Makoto abrió los ojos y parpadeo un par de veces para aclarar su vista. Aún estaba oscuro pero tenía la certeza de que era buena hora para salir de ahí y tomar un taxi.
Suspiro y giro su cuerpo para encontrarse con Teppei aun profundamente dormido, acostado de lado y usando sus manos a manera de almohada, como si fuera un jodido querubín.
Piénsalo
Teppei le había dicho que pensara sí podrían vivir juntos o no… y la verdad Hanamiya lo estaba contemplando seriamente… si estaban bien así ¿Por qué cambiar las cosas ahora? ¿Por qué ponerle una etiqueta social a una relación que iba viento en popa? ¿Por qué Teppei tenía la imperiosa necesidad de querer monopolizarle y compartir su espacio personal?
Mordió la uña de su pulgar y entonces, se dio cuenta que el parche en su mano continuaba ahí.
Nunca, nadie había hecho por él, muchas cosas que Teppei si hacia… y… lo confundía… es que… el también quería vivir con Teppei… pero… tenía miedo… lo que había dicho anoche era cierto… todas las personas tarde o temprano se cansaban de su forma de ser y terminaban haciéndolo a un lado… su madre era el ejemplo más claro de esto. Si tu propia madre no te aceptaba y te abandonaba… ¿Qué podría esperarte de un extraño?
Aun podía percibir el cálido aliento de Kiyoshi acariciándole la piel… si se concentraba lo suficiente, incluso podría jurar que sus besos y aquellas manos enormes, le habían marcado hasta el alma.
En su vida Hanamiya había sentido algo así.
Y le daba miedo.
Opto por salir de manera silenciosa de la cálida cama, vestirse en silencio y dejar el departamento antes de ver aquellos ojos castaños con la interrogante aun en ellos, tenía que pensarlo. En serio pensarlo mucho y tomar la decisión adecuada para su vida.
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Kiyoshi se llevó el bolígrafo a sus labios y despues comenzó a presionar de manera ansiosa el botón que retraía la punta del mismo. ¿Había hecho mal? ¿Había apresurado las cosas?
Torció su boca, en un gesto confuso e inconforme y entonces decidió que tenía que poner toda la atención del mundo en las indicaciones que tenía que dar y en los resultados que debía interpretar aun. Estaba en el trabajo y no podía darse el lujo de cometer un error… la vida de esos pequeños estaba en sus manos y debía dejar los asuntos personales, en casa.
Terminando la guardia, reviso su celular y justo como en los 4 días anteriores, Hanamiya no le había contestado ningún mensaje de los que le había enviado, menos aún llamado.
Al inicio le había dicho que tenía mucho trabajo, despues no contesto sus llamadas y ya lo había dejado en visto en el chat.
Lo estaba evadiendo y le estaba rechazando… a todas luces la había cagado.
Suspiro cansado… había dicho aquello sin pensar… pero en ese momento había sentido que era el indicado, si no era en ahí, entonces ¿Cuándo?
En dos días firmaría el acta de divorcio y sería un hombre soltero. ¿Y si Makoto estaba esperando justo hasta ese momento?
Hanamiya lo estaba evitando y lo más probable es que al hacer aquella petición, él solito había cavado su propia tumba.
Termino de vestirse y de acomodar el uniforme en su locker cuando una de las secretarias, entrando con demasiada confianza para su gusto en el vestidor de médicos, le aviso:
-Doctor… un caballero le busca… está en la sala de espera…-
El corazón de Kiyoshi brinco de alegría. ¡Por fin! A lo mejor Makoto lo único que quería era pensarlo detenidamente y ahora que lo había hecho, venía a darle su respuesta.
Agradeciéndole a la asistente, terminó de acomodar su saco y camino con un poquito –mentira, era mucha- de emoción hacia la sala de espera, si Makoto le decía que no, le ofrecería continuar como estaban, por el no habría problema.
En la sala de espera no estaba el azabache… era Hyuga.
Toda la emoción que había sentido durante todo el trayecto se evaporó. Verlo ahí fue un poco incómodo para él, pero nunca podría comportarse de manera grosera con nadie.
Hyuga agacho la mirada con gesto tímido, mordiéndose el labio con ansiedad y temor, estrujándose las manos.
-Teppei… me dijo tu asistente que terminaste guardia… ¿podemos hablar? ¿Estas ocupado?-
Pues… Teppei no tenía nada que hacer y tampoco quería hablar con Hyuga, pero sabía que tarde o temprano tendrían que hacerlo.
Al mal paso darle prisa… tenía que cerrar aquel ciclo de manera definitiva para poder avanzar.
-no lo estoy… vamos… podemos hablar en la cafetería que está cruzando la calle…-
El cuerpo siempre tendría memoria… aquello era algo comprobado científicamente.
Y Teppei se regañó a si mismo interiormente, cuando tomo el brazo de Hyuga para guiarle a la salida y despues le cedió el paso de manera educada abriendo la puerta…
Hyuga le miro sorprendido pero acepto la cortesía, saliendo a la calle y dejándose llevar de manera silenciosa hasta la entrada del restaurant donde Teppei volvió a abrir la puerta y cederle el paso.
Tomaron una mesa bastante lejana, afortunadamente no había mucha gente y aquello les daría la suficiente privacidad.
-¿quieres ordenar? No he comido aun…- Kiyoshi miró la carta con verdadero interés, con toda la intención del mundo de comer.
-no… gracias… solo… tomare algo, gracias…-
Que dos hombres que se conocían desde hacía más de una década, que habían compartido íntimamente muchos momentos y que estaban por divorciarse se hablaran con tanta cortesía debía ser el evento más extraño del mundo.
En cuanto Teppei pidió su comida, miro al otro con toda la disposición a escuchar.
-¿De qué quieres hablar? Te escucho…-
La suave voz de Kiyoshi pareció herir más a Hyuga… como si hubiera preferido que le gritaran en vez de que le trataran amablemente.
-yo… eh… no es por dónde empezar…-
Un par de lágrimas escurrieron por las mejillas de Hyuga y esta ocasión, Teppei si le brindo una servilleta de papel.
-pues… yo creo que por el inicio ¿no?-
Hyuga termino de secarse las lágrimas y asintió de manera nerviosa, remojándose los labios.
-lo más estúpido que podría decirte en este momento es que me disculpes… pero… es lo único que me llega a la cabeza… perdóname Teppei… sé que te lastime… sé que lo que hice fue cruel, fue desleal… que destroce tu corazón… pero… por favor Teppei… perdóname… yo… yo me deje llevar… ella… Riko estaba mal, cuando la dejo su ex, la quise acompañar para que llorara conmigo y quería confortarla, tomamos y una cosa llevo a la otra y… despues no nos pudimos detener… fue un arranque de pasión, pensé que… pensé que la amaba y que podríamos ser felices…-
-pero cuando despertaste un día te diste cuenta que lo suyo no funcionaría y de pronto viste que amabas muchísimo a Kiyoshi y ahora estas aquí… rogando su perdón para ser de nuevo una parejita feliz…-
Teppei y Hyuga voltearon a ver a un recién llegado Hanamiya, que les miraba con el cejo fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho.
La aversión que había entre Hyuga y Hanamiya era palpable… y Teppei no dejaba de pensar que Makoto se veía terriblemente sexy así de celoso.
-¿Qué paso Hyuga? ¿Te quedaste como el perro de las dos tortas?-
O mierda… Teppei iba a tener un orgasmo nada más de ver aquellos ojos oscuros, confrontando a Hyuga y siendo sarcástico y grosero…
No es que disfrutara que humillaran a alguien, menos aún que dieran un show así en un lugar público, pero Makoto había sacado las garras y los dientes para defenderle… para marcar territorio y eso lo hacía sentir… bien incluso alagado.
-esto es un asunto de pareja Hanamiya… no te metas en esto…-
El moreno bufo, limpiándose el culo con lo que Hyuga acababa de decirle.
-el primero en meter a alguien al matrimonio fuiste tú…- contesto Teppei, poniéndose de pie y colocándose a un lado del azabache.
-estoy con el… Hanamiya y yo estamos juntos…-
El moreno rodeo la cintura del castaño y paro la nariz bien orgulloso.
Aquella parecía una pelea de gatas… y Teppei no pudo evitar sentirse mal por esto... es que… él no era alguien vengativo, menos aún le gustaba abusar de su posición. Pero una parte intima de su ser, aquella que había aprendido las malas mañas de Hanamiya, se estaba regodeando de felicidad por haberle pagado con la misma moneda a Hyuga.
-¿están… juntos…?- el rostro estupefacto de Hyuga era algo que debía ser fotografiado, enmarcado y colocado en la foto de “los más sorprendidos del año”. Hanamiya ronroneaba su triunfo mientras Teppei le miraba con una serena aceptación.
-¡es mi esposo! ¿Cómo te atreves a acostarte con alguien que es casado?-
Los pocos clientes que había en el lugar dejaron sus cucharas al aire y les miraron confundidos y curiosos. Kiyoshi se quería meter debajo de una mesa, ya de perdis, cubrirse con un mantel para que no lo vieran.
-querido… creo que te acabas de morder la lengua… ¡eres un hipócrita y doble moral!-
Hyuga miro de Makoto a Teppei con la ira plasmada en los ojos.
-¿¡le contaste!? ¿Estuviste contándole todo? ¿Cómo es posible que te acuestes con este? –Señaló a Makoto como si fuera basura - ¡habiendo todo un jodido mundo pero tenía que ser con el!- aleteo como pájaro tratando de espantar a un intruso.
Teppei se interpuso rápidamente cuando Hyuga trato de golpear a Hanamiya en el rostro. El golpe obviamente lo recibió el castaño y los otros dos exclamaron en sorpresa.
-basta los dos por favor…- el tono serio de Teppei era algo que Hyuga nunca había visto. Hanamiya si, así que guardo silencio.
-hablaremos el lunes, te veo en el juzgado…- despidiéndose de Hyuga y dejando unos billetes en la mesa, Teppei llevo consigo a Makoto, caminando con paso apresurado hasta el estacionamiento subterráneo del hospital donde ambos entraron al auto del médico.
La última vez que los dos habían estado ahí ellos… lo habían hecho, Makoto se removió un poquitito incomodo, tratando de no pensar en eso.
Prefirió enfocarse en la mejilla amoratada de Teppei.
-¿te duele mucho?- Hanamiya puso su mano fría en la piel lastimada y el castaño busco mayor contacto al sentir el alivio.
-si… Hyuga tiene la mano muy pesada…-
Makoto quería regresar y darle unos buenos jalones de cabello a ese estúpido cuatro ojos.
-me defendiste… - Teppei tenía ese tonito bobo que presagiaba mucha miel… -¿me seguiste? ¿Te pusiste celoso?- continuo interrogando el castaño y se sorprendió de ver que las mejillas de Hanamiya estaban sonrojadas y él estaba haciendo todo lo posible para no verse avergonzado.
-por supuesto que no te seguí idiota… estaba pasando por ahí y vi que tenías cara de estreñido así que supe que tenía que ayudarte…-
Teppei abrió los ojos grandotes, divertidos, esa estúpida y enorme sonrisa de siempre pareció iluminar su cara.
-gracias… la verdad no hubiera sabido que decir…-
El azabache bufo como gato.
-¿y? ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a perdonarlo?-
Los celos de Hanamiya fueron los que habían hablado… y el azabache apenas soltó aquellas palabras, se tapó la boca por preguntar tremenda idiotez.
-pues… no pensé que fuera tan pronto… pero creo que en algún momento de la vida lo tengo que perdonar… seria lo normal, antes de ser esposos éramos mejores amigos… aunque no será lo mismo, en algún futuro, nuestra amistad volverá…-
Hanamiya le miro con en serio, los ojos más enormes que Teppei hubiera visto en la historia. No había palabra que describiera el grado de sorpresa que el azabache sentía en ese momento.
-¿eres idiota? ¿Sabes que te estaba pidiendo ese bastardo?-
-¿volver a ser mi amigo? – cuestiono dudoso el castaño.
Hanamiya quería darle un buen bofetón en la mejilla contraria.
-¡quiere regresar contigo! ¡Quiere que ustedes vuelvan! –
Ahora era Teppei el que no podía dejar de verse sorprendido.
-¡no!... ¿Cómo crees?... - ¿no verdad? Aquello debía ser imposible… solo alguien inhumano destrozaría el corazón de alguien y despues pediría volver… ¿verdad?
Makoto siempre tenía una frase para este tipo de casos… “para perras…. Lobas”… el sabía qué clase de persona era Hyuga, jugaba bien sus cartas, aquellas lagrimas falsas, aquel fingido temor, arrepentimiento y tristeza, esa ira de verlos abrazados… habían abierto las puertas del infierno sin querer.
-te podría apostar el dinero de mi cheque quincenal, que Hyuga no va a ir el lunes a firmarte nada… acabamos de herir su ego… es de los que miran la astilla en el ojo ajeno pero no la viga que tienen en el suyo… empezamos una guerra… va a molestarme a mi… y en cada oportunidad que tenga va a querer meterse en tus pantalones… -
Teppei no podía visualizar a Hyuga de esa manera.
Pero había un no sé qué… que le decía, confiara en Hanamiya.
-me preguntaste si quería vivir contigo… mi respuesta es no… así como estamos estoy bien… quiero sentirme libre… quiero coger contigo en donde nos agarre la calentura… quiero divertirme, conocer gente, trabajar, no atarme a nadie y tampoco quiero ser el clavo que saca otro clavo… Teppei… estas confundido… no di tiempo a que cruzaras tu duelo… estabas vulnerable y me aproveche de eso… cuando estés estresado puedes venir a mí, siempre estaré para ti… pero cuando encuentres a alguien… cuando realmente te enamores de alguien se acaba… me dices la verdad y cada uno se va por su lado y sigue con su vida…-
Kiyoshi escucho cada palabra dicha por el moreno y se limitó a inclinarse más hacia la mano ahora cálida que acariciaba su mejilla golpeada.
-está bien… se hará así…-
Hanamiya abrió la boca en una O mayúscula.
-¿te parece bien? ¿Entendiste lo que acabo de decirte?-
-si… y está bien…-
Kiyoshi beso la delgada muñeca de aquella mano que seguía sin alejarse de su rostro y finalmente, Hanamiya se dio cuenta de que en todo momento no había dejado de acariciar al castaño.
Maldita mano traicionera.
-¿y piensas en algún momento volver con Hyuga?-
Kiyoshi se acercó hacia el moreno, obligándole a recostarse en el asiento e inclinándolo hacia atrás para mantenerse hincado entre las piernas delgadas del gato huraño.
-diciéndolo de manera vulgar… si yo fuera un perro y como algo… y lo vomito y me lo vuelvo a comer… -
-eso es asqueroso…-
-exacto… la confianza se pierde en segundos… no soy ningún perro…-
Hanamiya se dejó hacer cuando las enormes manos de Kiyoshi bajaron el zipper de su pantalón y abrieron la tela dejando bien a la vista la ropa interior negra que le gustaba usar.
-entonces ¿Hyuga es el vómito?- cuestiono juguetón… levantando la cadera para que el pantalón fuera jalado hasta abajo y quedara desnudo de la cintura hacia abajo.
-y de los que salen a proyectil y huelen feo…-
Hanamiya sonrió con burla y despues siseo de placer cuando los enormes dedos de Teppei se deslizaron por su sensible ingle.
-vamos a hacerlo ¿verdad?- Hanamiya acomodo más su cuerpo, abriendo sus piernas tanto como el estúpido carro le permitía hacerlo.
-no… estoy haciéndote una revisión de próstata…- bromeo el castaño, acariciando con gentileza los testículos suaves y el falo aun blando del azabache.
-te tomaste muy textual eso de hacerlo donde nos agarre la calentura…-
Las mejillas de Hanamiya estaban comenzando a pintarse de carmín por la excitación.
Habían sido 4 días… 4 días sin sentir una buena cogida que le dejara caminando como charro sin caballo y desmayado del orgasmo.
-¿estás en tu límite?... yo si… mira…- Makoto no logro ver nada, pero si sentirlo… Kiyoshi estaba restregando su maldita enorme erección entre sus nalgas y su pene ya no tan suave…
-¿ya viste? Esta escurriendo mucho…- Kiyoshi rara vez hablaba de manera sucia, menos aun con ese tono oscuro y sensual… pero a Hanamiya se le mojaron las bragas de tan solo escucharlo.
-pon tus piernas en mis hombros… quiero lamerte…- oh mierdaaaa… Hanamiya iba a tener un orgasmo nada mas de escuchar a Kiyoshi dándole órdenes y peor aún, anunciándole lo que iba a hacer.
Como si Hanamiya fuera un maldito contorsionista, Teppei le levanto la cadera y se inclinó un poco hacia abajo para tragárselo hasta el fondo.
Felandolo con toda la concentración del mundo, haciendo sonidos de chupeteo tan fuertes, que Hanamiya temía que alguien les escuchara… la cosa empeoro cuando comenzó a lamer sus testículos congestionados, delineando con la lengua cada esfera, mordiendo con suavidad el escroto, provocando que gimiera como (en serio) una puta.*
Los ojos de Kiyoshi le miraban con intensidad… el cabron le tenía con la cadera prácticamente al aire y estaba con la cara enterrada en su culo y sus pelotas y tenía la osadía de verle detalladamente.
-te gusta que te laman… y también estas ansioso… ¿te tocaste? ¿Estos días te tocaste? Yo no pude… no se me paro… pero mira…-
El azabache había sido gentilmente acomodado nuevamente en el asiento, con las piernas separadas y el culo bien abierto.
-me tienes duro… cuando entraste y soltaste los primeros arañazos me puse duro… te veías tan jodidamente sexy… con la bata también eres sexy…-
Hanamiya apretó los dientes y se tapó la boca cuando Teppei se enterró en el.
Lo había extrañado.
Había extrañado a este hombre, su peso, su olor, su voz, sus caricias, su maldito enorme pene enterrado en su culo, todo…
-muévete más… -
Kiyoshi lo hizo, aunque el espacio era chiquito, aunque casi no podía salir del cuerpo que le tenía bien apretado… se movió contra él, besándolo, aceptándole tal cual, marcando su piel, llenándose de su aroma.