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Requiem por Pandora09

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MÁS ALLÁ DEL AMOR

 

JunHong había conocido a Kim KiBum en su cumpleaños número diecinueve, JongUp le hizo una fiesta sorpresa y, entre los invitados, estaba él. Hablaron un par de veces y luego se encontraron por accidente otras tantas. Admiraba su conocimiento del mundo y su exquisito sentido de la moda, habían pasado días enteros compartiendo sus gustos e intereses hasta que volverse novios comenzó a ser solo ponerle un nombre formal a su relación.

En los pocos meses que llevaban juntos, JunHong nunca había tenido problemas de celos, ni siquiera cuando veía lo coqueto que KiBum era por naturaleza. Lo había conocido así y así lo quería. Pero no se había esperado que cuando, JunHong apuntó a los blancos y asintió, su novio se tensara en signo de estar celoso.

- ¿Qué haces tú aquí? –KiBum se posicionó frente a JunHong, como queriendo protegerlo de la amenaza que suponía tener cerca a Bang YongGuk.

- La compra –respondió el otro como si nada-. ¿Crees que a tu madre le importa si llevo ramen? De verdad que me gustaría probarlo preparado por ella.

- ¿Qué mierda significa esto? –exclamó KiBum con un gruñido, empujando ligeramente a JunHong y encarando de nuevo a YongGuk, molesto por saberse ignorado por ambos.

- No es de tu incumbencia, Kim –YongGuk lo empujó alejándolo de JunHong, como si su cercanía también representara una amenaza para el menor, y dejó la caja de huevos en el carro.

- Zelo, cariño –KiBum lo tomó de la mano y le acarició la muñeca como solía hacer cuando quería llamar su atención. JunHong estaba más que acostumbrado a esos gestos, por lo que no le dio importancia-. ¿Es que tu casa de nuevo se convirtió en el centro de acogida de los suicidas?

No podría decir si fue por la impresión del comentario o lo que el mismo significaba, pero no pudo reaccionar y al final terminó dándole la razón a YongGuk cuando su puño golpeó la quijada de KiBum. Él habría hecho lo mismo si hubiese sido su hermano de quien hablaban.

- Disculpa, ¿qué fue lo que dijiste? –preguntó YongGuk con cinismo mientras KiBum se retorcía de dolor y se sostenía la mandíbula con una mano.

JunHong soltó un suspiro y obligó a su novio a que lo mirara, para asegurarse de que no le había hecho mucho daño el golpe. Una mancha roja comenzaba a formarse en la parte inferior de la mejilla izquierda, pero era obvio que YongGuk no lo había golpeado con toda su fuerza. Estaría bien con un poco de hielo.

 

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- No deberías defenderlo así –sostenía un paño con hielo sobre la mejilla de KiBum mientras este seguía despotricando contra YongGuk-, ni dejarlo entrar en tu casa, ¿cómo es que tu madre lo acepta?

KiBum y su madre se llevaban tan bien como su madre con cualquier persona, ella lo encontraba sofisticado y un buen partido, mientras que KiBum la veía como la madre que nunca tuvo. A JunHong le gustaba que fuera así, simple. No quería tener que preocuparse de qué pasaría cuando ellos terminaran.

- Tú no deberías burlarte de las tragedias ajenas.

Y no lo he defendido –las palabras murieron antes de ser pronunciadas, no se molestaría corrigiéndolo cuando sabía que no aceptaría ninguna palabra o excusa de su parte.

YongGuk se había llevado la mercadería a su casa, mientras que él acompañaba a KiBum y lo tranquilizaba un poco. Quería llevar la fiesta en paz con él, no quería que YongGuk fuera un estorbo en su relación y también sabía que no podía deshacerse de él tan fácilmente.

- ¿Por qué estabas con él?

Al principio, a Zelo le había gustado que KiBum tuviera su propia vida lejos de él, de esa forma no se sentía amarrado. Había comprendido que nunca se interpondría entre él y cualquier decisión que tomara, nunca sería su lastre y tampoco quería que KiBum lo fuera para él.

- ¿Sabes qué es lo que me gusta de nuestra relación? –quitó el paño con el hielo y acarició suavemente la mejilla de su novio. Rozó apenas su piel lozana, sintiendo el frío y la humedad del hielo impregnados en él. KiBum era tan suave, tan delicado que a veces temía dañarlo con su torpeza y brusquedad. A veces era tan perfecto, tanto que Zelo no se sentía merecedor de su cariño. A veces era todo lo contrario, descarado, déspota y arrogante, pero incluso así lo quería-. Somos libres, yo te quiero, tú me quieres y eso es suficiente para mí. Yo no te hago escenas de celos y tú no me dices qué debo hacer, así es como funcionan las cosas y está bien.

Tomó el rostro de KiBum entre sus manos y lo obligó a juntar sus frentes, le gustaban esos momentos en los que se sentía el mayor, cuando debía ser él quien cuidara al otro. Comprendía la aversión que KiBum sentía hacia cualquiera de los Bang, incluso hacia su propia familia. Después de casi cinco años, seguía culpando a HimChan y los gemelos Bang por la muerte de su hermano, aunque él mismo se lo había buscado.

- ¿Piensan cuidarlo igual que cuidaron a YongNam? ¿Para que acabe en alguna fosa? –Zelo cerró los ojos y soltó un suspiro, comprendía su dolor, pero no su rencor-. Eres demasiado bueno para tu propio bien.

Dejó que KiBum se abrazara a su cuerpo, disfrutando de esa paz suave y cálida.

- Ya sabes, mi misión en la vida es hacer feliz a las demás personas –y no temía salir herido en el proceso.

 

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Not afraid de Eminem terminaba de sonar en el reproductor cuando JongUp creyó necesario hacer conversación y dejar de mirar la pantalla en silencio.

- ¿Tu mamá realmente cree que es buena idea?

JunHong miró a su mejor amigo y se encogió de hombros. Amaba a su mamá por sobre todas las cosas, pero estaba a años luz de comprender su modo de pensar y actuar. Ambos estaban sentados en el suelo de su habitación frente a la pantalla de su computador portátil. Se había asegurado de que YongGuk no estuviera en la casa y su madre estaba distraída viendo alguna serie en la televisión, por lo que nadie les pondría atención y podrían hacer esa video llamada tranquilos.

- Mi madre haría lo mismo –un cuerpo delgado se movió frente a la cámara, Zelo no veía su rostro pero escuchaba su voz claramente.

- Es porque sus mamás fueron amigas, pero tu mamá no tiene razón para odiarlo –JongUp se dirigió a la pantalla y ambos vieron al otro chico sentarse con las piernas cruzadas, estaba sobre la cama y veía los pliegues gruesos del cobertor como dunas de arena en la parte inferior de la imagen.

- Mi mamá tampoco, ella hizo las paces con YongNam antes de que muriera.

- Yo insisto en que es por los viejos tiempos y esas mierdas, mamá se sigue lamentando por solo haber enviado un sobre con dinero –Sehun se encogió de hombros y soltó un suspiro cansado-. Dice que por lo menos debería ir a dejarle flores o algo… Ahora me llama cada vez que puede para decir que me ama.

Zelo soltó una risa incómoda y falsa, sintiendo que todos se habían sensibilizado con la muerte de YongNam.

- Es porque dicen que nadie muere solo –JongUp recargó la cabeza en el hombro de Zelo y este lo empujó lejos, comprendiendo a lo que se refería.

- No creo que YongGuk quiera lo suficiente a YongNam como para suicidarse por él.

- No deberían decir esas cosas –soltó Zelo, nuevamente incómodo. No quería pensar en eso, no soportaría ir al funeral del otro gemelo, había sido lo suficientemente difícil asistir al de YongNam.

- Tienes razón, deberíamos hablar de otra cosa… como el HimUp –exclamó Sehun con una risa desordenada y formando un corazón con sus manos. JongUp soltó otro suspiro y Zelo le palmeó la espalda.

- Nuestro muchacho encontró el camino de vuelta a casa, ¿verdad?

Vio las mejillas de su mejor amigo teñirse suavemente, como si realmente fuera lo inocente que quería aparentar.

- No creo que sea buena idea, realmente –soltó derrotado el aludido, desconcertando a sus amigos-. ¿No es un poco apresurado? Digo, yo aún lo quiero, lo he hecho todo este tiempo y no necesité que alguien muriera para comprenderlo, ¿si sus sentimientos mueren cuando lo supere?

JunHong tenía las mismas dudas, probablemente Sehun igual, pero ninguno era algún tipo de gurú del amor, así que no tenían las respuestas.

- Arriesgarse o no arriesgarse, he ahí el dilema.

- Yo creo que debes arriesgarte –soltó Zelo y se ganó miradas sorprendidas de sus amigos-. Si fracasa, al menos lo habrás intentado.

- ¿Sabes lo doloroso que eso sería? –JongUp se puso una mano sobre el corazón y le lanzó una mirada destrozada a Zelo, de solo pensar en lo que había sufrido la primera vez, la lástima por su mejor amigo le provocaba ganas de vomitar.

- ¿Sabes lo dramático que eso suena?

- Suena dramático porque tú no sabes lo que es estar enamorado –soltó Sehun antes de que JongUp pudiera contestar- y no digas que estás enamorado de KiBum… es como decir que LuHan y yo haríamos buena pareja –el rubio se estremeció en su lugar y volvió a hablar-. Cuando a ti te pase…

- Eso suena a sentencia de muerte y gracias, pero no. Las cosas están bien como están.

- Bien para ser miserable –repentinamente, la conversación se tornó incómoda y los tres lo percibieron, no solo Zelo, que comenzaba a sentirse atacado.

- ¡Sehunnie! –una voz cantarina rompió el silencio y la expresión generalmente estoica de Sehun se cayó en una máscara de sorpresa cuando sus ojos se fijaron en un objeto más allá de la pantalla.

- Hyung, ¿cuándo llegaste?

JongUp y Zelo contuvieron las risas y contemplaron la telenovela de su amigo.

Sehun había debutado dos años antes en un grupo de k-pop que rápidamente había ganado fama a nivel nacional. Durante los primeros meses apenas habían hablado y se habían tenido que conformar con votar por su grupo en los programas de música y ver sus presentaciones. A medida que ganaron reconocimiento internacional, las ganancias aumentaron así como el trabajo. A pesar de las interminables horas de prácticas, los vuelos y los conciertos, Sehun se había asegurado de mantener contacto con ellos y hablarles de vez en cuando aunque fuera solo para saludar.

Probablemente me olvide de ustedes cuando sea famoso, así que aprovéchenme ahora que pueden –había dicho luego de su primera victoria en un programa musical. A Zelo no le preocupaba perder contacto con él mientras fuera feliz, pero a Sehun le gustaba decir que aún mantenía lazos con su vida pasada. Con el humilde hogar en que creció.

A esas alturas de su vida, Zelo se sentía orgulloso de cada persona que veía alcanzar sus sueños, en especial si había salido de un lugar tan lúgubre y olvidado como esa provincia.

Aunque vio ese sueño tambalearse tantas veces. Cada vez que retrasaban el debut del grupo. Cada vez que las fanáticas dijeron que Sehun solo era relleno. Cada vez que lo tacharon de innecesario. Cada vez que degradaron los esfuerzos que nadie vio, Sehun quiso renunciar a todo y volver a perderse en esa pocilga a la que pertenecía, como habían dicho algunas de las “seguidoras” del grupo. Pero hubo alguien, alguien a quien Zelo nunca podría acabar de agradecerle, que lo sostuvo y lo animó cuando sus amigos estuvieron demasiado lejos para hacerlo.

Y ahí estaba, ese chino a quien Sehun tanto admiraba y por quien seguía matándose en las prácticas, a quien quería hacer sentir orgulloso.

- Saluda a Yixing de nuestra parte y dile que muchas gracias por el regalo –Sehun no escuchó sus palabras, simplemente saltó de la cama, golpeando la pantalla y provocando un ruido molesto.

Rápidamente, Zelo canceló la video llamada y todo quedó en silencio.

- Tal vez deberías enamorarte –soltó JongUp después de un rato, poniéndose de pie para buscar sus cosas y abrigarse-, al menos así comprenderías un poco de lo que Sehun y yo sentimos.

- Tal vez –le dio la razón a regañadientes y no se molestó en despedirse cuando lo vio salir de la habitación.

Le molestaba que sus mejores amigos y todo el jodido mundo le dijera eso. Que debes enamorarte para entenderlo. Que tú aún no conoces el verdadero amor. Que no amas a KiBum. Que no amas, Zelo, ese es tu problema. Que no amaste a DoHee y le rompiste el corazón porque no amas, Zelo, no sabes amar.

¿Qué sabía la gente de eso? Porque él había amado y seguía amando, pero comprendía que no era de esa forma comercial, ciega e idealizada que todos consideraban la única forma válida de amar. Porque amaba, amaba tanto que dolía. Y lo había hecho desde siempre, desde que fue un sueño hasta que se convirtió en una pesadilla. Porque amaba, de forma obscena y humana. Porque amaba a su madre soñadora y distante; amaba a su padre ausente y a su hermano roto; amaba a un YongNam asustado y un YongGuk cruel; a un JongUp disperso y un Sehun bailarín. Amaba a cada persona que conocía, a todos y cada uno, por eso quería que todos fueran felices. A veces con su ausencia, otras con su presencia agobiante… Había tantas formas de amar y él lo comprendía perfectamente, ¿por qué nadie lo comprendía a él?

Porque amaba, mierda, amaba lo suficiente como para dejar que la gente se marchara y fuera feliz.

De fondo, la letra de When I’m gone le revolvía las tripas.

 

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YongGuk llegó cinco minutos antes de las ocho de la noche, tal y como su madre se lo pidió. Se lavó las manos como un niño pequeño y ayudó a poner la mesa para la cena.

Comieron ramen y rieron con las anécdotas del mayor. Su madre le habló un poco de cómo había estado su semana en el trabajo y Zelo recordó los trabajos que debía entregar la semana siguiente. YongGuk lo felicitó por ir a la universidad, por llegar más lejos que cualquiera de nosotros y él simplemente asintió incómodo, pensando en cuánto le habría gustado escuchar esas palabras en el pasado, cuando admiraba a su hermano y sus amigos. Su madre se tiró flores hablándoles sobre lo difícil que era criar a dos hijos con un padre ausente.

YongGuk la miró con cariño y le recordó a un pequeño niño siendo recogido por su madre luego del primer día de clases.

Cuando la cena acabó, su madre creyó buena idea instalarse en la sala a ver alguna película. Eligió una comedia y preparó una fuente con palomitas que él y YongGuk devoraron antes de comprender cuál era la trama de la película.

No le prestó demasiada atención, no le gustaban las películas de comedia ni las de terror, tampoco las de romance ni las de guerra. La comedia no la comprendía, no sabía si su sentido del humor era muy precario o si estaba a un nivel superior, simplemente no entendía y eso le molestaba. Tampoco entendía las películas de terror, le costaba reconocer cuál era el factor que las hacía catalogar como “terror” y eso lo frustraba. Lo del romance era comprensible, su madre siempre acababa llorando y él despotricando contra lo imbéciles que eran los personajes. Con las de guerra era diferente, las odiaba por lo reales que podían llegar a ser.

Las únicas películas que realmente le gustaban, eran las de ciencia ficción y acción. Con esas incluso se emocionaba hasta las lágrimas.

Durante casi dos horas, escuchó las risas y comentarios de su madre y YongGuk.

Se preguntó si su madre intentaba llenar con los hermanos Bang el vacío que había dejado JunSeo.

La programación continuó con Cart, la película de drama en que había actuado KyungSoo, uno de los compañeros de grupo de Sehun, y realmente le llamaba la atención su actuación. A mitad de la película, su madre cabeceaba a un lado del sofá y YongGuk, que estaba en el otro extremo –quedando él en el medio- cayó ante Morfeo y el mismo Zelo.

Observó su rostro sereno, sintió su respiración cálida sobre el cuello desnudo, se abrigó con el calor de su cuerpo. Y cuando menos lo pensó, sucumbió al cansancio y el abrazo con que YongGuk lo cobijó.


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