Siendo honestos consigo mismo… Makoto noto que todo iba viento en popa y comenzó a sentirse un poquito paranoico ante todo esto.
Estaba a menos de 3 semanas de tener que mudarse, Kiyoshi había logrado tener su transferencia a un hospital bastante reconocido y para sorpresa de ambos le estaban ofreciendo un servicio a su cargo dado su historial académico y laboral, el único percance había sido que él tendría que esperar 10 días más para finalizar su plazo en el trabajo actual, pero vamos… ¡10 días! Ambos podrían sobrevivir…
El departamento que habían encontrado para ambos estaba en una zona residencial a tan solo 15 minutos en auto del trabajo de Hanamiya y a 30 del de Kiyoshi… por su puesto Hara y Seto serían sus vecinos.
Todo iba bien… muy bien… y esperaba que aquello no fuera la calma antes de la tormenta.
A ver cuando caía el primer zapato.
Pues cayó a la semana de estar de paranoico. Kiyoshi llego bastante molesto, acababa de salir de una guardia nocturna y Hanamiya, que descansaba ese día, y estaba comiendo chocolate y leyendo en el sillón de la sala, despues de limpiar todo el lugar y preparar el desayuno, le miro entrar como tromba y permitió que Kiyoshi estuviera solo en la habitación un par de minutos sin querer hostigar y dándole tiempo a que se calmara.
Makoto se había dado cuenta que a Kiyoshi no le gustaba ni hablar, ni actuar cuando estaba enojado, así que había aplicado el método de 5 minutos… aquel que se usaba en los niños en algunos programas norteamericanos, cuando hacían berrinche, los dejaban solos 5 minutos para que lograran calmarse y despues simplemente hablaban con ellos.
Funcionaba muy bien con Kiyoshi, que solía tener un carácter algo iracundo pero que muy rara vez mostraba con los demás.
El castaño una vez tranquilo, salió de la habitación, le guio a la cocina y le sentó en la barra desayunador para que ambos estuvieran a la misma altura.
-¿te puedo preguntar algo y serás completamente honesto conmigo?-
Hanamiya asintió con la cabeza y toco la enorme mano de Teppei en un esfuerzo bastante torpe de su parte para tratar de consolarlo. Seguía siendo malo en eso.
-¿tú y Hyuga se vieron? ¿Han hablado?-
El moreno totalmente sorprendido ante tan estúpida pregunta se limitó a negar.
-Hyuga me dijo que lo has estado hostigando… que le has mandado fotos de nosotros juntos burlándote de el e incluso has ido a la preparatoria para ofenderlo en frente de los alumnos…-
Hanamiya sintió el momento exacto en que la ira afloro por su mirada oscura.
Y Teppei permitió que se bajara de la barra.
-antes de que te conteste… y quiero que tú también seas honesto conmigo… ¿le crees? ¿Le creíste a lo que te dijo? Sospecho que llego con lágrimas en los ojos, buscando tu auxilio, pidiendo de favor que detuvieras mis ataques porque ya no puede más… estoy casi seguro que incluso te abrazo en busca de protección e intento besarte…-
Teppei inclino el rostro avergonzado.
Y algo en el interior de Hanamiya gruño en celos.
-¿¡intento besarte!?-
Como Teppei seguía con la mirada gacha, Hanamiya supo que había pasado.
-¿¡te besó!? ¡¿El hijo de puta te besó?! Dime por favor que por lo menos lo empujaste… -
Kiyoshi se tallo los ojos.
-llego y se metió a la sala de descanso… estaba dormitando y… pensé que eras tú… estaba oscuro…-
Makoto iba a vomitar.
-exactamente… ¿Qué fue lo que hicieron?-
Si Teppei le decía que había tenido sexo con Hyuga… ¡adiós!
-¡nada! Te lo juro que nada…- le calmó el castaño.
-apenas sentí su peso supe que no eras tú…hasta lo tire de la cama… lo saque del hospital y estuvimos hablando… y como me vio furioso comenzó a disculparse, lloró… y… me dijo que le has estado acosando… me dijo que te rogara que lo dejaras de “atormentar”…-
Kiyoshi tenía esa cara de perrito confundido que hizo que toda la rabia de Hanamiya se mantuviera en un nivel “estable”
Makoto fue a la habitación y regreso con un folder.
-antes de que se divorciaran, fue y pego esto en la entrada del trabajo… fui la comidilla de mis compañeros como un mes, de puta no me bajan, hasta han dicho que gane el concurso por que le di el culo a alguien…-
Incrédulo, Kiyoshi miro la hoja en donde una foto de Makoto estaba atestada de insultos.
-no me voy a dejar… si me atacan… me defiendo… hable con él y para darle una buena patada en los huevos le di esta…-
El castaño miro la fotografía que Hanamiya le había dado a Hyuga, aquella donde ambos estaban acostados y Teppei dormía profundamente.
Pues… Hyuga era el que estaba hostigando a su pareja, había mentido, se había metido al hospital para insinuársele y se estaba victimizando ante Kiyoshi para causar conflicto entre ellos.
Pero lo único que preguntó Teppei al alzar la vista y encontrarse con aquellos ojos oscuros fue un estúpido:
-¿Cuándo tomaste esta foto? Te vez precioso…-
Todo el enojo de Makoto se esfumo en cuestión de segundos ante tal tontería.
¡Por eso no dejaba que Teppei revisara su celular! En él había una buena cantidad de fotos que había tomado a escondidas… incluso un video de ellos teniendo sexo que era algo así como su más grande tesoro.
-¡eso es lo de menos tonto!... quiero saber si le creíste…-
Kiyoshi se acercó a él y de manera ágil le abrazo atrayéndolo férreamente a su pecho.
-no… solo dude un poco porque me dijo que tenía pruebas… -
Hanamiya sintió cuando todo el alivio inundo su corazón.
Kiyoshi le creía… ¡le estaba creyendo! Y aunque nunca se había dado cuenta… eso le había hecho mucha falta… que alguien importante para él le creyera… que alguien a quien apreciaba tanto, le escuchara y no le dijera “zorra” para sacarlo a mitad de la noche de su casa.
Kiyoshi sin querer había curado una parte muy rota de su corazón…
-dime que te bañaste y te lavaste con cloro y despues te metiste al autoclave para quitarte todas las bacterias de ese idiota…-
Evitando que Kiyoshi le besara, Makoto puso sus manos en los labios paraditos como trompetilla del alto.
-me falto el cloro… - susurro Teppei lamiendo los dedos que le impedían seguir su camino.
Hanamiya decidió ser un poquito condescendiente y permitió que Teppei le besara.
Primero con suavidad, lentamente, saludándose despues de una noche de estar alejados, perdonando el silencio de uno, la ingenuidad del otro…
-te amo…- le susurró al oído Kiyoshi, levantándolo en sus brazos y sentándolo nuevamente en la barra…
Kiyoshi le había dicho te amo y una bolita cálida, suavecita y llena de emoción, se acento en su corazón.
Kiyoshi le había creído… le estaba diciendo que lo amaba… le iba a hacer el amor… y en un par de semanas vivirían juntos en Tokio.
El primer zapato había sido considerado por Hanamiya algo así como un zapatito tejido para bebe que solo había hecho que su relación con Kiyoshi se uniera más.
Hanamiya no se lo había dicho con palabras, es más… tampoco con muchas acciones, pero estaba enamorado… estúpidamente enamorado… y aunque tenía mucho miedo, pues todo esto era nuevo para el… se dejaba mimar y querer por aquel tonto grandote que cada día le sorprendía más y más.
Esa mañana finalmente había caído no un zapato… si no todo el closet encima.
Teppei había salido temprano a trabajar y a Hanamiya le había costado horrores abrir los ojos… cuando lo había logrado, sus narinas detectaron el aroma de su propio perfume y una horrible nausea apretó su estómago y le obligo a caminar a trompicones al baño donde se abrazó del váter y vacío la poca cena que le quedaba.
Con las piernas temblorosas, Hanamiya se puso de pie, se enjuago la cara y la boca y abrió el pequeño botiquín detrás del espejo para tomar un antiácido. A lo mejor de estrés tenia gastritis…
Y lo vio…
Vio aquello y rápidamente hizo cuenta en su mente…
Despues, sin confiar en sus cálculos corrió al móvil y abrió el calendario con la cuenta mensual y supo que todo se venía abajo.
No era necesario ser muy genio para saber que le estaba pasando.
Era un hombre de ciencia, conocía su cuerpo mejor que nadie e indiscutiblemente, había confundido las fechas y no había tomado su píldora en 4 días.
Mierda, mierda, mierda…
Abrió su aplicación de mensajes y avisó a Hara que no iría a trabajar, despues llamo a su consultorio de siempre y pidió consulta de urgencias para ese momento.
Lo bueno es que siempre le atendían.
Lo malo es que su médico trabajaba en el mismo lugar que Teppei lo hacía.