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El Reflejo del yin y el yang por Luca Lin

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Notas del capitulo:

Holly nenes perdonenme de veradad mi descanzo se convirtio en vacaciones, estube haciendo un capitulo que titulare pasados pero lo subiere mucho despues es por que es como las respuestas de este ff y no quiero lanzar todo en un solo cap, a yy notas:

para abrir sus mentes busque unas ciudades para que las tomen como referencia en aspecto para las ciudades de este ff.

 

HEARTLAND CITY- (Las Vegas y Corea del Sur)

NEO DOMINO CITY-(Doha Qatar, Nueva Orleans)

SATELITE- (Cherdovyl)

DEN CITY- (New York, Toronto)

MIAMI CITY- (Dubai, Chicago)

 

jajaja me da risa mis referencias XD.

 

OLDCODEX--CROSSING FIELD

 

Joey y Atem habían  embarcado, por unos días ambos visitarían la ciudad de Heartland, los dos eran contrabandistas y cazadores de fortunas,  pasaban por alto las leyes para ganar dinero fácil, aunque no tan fácil, eso de cruzar fronteras de forma ilegal e irrumpir en las casas de coleccionistas adinerados era bastante complejo. Lejos del embarcadero un auto negro con ventanas oscuras esperaba a los chicos, caminaron sin sospechas por el muelle, como personas desprevenidas abordaron el vehículo.

 

-¿Han traído lo pedido?-. Un hombre de traje elegante y gafas de sol hablo.

 

-Por supuesto, pero solo se lo daré a su jefe y aparte ¿tiene nuestra plata?-. Joey tomo la iniciativa en el negocio.

 

El hombre sabia lo difícil que eran estos tipos pero su trabajo y lealtad eran excelentes, un buen rato de silencio inundo el ambiente hasta llegar a un edificio de departamentos lujosos, en auto se detuvo enfrente del edificio, los pasajeros bajaron y tomaron el elevado hasta el último piso (#50), el más lujoso de todos, con vista a la ciudad, última tecnología yacía en todos los rincones del lugar, enormes peceras con peces exóticos, muebles multimillonarios, caminaron hasta una habitación con un despacho y al fondo una silla volteada en dirección a la gran ventana.

 

-Sr. Goodwin, la pieza está aquí-.

 

La silla giro con un hombre de cabellos largos rubios claros y puntas en dirección al cielo, algo mayor y ropas formales oscuras con bordes rojos, cruzo sus dedos mientras recargaba sus codos en el escritorio.

 

-Perfecto, aquí tengo lo acordado señores-. El hombre se levantó de su silla sacando un maletín negro de bajo del escritorio.

 

Atem saco de su pequeño morral un bulto de tela de forma cuadrada, se acercó al hombre de cabellos rubios sin decir nada y le entrego el objeto.

 

-Por fin, lo tengo en mis manos, aquí está tu recompensa muchacho-. El hombre abrió sus ojos como platos al ver el objeto, una ligera sonrisa salió de sus labios. Joey y Atem no dieron respuesta, su trabajo era serio solo entregar y cobrar, el chico de ojos violetas tomo el maletín y se dirigió a la entrada con su acompañante sin decir una palabra.

 

Después de que los contrabandistas salieran Goodwin les pidió a sus hombres que se retiraran, por consiguiente se sentó en su silla de piel tomo el teléfono y marco un numero de cuatro dígitos.

 

-Si señor-. Un chico de cabellos rubios y traje de sargento blanco contesto la llamada.

 

-David, pásame a Yuri-. El hombre no podía ocultar su sonrisa.

 

-Si señor estoy a sus órdenes-. Un chico de aspecto joven con aspecto de veinte años contesto con una voz sarcástica, ojos violetas, cabellos rosas y morados con un atuendo muy elegante color purpura.

 

-Yuri llegare en un rato, lo he encontrado-. Se levantó de sus asiento y tomo su chaqueta mientras caminaba hacia el elevador.

 

-Oh excelente, tengo que verlo-. Yuri sonaba fascinado más que por la noticia.

 

-¿Qué es lo que estás haciendo? Suenas muy excitado-. La duda entro por un sonido bajo en el fondo de la llamada.

 

-Nada solo me estoy divirtiendo como siempre, sabes cómo me encanta el olor de la sangre fresca-. Yuri llevaba en su mano una daga filosa con sangre en su punta y un hombre debajo de él conteniendo los gritos con un pedazo de cuerda rasposa que marcaba su boca, atado de pies y manos con cadenas y en el interior de su entrada anal un objeto con diminutas puntas de agujas rasgaban el interior,  en su entrepierna todo lo que quedaba era un miembro recién mutilado.

 

-Hay Yuri siempre tan dedicado en tu trabajo, recuerda mientras sea más la agonía, más dulce es el placer-. Una repulsiva voz sensual sonaba del otro lado del teléfono.

 

-Sí, si lose hehe el delicioso sabor me llama no puedo contenerlo más-. Yuri sonreía sádicamente mientras miraba la expresión del hombre debajo de él, su mirada de horror excitaba a Yuri pero no lo suficiente para hacerlo suyo, nadie le había hecho sentir una sensación así nunca,  pero entre sus víctimas una que otra le había entrado el interés pero nunca tan profundo.

 

-Yuri estaré ahí en unos minutos, tengo una misión para ti y tu equipo-. Colgó

-¿Una misión? Eh, por fin algo interesante-. Quito la soga de la boca de su víctima.

 

-¡POR FAVOR!… ¡TEN PIEDAD!…-. La victima elevaba su voz mientras exhalaba aire.

 

-¿Piedad? ¿Qué es eso? Jajajaja-. Una voz sarcástica acompañada de una risa enferma resonaba en los oídos del hombre.- ¿Enserio? No sé de mierda me hablas, pero te compensare por tratar de dialogar-. Sonrió maliciosamente.

 

-¡D-DE VERDAD!-. Su exaltación le hizo ponerse nervioso de sí mismo.

 

-Claro, te quitare tu sufrimiento-. La frente de Yuri se acercó a la del hombre para después tomar un cuchillo  pelador. – Veras que si jajaja-.

 

-AAAHHHH!!!!-. El sonido desgarrador del grito podía escucharse en todas partes, una y otra vez el cuchillo picaba la cara de la víctima, Yuri reía a carcajadas sin penetrar muy hondo el cuchillo, no podía morir tan rápido, debía agonizar. Hasta que el hombre no pudo más,  Yuri se detuvo con frustración.

 

-Ooh,  oye todavía no terminábamos de jugar, no aguantas nada-. Yuri rasco su barbilla, soltó el cuchillo al suelo y camino hacia la puerta dejando a oscuras al hombre ya muerto en aquel frio y estrecho cuarto.

 

En las calles de Heartland

Joey y Atem pasaban desapercibidos entre la multitud, caminaban como cualquier civil.

 

-Hey Atem voy a ir a un lugar rápido, puedes esperarme en el motel que reservamos-. Joey tocaba su nuca y desviaba la mirada mientras le dirigía la palabra.

 

-Está bien-. Atem sabía que él iba a ver a su amante del que tanto ha hablado desde que iniciaron su viaje, nunca le dijo su nombre pero le daba igual de cualquier forma no era importante para él las relaciones de Joey.

 

Ambos se despidieron y tomaron caminos diferentes en el cruce de la autopista, al despistar a su compañero Joey corrió como potro desatado en dirección a la estación de tren, debía tomar el último tren si quería llegar a Neo Domino, bajo las escaleras y por poco lo pierde, Joey se dio un respiro de victoria.

-Lo siento Atem esta noche no regresare-. Joey cerró sus ojos y sonrió. El tren arrancaba con sus últimos pasajeros de la noche dirigiéndose hacia su destino.

 

Mientras tanto Atem llevaba el maletín y como si nada caminaba por la calle principal, alegres y coloridas luces iluminaban la hermosa ciudad de Heartlan, conocida por todos por ser la ciudad más alegre de Japón. Atem llego al motel que él y Joey habían reservado, entre a su pequeña habitación con amigables colores pasteles, aventó el maletín a la cama y se recostó en ella, curiosamente Atem había reservado “las habitaciones”, en realidad fue la habitación, sabía que Joey nunca dormiría aquí, así que no se tomó la molestia de reservar dos cuarto.

Repentinamente un terrible pesar se apodero de Atem, pero se olvidó de el al sonar su celular, la llamada de un cliente, querían verlo en Neo Domino de inmediato. La llamada parecía sospechosa pero era de un cliente frecuente asique no dudo en ir, pero ¿Cómo llegar? Era tarde, la estación de tren estaba cerrada, ¿Cómo llegaría hasta Neo Domino? Tomo su celular y llamo a un viejo amigo del internado.

-Hola Kiryuu, cuanto tiempo sin verte, necesito que me hagas un favor-. Al poco tiempo de llamar el sonido de un motor de una mono sonaba afuera de la habitación, un motociclista de cabello largo por debajo de los hombros, color gris ligeramente azulado esperaba afuera, Atem salió deprisa con una brillante sonrisa.

 

-Kiryuu-. El entusiasmo de ver a un viejo amigo era evidente.

 

-Atem ha pasado tiempo-. El chico de cabellos grises despojo el casco de su cabeza dejando ver sus radiantes ojos dorados y su resplandeciente sonrisa.

 

-Gracias por aceptar llevarme hasta Domino-.

 

-No es nada después de todo somos hermanos-. Tan unida era esta amistad que se le consideraba hermandad.

 

Atem se subió a la moto tomando a Kiryuu por la cintura, sujetándose de caer, la moto arranco con dirección a la autopista con dirección a Domino, viejos recuerdos se asomaban en la cabeza de ambos.

El padre de Atem había llevado a su hijo a un internado, la disciplina era un margen en su familia, Atem le teme a los espacios cerrados, le asfixian, era un chico serio y frio, no hablaba para nada, ni siquiera para responderles a sus superiores. En un receso varios niños más grandes que él, lo agredieron sin razón alguna, se burlaban de su baja estatura, su extraño cabello y su manera de ser, pero como era de esperarse a Atem se le resbalaban sus comentarios como el jabón, la frustración de niños fue inevitable, aquel niño parecía que no sentía nada pero… ¿Sentiría dolor físico? Y se les ocurrió la idea de tenerle una emboscada en los sanitarios, Atem siempre bien uniformado elegantemente entro a los sanitarios como cualquier otra ocasión y para su sorpresa el grupo de niños que lo acosaban verbalmente entro en acción con montones de piedras en sus puños. Esta era una situación peligrosa, un juego sucio y de cobardes, Atem no podía hacer nada en una situación como esta asique miro fijamente a la puerta esperando invocar a alguien para que los detuviera, los mayores empezaron acercarse a él, uno de ellos lo tomo por la espalda dejándolo inmóvil y estando apunto de golpearlo las luces se apagaron, el sonido de una voz sin ubicación se escuchaba –Malditos bastardos-. El sonido de los puños sonaban en la oscuridad, movimientos rápidos y agile, se notaban como una sombra rápida noqueaba a los agresores de Atem, el silencio se hizo evidente, solo Atem quedaba en pie, la puerta se abrió con su salvador saliendo, Atem corrió detrás de la sombre que se dirigía a la parte del orfanato, junto a un árbol viejo un niño de cabello gris miraba como el chico de ojos purpura se le acercaba. -…-. -…-.

Las palabras no hacina falta, el movimiento de las hojas de los árboles y el frotamiento de nuevas flores en el jardín daban inicio a una amistad duradera. Desde entonces Atem adopto una personalidad rebelde pero más que nada era feliz, Atem se escapa con Kiryuu del internado, se fugaban de las lecciones para caminar por el campo, el orfanato era un edificio ingles del siglo XVIII en las afueras de Maiami City, cerca del circuito de Neo Domino, a ambos les fascinaba aventurarse por los cercanos e inclinados montes, pero toda acción tiene consecuencia, eran castigados por su mal comportamiento pero esto no era problema para ellos, cinco años se fueron volando y con ellos el tiempo de Atem, era hora de regresar con su padre, su mal comportamiento fue notificado a su padre, asique no existía una razón para permanecer ahí. Kiryuu no aceptaba que su hermano del alma, con el que había pasado grandes aventuras y travesuras se separara de él, aquella vida de niño rico no iba para nada con él, Atem tampoco deseaba cumplir con su deber de monarca, la idea de ser el siguiente gobernante del país lo tenía asfixiado, fue cuando él y Kiryuu decidieron fugarse. Una noche antes de la partida de Atem, ambos se levantaron por la madrugada y sin pertenecías solo la suerte salieron por la puerta trasera, realmente salir del lugar no era difícil, no estaba cercado, ni siquiera estaba bien vigilado. La oscuridad los rodeaba, la luz de la luna era la única que los iluminaba, una repentina pausa y un sentimiento invadieron a Kiryuu, «Una pesadez de culpabilidad me llenara en un futuro», Atem le pregunto qué pasaba pero un giro del peli plateado lo deslumbro con rapidez, un rápido beso acompañado con unas palabras rápidas. –Desde ahora tú decides tu destino, pero no el de los demás-. Aquellas palabras hicieron sentir a Atem como un soberbio, en verdad a sus cortos quince años de edad estaba decidiendo el futuro de un pueblo entero, «Regresare papá».

Seis años habían pasado, era hora de tomar su responsabilidad, «para eso regrese, para tomar mi responsabilidad» el niño que algún día fue ahora se había convertido en un hombre. Atem había tomado este trabajo de contrabandista porque quería vivir la adrenalina, la última antes de tomar su cargo y en su viaje conoció a Joey que recién escapado de prisión tomaron la decisión de ir juntos por el mundo en busca de riquezas, Kiryuu jamás estuvo de acuerdo con esa decisión, el líbero a Atem para hacer una vida con él pero al parecer Atem no le correspondía. Aun así lo amaba como un hermano, el camino a Neo Domino era de dos horas y media lo suficiente como para charla con su amigo de la infancia por un buen rato.

 

Neo Domino (Corporación Kaiba)

Un buen rato había pasado, Joey por fin había llegado a Neo Domino, era bastante noche como para caminar tranquilo por las calles pero aun así las brillantes luces de la ciudad y la resplandeciente luna daban una hermosa vista. Joey camino por las zonas más ricas de la ciudad y a su costado una enorme mansión blanca con columnas de estilo Grecia y techo puntiagudo, un profundo respiro, subió por una de las rejillas que tapaba un enorme roble, deslizándose por la ramas y escondiéndose entre los arbustos iba con dirección hacia una ventana de la mansión, curiosamente no habían ningún guardia, era muy extraño Kaiba tenía la más alta tecnología en seguridad, no era normal, tal vez ya se había dado cuenta de su presencia. Camino por los largos pasillos, los pisos con alfombras llenas de mosaicos, esquinas con floreros de lirios, la flor favorita de Kaiba, la última habitación del pasillo con la más grande puerta era el despacho de Seto, tomo la perilla y la giro, el sonido de la puerta abriéndose pero todo estaba en completa oscuridad, sus pies caminaron en dirección recta, a Joey se le hacía raro no encontrar a Kaiba, él generalmente se desvelaba hasta muy tarde por su trabajo, drásticamente las luces se encendieron.

 

-Mi cachorro ha regresado a casa-. La voz gruesa de un hombre en una esquina cerca de un librero, cabellos castaños, ojos azules y esmoquin blanco permanecía sentado con una mano recargando su cabeza.

 

-¡Seto!-. Una enorme sonrisa con un par de lágrimas se expresaban del chico rubio.

 

-Ven aquí-. Extendió su mano para atrapar la mano del rubio.

 

Joey respondió con un salto a su amado amante, abrazándolo con fuerza Selo le correspondió el abrazo con un beso en el hombro. Los dos amantes por fin después de dos años se rencontraban de nuevo.

 

-No vuelvas alejarte de mí, cachorro-. Seto cerró sus ojos con tranquilidad.

 

-No, no quiero volver hacerlo, jamás-. Su gesto de vergüenza acompañado de un lloriqueo.

 

El abrazo fue aflojado, dos labios se enredaron buscándose el uno al otro, y un apagón de luz inundo la pasión de estos dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Cositas guapas, mis hermosos lectores en verdad me he vuelto a inspirar tanto que tengo que cortarle al capitulo para que no sea largo jaja que ironia antes no podia escribir ahora no paro


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