¿Es que me estaba persiguiendo?
Me volví hacia Jessie quien daba brinquitos de emoción en su silla, parecía un cohete a punto de despegar, creo que hasta le estaba empezando a ver humo salir de sus pies.
-Jessie….No-Le dije antes de que pudiese sugerir alguna idea loca.
-¿Puedo…?-Empezó pero le corté las alas.
-No.
-¿Podemos…?
-No.
-¡Déjame terminar!
-Ok, habla.
-¿Puedo conocerlo?
-No.
-¿Podemos invitarlo a sentarse con nosotros?
-No.
-¡No seas así! ¿No dijiste acaso que era recién llegado?
-Si.
-¿Y no te da lástima verlo allí solo y sin amigos?
-No.
-¿Vas a seguir respondiendo solo con monosílabos?
-Depende.
-¿De qué?
-¿Vas a seguir sugiriendo que invitemos al chico a sentarse en nuestra mesa?
-Si.
-Entonces voy a seguir diciendo lo mismo, no.
-Eres un aguafiestas, pensé que te gustaba.
-Lo hace, pero no por eso voy a acercármele en cada sitio que lo vea.
-¿Qué sentido tiene si no?
-Te recuerdo que ya está totalmente unido a alguien, es ilegal, por no decir que antinatural.
-¿Es ilegal tener amigos?
-Es ilegal que yo quiera ser más que su amigo.
-Si está unido a alguien ni siquiera va a mirarte y aun así se acercó a hablar contigo, un simple cliente de su tienda.
-No le des vueltas Jess, solo fue un saludo, no va a pasar más nada.
-¿Estás seguro de eso?
-Si.
-¿Totalmente?
-Si.
-Pues yo no.
-¿Por qué no?
-Porque si no quisiera hablar contigo o siquiera mirarte, no estaría viniendo hacia acá.
Cuando giré para comprobar lo que mi amiga decía, mi vista se volvió azul, bueno, no se volvió azul, una camiseta azul yacía en frente de mí, para ser más exactos, la camiseta azul de Dante estaba frente de mí.
Dante estaba parado en frente de mí.
Levanté la mirada y me encontré con esa sonrisa cegadora y, un poco más arriba, con ese inigualable par de ojos dorados.
-Hola Ángel, no sabía que eras amante de los pasabocas italianos-Saludó él.
Al otro extremo de la mesa podía sentir como Jessie se regodeaba en su gloria.
-No todas, está en particular es bastante agradable-Comenté.
Mi amiga aclaró su garganta para hacerse notar.
Desgraciada.
Suspiré y accedí a su, no tan discreta, demanda.
-Dante, esta es mi amiga de la infancia, Jessie; Jessie, te presento a Dante-Dije.
-Hola Jessie, es un placer -Dijo Dante con otra sonrisa cegadora, ¿De verdad no se caen aviones por su culpa? Deberían arrestarlo o algo.
-Hola Dante, es placer es todo mío, ¿Quieres sentarte con nosotros? -Podía notar como estaba disfrutando la situación, se había salido con la suya.
-¿No incomodo?
-¡Para nada! Si justo le hablaba a Ángel de que debemos conocer gente nueva, nuestro grupo de amigos debe crecer, no podemos ser siempre los mismos.
-Bueno, un amigo más nunca sobra.
-¡Eso mismo pienso yo! Pero Ángel es un antisocial, si no es para llevárselo a la cama no le interesa.
-¡Jessie!-Exclamé con la cara encendida, ella solo reía y Dante me miraba confundido.
¿Dónde está ese hueco de la tierra que te traga y te escupe en la otra punta del globo cuando se necesita?
-¿Te gusta jugar, Ángel?-Preguntó Dante.
Repito, tierra trágame.
-¡Pero si es todo un galán!-¿Es que esta chica no sabe callarse?
-¿En serio?-Dante lucia algo pálido.
-¡Por favor! ¡No puedes estarle creyendo las tonterías que dice mi amiga! Creo que le pusieron alcohol a su café-Intenté bromear para aligerar los comentarios.
Creo que funcionó un poco.
-Mi café está bastante puro y oscuro, Ángel, no niegues tus aventuras-Juro que estuve a punto de quedarme sin amiga y planear como esconder un cadáver.
-No las niego, pero tú las exageras Jessie -Vale, eso no arreglaba mucho, pero sabía que Jessie no iba a parar.
-O sea que si te gusta jugar-El comentario de Dante me heló en mi sitio, casi me había olvidado de él.
Cuando volteé a verlo tenía una mirada picara adornada con una sonrisa ladeada.
-Bueno…-Adiós elocuencia, bienvenida mudez.
-No te preocupes, a mí también me gusta jugar.
¿Qué? ¡Tiene una pareja destinada! ¡Es ilegal andar jugando por ahí!
-¿No tienes pareja, Dante?-Vale, sé que llevaba todo el rato queriendo callar a Jessie, pero esa pequeña intervención debía aplaudírsela.
-Tenía una, era maravillosa, pero ya no está-El tono de Dante era algo triste, sentí lastima por el chico.
-Lo siento, yo…no quería…lo siento-Jessie no sabía cómo remediar la atmosfera que había creado.
-No te preocupes, pasó hace mucho tiempo, ahora me dedico a buscar a alguien con quien pasar el rato y divertirme por ahí-Hico una pausa y me miró, luego sonrió-Yo también soy un jugador.
-¿Sabes jugar? -Pregunté levantando una ceja.
-Eso depende de quién sea mi oponente.
-¿Crees que sabes jugar?
-Puedo asegurarte que soy un excelente jugador.
"Ángel, no es amable coquetear con un chico que ha perdido a su alma gemela, no lo hagas" Mi consciencia quiso advertirme.
La mandé a paseo.
El chico estaba disponible y yo quería jugar.