-la prueba sanguínea dio positivo y según el ultrasonido, andas en la séptima semana…-
Hanamiya estaba sentado en la silla, frente al escritorio de su médico, mirándole con aquel gesto indiferente, pero sintiendo que frente a él estaba un verdugo dictándole su sentencia de muerte.
Había escuchado todo como si estuviera sumergido debajo del agua…
Estaba esperando un hijo de Kiyoshi…
Estaba esperando un hijo de Kiyoshi…
El terrible nudo de terror ante el golpe de la realidad, hizo que una fuertísima arcada le obligara a doblarse en dos y vació el jugo gástrico de su estómago en el contenedor de basura.
El médico le tendió un pañuelo y Hanamiya con las manos temblorosas, lo cogió y se limpió la boca.
El amargo sabor del líquido aún estaba presente en su lengua y agradeció cuando el hombre le alcanzo un vaso con agua.
-¿hay algún familiar que te pueda venir a recoger?-
Hanamiya negó casi con desespero con la pura cabeza, ya estaba más calmado, podía volver a respirar sin esa sensación de asfixia.
-quiero programar un legrado…-
Ni lo había dudado en pedirlo.
El medico simplemente fue y se acomodó en su silla de regreso y abrió una agenda donde estaba valorando sus citas programadas.
-tenemos hasta la onceava semana… entonces… para que no te sientas presionado… te podría programar para la semana entrante…-
¿La semana entrante? Hanamiya se quería sacar eso hoy mismo… era… tenía que hacerlo, entre más rápido mejor…
-¿no tiene cita para esta semana? ¿Para hoy?-
El hombre podía ver la desesperación en cada gesto del azabache, tenía una larga trayectoria médica y no era la primera vez que algún joven llegaba en las mismas condiciones y pedía lo mismo… de ese 100% que llegaba así, tan solo el 15 decidía continuar con la solicitud y realmente se practicaban un aborto.
-mi agenda está llena en la semana… te podría atender el próximo lunes, serán solo 3 días más, te garantizo que no habrá diferencia alguna entre hoy o 3 días más.
Para Hanamiya había una enorme diferencia entre hoy y 3 días más.
Una abismal diferencia.
Porque quería hacer todo esto sin que Teppei se diera cuenta… porque no quería que se enterara de nada y tampoco quería ver la reprobación en aquella mirada castaña que había logrado apreciar en los últimos meses.
Asintió con los labios temblorosos la cita ofrecida y se levantó para salir del lugar.
Todo el camino a casa de Hara fue como ir marchando en nubes, escuchaba todo a la redonda de manera amortiguada, no había nadie a su alrededor, todo se movía en cámara lenta.
Ni supo cómo, pero llego a la casa de su amigo donde tenía la certeza que iba a poder estar solo, pues Hara y Seto estaban trabajando.
Cogió la copia de la llave que había debajo del tapete y entro al lugar para casi correr al sofá y hacerse un pequeño camaroncito que pronto cayo profundamente dormido.
Kiyoshi entro al departamento y la verdad, se extrañó bastante de ver que Hanamiya no estaba y que tampoco había nada para cenar.
Aquello era bastante inusual, había sido el mismo Makoto el que realizara un rol de quehaceres del hogar para ambos, en donde cada uno prepararía la comida 3 días y una vez a la semana saldrían a cenar a la calle.
Verificó el calendario esperando de todo corazón, no haber confundido los días y que le hubiera tocado a él… pero no… realmente era turno del azabache.
Tenían también una pequeña pizarra en donde ponían sus turnos de trabajo, los pendientes o notitas que le dijeran al otro el itinerario del día de ambos, pero solo estaba el suyo, el de la noche anterior avisando que llegaría a la hora de la cena.
Aquello también había sido idea de Hanamiya.
Que el rompiera sus propias reglas era raro… pero a lo mejor se le había atravesado en el camino un festejo con Hara o estaba viendo los detalles para su próxima mudanza…
Se bañó, preparó la cena para los dos y se sumergió en el mundo maravilloso de netflix… cuando notó que ya iba empezando el cuarto capítulo de su serie, creyó conveniente, verificar que Hanamiya estaba bien, a lo mejor otra vez se había encerrado en su laboratorio y había perdido la noción del tiempo y tendría que ir por él.
Pero Makoto no contestó ninguna de sus 3 llamadas ni sus mensajes.
Está bien, Teppei no iba a asustarse por algo así, Hanamiya era un hombre adulto que sabía cuidarse solo, es más, hasta había notado que en su bolso tenía un gas pimienta, que la verdad, no quería que usara nunca en la vida.
Pero… Hyuga estaba al acecho… la verdad no sabía de qué sería capaz su ex, no quería parecer paranoico pero prefería pecar de serlo a correr el riesgo.
Marcó el número de Hara y pudo respirar con alivio en cuanto le contestaron.
-eh… hola, perdón por molestar…-
Siendo honesto consigo mismo… Teppei aún no podía creer que en su celular estuviera el número de este chico y que por amor a Makoto, le estuviera hablando como si fueran grandes conocidos… Hara le daba miedito… tenía esa sensación de que Makoto era un demonio y Hara un súcubo.
-hola guapoo… ¿buscas a Mako-chan? Esta aquí conmigo… se puso una borrachera que hasta orino en un poste como si fuera perro… está dormido, espero poder mandártelo mañana, una vez se le pase la cruda… adiós… buenas noches…-
Ok… en definitiva ese chico le seguía dando miedo y esta había sido la llamada telefónica más extraña de toda su vida.
Pero Makoto estaba bien, así que podría dormir calmado de saber eso.
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Hara suspiro con pesar apenas colgó el teléfono. No es que el fuera la persona más honesta del mundo, pero mentirle a Kiyoshi era casi casi, cometer pecado… había estado muchas veces tentado a ponerle San Teppei, un altar y comprarle una alitas de ángel.
El tipo era el novio de su mejor amigo, ¡lo amaba! ¡Había logrado ponerle la correa! Incluso tenía la certeza de que hasta lo hacía sonreír más seguido… y sin lugar a dudas, no podría negar que desde que ambos estaban juntos, Hanamiya se veía muy feliz.
Por eso le había sorprendido a Seto y a él, llegar a su departamento y ver que Hanamiya estaba acostado en su sala, profundamente dormido, pálido, con gesto cansado.
Apenas lo habían despertado, verificando que estuviera bien, que Teppei y el no hubieran peleado. Seto les permitió hablar solos.
Y Makoto le conto todo lo sucedido ese día.
Y por primera vez en su vida, Hara no tuvo algún comentario para burlarse de su mejor amigo.
-¿estás seguro de tu decisión?-
Hara era la única persona en el mundo que nunca podría permitir que Makoto hiciera algo que lo lastimara. Era su mejor amigo, lo conocía desde que era un adolescente y sabia a la perfección que el azabache tenía muchos problemas relacionados a lo de la “maternidad” resultado de su propia infancia.
-¿Qué más puedo hacer?...- Hanamiya estaba sentado y con las piernas flexionadas en un rincón del sillón, cubierto por una manta, su mirada nerviosa, como de un animalito espantado en serio, provocaba mucha ternura en Hara.
-pues… podríamos… decirle a Kiyoshi… despues de todo él es el padre… ¿Qué pasara si se entera de lo que vas a hacer? –
Hanamiya se froto la cara con desespero, se jalo el cabello y se removió inquieto en el sillón.
-Sí, claro… decirle a Kiyoshi… ¿y despues que? ¿Volverse una familia feliz? ¿Obligarlo a estar a mi lado por la culpa de un… de… un…?-
Tragó el nudo en su garganta y parpadeo varias veces, tratando de ahuyentar las poquitísimas lagrimas que querían fugarse de sus ojos.
-no puedo... es que... no estoy preparado... si le digo que estoy esperando un… -omitió la palabra, haciendo un gesto vago con la mano - va a pensar que lo estoy atando a mí... sus amigos pensaran que soy un oportunista… -
Hara nunca había visto a su amigo así de perturbado.
Definitivamente esta situación estaba sobrepasando los límites de Makoto.
-nunca te ha importado lo que los demás piensen de ti… y sabes que no lo hiciste a propósito-
Hara en definitiva era como la madre postiza de Makoto. Incluso le había acostado, quitado los zapatos y arropado. Hanamiya debía estar muy mal para dejarse hacer todo eso sin objetar.
-duerme… mañana hablaremos mejor las cosas…-
Las pesadillas atormentaron toda la noche de Hanamiya. Sus sueños inquietos eran siempre de lo mismo… Kiyoshi alejándose de el, rechazándole, dándole la espalda…
Dos veces despertó sobresaltado, en busca de Kiyoshi y sus tontos abrazos a los cuales ya estaba mal acostumbrado, apenas se daba cuenta donde estaba y recordaba todo, volvía a hacerse un pequeño camaroncito en el mullido sofá y sentía frio… aunque tenía 3 cobertores y estaba usando su ropa, tenía mucho frio.
A las 3 de la mañana encendió su celular y leyó los mensajes que Kiyoshi le había enviado toda la tarde. Incluso había mensajes de voz.
Kiyoshi decía en todos cosas como “ya llegue” “prepare la cena, mañana te toca a ti” “¿quieres que vaya por ti?”
El castaño, sin querer se había metido muy profundo en su corazón… aquellas cosas banales para muchas personas, eran importantes para el… de tan solo recordar esos pequeños momentos en compañía de Teppei hacia que sus manos temblaran.
Teppei era un buen hombre, era un novio lindo, un amante cariñoso, un amigo comprensivo… Y Hanamiya tuvo miedo… porque él era todo lo contrario a Kiyoshi… tan contrario, que se iba a practicar un legrado por mera cobardía.
¿En que estaba pensando cuando todo esto había iniciado?
¿Cómo era posible que sexo casual hubiera terminado en esto?
¿Cómo era posible que despues de 11 meses podría asegurar que ya amaba a ese estúpido pediatra y tenía miedo a perderlo?
Porque aunque Makoto no le hubiera dicho nada a nadie, debía aceptar que definitivamente, tenía miedo de perder a Kiyoshi… pero también tenía miedo de continuar a su lado.
Si Kiyoshi se llegara a enterar de lo que estaba por hacer, seguramente lo odiaría por el resto de su vida.
Se sentó en el sillón, dejo caer su cabeza hacia atrás y suspiro totalmente derrotado.
Aquella tarde, cuando había visto a Teppei la primera vez, ebrio, sucio, apagado, debió seguir con su camino.
Debió pelear contra esas estúpidas emociones infantiles, con aquel romanticismo escolar y seguir caminando. Así no estaría esta noche en vela, esperando con ansias que llegara el día de su legrado.
Pero por más que lo intentaba, por más que trataba de regañarse por haberse acercado ese primer día a Kiyoshi, no podía sentirse culpable. En definitiva, no se arrepentía.
Casi brinca de su piel cuando el celular vibro en su regazo.
Era un mensaje de Teppei.
Terminé de ver la serie =D
Me arden los ojos =_=
Me iré a descansar.
Recuerda hidratarte y tomar un analgésico para tu resaca...
Nos vemos mañana... ¡te amo!
Un sollozo sin lágrimas fue lo único que Makoto pudo emitir de su cuerpo angustiado.
Su chat estaba lleno de mensajes de este tipo, los cuales, al igual que las fotografías, atesoraba celosamente pues Kiyoshi, diario, sin falta, se aseguraba de mandarle uno... Makoto miro cada texto enviado desde hacía un tiempo para acá y resiguió cada letra con el dedo sobre su pantalla, casi asegurando que podría escuchar la voz de Kiyoshi diciéndole cada cosa, susurrándosela al oído como cuando tenían intimidad. Incluso tenía la seguridad de que ahora tenía sus ojos hinchados de ver tanto jodido netflix.
¿Había elegido bien? ¿Estaba tomando la decisión correcta? ¿Cómo era posible que el, quien siempre se jactaba de no ser un estúpido romántico empedernido, ahora tuviera una guerra de emociones en su interior? ¿Si abortaba Kiyoshi lo odiaría? ¿Si no abortaba lo rechazaría o se vería moralmente obligado a estar con él? ¿Tenía que seguir con Kiyoshi?