Una hora antes del disturbio en el Carnaval, (en el centro de Heartland City)
Hechos axiomáticos pero aun sin pistas, evaluaciones y cálculos que no llegaban a nada, su propósito era inexistente, como si solo reaccionaran en desenfreno. Yuto intentaba descifrar los patrones del mapa, sus recientes apariciones juagaban como ajedrez, desechando los peones para debilitar su armada. Los recientes asesinatos de Catrina eran como un juego de azar, las víctimas no tenían nada en común, la zona del crimen variaba pero la miseria era la misma, gente desamparada o gente enferma de poder. Durbe entro a la oficina de Yuto, se enfocaba en una respuesta pero sin encontrarla, Yuto era el encargado de seguirle pista a Catrina, mientras Rio buscaba a Naraku y Durbe a Puppet, eran los líderes de cada equipo. Una oficina color verde, con muebles anticuados y una puerta de cristal con el nombre de Yuto Sakaki, Durbe se recargo en la puerta cruzado de brazos, Yuto no se había dado cuenta de su presencia, solo registraba sus puntos en su computadora portátil.
-Basta Yuto, has estado encerrado en esta oficina todo el día-. Durbe se movió de la puerta, luego camino hacia su escritorio y se sentó en una esquina.
-Las injusticias nunca descansan Durbe, el solo hecho de pensar que esos asesinos estén afuera entre las calles me repudia-. Yuto no dejo de mirar su computador mientras hablaba. Durbe cerró su computador poniendo una mano sobre el para cerrarlo.
-Vamos Yuto tomemos un café-. Durbe sonrió.
Yuto no protesto, Durbe era su amigo y su honestidad era única, cuando se interponía entre Yuto y su trabajo era signo de empeño en exceso. –Tú ganas pero que sea rápido-. Yuto se levantó de su asiento y camino hacia la salida de la oficina, Durbe solo sonrió al ver el acto.
Mientras tanto Rio salía de su oficina con su compañera investigación Aoi, hermosa de rostro y cuerpo y la mejor amiga de Rio. Mizael esperaba en la salida a sus camaradas, era una costumbre de todos salir a tomar y comer postres dulces.
-Hey Mizael llevas mucho tiempo esperándonos-. Rio sonreía.
-Lo suficiente como morir lento-. Su tono era serio pero era obvio que trataba de simpatizar.
-Jajaja no seas cómico Mizael, oh mira ahí vienen esos dos-. Rio reía locamente, le encantaba que Mizael intentara hacer chistes aunque no cambie su expresión.
-Vámonos antes de que Yuto se arrepienta-. Durbe jalo de la muñeca a Yuto y salió.
-Eh tan difícil es sacarlo de su oficina-. Aoi continúo detrás de ellos y los murmureos comenzaron a oírse a lo lejos.
Ya afuera de la estación de policía justo a dos calles, había un restaurante de café. Siempre reservaban una mesa para todos, la comida era muy buena, y el servicio muy amigable. Llegaron al restaurante, se sentaron en una mesa junto a la ventana. A Yuto siempre le gusto la silla junto a la ventana y a su lado Durbe. Rio y Aoi siempre se sentaban juntas y mientras Mizael se sentaba alado de Durbe. Una amable mujer tomaba las órdenes, era su mesera personal, cabellos azabaches, ojos castaños y cuerpo pequeño y en un abrir y cerrar de ojos sus órdenes estaban en la mesa.
-Oye Yuto y cómo vas con tu tiempo libre-. Rio siempre tenía curiosidad sobre las vidas privadas de sus compañeros.
-Bueno no tengo por qué quejarme, la mayoría de mi tiempo sigo con mi investigación-. Yuto tomo su taza de café y tomo su sorbo.
-Mmph yo creí que te la pasabas bien ya sabes son tu pareja haciendo cositas…-. Las palabras de Rio fueron interrumpidas cuando Yuto escupió el café en la ventana.
-¿Q-qué?-. Su cara se sonrojo y su mirada se enfocó en Rio.
-Rio-. Aoi le hablo a su compañera con un susurro.
-¿Está mal que preguntara? todos queremos llegar de nuestro trabajo y que nos reciban ¿no?, mi punto es ¿Con quién estas saliendo Yuto?-. Rio se mostró muy descarada pero sincera.
Los ojos de Durbe se enfurecieron pero los disimulo desviando su mirada hacia su crepa, los ojos de Mizael eran muy vivos y notaron la incomodidad de Durbe. Yuto no sabía que decir, estaba acorralado por Rio, todos sabían que era muy perseverante y conseguía lo que quería cuando quería, Yuto solo balbuceo.
-¿Eh?-.
-…i-.
- Yuto no te escucho-. El balbuceo de Yuto no tenía tono.
-SII, que si Rio-. Su respuesta se acompañó con una vergüenza de lo peor
-Ooh, y ¿cómo se llama?-. Rio se mostró interesada. –Vamos Yuto somos tus amigos y siempre nos respetamos-. Rio tomo la mano de Yuto y la apretó.
-Se llama Shun Kurosaki, él es mayor que yo pero me cuida mucho y siempre está al pendiente de mí-. Yuto desvió su mirada hacia la ventana.
El nombre, cuando Rio escucho ese nombre apretó sus manos «Kurosaki» -¿Es algún pariente de Ruri Kurosaki?-. Su tono de voz cambio a uno más profundo.
Después un ligero silencio se vio interrumpido por la pregunta de Aoi. -¿Qué paso con Yuya? Pensaba que solo tenías ojos para él-. Una pregunta con un pensamiento cruel hacia su primer amor.
Durbe cada vez se llenaba de ira, sus sentidos estaban al borde de gritar, lo único que pudo hacer Mizael era cortar esta conversación.
-Ya hemos terminado, tenemos que regresar al cuartel-. Mizael se levantó muy frio y seco salió por la entrada principal. Durbe hizo lo mismo, ni siquiera dijo una palabra, sus ojos oscurecidos solo salieron por la puerta. El acto impresiono a las chicas, sus actitudes frías eran muy común en la oficina pero ahora no tenían lógica.
-¿Qué les pasa a esos dos?-. Aoi no mostro ninguna expresión solo sorbió su té. Rio se tornó melancólica y Yuto solo se mostró serio.
Afuera del restaurante Mizael esperaba recargado en la pared con los brazos cruzados y sus ojos cerrados. Durbe salió detrás de Mizael y se detuvo justo enfrente de él. – No necesito que te metas en lo que no te importa, preocúpate por tus propios asuntos-. Las palabras hirientes de Durbe sonaban irritadas.
-Cundo vas a entender que Yuto no te corresponderá, por más que intentes el jamás te vera como algo más que un camarada-. Esas palabras que Durbe no quería entender hablan un vez más.
- Y a ti…que te importa si me corresponde o no-. Su rostro se agacho y sus palabras irritadas se expresaron.
-…-. Mizael solo guardo silencio antes de expresarlo todo. – Durbe… tu imprudente comportamiento para mí siempre fue atractivo y te diré algo que debí decirte hace tiempo… nunca deje de pensar en ti, cuando te conocí me di cuenta. – Las oraciones de Mizael dejaron atónito a Durbe. – Yo… ya no quiero ser solo un amigo más Durbe, yo quiero que tú seas para siempre mi felicidad…-. Los ojos de Mizael se expresaron con mucho brillo y una sonrisa se mostró. Durbe abrió sus ojos casi blancos al escucharlo. –Siempre te procure, yo soy el único que puede amarte, me estoy muriendo por estar contigo, siempre he seguido tus pasos y tu como si nada… Durbe…-. La mano de Mizael intento tomar la de Durbe pero este la alejo rápidamente.
-Cállate… ¡Cállate!, tu no lo entiendes verdad… no es Yuto… es…-. Sus ojos se cerraron irritados y su voz se hizo aguda.-…Lárgate no quiero volver a verte, enviare mi solicitud para que te trasladen de equipo, ya no estas bajo mi mando-. Durbe se expresó serio, le dio la espalda a Mizael y se marchó. El chico de cabellos largos rubios contemplaba como su amor platónico lo rechazaba y lo alejaba, dio la vuelta hacia el otro lado de la calle y desapareció entre la multitud de gente.
Mientras tanto en el cuartel, Gauche estaba en su escritorio y después de unos segundos atendió uno de los teléfonos de emergencia, la llamada era urgente.
“-¿Estoy llamando al cuartel general?-”
-¿Cuál es la emergencia? Identifíquese-. La voz del hombre se escuchaba apresura y en el sonido del fondo era los gritos de civiles.
-Soy Shoichi Kusanagi tenemos una emergencia en el parque de atracciones a las afueras de Den y Heartland City, un ataque terrorista por favor es una emergencia…-. La señal telefónica se cortó, Shoichi maldijo la señal e invito a Crow a salir del lugar.
-¡Crow! Vámonos-. Su voz gritaba entre la multitud ahuyentada.
-Y Yuma y Yusaku-. Crow subió al vehículo con Shoichi, arranco y salió del lugar.
-Estarán bien Yusaku sabe cuidarse y protegerá a Yuma, los encontraremos en la carretera-.
Mientras tanto en el cuartel, Gauche tomo su celular he hizo una llamada múltiple. –Rio se manifestaron en el carnaval-.
“-¿Seguro?-“
-No te mentiría, rápido no tenemos mucho tiempo-.
“-Ok te veo en un minuto-“. Mientras Gauche colgaba el celular, alzo la mirada y vio a Durbe entrar por la puerta.
-Durbe, se han vuelto a manifestar-. Los ojos de Durbe se oscurecieron al escuchar esas palabras.
Rio y Yuto se apresuraron y llegaron a las afueras del cuartel, se dirigieron al estacionamiento y cada uno tomo su vehículo. Gauche y Durbe salieron del edificio e igual tomaron sus vehículos, detrás de ellos dos camionetas negras y el resto eran vehículos policiales. Todos iban a toda velocidad, las sirenas escandalosas sonaban por las calles, la noche era fría, la niebla se deseaba conforme avanzaban, el paño en los cristales y un camino solitario dirigía a un solo destino.
En la carretera cerca del parque de atracciones.
Un hombre de ojos cristalinos como la pureza de un diamante miraba a Yuma con hondable frialdad, como si lo único que existiera en sus pupilas fuera ira y rencor. Yuma quedo hipnotizado por su belleza, jamás había sentido un sentimiento tan penetrante hacia alguien, su mellizo Astral fue el único por el cual sintió profundo amor. Aquel hombre de pálida piel giro en dirección opuesta a Yuma para irse.
-E-espera-. Yuma alzo suficientemente su voz para que lo escuchara pero aquel chico no se detuvo, pero sus tentables labios cantaron un silbido dócil, las palabras de Yuma se hundieron, aquel canto fue más que una palabra, los ojos de Yuma brillaron, un ligero rubor marco sus mejillas, sus manos se unieron para tocar sus labios, bajo la mirada, cerro sus ojos y sonrió tiernamente para despedir aquel hombre que le había robado el corazón por completo. Sus suaves pestañas se abrieron, la solitaria carretera era testigo de los sentimientos puros de Yuma.
De la nada, varios vehículos de las autoridades rompieron el silencio de Yuma y uno de ellos se detuvo enfrente de él, una de las camionetas negras freno, una de las puertas se abrió y de ella un chico de cabellos celestes amarrados en una coleta y en su mano una paleta se detuvo enfrente de Yuma con una sonrisa.
-¿Amigo o enemigo?-. Una inocente sonrisa pero unos ojos temerosos provocaron que Yuma se sobresaltara.
Los demás vehículos frenaron junto en frente del camino principal que los conducía a la entrada del carnaval, las sirenas dejaron de sonar desde que salieron de la ciudad, los policías salieron armados, Rio, Yuto y Durbe cargaron sus armas, ordenaron rodear el área lo más posible, Rio, Yuto y Durbe se arriesgarían a entrar primero por la entrada principal. Los nervios no entraban en sus pensamientos, sabía que tenían que enfrentarles de una u otra manera.
-Entremos-.Yuto dio la orden en voz baja, y sus camaradas le siguieron el paso.
En ese momento Yusaku se encontraba desorientado, la niebla era muy espesa y en la oscuridad nada se notaba, en un intento por regresar a Yuma, giro por una esquina y la sorpresa cayo en sus ojos. Tres hombres misteriosos permanecían parados a lo lejos, sus miradas se enfocaban en Yusaku pero al parecer estos no eran miembros de Catrina y Naraku… uno de ellos vestía un traje de Bufón de colores morados y blancos, el otro una gabardina blanca que cubría parte inferior de su rostro, se caracterizaba por su inmenso cabello platinado con tonos azules, y el ultimo sujeto vestía de un traje naranja como el de un preso y su rostro estaba cubierto por un costal con cadenas alrededor de su cuerpo, Yusaku no podía moverse, frunció el ceño, se colocó en posición defensiva y se preguntó a si mismo si estos lo atacarían pero no fue así, ellos desaparecieron en la niebla como fantasmas.
Yusaku bajo la guardia y el sonido de una rama quebrándose lo puso alerta, giro su mirada hacia el sonido, sus ojos esperaban la llegada de los asesinos de Catrina pero en vez de eso un chico de cabellos plateados y anteojos apunto su arma hacia Yusaku.
-¿Quién eres?-. Durbe no pestaño.
-Yo debería hacer esa pregunta-. Yusaku se mostró infalible ante Durbe y de inmediato Durbe se dio cuenta que este chico no partencia a quienes buscaban.
-¿Eres un civil verdad? Debes estar errado de lo sucedido, intenta seguirme el paso si quieres vivir-. Durbe miro de igual manera a Yusaku.
-¿Por qué debería seguirte?-.Yusaku no podía fiarse de un desconocido.
-Debes hacerlo si quieres salir de aquí, soy oficial policial y tengo el deber de proteger a los civiles-. Durbe camino delante de Yusaku, después saco su placa policial y se la mostro.
-…-. Las palabras de Durbe cambiaron por completo su forma de pensar. –Lo siento pero tengo que encontrar a alguien-.
-Mis camaradas ya lo han de haber encontrado, si en amigo tuyo apuesto que si…-. Durbe se detuvo al escuchar un par de susurros, dos voces dialogaban, Durbe ligeramente se acercó a ver y dos siluetas permanecían de pie. Durbe tomo su radio comunicador.
-Refuerzos…-. De inmediato una de las siluetas desapareció y los hombres de Durbe entraron a escena, los oficiales comenzaron a inspeccionar el área sin bajar la guardia, Rio caminaba del otro lado, donde yacía el coliseo, sus sentidos percibían civiles, fue entonces que sus sentidos no fallaron, al abrir una de las puertas de la enfermería miro a Ryouga de pie junto a un chico de ojos dorados “Kyoji”, su sonrisa se mostró macabra.
-¡Ryouga!-. Los ojos de Rio se aturdieron, esto estaba pasando de nuevo.
-Hola de nuevo Rio-. Kyoji saludo en burla y Shark se mostró irritado.
-Grrr-. Hasta cuando Kyoji lo dejaría en paz. –Sal de aquí Rio, él y yo necesitamos hablar-.
-No Ryouga, los oficiales ya están aquí, solo es cuestión de segundos para que lleguen, si él no se va pueden tomarte a ti como sospechoso y además hace tiempo habías aclarado esto Ryouga no tienes por qué darle explicaciones a Yagumo-. Los nervios de Rio estaban al tope, no podía dejar que la imprudencia se su hermano lo llevara a prisión.
-Es por eso que debo hablar, déjanos solos-. Shark no giro hacia su hermana solo miro fijamente a Kyoji. Rio gruño y cerró la puerta.
-Y ha pasodo bastante tiempo no Shark-. Kyoji intento abrazar a Shark desde el cuello.
-¿Qué es lo que quieres? Lo nuestro se acabó hace tiempo Yagumo-. Shark evito el abrazo y tomo una de las muñecas de Kyoji.
-Porque tú lo decidiste no yo, jamás te importo lo que yo sentía por ti, solo fuiste un egoísta, te importo mas no hacerme daño cuando no lo estabas haciendo-. La actitud de Kyoji cambio de burlona a resentida. – Jamás lo hiciste por mi sino por ti, no querías comprometerte conmigo por eso me cortaste dándome la excusa que me protegías de ti, de tu temperamento y reputación-. Los ojos de Shark se cerraron y le dio la espalda a Yagumo.
-Esa fue la verdad en aquel entonces, pero aun si me negara a aceptarla te diría que en este mismo momento estoy enamorado de alguien más-. Shark termino su oración con una breve sonrisa, los ojos de Kyoji se abrieron en sorpresa al escuchar esas palabras.
-¿Alguien…mas…? ¿Quién… quién puede ser el desdichado que se atrevió?-. Apretó los puños y su mirada se oscureció.
-Eso es algo que a ti no te incumbe y ahora que lo sabes puedes irte-. Shark giro hacia Kyoji.
-Es mentira… ¡mentira!-.
-¡Acéptalo de una buena vez! Entiéndelo ya no significas nada para mi…-. Las últimas palabras hirieron a ambos, sus ojos se pasmaron al escucharse a sí mismo, Shark desvió su cara y cerro sus ojos.
Besos que mataban en aquel entonces se convertirían en la muerte de verdad. Kyoji agacho la cara y comenzó a reír a carcajadas. –JAJA eres tan divertido Shark JAJA por un momento creí que lo habías olvidado, recuerdas…-. Los ojos de Shark no comprendían las palabras macabras de Yagumo. –SI así es, mate por ti Shark, hurte por ti y lo volveré hacer pero ahora contra ti hehe-. Al escucharlo Shark se frustro. –Jamás te toque a ti o a tu hermana Shark, Jamás, factor “L” y ”T” los tengo en la mira JAJAJA los reportare y vendré por ustedes-. Yagumo abrió una de las ventanas. –Adiós Ryouga-. Yagumo sonrió como un psicópata y salió del lugar. Shark corrió asomarse, sus palabras lo perturbaron, Rio entro rápido a la habitación.
-¿Factor?-. Rio miro aturdida a Shark y Shark apretó sus puños.
El fuerte sonido de los pasos de los oficiales resonaban en el suelo, Yugi salió de su escondite y en frente de él Yuto se mantuvo de pie. –Quien lo diría, si es Yugi Mutou-. Yuto sonrió en sorpresa.
-Yuto Sakaki…-. La mirada de Yugi se paralizo, sus nervios brotaron, nuevamente estaba en manos de los oficiales.
-No tengas miedo, te voy a sacar de aquí y fingiremos que no te hemos visto, vale-. El cuerpo de Yuto giro, dejando a Yugi con plenitud.
-Yuto…-. Yugi sonrió, conoció a Yuto tiempo atrás en sus prácticas, Yugi es periodista independiente y trabaja sin contrato, Yuto le ha pagado para obtener información de Catrina y ha resultado un éxito. –Gracias Yuto-. Yuto giro su mirada hacia Yugi y le sonrió.
Durbe corrió hacia la silueta sobrante, se lanzó sobre ella, con una mano sostuvo su cabeza y con la otra sus manos. Cuando los demás oficiales llegaron por detrás de Durbe con linterna, Durbe pudo notar su rostro. -¿Yuto?-. Durbe se asombró al ver el rostro de su camarada.
«¿Yuto?» -Yo no soy ese tal Yuto yo soy Yuya-. Durbe se detuvo y soltó al chico. Yuya comenzó a toser y miro a Durbe.
-Siento eso… pero aun así eres un sospechoso y te llevaremos con nosotros…-. Durbe no sabía que decir pero después fue interrumpido.
-Basta con eso, él estaba conmigo en el ataque-. Yusaku intervino, su mira fría y seria fue convincente para Durbe, remiraron fijamente y el primero en desviar la mirada fue Durbe.
-Los llevaremos con nosotros y los supervisaremos-. Durbe camino hasta pasar a Yusaku y detrás de él Yuya seguía sus pasos, Yuya miro a Yusaku con enojo y frialdad. Yusaku lo ignoro y camino detrás de ellos.
Ya en la entrada del parque Yuto, Rio y Durbe se encontraron y detrás de ellos sus respectivos sospechosos, Yuto y Yuya se percataron de sus presencias pero se ignoraron mutuamente. Caminaron por la carretera que conecta el carnaval con la principal, a lo lejos Yuma estaba sentado detrás de la camioneta con una manta de peluche azul y en sus manos un chocolate caliente. Yusaku se alegró al verlo y corrió para verle, mientras tanto Yuya lo miraba con seriedad. «…Como se atreve ese bastardo a mirar a Yuma»
-¡Yuma estas bien!-. Yusaku llego hasta Yuma.
-¡Yusaku! Me alegro de verte, perdón por moverme, creí que podía encontrar ayuda…-. Sus palabras se interrumpieron cuando Yusaku lo abrazo. -¿Yusaku?-.
-…-. Yusaku solo sonrió, se separó de Yuma e intercambiaron miradas.
A lo lejos Ryouga los observaba con seriedad y apretó sus puños, subió al auto de Rio, Yuya se dirigió al auto de Durbe y mientras, Durbe llamaba a Yusaku, el hacker se despidió de Yuma.
-Te vero después Yuma-. Yusaku camino hasta Durbe.
-Si Yusaku-. Yuma levanto su mano para despedirse de él y subió a la camioneta.
Yuya se frustro al ver que tenía que compartir el asiento con el hombre que se interpuso en su plan, Durbe le dijo a Yusaku que tomara el asiento de copiloto, Yusaku sin protestar lo hizo y Yuya suspiro. Las camionetas y los autos de los líderes se marcharon del lugar, Gauche y los vehículos policiales se quedaron a inspeccionar el área. Yuri y sus hombres observaban desde la oscuridad del bosque.
“Homólogos…”