Hoseok se levantó de su cama repentinamente mientras murmuraba un ‘lo siento’ dejando al mayor contrariado.
Yoongi se tocó levemente los labios e intentó ponerse sus pantuflas mientras miraba la hora.
Su reloj marcaba la medianoche así que era totalmente imposible que consiguiera un transporte a esas horas.
Se vistió con algo más cómodo para poder buscarlo afuera aunque aún siguiera confuso por la revelación tan imprevista del menor.
Salió corriendo mientras gritaba su nombre pero no encontró a nadie.
Le preguntó al guardia si había visto a una persona salir de la privada pero el vigilante negó con la cabeza diciendo que tan sólo había visto una camioneta de color negro entrar y salir por alguien.
El mayor esperaba que dentro de esa camioneta estuviera Hoseok, porque sino quería decir que estaba escondido en algún lugar en el frío de la noche.
Aún así intentó buscar por los alrededores, llamando su nombre pero nadie le contestaba.
Se acercó a lugares donde era posible esconderse pero nada.
Era como si Hoseok hubiera desaparecido y por alguna extraña razón sentía que esto no significaba nada bueno. Miró la hora en su celular, cuarenta minutos había estado buscando por el menor pero sin éxito.
Pronto comenzó a darle frío y no tuvo más remedio que entrar a su casa cuando sintió que sus labios comenzaban a partirse y las manos ya no las sentía.
Entró molestó porque el castaño ni siquiera pudo escuchar su respuesta, ¿aunque cuál era su respuesta? Era cierto que Hoseok significaba mucho más que un amigo pero aún estaba lejos de ser algo más.
O tal vez no…
¿Pero entonces que eran? Con ese pensamiento intentó dormir.
Sin embargo la noche era demasiado larga.
Al día siguiente lo buscó en su clase de matemáticas pero no lo encontró.
El resto del día estuvo preguntando por él pero al parecer no había asistido a ninguna clase.
La preocupación le carcomía pero ni siquiera podía hablarle por celular porque no tenía un número para hacerlo.
Esperó durante tres días más y nada.
Hoseok no aparecía por ningún lado y lentamente comenzaba a desesperarse por su ausencia.
–¿Al hijo del director? –Soltó una chica.
–¿Eh? ¿A qué te refieres? –Preguntó.
–Pregunto si estás buscando a Hoseok –Dijo la chica como si fuese algo obvio –El hijo del director.
–Sí… a él –Se mordió el labio.
¿Director? El pálido no tenía idea pero el nombre concordaba con la persona que estaba buscando.
–Los rumores dicen que iba a estudiar al extranjero y hace unos días alguien lo vio saliendo de asuntos administrativos así que lo más probable es que…
Yoongi no dejó terminar a la chica cuando salió corriendo para dirigirse a la oficina del director.
Su secretaria lo detuvo antes de entrar precipitadamente así que la engañó diciéndole que había algo con su beca que estaba mal y quería hablar con él de ello. Después de que el director se desocupó, entró a la oficina con algo de temor.
–Buenos días –Hizo una reverencia –Disculpe, he notado que el alumno Hoseok ha faltado a la mayoría de las clases pero nadie tiene su número y como estamos en finales…
–Detente ahí –Lo interrumpió el director –Me dijeron que tenías un error con tu beca y vienes hablando de mi hijo, ¿qué se te ofrece realmente?
Sus palabras lo molestaron de sobremanera, así que intentó contener su furia mientras continuaba con la conversación de manera normal.
–Vengo hablar de Hoseok, el alumno que faltó a varios de sus exámenes finales y del que no tengo forma de comunicarme para preguntar el motivo –Soltó.
–Entonces tú y yo no tenemos nada de que hablar –Alzó el teléfono mientras marcaba un número –Ahora sal de mi oficina inmediatamente.
Yoongi cerró sus manos en forma de puño mientras salía derrotado.
¿Así que por eso Hoseok nunca contaba nada de él? ¿O él era el único que no sabía nada?
En esta escuela es importante conocer el origen de la familia. Y a ti parece no importarte eso, así que no me veo obligado a mentir.
Claramente no se refería a mentir sobre su familia, sino sobre sus propios sentimientos. Hoseok tenía un estatus y la mayoría de la escuela lo sabía, así que le respetaban, lo buscaban e incluso le pedían ayuda.
Se acercaban a él por ser el hijo del dueño y director de esta escuela, ya sea por conveniencia o no. El castaño estaba acostumbrado a fingir una imagen impecable por el bien de su padre, de su familia y de la escuela misma.
El mayor no sabía nada de todo eso, y cuando el chico ya no estaba a su lado por fin había comenzado a comprender sus palabras.
La homofobia no era algo raro en una sociedad tan tradicional como lo era en Corea, sin embargo la posición social de Hoseok no le ayudaba en nada.
Ahora entendía mucho de sus actitudes pero ya era demasiado tarde, él había partido a algún país extranjero del que no tenía idea. Y nuevamente se había quedado solo, en esa gran facultad como en un principio.
Se supone que debería haberse sentido molesto por abrirle su corazón, pero por alguna razón los recuerdos que hizo con él hicieron que sintiera todo lo contrario. No estaba para nada arrepentido de todo lo que había pasado ni tampoco de haberlo conocido.
Lo único que sentía, era lo mucho que lo extrañaba.
Durante sus clases, durante sus horas libres. En su casa cuando veía la televisión solo y cuando leía libros en las bancas de la escuela.
La presencia de Hoseok había logrado inundar cada espacio solitario que el mayor había impuesto por su propio bien.
Ese silencio tan cómodo que tanto amaba, ahora se había convertido en algo solitario.
–No tengo idea a dónde fue –Soltó intentando contener su llanto.
–Lo siento Yoon –Sonó la voz de Jimin del otro lado –Lo buscaría pero no sé si mi padre me dejaría hacerlo por ti.
–Déjalo así, si el destino me permite encontrarme con él otra vez…
–Olvídalo Yoon, estás muy mal –El mayor se mordió el labio –Haré lo posible para rastrearlo con ayuda de papá y te diré.
–Min… –El chico rió del otro lado.
–Pero deberías ir pensando una respuesta antes de encontrarte nuevamente con él –Elpálido suspiró –Lo sabes, ¿cierto?
Era fácil decirlo pero hacerlo era muy diferente.
¿Qué sentía por el hijo del director? El chico que lo obligó a romper sus propias reglas y que al final lo dejó abandonado. Y precisamente esa era la razón por la cual impuso esas reglas desde un principio.
Se preguntó a sí mismo, ¿por qué lo había dejado entrar a su corazón? ¿qué tenía el de diferente a los demás chicos?
Y lo recordó.
Tu mirada me decía mucho más de lo que mostrabas.
Así que fue la curiosidad la que lo llevó a permitirle estar a su lado.
Incluso en algún punto de su relación pensó que las cosas serían al revés y que él tendría que dejarlo cuando ese momento llegara, nunca imaginó que el destino jugaría las cosas a su modo y al final era el menor fuera quien se separara de él.
Ahora ya no podría ver al chico que siempre sonreía pero tampoco se imagino que dolería tanto no hacerlo.