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No te conozco pero te amo por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste

“Señor Shimura” Madara le entregó su dinero del día al viejo, temeroso. Apenas y cubría la cuota. Se había sentido muy mal últimamente, con escalofríos y otros síntomas de la fiebre. Además de que su estómago no estaba muy bien. Esperaba que no fuera nada grave… o que al menos no lo incapacitara lo suficiente para salir en uno de esos videos prono que tan mal dejaba a sus compañeros.

“Apenas es suficiente” comentó el viejo, dándole una mueca de desagrado. “Por hoy estás a salvo, pero a partir de mañana el monto mínimo será incrementado” contó el dinero billete por billete. “Más te vale ponerle un poco más de empeño al trabajo mañana. Mis caramelitos tienen que adorar su trabajo” le levantó la cara “Adoras tu trabajo, ¿no?”

“Sí, señor” asintió él, con lágrimas saliéndole de los ojos. No quería ser el blanco de cualquier cosa que Danzo pudiera hacerle, ya tenía suficiente con venderse en los callejones de la ciudad a la que lo había traído como una mercancía.

“Me alegra… pequeño” lo soltó, sabiendo que todavía era sumiso y satisfecho por eso. “Ahora ve al cuarto con los demás. No te atrevas a salir hasta que yo lo autorice.”

“Sí, señor” el pelinegro salió rápidamente de su campo de visión, huyendo de su brutal amo. Fue directo al cuarto donde los demás se preparaban para la corta siesta que les permitían tomar antes de volver a trabajar doce horas seguidas. Algunos incluso se inyectaban, una cosa que le encantaría. Ojalá tuviera dinero suficiente para pagar una dosis en ese momento. De repente Setsuna lo sacó de sus pensamientos.

“Aquí hay un lugar” agitó la mano, señalando en seguida al colchón que estaba a su costado. Era viejo y delgado, más debía ser mejor que dormir en el suelo frío. “Más te vale venir de una buena vez.”

“Gracias por guardarme el sitio” el joven se echó en el lugar, tapándose con la raída manta que le habían proporcionado hace muchísimo tiempo la primera vez que llegó a ese lugar. Estaba a punto de echarse a dormir, pero los cuchicheos no se lo permitían. “¿Qué se supone que están murmurando?”

“¿Qué no te han contado?” Setsuna susurró, manteniendo la voz lo más bajo que podía para no dejar que los guardias al otro lado de la puerta lo escucharan. “El director porno de confianza de Danzo fue arrestado, Hikaku se salvó.”

“¿Qué?” Madara tuvo problemas para mantener la voz baja, pero se las arregló. Que alguien hubiera sobrevivido más de cuatro películas de ese tipo era un auténtico milagro, algo a lo que los demás se aferraban para conservar la esperanza de que algún día podrían ser liberados de esa horrible pesadilla.

“En serio, Hikaku está vivo. Hemos tardado en enterarnos porque los guardias no querían que lo supiéramos… pero es verdad” una sonrisa, cosa que era muy escasa en ese lugar, apareció en la cara del otro rumano. “Lo malo es que Danzo está furioso. Poco después de la liberación de Hikaku uno de sus almacenes fue encontrado y desmantelado por la policía. Esto lo puso de malas. Aparte de que” se acercó más para impedir que otros escucharan. “un pajarito me dijo que ha perdido dos lotes importantes.”

“¿Lotes Importantes?” eso quería decir una de tres cosas. O eran chicos vírgenes, o eran muy exóticos o ambas. A lo mejor eran las dos cosas, no les incrementaría la cuota diaria si fueran tan fáciles de reemplazar.

“Si, iban a ser presentados en la subasta en París del mes próximo, pero dado que se desvanecieron de la faz de la Tierra se ha quedado sin cosas que venderles a esos peces gordos pervertidos” Setsuna se rio lo más alto que le permitían los guardias. “Sabes lo cotizados que son esos lotes exóticos.”

“¿De verdad?” se movió y cerró los ojos cuando vio las puertas abrirse. Uno de los gorilas de Danzo les lanzó una mirada furibunda, tratando de descubrir cuál de todos estaba hablando. Como no fue capaz se retiró, haciendo como si no hubiera escuchado nada. Ahora que todos se habían quedado callados sí podría dormir… soñar quizás no, pero… un momento, sí estaba soñando… con ese joven tan amable que le había regalado un fajo de billetes con sólo unos minutos de conocerse. Que lo tomaba en brazos y lo sacaba de ahí… Tal vez él…

“¡Arriba, putas! ¡Es hora de otro de sus turnos!” les gritó uno de los esbirros del halcón de la guerra, golpeando una barra de metal contra una tubería para despertarlos totalmente. “¡Más les vale cumplir con la cuota hoy!”

“Sí, señor” Madara recibió la ajustada ropa que le entregaron y se cambió ante la atenta mirada de esos malnacidos. Algunos de sus compañeros se taparon un poco, sintiendo pudor. Otros eran demasiado viejos en ese negocio como para sentir vergüenza por cambiarse delante de otros. “¿Dónde nos toca ahora?”

“En la misma zona de siempre” el otro pelinegro suspiró, cerrándose el cierre del vestido que le obligaron a lucir ese día y poniéndose los incomodos zapatos de tacón. Todos avanzaron en tropel hacia las calles, parando coches, ofreciendo sus servicios… un día repugnantemente normal en sus vidas. “Setsuna… ¿nunca has pensado en lo que estarías haciendo si no te hubieran secuestrado?”

“Todo el tiempo”

“¿Y en lo que estará haciendo Hikaku ahora que ha recuperado su libertad?” preguntó genuinamente interesado. “¿Estará haciendo todo lo que quería?”

“Creo que primero le tocará sanar… pero sí. Al final hará todo lo que quería. Se graduará y tendrá una mejor vida muy lejos de aquí” o al menos eso era lo que esperaba el mayor como amigo del liberado. “¿Por qué preguntas?”

“Es sólo que… quiero saber”

“Mira, es bueno mantener las esperanzas, pero… al final ellas sólo te van a hacer daño. Mantenlas bajas, es el único concejo que te puedo dar” se acercó a otro coche para llamar la atención del conductor. Luego se subió al auto para tener relaciones con ese hombre horrible en otro lado.

“Como digas” después de un larguísimo día fue hora de ir de nuevo a la bodega. Todos entregaron sus cuotas, que por suerte estaban completas, y se fueron directos al baño para hacer cola. Madara, que tenía un poco de dinero extra, fue a comprar su dosis. La necesitaba, ya no aguataba más. En el camino se encontró con que Danzo tenía una visita. Decidió esperar a que se desocupara, escuchando algo que no debía.

“Ese hermano tuyo se ha vuelto una molestia bien grande” el Shimura y un joven de cabello corto castaño con una cicatriz en la cara conversaban sosteniendo vasos de whisky en las manos. Debía ser un licor muy caro, pagado con todo el dinero que la explotación les podía proveer a esos dos.

“Para mí también, no lo dudes” coincidió el invitado, revolviendo el licor en su mano. “Simplemente no puedo entenderlo. Se convirtió en fiscal de buenas a primeras y no se deja sobornar por nadie… ¡es incorruptible!” chaqueó la lengua con desaprobación. “Uno pensaría que no es siquiera pariente mío.”

“Claro que no, a ti no te importa lo que le pase a nadie que no seas tú… ni a tu padre” el Shimura se acercó un poco. “¿Has podido sonsacarle…?”

“No tiene ni idea de dónde están” Kawarama movió la mano como espantando a una mosca molesta. “He intentado usar todos los trucos posibles, incluso a mi madre, y no lo ha dicho. Además hablamos cara a cara… no sabe nada.”

“¿De verdad?”

“Sí, lo que me lleva a pensar que Protección a Testigos se ha hecho cargo de mis queridos hermanos” el castaño claro tomó otro sorbo de licor. “Eso hace que sean mucho más difíciles de encontrar” dejó el vaso vacío delante de él en la mesa. “Tiene que darme más tiempo. Sé que ya he pedido mucho, pero…”

“Te lo concederé” Danzo recostó en su respaldar. “Tú y tu padre se han convertido en unos socios demasiado importantes como para desecharlos sólo por esa pequeña deuda que ya casi han terminado de pagar” entonces se acercó. “Pero no me vayan a fallar”

“Shimura-sama…”

“Tú entre todas las personas deberías saber que no hay nadie imprescindible en esta vida. Mi negocio puede seguir adelante sin su ayuda. Me daría mucha pena, pero” clavó sus ojos en él con mucha frialdad. “nuestra relación laboral terminará de una manera muy mala si no me tienen esas dos mercancías para final de mes” le sirvió otro vaso que de seguro el otro no querría beber. “Oh, y Hashirama debe ser eliminado.”

“Cla… claro” tembló, colocando su mano alrededor del vaso para disimular el temblor que lo dominaba en ese momento. “Será una piedra menos en nuestro zapato”

“Así me gusta” chocó vasos con el más joven a pesar de que este no parecía muy dispuesto a devolverle el gesto. “Espero realmente que nos queden años de fructífera y amistosa relación laboral, Kawarama”

“Eso sin duda”

“¿Qué?” Madara eligió ese momento para desaparecer. Esas últimas palabras lo habían afectado más que las drogas que usualmente le daban para mantenerlo sumiso. Hashirama… conocía ese nombre. Era el chico que lo había ayudado aquella vez. El de la cafetería, los panqueques y los arándanos. La única persona que había sido amable con él desde que llegó a ese maldito país donde lo que todos querían era abusarlo. Y estaba luchando… estaba luchando… ¿por él? ¿De verdad alguien podía estar luchando por él? ¿O por personas que pasaban por lo mismo que él? ¿Había servido de algo su vida y su encuentro con ese chico en la calle?

“Madara, ya es tu turno en el baño” Setsuna le dijo cuando salió de ahí. No estaba muy fresco, ni siquiera limpio. Con todo el óxido que corría por las tuberías era imposible mantenerse limpio en ese lugar. “¿Qué pasa?”

“¿Recuerdas que me dijiste que tuviera pocas esperanzas?”

“¿Sí?”

“Pues no quiero” el menor apretó las manos. “Les he permitido a esos bastardos quitarme muchísimas cosas, no voy a dejar que me quiten mis esperanzas también. No ahora que sé que… que…”

“¿Qué?” el otro rumano parecía muy interesado. “¿Qué pasa, Madara?”

“Sólo me niego a que me roben algo más” y cerró la puerta del baño.

-En la comisaría-

“Así que te marchas” Hashirama estaba hablando con Sasuke mientras entraba tras su descanso para almorzar. El médico lo seguía. Había pedido permiso en el trabajo para ver los resultados de la prueba de ADN practicada a Namie Senju. Quería saber si es mujer a la que conocía desde hace tanto era la misma niña de la foto. “Me va a ser un poco difícil acostumbrarme a vivir sin ti.”

“Sí, supongo” comentó el Sarutobi, poniéndose las manos en los bolsillos. “¿De verdad podrás vivir por ti mismo? No eres capaz de freír un huevo siquiera.”

“Me las arreglaré” sonrió el moreno. Siguieron andando a toda velocidad hacia el laboratorio, donde Reto ya los esperaba. El analista forense estaba imprimiendo un papel con una expresión muy grave en el rostro. “¿Qué pasa ahora?”

“No te va a gustar” el jefe de policía finalmente tuvo la hoja en la mano y se las enseñó. El ADN de Naomi Kimura, que había sido conservado en los archivos en caso de que surgieran nuevas pistas en la investigación, coincidía a la perfección con el de Namie Senju. A menos que fueran gemelas, debían ser la misma persona. “Yo mismo tenía mis dudas, nunca me imaginé que íbamos tras la pista correcta.”

“Yo tampoco” el hijo de la susodicha revisó una y otra vez los resultados de los exámenes. No había ninguna duda, Naomi y Namie eran una sola persona. “Su… supongo que ahora sé por qué mi mamá se conserva tan bien… no es tan mayor como creía.”

“De hecho, cuando naciste debía tener catorce años” comentó el detective del caso, eufórico. Por fin, por fin las respuestas estaban apareciendo ante sus ojos y después de tantos años sería capaz de resolver el crimen que había atormentado a su maestro hasta la muerte y que no lo había dejado dormir a él por años.

“Dios, no lo puedo creer, nací de una niña” Hashirama dejó la hoja en la mesa. “Hay que ver los documentos de cuando…”

“Sí, la identidad de Namie no puede ser verdadera” Reto le ordenó a alguien que buscara todo lo que pudiera acerca de Namie Senju. “Bueno, creo que voy a coger unas esposas y a…”

“Todavía no” lo detuvo el Senju, interponiendo una mano entre él y la salida. “Esa alimaña rastrera va a sostener que no sabía que su mujer había sido secuestrada de niña. Dirá que cuando la conoció ella parecía una joven de unos 18 años y que había escapado de su captor antes de que pasara.”

“Pero…”

“Con ese maldito hay que ir con pies de plomo”

“Lo… lo sé” el jefe se frotó el mentón. Como siempre, las cosas no eran tan simples como le gustaría que fueran, sobre todo cuando se trataba de un caso frío. “Debe de haber alguna manera de probar que él era el secuestrador…”

“¿No contamos con el testimonio de la propia Naomi?”

“Está demasiado sometida, no testificará en contra de su esposo” el hijo de la secuestrada soltó un suspiró de frustración. Necesitaba ponerle un alto a las asquerosidades de su padre. “Creo… que yo sé lo que podemos hacer para fundirlo en la cárcel, pero… tendrán que ayudarme” ellos asintieron. “Sasuke, vuelve al hospital no quiero que te involucres en esto, sobre todo con un hijo en camino.”

“Pero ya estoy…”

“No discutas conmigo, vete” le indicó. Cuando estuvo seguro de que el médico no iba a escucharlos, entró en la oficina con su otro amigo. “Sé un pequeño secretito de mi padre que quizás pueda hundirlo… más voy a necesitar tiempo.”

“No te puedo garantizar más de unas pocas horas”

“Me apresuraré” se cruzó de brazos. “Por lo pronto detenlo por asociación ilícita con una menor. Llamará a su abogado y se quejará con él. Tu tarea es mantenerlos ocupados el mayor tiempo posible para que yo pueda rebuscar entre sus cosas. Incluso puedes invitar a los Kimura si es necesario.”

“Preferiría ahorrarles el dolor mientras no lo hayamos acusado de nada grave” el policía frunció el ceño. “Ya han sufrido demasiado.”

“Tranquilo, lo entiendo” Hashirama también le tenía un poco de pena a esa pareja de ancianos que ahora sabía eran sus abuelos. No quería ni imaginarse lo que habían tenido que pasar desde que su padre les arrebató a su hijita para abusar de ella. “Esto es lo que vamos a hacer…”

-Más tarde-

“Butsuma Senju, quedas arrestado por asociación ilícita con una menor” Reto representó su papel brillantemente, aunque no pudo ponerle las esposas al pedófilo como había querido desde hace mucho tiempo. El fiscal que había permanecido escondido en la parte del patio con más arbustos, salió y corrió hacia la casa. Como ya sabía a dónde tenía que ir no tardó mucho tiempo. El personal tampoco fue alertado por su presencia.

“¿Has escuchado?”

“No sé lo que creen esos policías que hacen, el señor no pasará ni un par horas en la cárcel” los cuchicheos de las criadas se escuchaban en todas partes y acallaban los sonidos de sus pasos. Finalmente llegó a su destino.

“¿Dónde estás?” el castaño sacó cuidadosamente libro tan libro, abriéndolos con cuidado en las partes intermedias para encontrar agujeros u otras cosas. Sus manos cayeron en una copia muy ligera de la Guerra y la Paz, que abrió con curiosidad. Justo como hace unos años, unos cuantos CDs aparecieron. Siguió buscando hasta que encontró una buena cantidad del mismo material. “¿Qué serás?”

“¿Viste el espectáculo que se han montado ahí afuera?” las voces se acercaban.

“Sí… ¿Qué se creen para hacerle una escenita al amo en su propia casa?” dos de las criadas conversaban en voz muy alta. El Senju se quedó muy quieto con sus tesoros en las manos, dispuesto a protegerlos. Sin embargo las mujeres pasaron de largo, algo que alivió muchísimo al joven intruso.

“A ver, ¿Qué contienes?” puso el primero de los CDs y para su sorpresa ahí estaba Butsuma, abusando de una niña pequeña que pudo identificar como Namie… o Naomi. Tenía incluso la misma piyama con la que había sido raptada y de su cuello colgaba el pendiente de esmeralda por el que la podrían reconocer. El pervertido siguió grabando, haciéndole preguntas sugestivas a la niña, cosa que le dieron ganas de vomitar. Tras muchas de esas asquerosas palabras, finalmente el malnacido se mostró delante de la cámara, listo para… “Pero qué asco… en muchos sentidos”

-De regreso a la comisaría-

“Fue justo como lo dijiste” Reto negó con la cabeza cuando su compañero llegó. “La rata nos dijo que no era consciente de que su esposa era una menor cuando se casó con ella y su abogado siguió con ese hilo.” Entornó los ojos. “¿Conseguiste lo que buscabas?”

“Y mucho más” puso los CDs en una mesa. “Son cintas pornográficas caceras que tienen como protagonistas a Namie y Butsuma. Mi madre… Naomi incluso tiene la misma ropa que la noche de su secuestro, es fácilmente identificable.”

“¿Lo podremos utilizar? Es que esta evidencia no fue conseguida de la manera más…”

“Tranquilo, yo me encargo de eso” le sonrió el Senju. “Vamos a destrozar a Butsuma Senju en la corte y a hacerle escupir todos y cada uno de sus abominables secretos.”

“Eso por descontado”

Notas finales:

¿Qué sucederá a partir de ahora? Review!!!


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