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Imperceptible conexión por Ilusion-Gris

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Estiró los brazos cuan largo era, en un acto que parecía demandar libertad. Entre sus dedos se coló el aire frío y por primera vez fue consciente de todo el viento que azotaba su cuerpo. Se estiró más hasta resultar doloroso.

Para. Para un segundo.

Detente ahora y permanece así el resto de mi existencia.

Deseó dejar de vivir. Era imposible buscar un motivo para continuar porque las razones se habían esfumado y se negaba a pensar con una serenidad que sabía nunca le alcanzaría.

Continúo siendo el más egoísta.

No podía dejar de pensar en sí mismo, en su miseria, en su desgracia y en todo lo que en ese momento le atormentaba.

No escucho más sus gritos. ¿Cuándo me volví tan indiferente?

En algún punto olvidó que no era el único en el mundo, encerrado en su propia vanidad donde algún día creyó Naruto le amaría.

¿Por qué no puedes verlo? Estoy frente a ti y no puedes notarlo.

Solo pedía una cosa y esta se la habían negado, cerró los ojos y deseó tener el valor para dejarse caer.

Eres cruel.

Dejó escapar las lágrimas.

No quería palabras de consuelo porque sabía no existían para lo que sentía.

No quería que alguien más llenara el vacío en su interior, porque no sería capaz de permitirlo. Suficiente tenía ya, las personas eran crueles porque su naturaleza así lo dictaba.

Amar a la persona que jamás te corresponderá.

Ignorar a aquel que moriría por ti.

Proteger al que no quiere nada tuyo.

Lastimar a seres inocentes.

Desear lo que es de alguien más.

Rechazar lo que te ofrecen de corazón.

Tenía que aceptarlo, tenía que vivir con ello, pero se negaba. Tan solo quería llorar tanto hasta secarse por dentro, hasta quedar sin nada, y el viento que con insistencia golpeaba su cuerpo fuera capaz de separar sus partículas y esparcirlas hasta que nunca más fuera posible volver a integrarse, hasta que fuera inútil cualquier intento de unir lo que ya se había perdido.

Así era su amor de egoísta, así era de destructivo.

Dio un paso, otro más y supo que había llegado al borde.

Adiós.

No había espacio para lamentos ni remordimientos, de un solo impulso su cuerpo comenzó a caer.

—¡Espera!

Se congeló en el espacio.

—Aún falta tanto. —Un eco llegó hasta los oídos de Gaara.

Todo tembló y se sintió estremecer.

—¡Nada queda! —respondió gritando hasta desgarrar su garganta.

La gravedad regresó a la normalidad.

—Espera a Neji, si te vas ahora...

 

Despertó.

Confundido parpadeó varias veces hasta asegurar que seguía con vida. Por un momento creyó que todo había sido real y de a poco su mente volvió a su habitación silenciosa.

Se tocó las mejillas y se frotó los ojos, no había rastro de lágrimas, pero los sentía hinchados y cuando se levantó a mirarse al espejo, notó que su aspecto era terrible.

No, no lloró, al menos solo en sueños, porque él seguía igual. Intacto por fuera y deshecho por dentro.

Era normal tener ese tipo de sueños, más cuando no había tenido la oportunidad de sacar lo que sentía, pero descubrió que no recordaba nada, solo que sintió miedo y que había llorado.

Le pareció extraño, pero por más que se forzaba no lograba dar con una pista que le dijera qué rayos había sido aquello que le dejó abrumado.

Pero al final no importaba.

[...]

—No tengo ahora el dinero y no creo conseguirlo a tiempo.

—No importa, te los regalo. —Estiró la mano y le ofreció dos boletos.

—¿Seguro? Me habías contado que te costó bastante alcanzar las entradas al concierto. —Le miró con incredulidad.

—Es una banda genial, pero al final no podré ir y me daría pena tirarlos, pero si no quieres...

—Espera, espera —le tomó de la muñeca y sonrió—, solo no quería parecer oportunista, pero si ese es el caso, el próximo fin de semana te pago.

—Si eso te hace sentir mejor, adelante.

—¿Por qué no podrás ir? Lo habías planeado desde hace un mes, ¿que no era una sorpresa para aquel chico con el que te llevas muy bien? —Sasori habló aparentando no sentir curiosidad.

No contestó, se limitó a encogerse de hombros.

—Bueno, creo que invitaré a Komushi —le dedicó un último vistazo a Gaara—, me iré a la facultad, tengo una escultura por terminar, nos vemos. —Se despidió agitando la mano.

—Cuídate. —Le vio marcharse.

La florería estaba desierta, incluso por las calles a penas y pasaban autos, era una mañana bastante tranquila.

"Lo siento Naruto, pero no puedo fingir que no pasó nada".

Por el momento no quería tener contacto con él, si pudiera, quería olvidar que le conocía y así, ya no sentir nada. Por eso se deshizo de aquellas entradas, porque de solo pensar que estaban metidas en su cajón le dolía el pecho. Era una sorpresa para la persona que amaba, había trabajado muy duro para conseguirlas, pero ahora ya no tenía sentido, no encontraba ningún sentido el seguir a su lado sin demostrar todo el amor que llevaba arrastrando durante tanto tiempo; no le cabía en la cabeza el no expresar aquello tan grande. Y esas entradas habían tenido un significado, pero ahora carecían de uno, ahora no quedaba nada, porque Naruto eligió a alguien más y con ello lo abandonó.

"Qué más da", pensó con amargura, como un perro lamiendo sus heridas.

Era decepcionante, porque dentro de él esperaba ser correspondido, esperaba recibir lo que él con tanto cariño ofrecía, y descubrir que eso era imposible le dejó consternado. Se había convencido que daba sin esperar nada a cambio, pero descubrió que era mentira, ¿entonces era egoísta?, ¿era despreciable?, ¿sus sentimientos no eran puros?, ¿él y su amor eran despreciables porque no eran puros? ¿Era su culpa?, ¿por esperar algo?, ¿por creer que merecía lo mismo?

Sí, quizá estaba mal, y prefirió dejarlo así, porque de otra manera no encontraba el sentido a su realidad.

—Buenos días, ¿puedo ayudarle en algo? —habló a la persona que entraba al local y escondió una vez más todo rastro de Naruto.

• •

[...]

• •

Aquello tenía que ser mentira, quizá estaba soñando y olvidó cómo despertar. Pero se pellizcó una vez más y el resultado fue el mismo.

—Tu cara es un poema —pronunció en medio de una sonrisa.

Por un momento su corazón se detuvo al ser descubierto.

—Uno de mal gusto, pero poema al fin y al cabo —completó su frase.

Uno de los chicos que estaba a espaldas de Neji se aclaró la garganta para recordarle que tenía que hablar ya, antes de que se metieran en más problemas.

—Lo lamento, pero yo asumo toda la responsabilidad, mis compañeros cumplieron con lo que se les asignó —dijo con tanta vergüenza de sí mismo que no fue capaz de mirar de frente al profesor.

Con suavidad tamborileó en la mesa.

—¿Qué podemos hacer?

Los chicos estaban nerviosos y Anko Mitarashi parecía disfrutar tanto de la situación.

—La mitad está hecha, si nos da dos días más, podemos...

—¿La mitad? —Le interrumpió y miró a Neji—. ¿Tú harías el resto?

Sus compañeros se habían confiado demasiado, el castaño era un chico bastante independiente y cuando se trataba de trabajar en equipo él terminaba haciendo la mayor parte, no le molestaba, al contrario, se sentía aliviado de desarrollar todo por su cuenta, pero en esta ocasión su cabeza era un caos y olvidó por completo la fecha de entrega.

—¡No! Es que como él no entregó lo que le correspondía nosotros no...

—¿Se quedaron de brazos cruzados mientras esperaban? —Los miró con expresión divertida.

—No... Bueno, pensamos que...

—Está bien, ustedes entréguenme el resto del proyecto para el viernes y Neji me entregará un reporte la próxima semana de todo lo visto en clase, pero se le contará como extraordinario y a ustedes como remedial.

Habían corrido con suerte y sin ninguna protesta asintieron mientras contenían la respiración, porque quizá cualquier movimiento en falso la haría cambiar de opinión.

—Bien, ahora lleven su trasero a otra parte.

[...]

Buscó sus notas en cuanto llegó a casa, pero se decepcionó al ver que apenas y anotó nada. Se sentía tan asqueado de sí, y por un momento se vio tentado de pararse frente a un espejo y gritarse lo inútil que era.

—Hermano...

Dio un pequeño brinco asustado al escuchar que le llamaban en apenas un susurro.

—Hinata —respondió y cuando estaba a punto de decir algo más, cerró su boca.

La observó, su rostro carecía de expresión alguna, como si estuviera ausente fue y se sentó frente a Neji, subió su mirada y en cuanto sus ojos hicieron contacto rompió en llanto.

Las manos del castaño temblaron al intentar secar sus lágrimas, pero se detuvo a mitad de camino bastante confundido. No tenía ni la menor idea de qué estaba pasando ahí.

Había pasado tanto desde la última vez que intercambiaron más que un saludo, aquella época de complicidad terminó cuando Neji entró a la universidad y ahora la distancia que les separaba era el tiempo mismo. Pero si ella estaba ahí, si su querida prima había recorrido aquel camino tan largo, él lo menos que podía hacer era intentar llenar aquel vacío que sus ojos exponían sin remedio.

Estiró sus brazos y la atrajo a su pecho, sus brazos enseguida rodearon su espalda.

Hinata deseó con todas sus fuerzas quedarse ahí, era tan cálido a comparación del exterior donde cada día luchaba por mantenerse en pie, por no causar problemas ni ser una carga para nadie, por ser fuerte y sonreír cuando se sentía triste, por buscar soluciones rápidas y sin afectar a nadie. Aquel exterior donde le dijeron que la felicidad era preocuparse por todo menos por sí misma, pero fue caprichosa y quería deshacerse en brazos de aquel que consideraba su hermano. Quería disculparse por entrar sin avisar, por irrumpir en su espacio, por molestarlo con su tonta tristeza, pero justo en ese momento solo quería quedarse así.

Los minutos pasaron y ella de a poco fue consciente de su realidad, se apartó para pedir perdón, pero se vio reflejada con ternura en los ojos de Neji y no pudo evitar querer volver echarse a llorar.

—Está bien, si te sientes mal... Me quedaré contigo. —Él no era bueno consolando, pero hizo su mayor esfuerzo.

—Gracias. —Agachó la cabeza y ocultó sus ojos tras su flequillo—. Puedo confesarte algo...

Tragó saliva esperando que continuara hablando, pero como no lo hizo acarició el dorso de su mano para recordarle que él estaba ahí, que no estaba sola y que en verdad él nunca permitiría que su soledad fuera insoportable, porque él siempre la cuidaría.

—Tengo a una persona que me gusta, y esa persona se convirtió en alguien especial... —Apretó los dientes sin querer, aquello era difícil de explicar porque justo ahora parecía que cualquier palabra que saliera de sus labios era una burla—. Pero al final yo no era especial para él, se volvió distante y creo que me está evitando.

—Tranquila, solo tienes que hablar con él...

—Hermano... Debes de creer que estoy loca por sentirme así por un chico, pero ese chico era diferente, muy diferente a lo que yo misma creí, él es lo opuesto de lo que yo quería, pero cuando descubrí lo maravilloso que es, no pude evitar enamorarme y pensé que él también me correspondía, pero fui tonta y la verdad es que no hace falta hablar de nada, porque yo misma sé la respuesta, sé que la persona que él quiere no soy yo, y quizá intentó quererme porque creyó que yo era lo mejor para él, pero no es verdad, yo no soy buena para él... Y él lo descubrió.

Llevó las manos a su rostro, como intentando protegerse de un fuerte viento o de no desmoronarse en pequeñas partes.

Neji quería golpear al chico que hacía sufrir tanto a Hinata, ella no merecía que despreciaran sus sentimientos, su prima era un ser dulce e inocente, no comprendía qué clase de persona la había utilizado de aquella forma, pero no podía hacer más que quedarse callado mientras la acompañaba en su dolor, que de a poco se fue colando en su pecho, recordándole que el amor es cruel cuando no eres correspondido.


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