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Colisión Dimensional por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda, espero se logre entender y bueno si algo no se entendió cualaquier cosa me escriben y se los aclaro, saludos

 

CAPÍTULO II

 

Aioria sintió su cara chocar de golpe contra el suelo, al igual que el resto de su cuerpo y aun con ese dolor y dificultad apoyó sus manos contra el piso buscando incorporarse, con su vista nublada logró divisar a su compañero que al parecer se encontraba en las mismas condiciones, notó el lugar en donde estaban, parecía una especie de pasillo cubierto de piedra clara desde el piso hasta el techo, un par de antorchas alumbraban las paredes y daban luz a su alrededor.

— ¡Que fue lo que acaba de ocurrir! — el castaño luego de su shock inicial exigió respuestas y aquella manera al parecer no fue bien recibida.

— ¿Crees que lo sé? ¡Si no te diste cuenta esa cosa intentó llevarme! — Y Saga tampoco guardó su compostura, aun sentía la mano de aquel monstruo aprisionando su cuerpo alterando aún más sus nervios, no podía responder calmadamente a un chico que además le gritaba exigiendo respuesta.

— Si, si lo ví pero de seguro debes tener alguna idea de porque lo hizo, no creo que un ser capaz de hacer eso te haya querido sólo porque sí — El león se levantó del suelo mirando mordazmente al caballero de géminis que le respondía con una iracunda mirada.

— Si supiese algo, no estaría aquí sin saber dónde estoy— respondió levantándose del suelo también—  Además… ¿Por qué me seguías hasta la playa? — la mirada del de caballeros añil se agudizó observando de forma increpadora al chico junto a él.

—  Quería descubrir que escondías, y al parecer no me equivocaba acerca de que estabas metido en algo extraño — El león ni si quiera se avergonzó al responder, seguía con su cuerpo tenso esperando cualquier cosa que viniese del otro y atento a cualquier movimiento.

— ¿Esconder algo? ¿A qué te refieres? — Saga mantuvo la misma posición tensa mirando al otro santo que a pesar de haberlo visto en tan sólo tres ocasiones se estaba tornando en alguien desagradable para él.

— Me refiero a que nunca estás en tu templo, no hay información de ti, el patriarca guardó incluso tu nombre con recelo y ahora ocurre esto, créeme que, si eres una especie de traidor, yo me encargaré ahora mismo de ti — el cosmos de Aioria comenzó a vibrar por su piel preparándose para la batalla.

— Eso es algo que no puedo decir — respondió el geminiano manteniéndose estoico.

— ¿Qué eres? ¿Quién eres? ¿Qué es lo que corre por tus venas? ¿Cuáles son tus orígenes? — Aioria seguía molesto, mostrando ferocidad y sin intención de cambiar de parecer, si tenía que utilizar la violencia para obtener información lo haría — ¡Dilo! —.

— ¡Esta bien, sólo si con eso dejas de hacer esta estupidez! Pero deberás prometer no decir nada de esto a nadie — El león pareció calmarse a los ojos de Saga, su postura de relajo, sus hombros cayeron, y sus manos que estaban en puños se abrieron tomándolo como un pase — Promételo —  exigió una vez más.

— Prometo que lo que me digas ahora no se lo diré a nadie más— respondió con su puño derecho sobre el corazón.

— Soy Saga, hijo de Aglaópe. —  Fueron sus primeras palabras mientras se sentaba en el suelo del pasillo apoyando su espalda contra la pared— La última sirena con vida, es un tema complicado que una criatura como mi madre se mantenga con vida, así que hemos permanecido escondidos mucho tiempo, hasta que el patriarca dio con nosotros y bueno terminé como el nuevo caballero de géminis— terminó de relatar.

— Es… sorprendente, todos los demás caballeros llevamos algo de una criatura, pero tú, tú eres un descendiente directo, pero ¿Por qué huías todos los días? — preguntó Aioria aun buscando información que deseaba conocer.

— Porque… nunca he socializado con humanos, cuando toco agua mi cuerpo se adapta y puedo respirar bajo el mar y ahí es donde he vivido todo este tiempo, es difícil acostumbrarse, más aún vivir en tierra, el aire se me hace seco, no puedo moverme como yo quisiera y nunca he socializado con nadie, fuera del patriarca eres la segunda persona con la que he hablado— El castaño en aquel momento quiso golpear su cabeza fuerte contra la pared, todas las ideas que tenía sobre el otro habían sido erróneas tal como los demás se lo dijeron y que había juzgado a alguien sin siquiera conocerlo.

— Creo… que te debo una disculpa, actué mal sólo por capricho— Al final el castaño terminó agachando su cabeza avergonzado por cómo se había comportado y por la forma en que había tratado anteriormente a Saga.

— Está bien, al menos gracias a esa forma paranoica de actuar tuya me has ayudado — El león al levantar su cabeza pudo ver algo maravilloso, algo que lo hizo tragar saliva pesadamente, vio la sonrisa en el rostro de Saga, unos blancos dientes saludándolo y los ojos cerrados, algo que le quedaba mejor que aquel rostro serio y enojado con el cual se había encontrado hace unos momentos.

— Será mejor que empecemos a movernos o…— El sonido de unos pasos se escucharon a lo lejos, como el metal chocando contra la pieza, ambos chicos se levantaron en pocos segundos y sabiendo que correr tal vez ya no era una opción se prepararon ambos para luchar con un asentimiento de cabeza, ambos manteniendo poses de pelea y dejando salir su cosmos.

— ¡Que creen que hacen, dejen de hacer eso o nos pondrán al descubierto! — una voz grave y poderosa fue la que habló dejando un tanto sorprendidos a ambos chicos, un sorprendido que mutó a confusos y al borde de un colapso cuando aparecieron tres figuras frente a ellos.

Tres hombres portando una armadura dorada, dos de cabellos castaño ojos verdes y otro de cabello rubio y ojos celestes, pero todos llevaban algo en común, algo que los unía con el otro chico castaño de ese lugar, una armadura color oro perteneciente a la constelación de leo y un parecido muy notorio entre ellos. El hombre de la derecha lucía mayor que los otros dos, el que estaba en el medio se diferenciaba claramente por su cabello rubio, barba y aquel adorno metálico sobre su labio y el de la izquierda se veía como su fuese él pero bordeando los veinticinco años.

— ¿Realmente alguien podría decirme que está ocurriendo aquí? — Saga fue el que rompió la atmosfera de eternas miradas entre los recién llegados y Aioria.

— Sí, lo que deseen, pero debemos seguir avanzando o él podría encontrarnos. — el rubio fue el que tomó la palabra y sin dar tiempo a reproches comenzaron a caminar por el pasillo con prisa sin saber realmente a hacia donde se dirigían.

— ¿A qué te refieres con “él”? ¿Quién es él? — preguntó Saga después de unos momentos de silencio.

— “Él” es Cronos, el titán del tiempo, de seguro ya se toparon con él si se encuentran ahora en este lugar. Nosotros estamos aquí por las mismas razones, pero no sabemos que trama este Cronos, ni cuál es su verdadero plan. —Esta vez fue turno del castaño mayor en hablar, dejando en claro que aquel ser era un peligro y dejando ver que estaban siendo parte de un embrollo más complejo de lo que se veía a simple vista.

— Yo ya tenía suficiente preocupándome por el de mi dimensión como para tener que preocuparme por otro— reclamó uno de los castaños.

— Creo que todos tenemos alguna relación con Cronos.—  menciono nuevamente el santo rubio—  Yo, al menos de una forma más indirecta, un día apareció el Saga perteneciente a otra dimensión en mi templo, él luchó contra el dios del tiempo y de alguna manera terminó siendo lanzado hasta mi dimensión, y bueno hoy mientras estábamos en mi templo aquella cosa intentó llevárselo, alcancé a adentrarme en el portal, pero no alcancé a rescatarlo— su voz se escuchaba dolida, sus puños cerrados fuertemente y el rechinar de sus dientes era una clara señal de lo enojado que estaba al recordarlo.

— Bueno, soy Aioria, y mi situación con el titán es algo difícil de explicar, pero terminé aquí por lo mismo que él. En mi dimensión estoy atrapado en una especie de bucle de tiempo. — el joven león castaño tomó la palabra cuando el rubio finalizó— En mi dimensión hay una profecía en donde sólo el caballero de géminis y leo pueden derrotar al titán del tiempo que está aprisionado en las profundidades del tártaro y evitar la destrucción de la tierra, pero cada vez que eso ocurre Saga termina muerto y yo haciendo un trato con Cronos para comenzar todo nuevamente sin que nadie a aparte de los que hicieron el contrato recuerden lo que ha ocurrido. He estado siglos haciendo lo mismo, pero… no pararé hasta lograr mi cometido— el silencio se tomó la estancia, dejando sólo el sonido de los pasos contra la piedra.

—  Eso debe ser horrible, Aioria — La mano de Saga se posó sobre el hombro del león, logrando que este dejara aquella opaca mirada. — Mi yo de esa dimensión es afortunado por tener un compañero como tú. —   

— Gracias, aunque no seas él, tus palabras significan mucho para mí— le respondió dedicándole una sonrisa la cual Saga devolvió, cosa que no puso feliz al menor de los leones.

— Yo también soy Aioria y al parecer el mayor de todos aquí— comentó alivianando el tenso aire que se había formado — en mi dimensión los doce santos nos enfrentamos al dios del tiempo cuando atacó el santuario, Saga fue quien logró vencerlo, pero cuando lo vi nuevamente era apenas un niño de 1 o 2 años, y debido a una seguidilla de situaciones terminé siendo su padre y esa cosa hoy en la mañana mientras desayunábamos lo aprisionó y alcancé a meterme al portal antes que se cerrara. —

Aioria creía que en cualquier momento su cabeza comenzaría a desmoronarse en pedazos, aquellos tres hombres eran él, pero de otras dimensiones y no sólo eso, si no que todos tenían algo en común al igual que él que estaba en ese lugar, aquel enemigo en común llamado Cronos y alguna relación muy cercana con el caballero de géminis, todos recordándolo con cariño y siendo capaces de arriesgar su vida por él.

— ¿Cómo fue que ustedes terminaron aquí? — preguntó el leonino mayor.

— En nuestra dimensión, los caballeros dorados somos elegidos por nuestra sangre, todos deben poseer sangre de alguna criatura del mito, por ejemplo yo poseo del león de Nemea— Aioria fue quien había tomado la palabra, ya que tenía un poco más de conciencia de cómo se había dado la situación— Pero esta vez apareció un nuevo caballero de géminis cosa que no ocurría hace siglos y debido a que no sabíamos nada de él yo lo seguí y aquel monstruo intentó llevarse a Saga y ambos terminamos aquí. —

— Vaya, eso es algo interesante, sangre de una criatura— el Aioria rubio le llamó la atención aquella situación especial para los caballeros— y la tuya, Saga ¿De quién es? —

— De sirena…— respondió logrando que los tres mayores levantaran una de sus cejas—dejando eso de lado ¿Saben dónde nos encontramos? — Saga tenía más curiosidad de lo habitual, aun sabiendo en la situación en la que se encontraban le causaba extrañeza todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor; viajes entre dimensiones, un mismo enemigo, realmente se le hacía algo raro, pero de cierta forma le causaba emoción, una sensación extraña dado a que él sólo conocía el mar y las costas, pero pasar a vivir todo aquello en tan sólo unos meses fuera del agua era increíble y hasta difícil de procesar.

— Creemos que puede ser un templo de algún dios, los tres aparecimos en lugares diferentes al igual que ustedes y nos encontramos en el camino de este enorme pasillo, hemos caminado por horas sin encontrar puertas o alguna salida— En ese momento Saga detuvo su caminar llamando la atención de los cuatro hombres que lo miraron con la misma expresión, logrando que riera sin poder controlarlo.

— Lo siento es, que los cuatro me miraron de la misma manera— se excusó mientras seguía riendo.

— Me trae muchos recuerdos verte riendo así, recuerdo a mi saga cuando era más joven— el castaño de mayor edad se acercó al menor y acarició la coronilla de su cabeza con delicadeza provocando un notorio sonrojo en él.

— ¡Ey! Quita tus manos del menor, mal padre— replicó el rubio bromeando — Ese no es el que te pertenece—

— ¿Por qué mal padre? — Preguntó el menor de los cuatro Aiorias.

— Porque los patrones al parecer se repiten a través de nuestras dimensiones y los gustos también, he de imaginar— Respondió el Aioria de la dimensión del bucle de tiempo, obteniendo una cara de confusión y pregunta en ambos jóvenes.

— Olviden lo que él les dijo— el león mayor miró con severidad al que recién había hablado obteniendo un resoplido por respuesta para después ignorarlo y seguir con sus palabras. — ¿Qué era lo que ibas a decir Saga? —

— Creo que estamos en una especie de deformación del espacio, si alguien camina solo y nosotros nos detenemos terminará encontrándonos en el mismo lugar, pero quizás sólo se aplica al espacio en donde estamos, osea, este pasillo, creo que deberíamos intentar romper un lado de la pared y podremos salir de aquí— cuando terminó de hablar, los otros cuatro hombres no alcanzaron ni a protestar cuando Saga ya estaba elevando sus cosmos y concentrando su fuerza en un poderoso golpe que volvió añicos la pared.

Al caer los últimos pedazos de escombros al piso y el polvo se disipó el caballero de géminis pudo notar todo con claridad y corroborar lo que había pensado, el pasillo en el que estaban no era más que uno de los cuatros anillos que orbitaban en el aire, todo a su alrededor se veía como cuando Cronos lo capturó, lleno de diferentes colores y luces, algo increíble y que sus ojos jamás había visto y al centro, rodeado por esos extraños anillos ahuecados como en el que él se encontraba un enorme templo de color blanco flotando en el aire. 

 

 


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