Kiyoshi preparó el desayuno y se decepcionó un poco cuando vio que si no salía en ese momento, llegaría tarde al trabajo. Aunque estaba esperándole para darle aunque sea un beso de buenos días, Makoto no llegó. Era una pena no poder verlo por la mañana, pero se aseguraría de en la noche, darle una buena cogi... no, no... Una buena dosis de amor que lo dejaría desmayado como 3 días.
Apenas Kiyoshi había salido del lugar, Hanamiya entro de manera escurridiza y corrió directo al baño donde se aseo rápidamente. Despues cogió la primera maleta que encontró y aventó, de manera apresurada, un par de mudas, sus documentos y su tarjeta de crédito.
Lo había pensado muy seriamente...
Iba a terminar con Teppei… e iba abortar.
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Kiyoshi llegó en la noche, casi arrastrando los pies, entró a su hogar, encendió las luces y con sorpresa renovada, notó que Makoto aún no llegaba y tampoco había preparado algo para cenar.
Aquello en si no hubiera sido raro, pues acostumbraran a pedir a domicilio ese día... lo raro fue que apenas entro a su cuarto, notó que faltaban cosas.
De manera fugaz, pensó en un asalto, cuando comprobó que las cosas ausentes eran de Makoto y estas eran muy específicas, Kiyoshi no tardo en hilar las cosas para darse cuenta que el azabache lo había dejado.
Suspiro totalmente derrotado y fue a sentarse en la orilla de la cama, tratando de pensar con templanza como proseguir.
Primero que nada, tenía que averiguar por qué Makoto se había ido.
Saber que iban a hacer pues estaba a tan solo dos semanas de mudarse.
Y dejar de llorar.
Las lágrimas escurrían solitas por sus mejillas, era normal, le estaba doliendo muchísimo no saber en qué había fallado esta vez y ser dejado por alguien a quien había llegado a apreciar bastante... a amar mucho...
Tomó su teléfono y cuando se calmó, marcó el número de Hanamiya, esperando pacientemente a que le contestara.
El teléfono se descolgó al tercer timbrazo, pero Makoto no había dicho nada.
-hola...- susurro Teppei, tratando de no sonar lloroso o ansioso.
-hola...- contesto Hanamiya diferente, con ausencia en la voz, como si en vez de estar hablando con tu pareja, lo estuviera haciendo con un vendedor telefónico.
-¿paso algo malo? ¿Estás bien?
Del otro lado de la línea, Hanamiya respiraba profundamente con la nariz, tratando de mantener ese tono calmo que siempre le caracterizaba.
-estoy bien... yo estoy bien... pero la situación me está superando y la verdad ya no puedo con esto...-
Para Kiyoshi aquellas palabras le llevaron al pasado... a estar de pie en la entrada de una habitación, a verse a sí mismo, estático, incapaz de moverse o decir algo, con una botella y un ramo de flores que se marchitaron ahí mismo.
-es....- Teppei se aclaró la garganta cuando notó que su voz temblaba mucho por el llanto contenido.
-es... ¿por… alguien más?-
Hanamiya podría terminar de clavar la estaca en el corazón de Kiyoshi y acabar con esto desde la raíz... decirle que era por otra persona, en definitiva le aseguraría el odio de Kiyoshi y no volverían a verse jamás en la vida. Pero amaba a este hombre, estaba enamorado de Kiyoshi... y no quería lastimarlo más de lo necesario.
-no... no hay nadie... es solo que... no puedo seguir con esto... he cambiado, ya no me reconozco, siento que cada vez me pierdo más y más... así que lo mejor será que terminemos esto...-
Kiyoshi asintió con la cabeza pese a que nadie lo estaba viendo.
-está bien... si eso es lo que quieres está bien...- comentó el castaño con la voz suave, tristísima y cargada de dolor.
-gracias por entenderlo...-
Kiyoshi ya no pudo decir nada pues la línea sonó cuando colgaron.
Sostuvo el celular contra su oreja y despues miro todo a su alrededor.
Sonrió de manera triste pues aunque supiera que no se iba a morir, que cuando alguien te dejaba eso no te mataba, en estos momentos dolía tanto... que sentía que podría hacerlo.
Ni se cambió... simplemente se dejó acostar hacia atrás en su cama y mirando el techo como si este tuviera las respuestas del mundo, continuó despierto por horas... Que se hicieron un nuevo amanecer.
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Hara apenas y había tenido tiempo de llegar a Makoto cuando este había colgado.
Hanamiya no era alguien que llora rara, en sus tantos años de amistad nunca lo había visto hacerlo.
El teléfono del moreno cayó al suelo y Hanamiya había soltado un grito desgarrador desde lo más profundo de su garganta.
Se había doblado en dos como si tratara de evitar que le arrancaran el corazón y comenzó a hiperventilar.
-Mako-chan... Mako-chan... cálmate... ¡cálmate!... ¡Seto!- Hanamiya estaba en un horrible ataque de pánico. Seto, al escuchar los gritos de su pareja, llego corriendo y apenas vio la escena fue a la cocina donde tomo una bolsa de papel, regresó con ella y recargando a Hanamiya contra su pecho, le rodeó con sus brazos poniendo la bolsa de papel contra sus boca y nariz a modo de mascarilla y le indicó que respirara.
El ataque de Hanamiya duró 4 minutos, los cuales le dejaron con la piel más pálida que de costumbre, sudoroso y los ojos brillosos por las lágrimas no derramadas.
-estaba llorando...- susurró con un hipido el moreno, alejando la bolsa de su rostro y separándose del regazo de Seto.
-estaba llorando pero me dijo que si era lo que quería... estaba bien...-
Hara y Seto se miraron temiendo a que le volviera a dar un ataque...
-me dediqué meses a curarle cada herida del corazón... y se lo acabo de arrancar al rojo vivo...- una risa histérica salió de los labios delgados del azabache.
-¿quién es más hijo de puta? ¿Hyuga por cogerse a alguien en su cama o yo por dejarle sin dar ninguna explicación?-
La risa totalmente desquiciada del azabache hizo que la pareja se cuestionara si era necesario o no llamar a un médico...
-podrías decírselo Mako-chan... estoy seguro que Kiyoshi sería feliz si tienen un hijo...-
Los nervios ya alterados de Hanamiya se crisparon a un más cuando escucho eso.
-¡¿crees que no lo sé?! ¡¿Crees que no sé qué el sería feliz con un hijo?! Kiyoshi sería un buen padre ¡un excelente padre! … -
Entonces... Hara vio el problema de todo.
Makoto no tenía miedo a que Kiyoshi no le quisiera a él o al bebe...
Tenía miedo de el mismo al no ser una buena madre...
Hara sintió que se le acalambraba el brazo. Habían tenido que darle a Makoto un poco de té con una pequeña dosis de gotas para dormir que Seto tomaba de vez en cuando y le habían permitido usar su cama.
Su pobre Seto se iba a ganar una buena mamada para el fin de semana. Se había quedado dormido en el sillón con sus piecitos colgando pues apenas y cabía en el… pero ambos entendían que Hanamiya les necesitaba. Ahora yacía profundamente dormido y Hara, en serio, tuvo que admirar la fortaleza de su amigo. Aunque gritó, hiperventiló e hipó como niño pequeño, ni una lagrima había salido de sus ojos.
¿Hacia cuanto que Hanamiya no lloraba? ¿Hacia cuanto había permitido que el dolor que sintiera, saliera de su corazón?
El moreno se resguardó mas en su abrazo y para Hara no fue sorpresa escuchar que en sueños, estaba llamando a Kiyoshi.
Pues… Hanamiya podría ser un adulto, un genio, ganador en un concurso de ciencia y tecnología que había innovado el tratamiento médico en niños con quemaduras…
Pero en las relaciones interpersonales, Makoto apestaba.
¿Cómo era posible que terminara con Kiyoshi si lo amaba tanto?
¿Cómo estaba pensando en abortar si él era de los pocos hombres fértiles que había en la sociedad y le podría dar al hombre que amaba el mejor regalo de la vida?
Suspiro totalmente cansado y despejo la pálida piel de la frente, dándole un besito a su mejor amigo.
-tonto…- susurró resguardándole más en su abrazo. Hanamiya en serio era un tonto… y al parecer tendría que darle otra patada en el hermoso culo que tenía.
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Kiyoshi descansaba ese día y decidió salir al parque para despejar su mente.
No había dormido toda la noche y aunque había querido darse una buena borrachera, no había podido… el alcohol simplemente no entraba en su cuerpo.
Se rasco con la yema de los dedos la barba matutina y fue a sentarse en la banca que había usado hace meses, aquella en donde el estúpido ganso le había mordido… y justo como aquel día, miro el pequeño laguito artificial del centro.
Había terminado… Hanamiya lo había dejado… y dolía muchísimo… pero no podía obligar a una persona a estar con él si ya no se sentía a gusto.
Sabía que esto tarde o temprano pasaría, pero siendo honesto consigo mismo, no pensó que fuera tan pronto.
Suspiro y alzo la vista para ver el cielo de la mañana. Estaba haciendo frio y había pocas personas en el lugar… seguramente si gritaba su dolor, nadie le haría caso.
Pero simplemente no tenía voz que pudiera emitir cuanto dolor sentía…
Cuando pensó que las cosas no podían ir peor, se había equivocado…
Hyuga venia caminando en el pequeño sendero de piedritas anaranjadas, bien resguardado en su abrigo y con mirada ausente.
A lo mejor si no se movía, no lo notaba…
aja… iluso.
Apenas Hyuga le vio, camino directamente hacia él y fue a sentarse a su lado, sin pedir permiso, sin respetar su espacio personal.
-Teppei… ¿podemos hablar? – Kiyoshi se encogió de hombros totalmente desinteresado en lo que le fuera a decir el ojiverde.
-perdón por haberte atacado así la otra vez… es que… te vi y… no me pude contener…-
Kiyoshi ya ni recordaba a lo que se estaba refiriendo, despues hizo memoria y nuevamente, se encogió de hombros, quitándole peso al asunto.
-simplemente no lo vuelvas a hacer…-
Pese a que le acababa de decir eso, Hyuga fue y se hincó entre sus piernas como si fuera un pequeño animalito en busca de auxilio, sus mejillas sonrojadas por el frio, los ojos demasiado brillantes, aquella sensualidad que no todos conocían de él y que Hyuga rarísima vez demostraba.
-¿podemos ir a almorzar juntos? ¿Estás solo? –
Kiyoshi se removió incomodo en el asiento mirando a su ex y apartándolo de si… este, sin lugar a dudas era un buen momento para dejar las cosas bien claras.
-Hyuga… el que se fue con su amante de la mano fuiste tú… el que me dejo abierto en canal, casi muriéndome de tanta tristeza … fuiste tú… el que se desapareció por meses y que regreso con las manos en la cintura creyendo que todo volvería a ser como antes… sigues siendo tu… pero hagas lo que hagas, digas lo que digas… ya no te amo… y no me pienso enamorar de ti… no puedes venir y querer pedir una relación de mejores amigos, cuando eres un traidor… cuando tratas de destruir la poca felicidad que he logrado armar por mi cuenta propia…-
Por un par de segundos, Hyuga le miro con vergüenza en la mirada, despues le reprochó con molestia: -¿por ti solo o por Hanamiya?-
Que Hyuga mencionara al azabache, en serio, dolía.
-Makoto fue quien vino a untar mucho alcohol en la herida… la sano de manera ruda… fue el quien me obligaba a comer, a bañarme, a salir, a vestirme… fue el quien hablaba con mi jefe para mantenerle al tanto de mi estado… fue el quien fortaleció poco a poco mi corazón… y fue el mismo el que decidió dejarme… -
Hyuga pareció verdaderamente sorprendido cuando Teppei comentó aquello.
-¿terminaron?-
Teppei le respondió con una seca cabezada. –aun así no tienes oportunidad a que regresemos… ya no te amo… y solo necesito tiempo para asimilar lo mío con Hanamiya… entonces… por favor… no me busques… si me vez no me hables… necesito estar solo.-
Era extraño que Kiyoshi estuviera tan tranquilo pese a como se sentía.
El castaño se puso de pie y tomo un sendero que le llevaría directamente al edificio en el que vivía. Le dolía la cabeza, le ardían los ojos y necesitaba dormir…
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Hyuga continuó sentado en el parque mucho tiempo despues de que Teppei se marchara y se mantuvo rumiando sus pensamientos.
Ya casi se cumplía un año desde que él se había marchado con Riko y había destrozado su matrimonio, no había día en que no se arrepentía de eso. No de haberse ido con ella, despues de todo, amaba a Riko y los meses que había estado con ella habían sido enserio, maravillosos… fue solo cuestión de meses para que él se diera cuenta que ella seguía enamorada de su ex y que el la estaba buscando para decidir de motu proprio, dejarla ir, lo que más deseaba en la vida era la felicidad de ella… y por eso había regresado… el a su vez, seguía queriendo a Kiyoshi…
Haber lastimado de esa manera a Kiyoshi debía ser en serio, castigado con la pena máxima. Pero en ese tiempo no había pensado con la cabeza de arriba, y ahora estaba pagando las consecuencias.
Ahora que había visto a Kiyoshi tan devastado, se había dado cuenta de 3 cosas:
La primera… que Teppei en serio, ya no le amaba. Eso en un inicio había herido su ego, provocando un descomunal berrinche que hizo que actuara infantilmente contra Hanamiya, ahora, siendo honesto consigo mismo, se daba cuenta que había intentado regresar a su zona de confort, para no desbalancear sus emociones más de lo que Riko las había alterado.
La segunda… que aunque odiaba con cada célula de su cuerpo a Hanamiya, Kiyoshi lo amaba… el tonto e ingenuo borrego Kiyoshi, se había enamorado del lobo Makoto… las ironías de la vida.
La tercera… de su parte, seguía con la verdadera intención de recuperar a su mejor amigo…