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Destinados el uno para el otro. por Adri6

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Notas del capitulo:

Hola. 

En este capítulo, se usan algunas partes de los dialogos de la película: "Mas alla de los sueños", es así porque: no existe mejores palabras que aquellas y porque hablan, sobre perder a esa persona especial pero, volver a recuperarla al final. 

Charles perdió a Moira, pero de alguna forma, la vida le ha regalado a Erik, quien es muy especial. 

Besos. 

 

 

“Lo lamento bebé… pero hay cosas que debo decirte… solo me queda unos momentos. Perdón por todas las cosas que jamás te daré, jamás te comprare otra albóndiga con salsa extra… siempre la más grande. Jamás te haré sonreír… solo quería envejecer contigo… ser dos viejos riéndose mientras nuestros cuerpos morían… juntos hasta el final como en el lado de tu pintura… ese era nuestro paraíso. Hay tanto que echar de menos… besos, libros, siestas y… y peleas… cielos como nos peleamos. Gracias por todo… gracias por toda tu ternura… gracias por nuestros hijos… por la primera vez que los vimos… gracias por ser una persona de la cual siempre me sentí orgulloso… por tu coraje… por tu dulzura… porque siempre fuiste linda, porque siempre quise tocarte… tú fuiste mi vida… y… y, y te pido perdón por cada vez que te falle, sobre todo esta”

El decide quedarse en el infierno, junto con ella.

“¿En que nos quedamos, muñeca?... en un minuto, ya no te conoceré más de lo que tú me conoces… pero estaremos juntos… donde pertenecemos. Los buenos terminan en el infierno porque no pueden perdonarse… sé que yo no puedo… pero a ti te perdono”

“¿Por matar a mis hijos... y a mi dulce esposo?”

“No… por ser tan maravillosa, que cualquiera elegiría el infierno sobre el cielo, solo para quedarse a tu lado”




Un Doctor apago la televisión, justificándose de que aquella película, no estaba permitida en personas como nosotros. Algunos protestaron lanzando cosas mientras que otros, usaban malas palabras.

“Vamos afuera, Charles” Dice una Enfermera que, sonriendo, me ofrecía su mano.

No dije nada, pero acepté su proposición. Caminamos por el corredor, mientras que secretamente contaba los cuadrados de las cerámicas en el piso cuidando, además, de no pisar las líneas de estas. Cincuenta y dos pasos, una puerta y después, pude salir al mundo exterior.

“… Es un buen día, ¿no te parece?” Pregunta, pero tan solo puedo observar el cielo con obstinación. “Te dejare en la banca de siempre, ¿te parece bien?”

Volvemos a caminar, me siento, me explica que tan solo tendré media hora y que después, deberé regresar a mi cuarto. La miro irse, miro mis manos y vuelvo a mirar al cielo. No hay luna, nubes, aves o algo que rompa la monotonía del azul, es como si aquí… todo fuese una ilusión mal fabricada.

Después de no hacer nada, descubro que quizás la mariposa que revolotea en las flores, es sin duda más real que yo… que esto… que todo. La sigo con la mirada, interesado en saber qué hará cuando no encuentre lo que necesita, la sigo con mis pies, alejándome de la banca… la sigo por un largo tiempo, pero ella, me ha dejado atrás… porque ella si es capaz de volar alto y cruzar el muro hacia el otro mundo, el mundo de todos los demás.

Me quedo solo, apoyado en aquel concreto mientras pienso en todo, en ella, en lo nuestro, en el infierno… sobre todo en el infierno. No creo en Dios, pero creo en el infierno… no es caliente, no hay fuego, no existen torturas ni demonios… el infierno es frio… muy frio. El infierno se crea cuando nadie te entiende, cuando te hacen compañía solo para que no estés solo… el infierno es frio… porque es allí donde te ahogas con tus propias lágrimas.

“¡Aquí está!”

Alguien grita y alguien se arrodilla frente a mí, es la misma Enfermera que nuevamente me ofrece su mano. Dudo, pero la acepto y me pongo de pie, decido caminar lentamente porque quiero sentir el sol sobre mi piel, porque me gustaría ver otra mariposa… porque no sé, qué otra cosa más hacer.

Al sentarme en mi cama, ella me pasa un vaso de agua y unas pastillas, dedico más de un minuto en observarlas y otro minuto en lograr tragarlas. Revisa mi boca y me deja ahí, con un libro entre mis manos que no me atrevo abrir. Suspiro, pero tan solo me recuesto en la cama mientras que observo el cielo a través de la ventana, aquel azul, es lo único que sigue siendo igual a todo lo que una vez conocí.




“… ¿Charles?”

Al abrir los ojos, la presencia de Erik me sorprende, por un segundo creo estar en su departamento y eso, me hace sentir aliviado, pero no, sigo en el hospital. Acaricio mis ojos y giro mi rostro para ver, quien está supervisando su visita. Esta vez es el turno de un Enfermero de apariencia seria, pero muy amable por lo que recuerdo.

“¿Cómo te has sentido, Charles?” Pregunta y tuve que mirarle. “… ¿Te han tratado bien?”

Todos los días me pregunta lo mismo y todos los días tan solo he guardado silencio, no contesto nada de lo que me interpela y eso, siempre lo hace desconfiar, mira a todos lados y al primero que ve, le reclama. Más allá del mal entendido, tan solo quiero dedicar el poco tiempo que tenemos, en escuchar su voz. ¿Por qué?, porque ahora que lo pienso, él me recuerda a las mariposas que pueden escapar de cualquier prisión, Erik es fuerte y por eso, he llegado a pensar que no le teme a nada… Erik es…

“Apenas de ten el alta, te vienes a vivir conmigo” Dice con tal seguridad que por un segundo me imaginé, en su departamento.

Toma una silla y se sienta al lado de mi cama, inspecciona la habitación y también lo hace conmigo. Sus ojos verdes buscan algo porque iniciar un reclamo, pero al no encontrar nada concreto, tan solo me hace compañía mientras yo, le miro.

“… Te había comprado un chocolate, pero me lo confiscaron… ¿qué hay de malo en que te traiga un chocolate?... ni que fuera droga” Se cruza de brazos y frunce el ceño en señal de molestia

Por primera vez sonreí, él lo notó y también sonríe. Se acerca un poco más y acariciando mi frente me dice: “Piensa en esto… eres hermoso, pero cuando sonríes, lo eres aún más” Pero más que seguir sonriendo, ocurre todo lo contrario, de pronto me invade la tristeza. El lo sabe y se acerca para intentar abrazarme, pero el Enfermero se lo prohíbe, Erik se enfurece, más aún cuando le dicen que debe retirarse ahora mismo.

“Aún tengo quince minutos… ¡me quedan quince minutos!... ¡imbécil de mierda!, ¡no me toques!” Reclama cuando le toman y lo obligan a caminar hasta la puerta. “… Charles… vendré a verte mañana, ¡regresaré mañana!”

Abrace mi libro mirando la puerta, que ahora, se cierra por fuera. Escucho que Erik sigue gritando, pero tan solo dura unos minutos, hasta que la puerta se abre y el Enfermero se acerca para preguntarme si me sentí agredido o intimidado por la conducta de Erik. Lo pienso, pero niego con mi cabeza, causando que él entienda.

“Entonces… ¿quieres que él te visite mañana?” Me mira fijamente y yo, tan solo afirmo que si, en un gesto. “…. Está bien”

La puerta de mi habitación queda abierta, pero las ventanas están cerradas. Por el pasillo, se escuchan gritos de quienes, no le encuentran sentido alguno a esto, al estar aquí. A momentos me sucede lo mismo, pero deja de importarme al poco tiempo después.




Al día siguiente.

Ambos se observan, se sonríen tímidos, pero de forma enamorada… como siempre lo han estado.

“¿Y si regresamos?... ¿volvamos a nacer?... eso es lo único que no podemos hacer aquí, volver a buscarnos, desde el principio… enamorarnos” Propone él

“Elegir otros caminos”

“Intentarlo otra vez”

“Si, evitar objetos afilados… no te preocupes por los niños, estarán aquí… ellos quieren que volvamos… toda una vida es solo un latido en el cielo, después viviremos todos juntos, para siempre”

Ambos sonríen, porque ya lo han decidido… han decidido darse otra oportunidad.

“¿Cómo te encontrare?”

“Te encontré en el infierno, ¿no crees que podre encontrarte en Jersey?”

Se besan, él acaricia la mejilla de ella y ella, sonríe. Así, ambos regresan a la vida, de niños frente a un lago. El con un pequeño bote que se hunde tras chocar con otro, ella sentada observándole. El no sabe qué hacer porque ha perdido su juguete y ella se ríe de él. El la mira y finalmente sonríe, ella toma dos sándwich y camina hacia él. Frente a frente, ella le ofrece uno, él lo acepta, pero rápidamente lo intercambia con el de ella… así… se han vuelto a encontrar.




“Hemos podido ver la película, solo porque hay otro médico de turno” Escucho hablar a otro interno

Nuevamente miro la pantalla, la imagen quedo congelada en ellos, en ambos niños que, sin saberlo, son almas gemelas. De pronto, extraño a Moira, quisiera verla una vez más, escucharla reír o hablar, sentir su mirada o una caricia en mi mejilla…

“¿Quieres ir al jardín?” Me pregunta un Enfermero.

Me pongo de pie y camino sin su ayuda, fijo mi mirada en mis pies, ya sé cuantos pasos son, pero no quiero jugar a no pisar las líneas, arrastro los pies con pesar, tan solo me siento en la banca de siempre y no miro el cielo, tan solo sigo mirando mis zapatillas blancas sin cordones. Así me quedo, hasta que regresaran por mí.

Cuando llega la hora de comer, lo hago sin mirar a nadie. Con el tenedor de plástico, revuelvo la carne con las zanahorias, con la cuchara de plástico separo las fresas de la crema.

Regreso a mi habitación, tomo mi medicación, me preguntan si quiero recibir visitar y pienso, lo medito por largos minutos. No tengo ánimos, pero de todos modos, digo que sí en un gesto. Suspiro, me recuesto en mi cama y observo el cielo, hoy el clima cambió, las nubes comienzan a cubrir el azul.

“Charles” Susurra Erik y volteo el rostro para mirarle.

Llega con una tarjeta de: “Mejórate pronto”, la cual deja sobre mi mesa de noche. Miro aquel detalle como si desconociera que estoy aquí, porque justamente, no estoy bien.

“Lamento lo de ayer… no me gusta verte en tan poco tiempo, ya le he dicho a Magda que haga algo, pero no puede hacer mucho cuando no está de turno” Se queja con frustración.

Toma la misma silla de siempre y se sienta a mi lado, me observa mientras que yo le observo. Quisiera preguntarle tantas cosas, pero está prohibido saber que sucede afuera, en el mundo real. Extrañamente hoy, Erik decide permanecer en silencio y eso me molesta, no me gusta. Todo está mal, pienso y tan solo me muevo en la cama y le doy la espalda, no me queda más remedio que mirar hacia la pared, tal como si estuviese castigado.

Escucho unos pasos y de pronto, la figura de Erik se agacha hasta sentarse en el suelo, frente a mí. Sigue sin decir nada, pero sus ojos me dicen muchas cosas, prometen que todo lo que ha dicho, es verdad. Es un estúpido, pienso, pero no puedo creerlo, no cuando ha logrado que me corte el cabello y la barba, del mismo modo, me ha obligado hacerle frente a Raven, a intentar dejar la sobredosis de medicamentos a la cual estaba acostumbrado… desde que llego a mi vida… todo ha cambiado.

“Quedan cinco minutos” Advierte la Enfermera.

De pronto me asusté, me aterró el poco tiempo que tenemos, no supe qué hacer y como última instancia, tan solo extendí mi mano hacia él y él la estrecho con la suya. Me miró fijamente, mientras que yo, no puedo evitar sentir la necesidad de llorar porque no quiero estar aquí, no quiero estar así, no quiero tener esta extraña vida… no soporto este dolor.

“Cuando salgas de aquí, viajaremos en motocicleta a donde quieras ir… ¿te gustaría?” Sonríe y al final, no pasa mucho para que yo le devuelva el mismo gesto.
Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!


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