en su hogar, en ese que se había esforzado tanto para construir.
— Gohan, despídete de papá y ve a acostarte — Le dijo como si nada, mientras bebía un poco de té, los había visto como jugaban algo bastante bruto para su gusto, pero los dos asintieron y el niño se despidió de su padre para irse a su habitación, haciendo que ella suspirara.
— Bueno, Chi-Chi, yo también ya debo irme, es bastante tarde — Le comentó el saiyajin mientras veía por la ventana que ya estaba obscurecido. Seguramente Vegeta lo regañaría, pensó, por tardarse tanto con un pescado le dijo su mente, pero bueno, inventaría alguna excusa, le dijo su mente, no quería ver al omega enfadado, aunque la verdad quizás ni siquiera había notado todo lo que había tardado.
— Goku, creo que deberíamos hablar — Habían pasado más de siete meses desde que Goku se había marchado de la casa en realidad, había retrasado esa conversación demasiado, se dijo, siendo que únicamente miró a aquel hombre que puso cara de confusión al ver que ella quería hablar — Quiero saber por qué te fuiste.
— Oh, vamos, Chi-Chi, ya te dije porque me marché, yo no estoy hecho para la vida que tú quieres y si acepte casarme contigo, fue por la promesa que te hice cuando éramos niños — Esas palabras la afectaron en realidad, siendo que se dio cuenta que en realidad ese hombre nunca se había enamorado de ella, quizás la estimaba, únicamente eso, pero llegar al amor nunca realmente.
— Pero te adaptas bien a Vegeta — En la fiesta los había visto juntos, había visto como aquel asesino, porque no había otra forma de decirle a ese hombre en su mente, después de todo cuando había llegado a la Tierra había destruido muchas vidas, incluida la de ella, claro que en ese momento no había sido obvio. En su mente aun estaba el recuerdo de como su marido se había dejado cargar como si nada por el más pequeño, mientras le decía algo sobre que olía bien, lo había alcanzado a escuchar, aunque había querido fingir que no.
— Ese es distinto, Chi-Chi... con Vegeta somos de la misma raza — Le comentó como si fuera lo más obvio todo eso, ellos eran del mismo planeta, tenían los mismos instintos, lo único que los dividía es que él era un alfa y Vegeta un omega. — A los dos nos gusta pelear y no tenemos problemas viviendo juntos, ambos cazamos nuestras comida y entrenamos juntos, no tenemos problemas.
— ¿Te gusta ese hombre? — Le cuestionó, esperaba cualquier clase de respuesta ya, siendo que miró a aquel hombre con el cual había compartido casi diez años de su vida, peor que había amado durante más tiempo en realidad, esperando que él volviera a cumplir su promesa hasta que ella tuvo que salir a buscarlo para que la cumpliera de una vez por todas.
— ¿De qué está hablando, Chi-Chi? Bueno, sí, me agrada Vegeta, puedo entrenar con él siempre, además de que cocina bien, aunque siempre me regaña por no llegar a tiempo con el pescado, además huele bien... — Lo último lo dijo sin pensar mientras pasaba una mano por su nuca, despeinando así un poco más su cabello, mirando a la mujer, que de pronto pareció demasiado afectada por algo que él había dicho, pero la verdad es que no podía entender que era lo malo que había dicho.
— Vete ya, Goku, ese hombre debe estar esperando por ti — Le dijo como si nada, evitando ponerse a llorar en ese momento. En ese instante, lo que él le había dicho, le bastaba a ella para saber que él sí sentía más por ese hombre.
— Ah, sí, nos vemos, Chi-Chi, gracias por la comida — Le dijo con esa sonrisa boba que siempre tenía, esa sonrisa donde no notaba las cosas que decía ni que podía herir a los demás realmente.
Sinceramente haber crecido en la montaña había hecho que Goku no comprendiera del todo las emociones humanas, además del hecho de no notar cuando hería a los demás.
—
Se teletransportó afuera de la casa que compartía con el omega, viendo como las luces estaban apagadas, se sorprendió por eso, seguramente Vegeta estaría durmiendo, le dijo su mente, para entrar como si nada, pudiendo ver por las luces de las estrellas, que hacían que la noche no estuviera tan obscura, como el omega estaba recostado en la cama, con una respiración pausada, como si estuviera durmiendo.
No quiso despertarlo, por lo cual lentamente se comenzó a sacar su ropa, para dejarla ordenada en una silla. Vegeta le había dado demasiados regaños, hasta que había comenzado a dejar su ropa doblada en la silla, pensó, mientras se sacaba las botas, para dejarlas a un lado de la silla, quedando así en ropa interior y camiseta.
Estiró su espalda, comenzando a buscar su almohada y su manta para dormir en el suelo, pero simplemente no podía encontrarla, por lo cual suspiró, quizás sí debería despertar a Vegeta para preguntarle, porque dormir con él no era una opción, la última vez Vegeta se había enfadado demasiado.
— Vegeta... — Murmuró con suavidad, mientras movía con suavidad al omega que estaba en la cama, hasta que sintió el gruñido que él le daba.
— ¿Qué mierda quieres, Kakarotto? — Le gruñó, estaba molesto, el idiota se había largado con aquella mujer, siendo que había pensado que de verdad no volvería en lo que restaba de noche.
— ¿Dónde está mi almohada y mi manta? — Le preguntó como si nada, haciendo que el omega bufara con fuerza.
— Como pensé que dormirías donde tu esposa, las estoy usando, no molestes — Le dijo como si nada, mientras se arropaba más en la cama, sintiendo la mirada de ese alfa en él, que parecía sorprendido por su respuesta.
— Vegeta... ¿estás celoso? — Sabía cómo actuaban las personas cuando estaban celosas, había visto a Bulma actuar así muchas veces con Yamcha, por lo cual asociaba ese comportamiento con los celos, aunque no entendía del todo por qué las personas reaccionaban así.
— Cállate y duérmete de una maldita vez, idiota — Lo siguiente que el alfa supo, fue como la almohada le terminaba con fuerza en la cara y además de una manta, haciendo que se quedara sentado en el suelo completamente confundido, había sido un día realmente extraño y aún no sabía que era procrear.