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Requiem por Pandora09

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EPÍLOGO

 

- La canción que compuse para Yixing fue un éxito, aunque no estaba incluida en el álbum –soltó una risa grave y se encogió de hombros, despreocupado-. Las cosas están yendo mucho mejor de lo que pude imaginar.

Agitó suavemente la copa que sostenía con la mano derecha. El líquido borgoña se movió con pequeñas olas y vaivenes hipnóticos. YongGuk disfrutaba de esas tardes tranquilas con su compañía preferida, una buena copa de vino, el susurrar del viento primaveral y dos tumbas silenciosas.

Había pasado un año desde la muerte de JunSeo y un poco de tiempo más de la muerte de su propio hermano y el cementerio se había vuelto el mejor lugar para reflexionar sobre la vida. Ahí había comprendido el valor de cada una de sus respiraciones. Al principio había temido contagiarse con el espíritu suicida de la pareja, pero el dolor que le producía cada visita le enseñó que él no quería a nadie sintiéndose de esa manera debido a sus acciones. No quería flores ni lágrimas sobre su tumba, los empujones de JunHong lo llevaron a desear aplausos y besos de felicitaciones.

La partida de su gemelo seguía ardiendo en su pecho, a veces se ahogaba en la desesperación y lo buscaba en la oscuridad sin encontrar un rastro de su presencia, no había nada de Bang YongNam en el mundo de los vivos y debía aprender a vivir a pesar de eso. A veces despertaba deseando hablarle a su hermano, incluso a JunSeo, y todo lo que recibía como respuesta era el silencio absoluto.

Había aprendido a vivir con eso, con la soledad y el abandono. Con la culpa que lo carcomía sin piedad. Había aprendido a vivir con el dolor, porque tenía una razón para vivir.

- A veces me pregunto dónde están, ¿cómo puedo alcanzarlos? Soñamos tantas cosas que nunca cumplimos… ¿existe el más allá?

- Así que, ¿reflexionando sobre los misterios del universo y la inmortalidad del cangrejo?

Abrió los ojos de golpe y se encontró con dos miradas brillantes y sonrientes fijas en él. Las lágrimas picaron en la parte de atrás de sus ojos y la garganta se le apretó.

Luego del funeral de JunSeo, JunHong no había puesto un pie en el cementerio, le dio la espalda a su hermano para nunca volver a él, pero ahí estaba, sosteniendo entre sus brazos a una sonriente YoonSun que estiraba los brazos en su dirección para ser cargada por su tío.

- ¿Qué? –se despejó la garganta y dejó la copa en la tierra, junto a la botella de vino-. ¿Qué hacen acá?

JunHong frunció la boca y se dejó caer a su lado, resoplando sonoramente antes de tomar la copa y beber todo el contenido.

- Te estábamos buscando.

El aniversario había coincidido con el fin de semana que pasaban con la niña y YongGuk lo había olvidado, pero el pequeño Choi JunHong no olvidaba nada.

- SunHwa también vino –el menor apuntó a su espalda, desde donde una mujer vestida elegantemente de gris se acercaba. YongGuk la saludó con una mano y ella sonrió apenas.

Las cosas habían cambiado mucho en el último año. YongGuk se fue a vivir definitivamente con JunHong y este lo convenció de mantener contacto con su sobrina.

- Es la mejor forma de mantener viva la memoria de tu hermano –había dicho luego de ser él mismo quien habló con SunHwa para llevar a cabo ese objetivo.

¿Y qué más podía hacer? La niña era la viva imagen de su gemelo, solo que más bonita y adorable, ¿cómo podía no amarla?

SunHwa le habló un poco a la tumba de YongNam, al igual que YoonSun, contándole los progresos de la pequeña en la escuela y cómo aún lo extrañaba.

JunHong permaneció en silencio, con la mirada fija en algún punto más allá de ambas tumbas. El cabello castaño se le sacudía con el viento, que también coloreaba sus mejillas de un adorable carmín.

- ¿Te sientes bien? –preguntó por lo bajo, solo para que él escuchara.

- Tengo tantas cosas que me gustaría compartir con ellos –YongGuk al fin había comprendido la relación que JunHong tuvo con YongNam, que no era nada más que absolutamente platónica y fraternal, por lo que entendía que siempre estuvieran los dos hermano mayores en sus pensamientos, no solo JunSeo- y no sé dónde encontrarlos. A veces pienso que nunca encontraré la paz…

YongGuk se sentía exactamente de la misma manera, pero entonces tomaba su mano y se aferraba a su calor para que la oscuridad no lo consumiera.

- ¿Decepcioné a JunSeo? A veces incluso escucho la voz de YongNam –se cubrió una oreja con una mano y cerró los ojos con fuerza, YongGuk tomó su mano libre y la besó suavemente-, no, no lo escucho cuando tú me hablas.

- Nosotras esperaremos afuera –YongGuk había olvidado por completo la presencia de las dos mujeres, por lo que agradeció el gesto de SunHwa, que miraba con tristeza a JunHong, y la vio alejarse con una YoonSun que les decía que los esperaría afuera porque le habían prometido ir a comer helados.

- ¿Está mal que a veces me sienta aliviado?

Abrió los ojos con sorpresa, eso era algo que no había esperado escuchar de parte de Zelo.

- Creo que ellos están juntos y yo… yo siento que puedo respirar tranquilo.

YongGuk no tenía palabras para decir ante esa confesión, tampoco podía reconocer que lo comprendía porque la culpa de sentirse así lo golpeaba con fuerza.

- Hiciste todo, ¿sabes? Para mantenerlos vivos, más de lo que cualquiera de nosotros hizo –durante el último año apenas habían hablado sobre eso, llegaron al acuerdo tácito de que sus hermanos no era un tema que quisieran tocar, por lo que se estremecía cuando escuchaba a JunHong hablar con tanta tristeza-. Creo que eres libre y eso está bien.

Su muerte fue tu descanso.

YongGuk comprendía lo que había significado para JunHong cargar con YongNam y JunSeo, no porque estos le hicieran daño conscientemente, pero sí porque a fin de cuentas, lo hacían.

- Gracias, YongGuk, por quedarte a mi lado y permitirme ser tu carga.

Con una sonrisa abierta, rodeó al menor con un brazo y le besó la sien.

- Es mi placer.

Pasaron varios minutos en silencio, hasta que el viento de volvió más frío y los apremió a marcharse.

JunHong, que por primera vez visitaba a sus hermanos, dejó un sobre con una carta sobre la tumba de JunSeo y sonrió con tristeza antes de hablar.

- Nunca los perdonaré por haberse ido así y, como castigo, me quedo con lo que más aman –lo último dijo sosteniendo con fuerza la mano de YongGuk, entonces giró sobre sus talones y comenzó a alejarse.

Con un rápido movimiento, YongGuk lo jaló del brazo y evitó que se alejara.

- ¿Esa es tu forma de mantener viva la memoria de tu hermano?

JunHong sonrió y se recargó en su cuerpo, pidiendo ser abrazado.

- Soy feliz contigo, JunSeo quería que fuera feliz –y lo besó castamente-. Tal vez algún día pueda decirles lo agradecido que estoy con ellos por habernos hecho cruzar caminos.

YongGuk sonrió triste mientras JunHong se alejaba riendo, sintiendo que después de mucho tiempo, por fin era feliz. Verdaderamente feliz. Y la felicidad fue algo que siempre quiso compartir con su gemelo.

Algún día también le agradecería el haber puesto a JunHong en su vida, lo haría sin dudar cuando se encontraran, pero para eso tendrían que pasar muchos años, todavía tenía mucha vida que vivir junto a ese malhumorado.


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