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LO QUE YO MEREZCO (Gafou) por LILITH_HIWATARI

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Capítulo 6: Fábula ancestral.

 

“¡Bueno, yo digo que matemos a la bestia!”

 

 

Érase una vez en el corazón de Francia un joven y apuesto príncipe que vivió en un hermoso castillo, aun que tenía todo lo que deseaba su corazón el príncipe era egoísta y arrogante, cobraba al pueblo para llenar su castillo con los objetos más costosos y sus fiestas con la gente más hermosa.

 

Pero una noche una intrusa inesperada llegó al castillo para pedir refugio de la helada tormenta.   Como obsequio ofreció al príncipe una sola rosa, en desprecio por su aspecto andrajoso el príncipe rechazo a la mujer. Pero ella le advirtió que no se dejara engañar por las apariencias pues la belleza se halla en el interior. Cuando la volvió a rechazar la apariencia externa de la anciana se disolvió revelando a una hermosa hechicera, el príncipe le suplico su perdón pero ya era demasiado tarde, ella había visto que no había amor en su corazón y como castigo lo transformó en una horrible bestia y lanzo un poderoso hechizo en su castillo y a todo aquel que vivía ahí.

 

Los días se convirtieron en años y el mundo  olvido al príncipe y sus sirvientes pues  la hechicera borro todo recuerdo de ellos de la mente de sus seres amados, más la rosa que había ofrecido en realidad era una rosa encantada si el aprendía a amar a alguien y también obtenía su amor a cambio antes de que cayera el ultimo pétalo el hechizo se rompería si no  sería condenado a ser una bestia por toda la eternidad.

 

Con el paso de los años se decepciono y perdió toda esperanza.

 

Pues ¿quién podría aprender a amar a una bestia?

 

****************

 

-          Estoy en casa padre – Grito la joven pateando la puerta en sus hombros  un ciervo recién muerto - ¿Padre? – volvió a llamar dejando caer el ciervo en la mesa, no era uno muy grande tal vez uno joven pero aun así de buen tamaño para ella, un niño salió corriendo entonces de no más de seis años lleno de jabón totalmente desnudo.

-          ¡Lizzie! – grito el niño emocionado corriendo abrazar  la joven.

-          Hey Gil ¿escapando del baño otra vez eh? – sonrió ella revolviendo los cabellos rubios del niño mientras este asentía.

-          Elizabeth – llamo un hombre regordete con la camisa mojada y sus mangas recogidas llenas de jabón – Gil el baño aún no termina – dijo con severidad al niño que se escondió detrás de las piernas de su hermana – otro ciervo – noto entonces la carne muerta en su mesa – y lo pusiste sobre la mesa  - suspiro poniendo las manos en sus caderas – Elizabeth Floretta Le Fay – llamo su nombre completo – te eh dicho mil veces que no hay ciervos, conejos o cualquier otro animal muerto en nuestra mesa.

-          Pero no es para nosotros – se disculpó de inmediato – bueno la carne si pero la piel es un regalo padre, es el cumpleaños del hijo mayor del príncipe Adam y merece un gran regalo – se excusó sonriendo como una niña angelical.

-          Bien – suspiro su padre – pero necesitaras un baño también o Laurrette no va a permitirte en su tienda – la chica hizo un puchero ante la mención de la modista – nada, es un baile formal necesitas un vestido nuevo – le ordeno.

-          Bien – rodo los ojos – me bañare y usare un estúpido vestido – gruño – aunque yo creo que los pantalones son más cómodos – salió de ahí murmurando molesta para quitarse la ropa ensangrentada.

 

Y Laurrette había sigo la única de las Bimbettes de seguir en el negocio de su madrastra cociendo vestidos para las damas del pueblo, ella finalmente se alió con Stanley quien tenía un buen gusto y juntos crearon la mejor sastrería de todas, por lo que la mayoría de las chicas del pueblo estaban ahí para mandar por un nuevo traje que lucir en la gala  del cumpleaños número dieciséis del hijo mayor del príncipe Adam, el más amado de todos.

 

Ellos lo hicieron  a regañadientes, Elizabeth y Gil tuvieron sus trajes terminados regresando a casa  a tiempo para la cena, mientras Gil jugueteaba con pequeños soldados sobre los perros, Lefou termina de cuidar la cena en el fuego, ciervo en estofado gracias a su hija, Elizabeth salió a dar un paseo camino hasta la vieja casa de su padre, dejando a su caballo un bello semental que le había costado una pequeña fortuna bien amarrado rodeo la vieja casa, una que eran más ruinas que nada hasta el amplio patio, le gustaba este lugar, la casa donde vivía ahora de Gastón estaba en la ciudad, en medio de toda la ajetreada vida del pueblo por lo que no había un patio decente, aquí a las afueras de la ciudad ella podía tener el bello jardín que alguna vez perteneció a su abuela.

 

Las flores muchas de ellas silvestres empezaban ya a cerrarse con la noche cayendo lentamente sobre ellas, el viento soplo con suavidad tratando de aligerar la carga de culpa en su corazón, ella termino por cruzar ese mar de flores hasta la pequeña tumba, una lápida donde un nombre simbólico se encontraba marcado pues no había cuerpo alguno.

 

-          Hola – salido la chica arrodillándose entre la hierba fresca – lamento no haber podido venir antes – suspiro ella con remordimiento – pero eh estad tan ocupada y sé que sonara mal – dijo con vergüenza – pero  soy tan feliz que a veces lo olvido – murmuro – perdóname – su garganta se sintió seca de pronto – no es mi intención olvidarte pero gracias – sonrió con tristeza – gracias por darme una familia aunque sé que no fue tu intención y nunca imaginaste que llegara a pasar así – limpio con su mano el contorno de cada una de las letras de la vieja lapida – gracias por traerlo de vuelta madre.

 

La chica se levantó entonces viendo la lápida simbólica que su padre le dejo mantener, un lugar donde pudiera sentirse a gusto para visitar a su madre, para hablar con ella ya que no podría hacerlo en el real sepulcro a menos tenia este campo de flores. Monto a su caballo nuevamente no sin antes decir adiós y cabalgo a su casa, Gil abrió la puerta sonriendo al mirarle, saltante de gusto al verla, su padre ya sirviendo la comida en la mesa, los dos perros de caza corriendo a su al rededor y en la chimenea, junto a esta donde la silla de astas y pieles siempre descansada la figara de un hombre le saludo.

 

-          Elizabeth – llamo el hombre levantándose.

-          Has regresado – dijo ella emocionada corriendo abrazarle.

-          ¿Pero qué rayos te pasa niña solo fui al castillo? – gruño el hombre ante la muestra de afecto -   Tu hija debe estar enferma para abrazarme así – miro al hombre regordete que solo sonreirá ante sus palabras.

-          Nuestra hija – le corrigió él – es tuya también Gastón.

-          Elizabeth  cazo un venado para el hijo del príncipe – Gil intervino buscando atención también.

-          ¡Cállate idiota! – la chica lo empujó hacia los perros que saltaron a gusto encima del niño para jugar.

-          ¿Enserio Elizabeth? - gruño el viejo hombre  - es un enclenque – frunció el ceño  ni siquiera estoy seguro de ir a su baile.

-          Ya hemos hablado de esto e iremos todos – llamo la atención Lefou y todos en la casa comenzaron a pelear mientras se sentaban a la mesa.

 

Y Elizabeth no pudo dejar de sonreír en toda la noche, al recordarse que sí, esta era su familia, la cual estuvo a punto de perder, por surte nada de eso sucedió.

 

 

***************************

Dieciséis años antes.

 

Agatha se paseaba por el castillo después de convertir a la bestia nuevamente en humano, camino frente a las personas que llenos de gozos reconocían a sus seres queridos, paso de largo como un fantasma puesto que la felicidad no les dejaba ver más allá, se abrió camino entre la multitud y rodeo el castillo hasta donde el cuerpo de un hombre cruel exhalaba sus últimos alientos de vida, la hechicera miro al hombre, vio la vida escapándose preparándose para verle partir, para ver a la muerte recolectar su alma, el hombre abrió la boca intentando murmurar algo, sus últimas palabras o una plegaria al cielo tal vez, no sería la primera vez que alguien le suplicara salvarle, lo que él dijo no fue nada que se esperaba.

 

“Lefou”

 

El hombre moribundo llamo aquel que tanto dolor le causo, no había orden, no haba odio en sus palabras, simple remordimiento, Gastón Legume susurra el nombre de su amigo como una súplica de perdón, tal vez solo tal vez aun había algo bueno dentro del arrogante hombre, Agatha se debatió entonces, podía dejarlo caer, cortar los hilos que lo mantenían aún con vida y sufriendo o empujar la vida de nuevo dentro del deshilachado, podía tal vez  darle otra oportunidad, había servido con el príncipe porque no con un viejo soldado cuya vida fue igualmente empujada en el camino incorrecto.

 

Ella se mostró indecisa, no queriendo pasar diez largos años nuevamente con un ser maldito, donde encontraría el amor nuevamente, cuando el hombre volvió a llamar su nombre, supo que tal vez no era solo amistad lo que había ahí, busco entre los corazones de los presentes, las almas de todos los del castillo y lo hayo, ahí estaba era débil pero aún se mantenía, una conexión, la última cuerda que mantenía la vida de Gastón en ese mundo, el ultimo hilo que lo mantenía en ese plano venia directamente del corazón de pequeño Lefou.

 

No debió ser sorpresa Agatha solo sonrió ante la ironía de la vida, aquí estaba el, un hombre arrogante tanto como lo fue Adam, lleno de todo lo que podía desear y sin embargo solo por no ver que la felicidad estaba a centímetros de sus dedos, sería muy fácil que Gastón tuviera que esperar que alguien lo amara al ser trasformado en una bestia, demasiado pues ya tenía el amor incondicional de alguien, no, Gastón tenía que aprender su lección de otra forma, amar a otro ser, ser capaz de darlo todo por alguien, la vida misma de ser necesario.

Agatha se dijo entonces que le daría una oportunidad solo una, levanto la mano sobre el corazón de Gastón y trajo de vuelta su alma empujándola a su cuerpo, una última advertencia le susurro, el alcance de su maldición.

 

“Tanto en el interior como el exterior tu apariencia reflejara, hasta que no aprendas a amar la maldición no terminara, aprende de ella Gastón pues esta es tu última oportunidad”

 

Cuando Gastón despertó olvido la advertencia de la vieja hechicera.

 

**************

 

-          Pobre tonto – murmuro Agatha caminado entre las rocas del rio a sus pies el cuerpo de Gastón golpeado por estas se aferraba nuevamente a la vida, otra vez en esa situación, nuevamente verlo morir ante sus ojos - te lo había advertido Gastón – suspiro ella  inclinándose al cuerpo - te di  otra oportunidad y mírate aquí a punto de morir nuevamente – acomodo un mechón de cabello húmedo para que este pudiera verle a la perfección -  ¿porque lo hiciste? – pregunto entonces con confusión -  Lefou hubiera resistido,  incluso si se lo pedias hubiera soltado a su hija – dijo totalmente seria sin emoción alguna en su rostro, vio la lucha del hombre, a Gastón intentando respirar pero siendo incapaz de hacerlo, la hechicera entonces uso su magia para permitirle hablar y que este se defendiera.

-          No lo haría – finalmente respondió.

-          Ambos sabemos que sí, tenía tanto miedo de perderte que no lo hubiera dudado – le miro ella Gastón pareció sorprendido pero nuevamente necio a sus palabras -  solo tenías que decir una palabra y estarías vivo y ella fuera del camino  - sonrió -  es lo que más deseas ¿no?, lo que realmente ansia tu corazón, tenerle para ti.

-          No  - ni siquiera dudo, hace algunos años Gastón hubiera respondido diferente, que no le importaba el pequeño hombre, hace unos meses él hubiera dicho que sí, que solo deseaba su atención, ahora era muy diferente.

-          ¿No? – dijo incrédula -  acaso su vida vale más que la tuya, ¿la hija de esa mujer es mucho más importante que la del gran Gastón? – dijo con burla -  ¿Valió la pena? – se levantó entonces alisando su vestido -  Dar tu vida por la de esa bastarda,  ¿realmente son mucho más importantes que tú?

-          Si – murmuró Gastón cerrando los ojos listo para dejarse llevar por la muerte, porque si, ellos eran lo más importante, Lefou y esa niña, Elizabeth a quien sin darse cuenta había empezado a querer con fervor, si le dieran a elegir Gastón lo haría todo nuevamente, lo supo cuando corrió en el bosque y peleo con un oso para protegerla, pero hasta ahora finalmente podía admitirlo, si ella, Elizabeth era lo más importante y finalmente podía morir al saber que estaba a salvo.

 

Agatha suspiro no había esperado esto, la aparición de Elizabeth fue una sorpresa pero realmente  algo bueno, creyó que Gastón nunca aprendería la lección con esa niña ahí, que siempre habría rencor en su corazón y jamás podría amar realmente a alguien, no a Lefou pues la constante traición seria recordada por Elizabeth y sin embargo ahí estaba el hombre, en su momento más bajo, destruido totalmente capaz de sacrificarse por la ida de una niña inocente, de aquella a la que más odio alguna vez su corazón ahora le amaba.

 

Habría sido más fácil, mucho más que Gastón admitiera su amor por Lefou, que el finalmente viera todo el cariño del hombre, mas quiso el destino que fuera el cariño de una niña lo que le librara de aquella maldición, ni siquiera ella con su magia pudo predecir qué el duro corazón de Gastón se ablandaría por una pequeña de siete años.

 

-          Despierta Gastón – suspiro la mujer  mientras la luz envolvía el cuerpo casi sin vida del hombre y lo dejaba caer  totalmente seco e ileso -  no sé cómo pero lo has logrado – se burló ella - pusiste la vida de alguien más sobre la tuya, has aprendido tu lección – y sin más se alejó unos pasos para que Gastón se levantara, estaba mareado sus pulmones ya no estaban pesados.

 

Parpadeo un par de veces solo para notar que su visión era nuevamente perfecta, no había ninguna sombra o tambaleo en esta, noto también que contaba diez dedos, su otra mano su brazo la cual seguía sintiendo a veces como un fantasma ahora estaba ahí, no era una ilusión más, su brazo estaba de vuelta, incluso lo mordió para ver si era real lo que ocasionó una burla de la hechicera, se acercó al agua para ver su reflejo en esta y ahí estaba so rostro, la cicatriz aún estaba ahí, cubriendo su ojo pero no había nada malo en su visión, su brazo también estaba de vuelta, con una enorme cicatriz rodeándole donde antes había sido cortado, abrió su camisa, aquella que estaba casi rota por la caída y en su pecho seguía la otra cicatriz enorme pero no había rastro de dolor, incluso al levantarse por completo y caminar no hubo cojera, él estaba bien, en perfectas condiciones, si no fuera por las obvias cicatrices de su caída no habría rastro alguno.

 

-          ¿Cuál es el truco? – fue lo primero que salió de su boca al verse de vuelto a la vida, aun con desconfianza a la mujer.

-          El truco es que te vayas antes de que cambie de opinión – le despidió no queriendo lidiar con Gastón y esperando que este solo se fuera o terminaría convirtiéndolo en sapo, de hecho esperaba que eso pasara, noto entonces que Gastón rascaba su cicatriz el su brazo con desesperación -  es para que recuerdes lo que algunas vez te hizo perder tu arrogancia – llamo su atención por lo que dejo de rascarse, pues le era extraño después de meses de no tenerlo -  Y Gastón  no habrá  una próxima vez – le recordó mirándole con seriedad.

-          Gracias – dijo finalmente el hombre con total humildad antes de marcharse de vuelta a donde suponía él era su hogar.

-          Ellos deben importante mucho si realmente estas agradeciendo a una pobre mendiga – murmuro mirando simplemente como el hombre seguía sin mirar detrás.

 

“Es bueno” se dijo que Gastón no volteara ni una sola vez, que no mirara sus pasos, que no viera el pasado como venía haciendo desde hace años, pues a veces por no dejar de vivir en el paso, por insistir en  lo que alguna vez fue no podemos ver lo que tenemos en frente, a veces nosotros mismos nos encerramos en una maldición al no dejar ir el pasado atrás.

 

Gastón siguió caminando, hasta que sus piernas dolieron, siguió caminando ignorando los aullidos en la lejanía, los posibles peligros, estaba muy lejos de su hogar pues el rio lo había arrastrado un buen tramo, cuando su cuerpo no pudo más se mordió la lengua antes de maldecir a la hechicera por dejarle tan lejos de su aldea, para después agradecer el ser cuidado por ella, pues estaba seguro que no había forma alguna que el solo atravesara el bosque por ya cuatros días enteros sin que fuera atacado por algún lobo o fiera que pudiera dañarle.

 

El quinto día, cuando el sol se metía en el horizonte llego a la aldea.

 

***************

 

Fueron horas tal vez, o solo minutos, no importo el tiempo en ese momento, Lefou siguió abrazando a Lizzie hasta que la noche se adentró en el horizonte, hasta que alguien llego a auxiliarles obligándoles a levantarse, Elizabeth en sus brazos seguía llorando y el solo estaba ahí, negándose a mirar donde Gastón había caído, no escucho la voz de las personas, solo sabe que fue empujado en un carruaje, que fue llevado a un castillo y una taza de té cliente en sus manos fue puesto, Lefou no recuerda mucho solo que cuando Bella puso una mano en su hombro dándole su pésame él se rompió, lloro nuevamente como no había hecho desde la guerra, desde que sus padres murieron, Lefou se sintió como un pequeño solitario, toda la angustia al saber que Gastón había muerto la primera vez regreso, todo el dolor se incrementó, pues ahora no había forma, no habría milagros que lo trajeran de vuelta.

 

Cuando se hizo obvio que no llegaban Bella se preocupó, Lefou nunca legaba tarde por lo que alerto mandar a alguien a buscarles, así fue como encontraron al caballo sin riendas por el camino y terminaron rastreándoles, así fue como les encontraron, sin rastro alguno de Gastón pero con obvias indicios de los que posiblemente pudo pasar.

 

Pasaron dos días antes de que Lefou pudiera hablar de lo sucedido, dos días en los que solo lloraba y abrazaba a su hija, después de eso regreso a su casa, a casa de Gastón, no es que Lefou le ofreciera un lugar en el astillo es que de alguna forma no se sentía bien, la primera vez que estuvieron ahí Gastón casi muere, ahora había muerto de camino al castillo, era tonto pero de alguna forma Lefou asocio cosas terribles con el castillo y quiso regresar al pueblo.

 

Fue una sorpresa cuando el notario le hizo saber que todas las propiedades de Gastón pasaban a su nombre, cuando supo que en algún momento después de la guerra Gastón había rececho el testamento, tras tomar posesión de las cosas de sus padres el decidió hacer uno nuevo, uno que involucraba a sus hijos futuros y esposa pero de igual manera a Lefou, sin hijos propios Gastón dejo todo a su mejor amigo Lefou.

 

Se sintió aun peor después de eso, pero se dijo que debía ser fuerte, mantenerse firme y no dejarse morir en el dolor pues tenía una hija que lo necesitaba, Lizzie  dejó de sonreír, desde el accidente no había dicho una palabra, desde el regreso a su casa no lloro, no se movía nada, era como si simplemente perdiera el deseo a vivir, y eso lastimo a su padre.

 

El quinto día desde la muerte de Gastón  tras posponer nuevamente el funeral para su viejo amigo la desesperación volvió a inundarle, Lizzie seguía aferrada al viejo sombrero de Gastón, cuando intentaron quitárselo ella grito y pataleo, ahora solo lo sostenía en sus dedos como si fuera un tesoro, esa noche Lefou tomo el licor y bebió, decidido emborracharse hasta ya no tener conciencia, solo una noche, solo una pidió sin que el recuerdo de Gastón lo siguiera.

 

Esa noche alguien toco su puerta con insistencia, cuando abrió la puerta y vio de pie a Gastón, lo maldijo creyendo que era alucinación, empujo al hombre, al farsante que disfrutaba de torturarle golpeándole, cuando dos fuertes brazos le rodearon para no dejarle ir, cuando su nombre fue dicho en una caricia soltó a llorar.

 

-          Estoy en casa – murmuro finalmente Gastón viendo el dolor de su mejor amigo – estoy en casa mi querida Lefou – le sostuvo toda la noche, le abrazo mientras el hombre más bajo lo golpeaba reprochándole dejarlos, le sostuvo hasta que se quedó dormido.

 

A la mañana siguiente Lefou despertó desorientado, la jaqueca martillando su cabeza, el aroma de algo delicioso tal vez huevos recién hechos le animó a levantarse, levanto su vista del sillón solo para congelarse, pues un fantasma hacia huevos en la cocina, cuando Gastón le lanzo una de sus arrogantes sonrisas casi se desmaya del susto.

 

Le grito, empujo llamándole demonio, o alguna hechicería que no debía pasar, pero Gastón finalmente convenció a su viejo amigo que era real y de hecho no había comido nada decente en días, le hablo de su maldición, de cómo fue devuelto a la vida y olvido todo el asunto pero que finalmente fue liberado y recompensado, de cómo las cicatrices cubrían su piel como un recordatorio a su arrogancia, le hablo de todo, del largo martirio que había sido regresar a casa, su hogar.

 

Ellos se miraron fijamente, Gastón no dejo de sonreír y Lefou estaba tan feliz que estaba seguro que casi lo besaría en ese momento, sus manos casi se tocaban desde la mesa, entonces Gastón bajo la mirada tomando con delicadeza la mano de Lefou y murmuro un perdón, se disculpó por el dolor, por los malos tratos, por toda su arrogancia, el regordete hombre no sabía que decir, sonrió simplemente  y le perdono de todo corazón.

 

Un grito entonces se oyó dese el otro lado de la casa, Lizzie salía de la habitación y a ver a Gastón grito asustada, cuando su padre asintió corrió a los brazos del hombre y lloro, le llamo tonto por dejarse caer y después exigió saber la historia detrás de ello.

 

Todo volvió a ser como antes pero ahora mucho mejor, el pueblo no vio extraño el hecho de Gastón tuviera su brazo otra vez y él no lo señalo Lefou aseguró que tal vez era obra de la hechicera y ninguno dijo nada.

 

La normalidad regreso, Gastón estaba rodeado nuevamente de mujeres hermosas tras las cacerías exitosas, Lizzie aprendió a leer gracias a las lecturas de Gastón pero también se convirtió en una gran aprendiz, ella era quien espantaba a las mujeres que coqueteaban con el hombre y ocupaba el lugar en su regazo, a veces se quejaba un poco diciendo que no habría hermosas mujeres sobre el por causa de Lizzie pero realmente no le molestaba tanto.

 

Aun visitaban a Bella, Gastón a regañadientes haciendo una mueca cuando descubrió que estaba embarazada y aun que debió sentirse terrible, de hecho su desagrado fue por otra cosa, el ya no estaba interesado en la mujer de hecho simplemente no quería verla.

 

Los años pasaron y Gastón se acostumbró a estar todo el tiempo con su pequeña familia, llevando a Lefou a todas partes enseñando a Elizabeth a ser una grandiosa mujer, tuvo que pasar más tiempo aun y un nuevo niño para que Gastón, tan terco como era  se diera cuenta de lo importante que Lefou era para él.

 

No es que fuera lento, o un idiota, es que paso tanto tiempo reprimiendo ese deseo, tanto empujando sus anhelos que era difícil tomar lo que realmente deseaba aun cuando estuviera cerca de él.

Era una noche tranquila, tras beber unas rondas en la cantina, Elizabeth dormida en el hombro de Gastón  ella cumplió los dieciséis años finalmente y su primera bebida fue supervisada, Lefou no estaba tan de acuerdo pero lo dejo pasar por que al menos la vigilarían, iban de regreso con una adolecente totalmente dormida, arrullada por el movimiento de Gastón, habían escucharon algunos murmullos de mujeres que vieron a la joven beber como una campeona decir lo mal que estaba criada, la falta de una madre en su casa.

 

Lefou escucho eso, y por algún motivo terminaron hablando de que ninguno de ellos busco casarse nunca, Gastón molesto rodo los ojos pues Elizabeth había dejado de beber desde hacer rato para subirse al regazo de Gastón y dormir como si fuera una niña de cinco años y finalmente habían partido a casa, con la ahora chica dormida en su cama, después de algunos años Lefou dejó de dormir con ella y bueno termino en la habitación de Gastón como amigos claro.

 

La mayoría de las noches Gastón no estaba ahí puesto que solía ir a cazar y pasaba largos periodos fuera, pero cuando lo hacía era como dos amigos y bueno si tal vez despertaban medio abrazados nadie lo menciono nunca, así que estaban ahí en frente a la chimenea, con Gastón bebiendo otra cerveza aun cuando Lefou no quería, viendo las llamas del fuego avivarse que finalmente hablo.

 

-          Siempre fuiste tú – murmuro el hombre  mirando el fuego danzar suavemente.

-          ¿Que? – pregunto extrañado Lefou no entendió a  qué se refería.

-          Lo que estaba buscando – suspiro el hombre -  eras tú – y ahora le miraba directamente a los ojos.

-          ¿Gastón? – dijo titubeante desde su silla, Gastón se levantó entonces dejo su bebida en una mesa cercana y se acercó a Lefou, soplo su aliento con suavidad contra el rostro del menor  inclinándose hasta estar completamente frente a frente sobre él le miro.

-          Te lo dije, eres el mejor Lefou – sonrió con cariño – y yo solo merezco lo mejor – termino para besarle finalmente  y fue extraño  y único ninguno de ellos sabía lo que estaba haciendo, Lefou solo había besado a una mujer en su vida, Gastón a miles de ellas y sin embargo ninguno de ellos se había sentido así.

 

Gastón le beso, tomo sus labios con delicadeza, tranquilidad, con todo el tiempo del mundo esperándoles, no había necesidad de correr, no hubo necesidad de ocultare, no más, no ahora, no después de casi perderse dos veces, a ninguno de ellos les importo lo que pudiera pasar, solo el ahora, solo el hoy.

 

Tuvieron que pasar más de veinte años para que Gastón finalmente aceptara lo que su corazón le dijo hace mucho tiempo, que la voz de su padre se desvaneciera en su mente y todos los prejuicios se perdieran, tuvieron que llorar mucho, sangrar y demás para que finalmente Gastón pudiera decirlo, tuvo que ser maldito y convertirse en padres para que finalmente Gastón Legume aceptara que amaba a su mejor amigo Lefou.

 

*********************

Fue durante uno de sus viajes que sucedió, Gastón odiaba viajar pero tras algunos años, se decidido a hacerlo, como cazador y amante de las astas había reunido una gran cantidades de estas, sin embargo termino teniendo que deshacerse de ellas y busco compradores en otros lugares, en su último viaje Gastón regreso con algo extraño, un pequeño bulto en sus manos, que Lefou intrigado descubrió.

Un bebé, Gastón traía un jodido Bebé entre las cosas de su carreta lo primero que dijo Lefou cuando lo vio fue “por favor dime que no es tuyo”, Gastón bufo ante eso  y gruño alguna tontería pero obviamente el no traería a un niño entre las cosas de su carreta como un objeto.

 

Nunca supieron de quien era el Bebé, Gastón regreso al pueblo un par de veces preguntando si algún madre perdió  su hijo más nadie supo darle razón, Lefou no descarto la teoría de que fuera hijo de Gastón o de alguna forma relacionada con el pues lo brillantes ojos azules del niño lo incriminaban, Elizabeth amo al niño y con el paso del tiempo comprendieron que nadie vendría por el chiquillo.

 

Un par de años después aún seguían con el miedo de que alguien regresara arrebatarles a su hijo, si su hijo ahora, entonces el buen príncipe Adam por decreto real les concedió la custodia del niño irrevocable, Gastón odio deberle tanto al odioso príncipe pero por el rostro de felicidad de su familia se tragó sus quejas.

 

Lo llamaron Gil y era un niño dulce y adorable, tierno y de buen corazón, el también aprendió a leer aun que fue un poco trabajoso para él.

 

En cuanto a Elizabeth creció convirtiéndose en una mujer fuerte y decidida, los vestidos eran algo no tan cotidiano en su vida, pantalones y botas eran mucho más prácticos cuando ella salía a cazar y en su casa nunca falto el ciervo fresco que cargaba en su propia espalda, muchas de las otras chicas murmuraban sobre la falta de pretendientes, de la chica al parecer un hombre, los más mal intencionados culpaban el ejemplo de tener que vivir con dos hombres en pecado pero a ella poco le importo.

 

El día que se enamoró lo hizo de la persona menos esperada Gastón rechino los dientes y se opuso fervientemente pues no creía que el pequeño niño era ideal para su niña, incluso era más joven que ella, un enclenque que ni siquiera gustaba de usar armas, estaba seguro que no sabía ni como disparar una.

 

Su nombre era Ben y era precisamente el hijo de mayor se su némesis, aunque Lefou decía que Gastón solo era  dramático, Bella, así que si cuando ellos se encontraron en el bosque porque Lizzie trato de matar un ciervo y Ben lo prohibió preguntando que había hecho el ciervo para molestarle y ella arremetió con que solo quería poner comida en su mesa una extraña amistad nació, Ben era un chico dulce de buenos sentimientos decidido a reparar todo el daño que su padre había hecho con la nación bajo su gobierno y Lizzie pronto quedó prendada de el así como el de su fuerza y valentía.

 

Adam se puso en contra, su hijo era un príncipe, uno que debía buscar una linda esposa tierna y paciente, dulce y adorable no una salvaje como la hija de Gastón, cuando este se enteró de eso grito sobre lo mimado que era su hijo y no merecía mirar a su bella y perfecta niña, al final ambos se callaron por que Ben dejo muy en claro que le valía madres si aceptaban o no su amor ellos se iban a casar así tuvieran que huir para ello.

 

Nadie huyo, ellos se casaron y tuvieron muchos hijos, nietos que Gastón empujaban para ser grandes y fuertes cazadores como él y Bella educaba con gran amor.

 

Gil no se quedó atrás se convirtió en un hombre grande y viril de gran fortaleza y aun que no era muy hábil cazando ni muy listo en palabras de Elizabeth era un gran peleador, por lo que sus padres creyeron que se convertiría en soldado, fue una gran sorpresa cuando llego con la noticia de convertirse en marinero, se despidió de sus padres y se hizo a la mar donde su barco fue atacado por piratas, pero no se preocupen Gil no fue asesinado, la capitana del barco vio potencial en el muchacho y aunque a veces le sacaba de quicio se volvió un miembro útil de su tripulación, además era un excelente cocinero, así como relatar sus aventuras en canciones para alabarle, incluso el primer oficial no pudo estar más satisfecho.

 

Las vida resulto realmente buena después de todo para Gastón, y cuando la muerte los reclamo finalmente fueron en paz.   

 

Gastón se fue primero, en su lecho de muerte agradeció a Lefou por estar a su lado, pidió perdón por no verlo mucho antes para evitar ese sufrimiento  y espero que algún día en otra vida pudiera recompensárselo, Lefou sonrió acariciando su rostro y aseguró sin ninguna duda volver a pasar por todo ese dolor si al final volvían a estar así, rodeados de su familia, amándose, él le siguió pocos días después.

 

En cuanto a Bella y Adam ellos vivieron para ver a sus nietos crecer y volverse hombres de bien.

 

Y Ben él se volvió un gran gobernante, mucho mejor que su padre. 

Notas finales:

No puede haber un final feliz más ridículo de este… hasta hijos tienen por dios… me siento enferma de tanta felicidad.

 

Y bien la maldición finalmente se rompió, la cual era que Gastón aprendiera a amar, a poner a otro sobre sus necesidades, ahora si se rompió cuando Gastón se sacrificó por Lizzie por que la ama, antes de que me vengan con sus antorchas  recuerden que existen muchas clases de amor y la hechicera jamás especifico, el amor romántico puede ser tan puro como el amor de un padre a una hija y fue este amor el que salvo a Gastón.

 

Si quedarse con Lefou costo más trabajo y finalmente se dio cuenta el por qué ya no necesitaba coquetear con otras mujeres o que realmente todo lo que buscaba era ese hombre llamado Lefou.

 

Así que tal vez Lizzie es mucho mayor que Ben pero saben que no me importa, a Ben tampoco y si es el Ben de Descendientes al principio iba a buscarle otro nombre o no se sacarle otro hermano pero me dije meh que trabajo, será el Ben tierno y dulce que todos aman de Descendientes porque este es un universo donde no hay hada madrina, no hay Estados Unidos de Auradon y no hay Mal.

 

Alguien quiere otro fic Gafou??? Nadie?? Igual lo voy a publicar solo que esta vez será de Gastón amando a Lefou siendo abiertamente Gay y Lefou no queriendo a Gastón, ¿podrá Gastón conquistarlo? No se lo pierdan en su siguiente fic Gafou, mío de mí.

 

Atrapándote 

Resumen: Gastón héroe de Villeneuve, pináculo de la virilidad y el hombre más codiciado de toda la aldea se encontraba perdidamente enamorado de otro hombre y no cualquiera, el bajito y regordete Lefou, ¿el problema? Lefou aborrecía esta clase de atención él no era un sodomita, pero Gastón no iba a darse por vencido, nadie le dice que no a Gastón.

 

Bella solo suspiro resistiendo el impulso de golpear a su amigo de la infancia por ser un completo idiota, casi sentía pena por Gastón… casi.

 

Au donde Gastón es Gay pero Lefou no y Bella es la mejor amiga de Gastón.

 

 

Una galleta?

Un chocolate??

Un Lefou para Gastón???

 


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